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Donación de ovocitos



La donación de ovocitos u ovodonación es el proceso por el que una mujer dona óvulos con el propósito de usarlos en alguna técnica de reproducción asistida o para investigación biomédica.

En España, la donación de óvulos es un procedimiento regulado desde 1988 que indica que debe realizarse de manera voluntaria, altruista y anónima.[1]​ Las donantes de ovocitos deben tener entre 18 y 35 años de edad[2]​ y son sometidas a estudios cuidadosos para destacar enfermedades, infecciones y trastornos genéticos. Actualmente los ciclos de reproducción asistida en España se llevan a cabo con un 70-80% de gametos propios de la pareja que se va a someter al tratamiento, y un 20-30% de gametos donados por personas ajenas a los receptores.[cita requerida]

El proceso busca llevar a cabo una fecundación, que se lleva a cabo en un laboratorio de reproducción asistida, en la que el gameto femenino es aportado por una mujer que recibirá el embrión resultante. Para que esto sea posible, los ciclos ováricos de la donante y la receptora deben estar sincronizados. La receptora precisa recibir un tratamiento que prepare el recubrimiento uterino para recibir un embrión. Se ha de desarrollar una mucosa endometrial capaz de implantar los embriones y permitir su desarrollo. Esto se consigue mediante la administración de estrógenos y progesterona. En las pacientes que presentan una función ovárica normal es aconsejable administrar un análogo de la GnRH, que permite controlar los ciclos evitando la posible interferencia de las hormonas endógenas. La donante recibe una inducción del desarrollo folicular y recogida de óvulos según los protocolos habituales.

Una vez que se han obtenido los ovocitos de las donantes, se realiza una u otra técnica de reproducción asistida, dependiendo de las características seminales. Puede suceder que los óvulos restantes de un proceso de donación de ovocitos sean vitrificados para un uso posterior. Los resultados de la utilización de óvulos vitrificados son idénticos a los óvulos utilizados en fresco.[cita requerida] Está indicado en mujeres de mayor edad que presenten fallo ovárico primario o precoz u ovarios inaccesibles, con menopausia prematura o quirúrgica, que sean portadoras de una alteración genética, repetidos ciclos fallidos de fecundación in vitro (FIV) o hayan presentado pérdidas de embarazos inexplicadas y repetidas (aborto de repetición).[3]

Durante este proceso la donante puede notar síntomas similares a los del proceso de menstruación. También, aunque es muy poco frecuente debido a que la medicación que se le administra a la donante es más suave de lo habitual, existe el riesgo de sufrir Síndrome de Hiperestimulación Ovárica (SHO): dolores de cabeza intensos, vómitos, diarrea y dolor abdominal agudo.[4]

El duelo genético es un proceso de incertidumbre, dolor o tristeza por el que pasa un hombre o una mujer al conocer que no va a ser capaz de tener sus propios hijos genéticos y trasmitir su carga genética (ADN). Este proceso es bastante desconocido en general, pero normalmente casi todos los padres que recurren a la ovodonación suelen pasar por él. Hay que recalcar que una madre receptora no será madre genética, pero sí biológica al haber gestado el embrión en su cuerpo. En la mayoría de los casos la mujer que desea ser madre, podrá escoger a la mujer que será la madre biológica, es decir puede elegir desde los características físicas hasta su genética.

Toda mujer que sea donante de ovocitos debe gozar de buena genética, pues será la madre biológica del niño y puede heredarle enfermedades patológicas graves.

Los psicólogos recomiendan hablar relajadamente y sin prisas sobre el tema, en especial con la pareja. Los especialistas también destacan que el objetivo es tener un hijo y disfrutar de él, por lo que cuestiones de aspecto físico deberían quedar relegadas a un segundo plano.

La donación de ovocitos u ovodonación, por motivos de infertilidad, puede afectar al ámbito personal de la pareja, así como a su relación, por el sufrimiento que conlleva el duelo genético. Por ello, es necesario el análisis de la situación, tanto de forma individual como conjunta a través del diálogo, para llegar a tomar una decisión en la que ambos estén de acuerdo. Se recomienda para este proceso el apoyo de expertos, no solo clínicos, sino psicólogos que ayuden a superar el impacto que esta situación produce para tomar la decisión con el conocimiento de otras alternativas igual de válidas que la ovodonación, como la adopción o la posibilidad de permanecer como una pareja sin descendencia.

