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Dreadnought



Los dreadnought, también llamados acorazados monocalibre, fueron el tipo predominante de acorazado durante el siglo XX. El primero de este tipo, el HMS Dreadnought de la Marina Real británica causó tal conmoción cuando entró en servicio en 1906, que los acorazados que entraron en servicio posteriormente basados en su diseño monocalibre fueron clasificados genéricamente como dreadnoughts, mientras que los diseños previos fueron denominados pre-dreadnoughts. Su diseño tenía dos características revolucionarias: un armamento pesado de calibre único y propulsión mediante turbinas de vapor. La llegada de este tipo de naves reavivó la carrera armamentística, principalmente entre el Reino Unido y el Imperio Alemán, pero con repercusión mundial, dado que este nuevo tipo de buque de guerra pasó a ser un símbolo crucial del poderío nacional.

El concepto de un buque monocalibre estuvo en desarrollo durante varios años previamente a la construcción del HMS Dreadnought. La Armada Imperial Japonesa inició trabajos en un acorazado de este tipo en 1904, pero el buque fue finalizado como un pre-dreadnought. El desarrollo técnico progresó rápidamente, y posteriores diseños incrementaron rápidamente el tamaño e hicieron uso de mejoras en armamento, blindaje y propulsión. En apenas diez años, otros acorazados dejaron anticuado al mismo HMS Dreadnought. Estos buques fueron denominados super-dreadnoughts. Muchos de los dreadnoughts fueron desguazados tras la Primera Guerra Mundial bajo los términos del Tratado Naval de Washington, pero varios de los más modernos super-dreadnought continuaron en servicio hasta llegar a combatir en la Segunda Guerra Mundial.

Pese a que la construcción de dreadnoughts consumió gran cantidad de recursos en los primeros años del siglo XX, tan sólo hubo un encuentro entre flotas equipadas con este tipo de acorazado. Durante la batalla de Jutlandia, la Marina Real Británica y la Marina Imperial Alemana se enfrentaron sin un resultado decisivo. El mismo término dreadnought (literalmente, no teme nada, o impávido, en el idioma inglés) empezó a entrar en desuso tras la Primera Guerra Mundial, especialmente tras la firma del Tratado Naval de Washington, ya que para ese momento todos los acorazados existentes compartían las mismas características, que asimismo tenían los cruceros de batalla, el otro tipo de buque resultante de la revolución dreadnought.[1]

El característico armamento pesado monocalibre de los dreadnought fue desarrollado en los primeros años del siglo XX, cuando cada Armada importante buscaba incrementar la potencia de fuego y alcance de sus acorazados. La mayoría de los pre-dreadnought contaban con un armamento principal de cuatro piezas de 305 mm, con una armamento secundario de entre seis y dieciocho cañones de fuego rápido con calibres comprendidos entre los 120 y los 190 mm, complementados con piezas menores. Algunos diseños tenían una batería intermedia de 203 mm. Hacia 1903, en varios países circulaban propuestas formales acerca del armamento monocalibre.[2]

Los diseños monocalibre se iniciaron casi simultáneamente en tres países. La Armada Imperial Japonesa autorizó en 1904 la construcción del Satsuma, cuyo diseño contaba con doce cañones de 305 mm, siendo iniciado en mayo de 1905.[3]​ La Armada Real Británica inició el diseño del HMS Dreadnought en enero de 1905, siendo iniciado en octubre de ese mismo año.[4]​ La Armada de los Estados Unidos consiguió autorización para el USS Michigan, armado con ocho piezas de 305 mm, en marzo de 1905[4]​ iniciándose su construcción en diciembre de 1906.[5]

La transición al armamento monocalibre fue adoptada debido a las ventajas que el armamento pesado ofrecía tanto en potencia como en control de fuego. Los nuevos cañones de 305 mm eran capaces de provocar más daños y tenían mayor alcance que las piezas de 254 o 234 mm.[6]​ Varios historiadores citan también ventajas en el control de tiro. A largas distancias, las piezas eran apuntadas observando las columnas de agua que levantaban los proyectiles al impactar contra el mar. En el caso de abrir fuego con piezas de varios calibres, no se podía discriminar el origen del disparo, aunque la importancia este punto está aún debatida.[7]

