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Efecto Föhn



El viento foehn o föhn (nombre alemán tomado de un característico viento del norte de los Alpes) se produce en relieves montañosos cuando una masa de aire cálido y húmedo es forzada a ascender para salvar ese obstáculo. Esto hace que el vapor de agua se enfríe y sufra un proceso de condensación o sublimación inversa precipitándose en las laderas de barlovento, donde se forman nubes y lluvias orográficas. Cuando esto ocurre existe un fuerte contraste climático entre dichas laderas, con una gran humedad y lluvias en las de barlovento, mientrias que en las de sotavento el tiempo está despejado y la temperatura aumenta por el proceso de compresión adiabática. Este proceso está motivado porque el aire ya seco y cálido desciende rápidamente por la ladera, calentándose a medida que aumenta la presión al descender y con una humedad sumamente escasa. El efecto foehn es el proceso descrito en las laderas de sotavento y resulta ser un viento «secante» y muy caliente.

Con mucha frecuencia, toda la humedad procedente de las laderas de barlovento no se convierte en nubes y lluvia sino que gran parte de esas nubes pasa hacia el lado de sotavento, donde se «desparraman» con un proceso totalmente inverso al ocurrido en barlovento. En efecto, las nubes orográficas que descienden por el lado de sotavento se calientan y desaparecen al llegar a cierta altura cuando se supera la temperatura del punto de rocío. Se forma así un tipo de nubes estables que forman una especie de «techo» en el que los contrastes de temperatura pueden ser muy fuertes, con una variación de altura muy escasa.

Este efecto climático se puede apreciar claramente en España en la cordillera Cantábrica, en la sierra de Gredos, en los Pirineos y en las islas Canarias.[1]

El efecto puede apreciarse con más agresividad en la zona sureste de la península, donde las cumbres de Sierra Nevada obligan a ascender al aire húmedo proveniente del valle del Guadalquivir, descargando toda la humedad en forma de lluvia y al superar este relieve desciende aumentando su temperatura formando el desierto de Tabernas en la provincia de Almería y el altiplano granadino de Guadix, zonas donde las precipitaciones no superan los 150 mm al año. Al mismo tiempo, la Sierra Alhamilla aísla al desierto de Tabernas por su flanco este, provocando de nuevo el efecto Foehn e impidiendo la llegada de masas húmedas del cercano mar Mediterráneo. Estos vientos, también llamados vientos terrales, pueden dar lugar a temperaturas de 30 °C en apenas cuestión de horas y se les conoce como «comedores de nieve» por su capacidad para derretirla rápidamente y producir aludes. Esta facultad se fundamenta no solamente en la alta temperatura, sino también por la baja humedad relativa de la masa de aire.

En la Cornisa Cantábrica el fenómeno es muy claro y afecta a zonas costeras en las que la Cordillera Cantábrica está muy cerca del mar. Los vientos Foehn propician una rápida propagación de los incendios por su baja humedad relativa del aire y la ausencia de precipitaciones. Esto ocurrió, por ejemplo, en 1941 en la ciudad de Santander, donde un fuerte viento seco del sur propagó un devastador incendio que arrasó gran parte de la capital cántabra. En toda la región Cantábrica el viento sur causante del efecto Foehn suele estar asociado a catarros, cefaleas y estados depresivos.

También se puede observar este efecto en Canarias, donde las altas cumbres de las islas hacen de barrera, condicionando dos zonas climáticas completamente diferentes: la cara norte de las islas, que está orientada hacia el alisio, tiene frecuentes precipitaciones y nubosidad y presenta una vegetación propia de climas húmedos; mientras que la cara sur sufre el efecto Foehn de los vientos secos que han descargado su humedad en la cara norte y presenta escasas precipitaciones al año, temperaturas altas, baja humedad ambiental y una vegetación propia de zonas semidesérticas.

En el caso de la isla de La Palma, el fenómeno es tan intenso que produce el enorme contraste entre la lluviosidad del noreste de la isla en el municipio apropiadamente llamado de Barlovento, donde las lluvias son muy frecuentes, y la costa suroeste entre Puerto Naos y el volcán Teneguía, donde es mucho más seco. En Gran Canaria el contraste entre sur y norte es de los ejemplos más claro de este fenómeno.[2]

Otra zona donde el efecto Föhn produce habitualmente fuertes ascensos de temperatura es el este peninsular Comunidad Valenciana y Región de Murcia. En este caso los vientos del Oeste, habitualmente impulsados por una borrasca atlántica que discurra por el mar Cantábrico, provocan un acusado ascenso de las temperaturas en las zonas costeras y cercanas al litoral. Allí este fenómeno se conoce como Ponentà.

Se puede apreciar de igual forma en el valle del Ebro. Al estar completamente rodeado de cordilleras una masa húmeda obligada a descender las laderas de las montañas que rodean a dicho valle hasta llegar a la ribera se calienta y se seca, de forma que se crean diversas zonas semiáridas como el desierto de Los Monegros o el desierto de Calanda (Alcañiz) donde apenas se superan los 300 mm anuales y apenas hay vegetación. Cuando sopla el cierzo, viento característico de este valle, también provoca el efecto Foehn, ya que al dirigirse hacia el sureste aprovechando la dirección del Ebro va descendiendo de altitud, destruye la nubosidad y generalmente no permite las precipitaciones.


Estos vientos catabáticos reciben regionalmente nombre propios tales como:



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