La pareja tendrá que asumir que la imposibilidad de concebir un hijo de la forma tradicional no es un problema de la mujer, sino que tienen que afrontar la situación como un conjunto; la pareja, en su conjunto, es infértil. Este punto de vista es de vital importancia porque una de las reacciones más frecuentes es el sentimiento de culpa que experimenta la mujer al no poder ser madre, con lo que además de lidiar con su duelo genético presenta una preocupación por no poder darle a su pareja el hijo de desea.[5]

El hecho de que en la donación de ovocitos u ovodonación se use el esperma de la pareja provoca una conexión genética hacia uno de los progenitores que no comparte el otro. Esto puede producir un conflicto en la formación de la familia y en el rol maternal que tomaría la mujer en el futuro, así como en la actitud que pueda tener el hijo en futuro.[6]

Legislación La Ley de Reproducción Asistida entró en vigor el 28 de mayo de 2006 («BOE» núm. 126, de 27/05/2006.). En ella se recoge todo lo referente a las donaciones de ovocitos en nuestro país. Esta modificación de la ley previa (Ley 45/2003) dispone, entre otros muchos aspectos, lo siguiente, siento lo más relevante:

Mencionar que para ser donante, la mujer deberá ser menor de 35 años. Además de no tener ninguna enfermedad hereditaria. También, se tiene en cuenta que no haya tenido abortos repetitivos previamente, buena salud ginecológica y buena regulación y reserva ovárica. Otros factores son hábitos saludables y no tener tatuajes o perforaciones corporales hechos en los últimos 6 meses.

Por todo ello la donación óvulos está bien legislada, así como puede observarse en la presente Ley.

Para que una mujer pueda recibir los óvulos de otra mujer estas deben tener características muy similares. Tanto biológicas como el mismo tipo de sangre según la clasificación ABO, el mismo tipo de Rh, como física o externas, como la raza, el tipo de piel, la altura, el IMC, el color de ojos o de pelo, características físicas destacables... Esto se tiene en cuenta cuando la receptora es una mujer soltera.[7][cita requerida] Cuando la mujer receptora que se somete al tratamiento tiene pareja con la que compartirá al futuro bebé, las características de la donadora pueden coincidir tanto con las características de la receptora como con las de su pareja. El objetivo final es que el futuro bebé se parezca a sus padres.[cita requerida]

Cuando una mujer dona óvulos estos deberían estar vitrificados durante 6 meses antes de fecundarlos y transferirlos a la receptora. Esto es debido a que el periodo ventana del VIH es de aproximadamente 6 meses y durante este tiempo puede que la mujer donadora padezca la enfermedad pero que no sea capaz de detectarse.

Esta vitrificación durante 6 meses todavía no es obligatoria en España, ya que la técnica de vitrificación está actualmente en desarrollo y no podrá ser obligatorio hasta que todas las clínicas de reproducción asistida tengan la técnica a punto. En el caso de la donación de espermatozoides, sí que es obligatorio actualmente la congelación durante 6 meses.[cita requerida]

El primer paso suele ser el de hacer una entrevista personal para conocer el estado emocional de las donantes. También se deben hacer chequeos médicos para conocer la condición de la salud de la donante. En este chequeo se analizará el hemograma, los hematrocritos, el grupo sanguíneo y diversos factores de coagulación. Además, se completa un detallado análisis de distintos positivos como el VIH, el VDRL, la Hepatitis C, etc.[8]

Tras estos chequeos y con la conformidad de ambas partes se deberán firmar unos documentos en los que la donante niegue todo derecho a la maternidad de los hijos que provengan de la donación.[9]

Una vez que se encuentre a la receptora, la donante empezará tras el tercer día de su regla a introducirse hormonas de origen recombinante o urinario. El objetivo durante 8 o 10 días es el de aumentar la producción de óvulos. Esto se realizará mediante inyecciones aplicadas por la propia donante. La clínica monitorizará el tamaño y dureza de los óvulos mediante ecografías y analíticas.

Cuando los análisis confirmen que los óvulos están en el estado deseado, la donante se deberá aplicar un último pinchazo para terminar la maduración de los óvulos. El objetivo del tratamiento es el de endurecer los óvulos para poder extraerlos más fácilmente.

La intervención para extraer los óvulos se suele hacer mediante sedación y no debe durar más de 15 minutos. Desde el día de la extracción hasta la siguiente menstruación la donante estará monitorizada por posibles efectos secundarios.

Existen ciertas ventajas para esta técnica de fertilidad frente a otras. Entre ellas pueden destacar:

La donación convencional se basa en una estimulación ovárica controlada (COS) que permite incrementar el número de ovocitos disponibles y destinados a preservación. Debido a que se trata de un proceso que añade riesgos adicionales a las mujeres que se someten, se ha desarrollado una fuente alternativa y potente de obtención de ovocitos: ovocitos inmaduros procedentes tanto de mujeres embarazadas como no embarazadas que maduran in vitro (IVM, por sus siglas en inglés).

En humanos, la selección del folículo dominante ocurre en torno al día 5 del ciclo menstrual, de manera que el elegido continúa su desarrollo mientras que, por el contrario, los no seleccionados mueren por atresia. A pesar de que las células de la granulosa de estos últimos degeneran, los ovocitos que permanecen en el interior son viables hasta una semana después de que ocurra la selección folicular, y tienen capacidad para convertirse en blastocistos de gran calidad después de la IVM y la fecundación.

El procedimiento de recolección de ovocitos inmaduros añade menos de diez minutos al tiempo normal establecido para la operación, ya sea cesárea o cirugía ginecológica dependiendo de la mujer (mioma uterino, endometriosis, quistes...), y los riesgos para las donantes son mínimos (se realiza cuando la paciente está bajo los efectos de la anestesia general).

Las ventajas que ofrece esta aproximación son:



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