En las batallas navales de la década de 1890, el arma decisiva fue el cañón de calibre medio, usualmente de 152 mm, capaz de realizar fuego rápido a una distancia relativamente corta, ya que la artillería naval era demasiado imprecisa a largas distancias.[A 1]​ A estas distancias, los cañones ligeros son muy precisos, y su alta cadencia de fuego permite alcanzar al objetivo repetidamente. En la batalla del río Yalu en 1894, los japoneses, que resultaron victoriosos, no abrieron fuego hasta que los objetivos chinos se encontraron a 3.9 km, teniendo lugar la mayor parte del combate a tan sólo 2000 m de distancia.[8]

En los primeros años de la década de 1900, los almirantes británicos y estadounidenses preveían que los futuros acorazados entrasen en combate a mayores distancias, a medida que el alcance de los torpedos se fuese incrementando.[9]​ En 1903, la Armada de los Estados Unidos ordenó el diseño de un torpedo efectivo a 4000 yardas (3658 m),[10]​ con lo que la conclusión de los almirantes fue que era necesario entrar en combate a una distancia mayor.[10][11]​ En 1900, el almirante John «Jackie» Fisher, al mando de la Flota del Mediterráneo de la Marina Real Británica, ordenó unos ejercicios de tiro con piezas de 152 mm a una distancia de 5500 m.[11]​ En 1904, la estadounidense Escuela de Guerra Naval (Naval War College) estuvo considerando cómo podían afectar a las tácticas de los acorazados el empleo de torpedos con un alcance de entre 6400 y 7300 m.[10]

El alcance de los cañones de pequeño y medio calibre estaba limitado, y su precisión bajaba en gran medida a medida que se incrementaba la distancia al objetivo.[A 2]​ A largas distancias, la ventaja de una cadencia de tiro elevada también disminuía. Un disparo certero dependía de la observación del impacto en el agua de la salva previa, lo que limitaba la cantidad de disparos a realizar, es decir, no se podía disparar nuevamente hasta comprobar dónde había impactado el último proyectil.[2]

En los primeros años del siglo XX, el alcance efectivo de la artillería pesada se incrementó. Esto fue demostrado durante ejercicios de tiro en 1904, y confirmado en combate durante la batalla de Tsushima en 1905.[A 3]

Una forma de hacer acorazados más poderosos consistió en reducir el armamento secundario y sustituirlo por piezas suplementarias de artillería pesada, usualmente de 234 o 254 mm. Estos buques fueron descritos originalmente como buques con artillería pesada de calibre mixto, y posteriormente denominados semi-dreadnoughts, comprendiendo las clases británicas Lord Nelson y King Edward VII, la francesa clase Danton y el primer miembro de la japonesa Clase Satsuma.[12]​ El proceso de diseño de estos buques incluyó discusiones acerca de una alternativa monocalibre.[13]

El número de junio de 1902 de Proceedings of the US Naval Institute contenía comentarios del profesor P.R Alger, experto en artillería de la Armada estadounidense, proponiendo una batería principal de ocho cañones de 305 mm en torretas dobles.[14]​ En mayo de 1902, la Oficina de Construcción y Reparación (Bureau of Construction and Repair) propuso un diseño de acorazado con doce cañones de 254 mm en torretas dobles, dos en cada extremo y cuatro en cada banda.[14]​ El capitán de corbeta H. C. Poundstone envió un documento al presidente Theodore Roosevelt en diciembre de 1902 solicitando mayores acorazados. En un apéndice, Poundstone sugería que un mayor número de cañones de 280 mm y 229 mm era preferible a una combinación menor de cañones de 305 mm y 229 mm.[2]​ El Naval War College y el Bureau of Construction and Repair desarrollaron estas ideas en estudios llevados a cabo entre 1903 y 1905. Simulaciones militares iniciadas en julio de 1903 mostraron que un acorazado armado con doce cañones de 305 mm o de 280 mm dispuestos hexagonalmente sería equivalente a tres o más acorazados convencionales.[15]

En la Marina Real Británica estaba ocurriendo lo mismo. En 1902-1903 ya había circulado un diseño con un poderoso armamento pesado de dos calibres, compuesto de cuatro piezas de 305 mm y doce de 234 mm.[16]​ Sin embargo, el Almirantazgo decidió construir en su lugar tres nuevos Clase King Edward VII, equipados con una combinación de cañones de 305, 234 y 152 mm, durante el programa de construcción naval del bienio 1903-1904.[17]​ El concepto fue nuevamente tenido en consideración en el programa de 1904-1905, con la Clase Lord Nelson. Restricciones en envergadura y manga conllevaron la reducción de las piezas centrales de 234 mm, pasando a ser instaladas torretas con una única pieza en lugar de dobles, con lo que armamento pasó a ser de cuatro piezas de 305 mm, diez de 234 y ninguna de 152 mm. El constructor de este diseño, J.H. Narbeth, ofreció una alternativa con un armamento de doce piezas de 305 mm, aunque el Almirantazgo no estaba preparado para aceptarlo.[18]​ La decisión de mantener calibres mixtos fue parcialmente tomada por la urgencia de construir buques rápidamente debido a la tensa situación provocada por la Guerra Ruso-Japonesa.[19]

La sustitución de los cañones de 6 pulgadas (152,4 mm) y 8 pulgadas (203,2 mm) por otros de 9,2 pulgadas (233,7 mm) y 10 pulgadas (254 mm) incrementó la potencia de fuego de los acorazados, especialmente a largas distancias. Sin embargo, un armamento pesado uniforme ofrecía otras ventajas, siendo una de ellas la simplicidad logística. Cuando los Estados Unidos estaban considerando el empleo de calibres mixtos para la Clase South Carolina, William Sims y Homer Poundstone remarcaron las ventajas de la homogeneidad en términos de reaprovisionamiento de munición y transferencia de servidores de piezas dañadas para sustituir a artilleros heridos de piezas funcionales.[20]

Un calibre uniforme en los cañones implica una racionalización de la dirección de tiro. Los diseñadores del Dreadnought prefirieron un diseño monocalibre debido a que sólo sería necesario realizar una única serie de cálculos para el ajuste del alcance del disparo.[A 4]​ Algunos historiadores actuales mantienen que un calibre uniforme es particularmente importante debido al riesgo de confusión entre impactos en el agua de 12 pulgadas (304,8 mm) y de calibres menores, haciendo complicada la estimación de la distancia. De todos modos, este punto de vista es controvertido, ya que el control de tiro en 1905 no estaba lo suficientemente avanzado para usar la técnica de fuego en salva en la que esta confusión podía ser importante[21]​ y la confusión entre diferentes columnas de agua por impacto de proyectiles no parecía preocupar a quienes estaban trabajando en diseños monocalibre.[A 5]

Pese a ello, la posibilidad de enfrentamientos a mayores distancias fue importante a la hora de decidir que los cañones más pesados debían convertirse en estándar, los de 12 pulgadas (304,8 mm) mejor que los de 10 pulgadas (254 mm).[A 6]​ Además, los nuevos diseños de 305 mm tenían una cadencia de fuego considerablemente alta, eliminando la ventaja de la que hasta entonces disfrutaban las piezas de menor calibre. En 1895, un cañón de 305 mm podía disparar una vez cada cuatro minutos, pero en 1902 lo habitual era hacerlo dos veces por minuto.[22]​ En octubre de 1903, el arquitecto naval Vittorio Cuniberti publicó un artículo en Jane's Fighting Ships titulado «An Ideal Battleship for the British Navy» (Un acorazado ideal para la Armada Británica), que abogaba por un buque de 17 000 t con un armamento principal de doce cañones de 305 mm, con un blindaje del mismo espesor y con una velocidad de 24 nudos (44 km/h).[23]​ La idea de Cuniberti, que ya había propuesto a la Armada de su propio país, la Regia Marina, era hacer uso de la alta cadencia de fuego de los nuevos cañones de 305 mm para producir un fuego rápido, constante y devastador en lugar del granizo de fuego de las piezas más ligeras.[24]​ Algo similar subyacía en la aproximación de los japoneses a los calibres pesados. En Tsushima, los proyectiles japoneses contenían una proporción de explosivo de alto poder superior a lo habitual, y sus espoletas estaban ajustadas para estallar al contacto, provocando incendios en lugar de penetrar en el blindaje.[25]​ La incrementada cadencia de fuego puso los fundamentos para los futuros avances en los sistemas de control de tiro.[22]

En Japón, los dos acorazados del Programa 1903-1904 fueron los primeros del mundo en ser puestos en grada como buques monocalibre, con ocho cañones de 305 mm. Sin embargo, el blindaje de su diseño fue considerado demasiado ligero, requiriendo un considerable rediseño.[26]​ Las presiones financieras de la Guerra Ruso-Japonesa y lo limitado del suministro de cañones de 305 mm, que debían ser importados del Reino Unido, conllevaron que estos buques fueran completados con una mezcla de cañones de 305 y 254 mm. El diseño original también mantuvo unos tradicionales motores de vapor de triple expansión, en lugar de las turbinas de vapor del Dreadnought.[27]

La llegada de los dreadnought al Reino Unido tuvo lugar en octubre de 1905. El nuevo Primer Lord del Mar, Jackie Fisher llevaba tiempo abogando por las nuevas tecnologías en la Marina Real Británica, y había sido recientemente convencido por el concepto del acorazado monocalibre.[A 7]​ Fisher es frecuentemente acreditado como el creador de los dreadnoughts y el padre de gran flota de este tipo de naves del Reino Unido, una idea que él mismo contribuyó a reforzar. Sin embargo, se ha sugerido que el principal interés de Fisher era el desarrollo de cruceros de batalla, y no de acorazados.[28]

Poco después de tomar posesión de su cargo, Fisher organizó un comité para considerar el diseño de los futuros acorazados y cruceros acorazados.[4]​ La primera tarea del comité fue considerar un nuevo acorazado. Las especificaciones para el nuevo buque eran una batería principal de 305 mm y cañones antitorpederos, sin calibres intermedios, así como una velocidad de 21 nudos, dos o tres nudos superior a la de los acorazados existentes.[29]​ Los diseños iniciales incluían 12 cañones de 305 mm, aunque dificultades para ubicar las piezas forzó la sugerencia del director del proyecto a un retorno a la configuración de cuatro cañones de 305 mm complementados con dieciséis o dieciocho piezas de 9,2 pulgadas (233,7 mm). Tras un completo análisis de los informes redactados tras la batalla de Tsushima por el oficial William Christopher Pakenham, el comité escogió una batería principal de diez cañones de 305 mm junto a veintidós piezas de 76 mm como armamento secundario.[29]​ También se decidió emplear turbinas de vapor como planta motriz, algo sin precedentes en un gran buque de guerra. La mayor eficiencia de las turbinas significaba que la velocidad de 21 nudos podía ser lograda con un buque más pequeño y barato que si se emplease un motor alternativo.[30]​ La construcción del HMS Dreadnought se llevó a cabo a una velocidad destacable. La quilla fue puesta en grada el 2 de octubre de 1905, fue botado el 10 de febrero de 1906, y la construcción se completó el 3 de octubre de 1906, en una clara muestra del poderío industrial británico.[4]​ Los primeros dreadnoughts estadounidenses, fueron los dos acorazados de la clase South Carolina. Los planos de detalle para estos buques, fueron realizados entre julio y noviembre de 1905, y aprobados por el departamento de construcción el 23 de noviembre de 1905.[31]​ Sin embargo, la construcción fue lenta, las especificaciones para los ofertantes, se publicaron el 21 de marzo de 1906 y los contratos, se firmaron el 21 de julio de 1906.[32]​ Los dos buques, fueron puestos en funcionamiento en diciembre de 1906, tras la terminación del Dreadnought.[33]

Los diseñadores de los dreadnoughts buscaron proporcionar toda la protección, velocidad y potencia de fuego posible en un barco de un tamaño y coste realistas. La marca distintiva de los buques era su armamento compuesto únicamente por cañones de gran calibre, pero también se distinguían por tener un grueso blindaje, concentrado fundamentalmente en un cinturón acorazado a la altura de la línea de flotación y en una o más cubiertas blindadas. Adicionalmente, el armamento secundario, control de fuego, equipamiento de mando y protección contra torpedos también tuvo que ser metido en el interior del casco.[34]

La consecuencia inevitable de la demanda de velocidades, potencia de fuego y protección, significó que el desplazamiento y coste de los buques tendiese a incrementarse. El Tratado naval de Washington de 1922 limitó a 35 000 toneladas el desplazamiento de los buques capitales. En los años siguientes se encargó la fabricación de numerosos barcos que se ajustaban a los límites del tratado. Sin embargo, la decisión de Japón de abandonar el tratado en la década de 1930 y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial hicieron irrelevantes las limitaciones.[35]

Los Dreadnought montaban una batería principal uniforme de cañones de gran calibre; el número, tamaño y distribución difería según cada diseño. El Dreadnought mismo, montaba diez cañones de 12 pulgadas (304,8 mm). Los cañones de doce pulgadas habían sido el estándar para la mayoría de buques en la era pre-dreadnought y esto continuó siendo así en los primeros acorazados dreadnought. La marina imperial alemana era una excepción, usando cañones de 280 mm en su primera clase de dreadnought, la Clase Nassau.[36]

Los dreadnought también tenían instaladas armas ligeras, muchos de los primeros dreadnought montaban armamento muy ligero destinado a atacar las lanchas torpederas enemigas. Sin embargo, el calibre de las armas más ligeras tendió a incrementarse, a medida que el alcance de los torpedos y la resistencia de los destructores (que también lanzaban torpedos) aumentó. Desde el fin de la Primera Guerra Mundial, los buques debían montar además armamento antiaéreo, compuesto por un gran número de armas ligeras.[37]

Los dreadnought frecuentemente disponían también de tubos lanzatorpedos. En teoría, una línea de acorazados equipados con torpedos podrían lanzar una devastadora andanada sobre una línea de buques enemigos que navegase en paralelo; pero en la práctica, pocos torpedos lanzados desde acorazados impactaron en el enemigo, existiendo además el riesgo de que el fuego enemigo hiciese explotar los torpedos almacenados en cubierta, constituyendo un grave riesgo para la supervivencia del buque.[38]

La eficacia de los cañones dependían en parte de la forma en la que estuviesen dispuestas las torretas. el Dreadnought, y los buques británicos que le siguieron, montaban cinco torretas: dos a proa y una en popa, situadas en la línea de crujía del barco y otras dos, una en cada borda, a la altura de la superestructura. Esta disposición permitía el disparo de tres torretas hacia delante o de cuatro hacia un lado del barco. Los Dreadnought alemanes como el SMS Nassau y los buques de la Clase Helgoland adoptaron una disposición 'hexagonal' con una torreta a popa, otra a proa y dos a cada lado de la superestructura; esto permitía el montaje de más cañones, pero el mismo número de cañones podían disparar hacia delante o de costado que en el Dreadnought.[39]

Los diseñadores de dreadnought experimentaron con diferentes disposiciones de los cañones. El buque británico HMS Neptune colocó en diferente altura las torretas de las bandas, de modo que todos los cañones pudiesen disparar hacia un lado del barco, una característica también presente en, los buques alemanes de la Clase Kaiser. Sin embargo, con esta disposición, se podían causar daños en las partes del barco que se encontraban bajo los cañones que disparaban, además sometía a fuertes tensiones a la estructura del barco.[40]

Si todas las torretas estaban en la línea de crujía del barco, las tensiones estructurales eran relativamente bajas. Esta disposición permitía además que toda la batería principal disparase hacia un costado del barco, aunque no todas lo pudiesen hacer en la dirección de la marcha del buque. Esto también implicaba que el casco fuese más largo, lo que significaba un desafío para los diseñadores; un barco más largo requeriría dedicar más tonelaje al blindaje para obtener la misma protección; y los sistemas de carga de los cañones interferían con la distribución de calderas de vapor y máquinas.[41]​ por estas razones al HMS Agincourt, que montaba un número récord de 14 cañones de doce pulgadas, no se lo consideró un éxito.[42]

Una disposición escalonada implicaba superponer una o dos torretas para que los cañones pudiesen hacer fuego hacia delante a la vez. Aunque la Armada de Estados Unidos incluyó esta característica en sus primeros dreadnought Clase South Carolina en 1906, las de otros países tardaron más en hacerlo por cuestiones de diseño (la Royal Navy la adoptó en la Clase Orion en 1910). La principal preocupación residía en comprobar hasta que punto el fogonazo del disparo de los cañones que se encontraban por encima podía dañar la torreta inferior. Al levantar las torretas también se alzaba el centro de gravedad del barco. Sin embargo, esta distribución era la que ofrecía más potencia de fuego con un mismo número de cañones.[40]​ Ya en la Segunda Guerra Mundial, la disposicíon era un estándar.

Inicialmente, todos los dreadnought tenían dos cañones en cada torreta. Sin embargo, como parte de la solución al problema de la distribución de las torretas, se colocaron tres, o incluso cuatro cañones por torreta. Menos torretas significaba que el barco podía ser más corto o que podía dedicar más espacio a maquinaria. Por otro lado, significaba que en el caso de que un proyectil enemigo dañase una torreta, una mayor proporción del armamento principal quedaría fuera de servicio. El riesgo de interferencia entre los cañones de una misma torreta debido a las ondas de choque producidas en el interior del ánima reducía un tanto la cadencia de tiro. El primer país en adoptar la torreta triple fue Italia en el Dante Alighieri, seguido por Rusia con la Clase Gangut,[43]​ la clase austrohúngara Clase Tegetthoff, y la estadounidense Clase Nevada. La marina real británica no adoptó la torreta triple hasta pasada la Primera Guerra Mundial, con la Clase Nelson. Algunos diseños posteriores utilizaron torretas cuádruples, incluyendo la clase King George V inglesa y la Clase Richelieu francesa.

En vez de alojar más cañones a bordo, resultaba más factible incrementar la capacidad de fuego de cada cañón. Esto pudo ser conseguido incrementando el calibre de cada cañón y por lo tanto el peso del proyectil, o alargando la caña del cañón, incrementando la velocidad de salida. Cualquiera de las dos opciones proporcionaban la oportunidad de aumentar el alcance y capacidad de penetración.[44]

Ambos métodos de incrementar la potencia ofrecían ventajas y desventajas, en general, mayor velocidad de salida significaba un mayor desgaste del ánima con cada disparo. A medida que se disparaban proyectiles con un cañón, se desgastaba el interior de los cañones, perdiendo precisión y eventualmente necesitando ser reemplazados. Llegado un momento, esto comenzó a ser problemático; la Armada estadounidense consideró seriamente dejar de hacer prácticas de tiro con los cañones más pesados en 1910 debido al desgaste de sus ánimas.[45]​ Las desventajas de los cañones más pesados eran dobles: primero, estos y sus torretas eran mucho más pesados; y segundo, proyectiles más pesados y lentos necesitaban ser disparados con mayor ángulo para el mismo alcance, lo que afectaba al diseño de las torretas. Sin embargo, la gran ventaja de incrementar el calibre era que los proyectiles más pesados se veían menos afectados por la resistencia que opone el aire, y por lo tanto retienen más capacidad de penetración a grandes distancias.[46]

Las diferentes armadas enfocaron la decisión del calibre de diferentes formas. Por ejemplo, la marina alemana, generalmente utilizaba un calibre más pequeño que el de los buques equivalentes británicos por ejemplo, el calibre 12 pulgadas (304,8 mm), cuando el estándar británico era 13,5 pulgadas (342,9 mm). Sin embargo, debido a que la metalurgia alemana era superior, el cañón alemán de 12 pulgadas era superior al británico del mismo calibre, en términos de peso del proyectil y de velocidad de salida; y porque los cañones alemanes eran más ligeros que los de 13.5 pulgadas de sus rivales ingleses, permitiendo a los barcos alemanes dedicar más peso a blindaje.[46]

En general, sin embargo, el calibre de los cañones tendió a incrementarse. En la Marina Real Inglesa la clase Orion, lanzada en 1910 tenía instalados diez cañones de 13.5 pulgadas, todos en la línea de crujía; La Clase Queen Elizabeth, de 1913 utilizaba ocho cañones de 15 pulgadas (381 mm). En todas las armadas, el calibre de los cañones se incrementó y el número de cañones en cada barco tendió a reducirse para compensar. El menor número de cañones hizo que la cuestión de la distribución dejase de ser un problema a resolver y las torretas en la línea de crujía se convirtieron en la norma.[47]

Un paso más en las modificaciones fue planeada y establecida al final de la Primera Guerra Mundial. En 1917, los acorazados japoneses Clase Nagato contaban con cañones de 16 pulgadas (406,4 mm), que fue rápidamente igualada por la armada estadounidense con la Clase Colorado. Tanto Japón como el Reino Unido estaban planeando acorazados con cañones de 18 pulgadas (457,2 mm), En el caso británico, la clase N3. Sin embargo, el tratado naval de Washington impidió que estos cañones inmensos se convirtiesen en realidad.[48]

El tratado de Washington limitó el calibre de los cañones a 16 pulgadas (406 mm).[49]​ Tratados posteriores conservaron dicho límite, aunque reducciones del límite a 11, 12, o 14 pulgadas fueron propuestas.[50]​ Los únicos en romper el tratado fueron los japoneses con la Clase Yamato, comenzada en 1937 (después de que el tratado expirara), que equipaba cañones de 18 pulgadas 460 mm.[51]​ En la mitad de la Segunda guerra mundial, El Reino Unido estaba haciendo uso de cañones de 15 pulgadas que habían sido guardados como repuestos para la Clase Queen Elizabeth, para armar el último acorazado británico, el HMS Vanguard.[52]

Ciertos diseños de la era de la Segunda Guerra Mundial proponían otro movimiento hacia armamento de grandes dimensiones, la clase H alemana de 1944 incluían cañones de 20 pulgadas (508 mm) y existen evidencias de que Hitler quería calibres de tan elevados como 24 pulgadas (609 mm);[53]​ la Clase Superyamato japonesa también habría montado cañones de 508 mm.[54]​ Ninguna de estas propuestas llegaron más lejos que trabajos preliminares de diseño.

Los primeros dreadnought tendían a portar muy poco armamento secundario ligero y estaba diseñado para proteger al buque de lanchas torpederas. El mismo Dreadnought estaba equipado con 22 cañones de doce libras; cada uno de los cuales podía realizar un mínimo de 15 disparos por minuto sobre cualquier torpedero que le estuviese atacando.[55]​ El South Carolina, así como otros de los primeros dreadnought estadounidenses estaban equipados similarmente.[56]​ En ese momento, las lanchas torpederas se suponían que atacarían de forma separada de las acciones de cualquier flota. Por lo tanto, no había necesidad de blindar el armamento secundario ni de proteger a la tripulación de los fogonazos producidos por el armamento principal. En dicho contexto, el armamento ligero tendió a montarse en posiciones sin resguardo, para minimizar el peso y elevadas, para ampliar el ángulo de disparo.[57]

En unos pocos años, la mayor amenaza provenía de los destructores, más grandes, armados y blindados, por tanto, más difíciles de destruir que las lanchas torpederas. Aunque los destructores constituían una amenaza muy seria, se consideraba que un solo proyectil de un cañón de 12 libras hundiría (más que meramente dañar) cualquier destructor de la época. Se suponía que los destructores, a diferencia de las lanchas torpederas, atacarían como parte de las operaciones de una flota completa, así que era necesario que el armamento secundario estuviese protegido de la metralla proveniente de los ataques de los grandes cañones enemigos, así como de los fogonazos del propio armamento principal. Dicha filosofía de armamento secundario fue adoptada por la armada alemana desde el principio; El Nassau, por ejemplo portaba doce cañones de 5.9 pulgadas (150 mm) y 16 de 3.45 pulgadas (88 mm), y los dreadnought alemanes posteriores siguieron su ejemplo.[39]​ Estos cañones más pesados tendieron a ser montados con la protección de barbetas y casamatas en la cubierta principal. La marina real británica incrementó el calibre de su armamento secundario desde los de 12 libras a 4 pulgadas (101,6 mm) en un primer momento y luego a cañones de 6 pulgadas (152,4 mm), que eran el estándar al comienzo de la primera guerra mundial;[58]​ Los estadounidenses estandarizaron el calibre 5 pulgadas (127 mm) para la guerra, pero planearon equipar cañones de seis pulgadas para los barcos diseñados justo después.[59]

La batería secundaria también tenía otras funciones. Se esperaba que los cañones de calibre medio fuesen capaces de atacar los relativamente frágiles sistemas de control de fuego de los dreadnought enemigos. Además, se estimaba que el armamento secundario podría tener un papel importante en impedir que los cruceros enemigos atacasen un acorazado dañado.[60]

El armamento secundario de los dreadnought fue, en general, insatisfactorio. No se podía confiar en el impacto de un solo disparo de un cañón ligero para parar un destructor y los cañones más pesados no resultaban confiables para impactar en un destructor, como la experiencia de la batalla de Jutlandia mostró. Las barbetas de los cañones más pesados también se mostraron problemáticas, porque al estar montadas en posiciones bajas, resultaron propensas a inundarse, y en algunas clases de barcos fueron retiradas o cubiertas totalmente de blindaje. La única forma totalmente segura de proteger un dreadnought de destructores o de ataques de torpederos, era escoltarlo con su propio escuadrón de destructores. Tras la Primera Guerra Mundial, el armamento secundario tendió a ser montado en torretas en la cubierta superior y alrededor de la superestructura. Esto permitía un buen ángulo de disparo y protección sin los inconvenientes de las barbetas. Paulatinamente a lo largo de las décadas de 1920 y 1930, los cañones secundarios estaban dispuestos en su mayoría como parte del sistema de protección antiaérea, incrementándose la adopción de cañones de propósito doble y elevados ángulos de tiro.[61]

Gran parte del desplazamiento de un dreadnought provenía de las planchas de acero de su blindaje. Los diseñadores dedicaron mucho tiempo y esfuerzo a proteger a sus barcos lo máximo posible contra las diversas armas a las que podrían enfrentarse. Sin embargo, el peso dedicado a la protección iba en detrimento de la velocidad, la potencia de fuego y la capacidad de maniobra en el mar del buque.[62]

La mayor parte del blindaje de un dreadnought se concentraba alrededor del reducto central. Éste era una caja con el techo y las cuatro paredes blindadas, rodeando las partes más vitales del barco. Los lados del reducto eran el cinturón blindado del barco, que comenzaba en el casco, justo delante de la torreta delantera y se extendía hasta justo detrás de la torreta de popa. Los extremos de la ciudadela eran dos mamparos blindados, en proa y popa que unían los extremos del cinturón blindado, de una banda a otra del casco. El 'techo' del reducto era una cubierta blindada. Dentro de la ciudadela se encontraban las calderas, máquinas y santabarbaras. Un impacto en cualquiera de los sistemas que alojaba el reducto central podría inutilizar o destruir el barco. El 'suelo' de la caja era el fondo del casco, y no estaba blindado.[63]

Los primeros dreadnought estaban concebidos para entablar combate contra otros acorazados a distancias superiores a 10 000 yardas (9144,0 m). En estos encuentros, los proyectiles tendrían una trayectoria relativamente plana, y un proyectil tendría que impactar directamente o cerca de la línea de flotación para poder dañar las partes más vitales del barco. Debido a esto, el blindaje de los primeros dreadnought se concentraba en un grueso cinturón blindado alrededor de la línea de flotación; el grosor era de unos 11 pulgadas (279,4 mm) en el Dreadnought. Detrás del cinturón se colocaban las reservas de carbón, para que actuasen como parte de la protección pasiva, para resguardar aún más las máquinas, que se encontraban detrás.[64]​ En un combate de estas características, había un peligro mucho menor de daños indirectos sobre las partes más vitales del buque. Un proyectil que explotase por encima del cinturón blindado y explotase, lanzaría metralla en todas direcciones, pero estos fragmentos, aunque peligrosos, podían ser detenidos con blindaje mucho más ligero que el que era necesario para detener un proyectil perforante sin explotar. Para proteger el interior del barco de metralla proveniente de impactos en la superestructura, se colocó un blindaje mucho más fino a las cubiertas del barco.[64]

Mientras que la protección más gruesa se reservaba para el reducto central en todos los acorazados, algunas armadas extendieron un cinturón blindado más delgado y cubierta blindada para cubrir los extremos del barco, o extendieron un cinturón más delgado hacia arriba, fuera del casco.

El elemento final del esquema de protección de los primeros acorazados fue la subdivisión del buque por debajo de la línea de flotación en varios compartimentos estancos. Si el casco resultaba perforado, por proyectiles, minas, torpedos o colisión, en teoría, solo un área se inundaría y el buque podría sobrevivir. Para hacer esta precaución aún más efectiva, muchos acorazados no tenían escotillas entre las diferentes secciones submarinas, de modo que ni siquiera una perforación inesperada del casco debajo de la línea de flotación podría hundir el barco. Sin embargo, todavía hubo una serie de casos en los que las inundaciones se extendieron entre los compartimentos submarinos. [65]

La mayor evolución en la protección de acorazados llegó con el desarrollo del bulge antitorpedo y del mamparo antitorpedo, ambos intentos de proteger el casco sumergido contra el daño provocado por minas y torpedos. El propósito de la protección subacuática era absorber la fuerza provocada por la detonación de una mina o un torpedo bastante lejos del casco estanco final. Esto significaba un mamparo interior a lo largo del costado del casco, que generalmente estaba ligeramente blindado para capturar el daño, separado del casco exterior por uno o más compartimentos. Los compartimentos intermedios se dejaron vacíos o se llenaron de carbón, agua o fueloil. [66]



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