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El Carpio



El Carpio es un municipio español de la provincia de Córdoba, Andalucía. En el año 2016, contaba con una población de 4500 habitantes, según el padrón del INE. Se encuentra situado en la comarca del Alto Guadalquivir.

Sus coordenadas geográficas son 37º 56' N, 4º 30' O. Se encuentra situada a una altitud de 150 metros sobre el nivel del mar y a 30 kilómetros de la capital de provincia, Córdoba.

Su extensión superficial es de 46,68 km² y tiene una densidad de 96,4 hab/km². El término municipal está atravesado por la Autovía del Sur entre los pK 371 y 375 y por la carretera autonómica A-306 que permite la comunicación con Bujalance.

El relieve del municipio está influenciado por el valle del río Guadalquivir que cruza el territorio de este a oeste haciendo un meandro. La altitud oscila entre los 300 metros en el extremo noroccidental, en el ascenso hacia Sierra Morena, y los 129 metros en la ribera del río. En el paisaje predominan fértiles tierras de olivos, vega y de cultivos herbáceos. En las orillas del río existen unos sotos que resultan de gran interés natural pues sirven de refugio para numerosas aves acuáticas.

Pedro Abad

A fecha de 2007 contaba con 4.526 habitantes, incluyendo 1.128 jóvenes en edades comprendidas entre los 14 a 30 años, concretando por tanto el 31,2 % de la población total de este municipio.

El municipio de El Carpio consta de tres núcleos urbanos de población, que son El Carpio (en el que reside la mayoría de la población), Maruanas y San Antonio, estos dos últimos, aldeas situadas cerca del núcleo principal.

Número de habitantes en los últimos años:

Es muy posible que la cita de Plinio el Viejo (III,10), en la que menciona Onvba en esta zona, se esté refieriendo a los orígenes de El Carpio. La leyenda Onvba también aparece en las monedas acuñadas por esta ciudad en el siglo I a. C. Se trata de una serie de ases y semis. El enclave debió contar con una importante explotación agraria, ya que en el reverso de la citadas monedas siempre aparecen dos espigas tumbadas rodeando el nombre.[1]

La actual villa de El Carpio, se fundó en el primer tercio del siglo XIV junto a la torre mandada construir por Garci Méndez de Sotomayor, descendiente de los conquistadores de estas tierras, con anterioridad a su participación en una serie de hechos de armas en la frontera granadina durante el reinado de Alfonso XI, quien trasladó al nuevo emplazamiento a la población que estaba en estas tierras en la época musulmana, la de Alcocer (Al-Qusayr).

Alcocer fue conquistado por Fernando III en 1240, siendo posteriormente (1245) donada su villa y fortaleza al concejo de Córdoba y delimitados los términos de su feligresía. Parte de su término fue repartido entre varios miembros de la familia que colaboró en su reconquista: los Meléndez o Méndez de Sotomayor, realizándose posteriormente otras reparticiones de sus tierras. Uno de los descendientes de esa familia (Garci Méndez de Sotomayor) logró reunir en su poder a primeros del siglo XIV los donadíos repartidos por Fernando III, mandando construir en ellos una torre fortaleza.

Alrededor de la torre, surgió la población de El Carpio, dándose como fecha de su fundación el año en que se terminó la construcción de aquella (1325).

La extensión territorial que abarca el actual término municipal de El Carpio formó parte en la antigüedad del municipio romano llamado Sacili Martialium. Un núcleo urbano se situaba en el cortijo del Alcurrucón -término municipal de Pedro Abad- que tuvo rango de municipio de derecho latino y estaba integrado en el convenio jurídico cordobés, equivalente a la demarcación judicial.

El actual territorio de El Carpio fue, en época romana, una zona de fuerte implantación rural, como lo prueban los restos de villas encontrados en La Huelga, sitio del Carneril, cortijo del Valle, túnel de la presa de Mengemor y villar de Alcocer. Estas villas confirman una gran actividad agraria que estaría concentrada en el cultivo de cereales, como se confirma con la aparición de un campo de silos subterráneos de una enorme capacidad de almacenamiento junto a la ermita de San Pedro.

La villa, presidida por la Torre de Garci-Méndez -resto de la antigua fortaleza-, se asienta sobre una colina desde la que se domina un amplio panorama. Su configuración urbana recuerda los pueblos fortaleza, levantados en torno a un castillo. En la actualidad el centro del pueblo lo ocupa la plaza de la Constitución donde se encuentra la Parroquia de la Asunción y el Ayuntamiento.

A lo largo de la edad moderna, la villa de El Carpio se erige en el centro de uno de los señoríos más importantes en tierras cordobesas. Los Méndez de Sotomayor se vincularon en 1472 con la casa de Haro. En 1549 se eleva a la categoría de Marquesado, y a partir de 1559 extiende su jurisdicción a los pueblos vecinos de Pedro Abad y Adamuz. En 1660 y 1747 quedaron sometidas a su jurisdicción las Siete Villas de los Pedroches. Este fenómeno refleja el poderío que llegó a alcanzar la Casa de Haro, casa que en 1688 se unió con la de Alba.

En 1973 se inauguró la Azucarera de El Carpio, en la época en la que la industria azucarera de Andalucía era la de mayor producción de España. Estuvo funcionando hasta su cierre en los años 90.[2][3]

En toda ciudad, en todo pueblo o núcleo de población, siempre hay algo que forma parte del paisaje urbano que por su singularidad se constituye en el emblema de dicha ciudad, pueblo o núcleo de población. En el caso de El Carpio, sin duda alguna que ese emblema es su torre cuadrangular: la Torre de Garci Méndez.

Siguiendo la costumbre medieval, esta torre que formaba parte del castillo de los Méndez de Sotomayor, se yergue sobre un cerro que domina el caserío de la villa. De estilo mudéjar, fue la primera pieza del castillo en edificarse. Se construyó con argamasa y ladrillo, en forma de prisma rectangular cuyos macizos muros lucen unas ventanas en arco de herradura ya sencillas o bien dobles, pero que en la actualidad aparecen cegadas.

La torre fue mandada levantar por el señor feudal Garci Méndez de Sotomayor en el año 1325 y a su alrededor surgió el actual pueblo de El Carpio.En su origen fue utilizada con fines bélicos, para el que fue diseñada por el alarife maestro Mahomad y por el obrero Ruy Gilformada, por tres cámaras interiores superpuestas. Estas, junto a la rampa de subida. Dicha edificación, que se levantó en un cerro -significado del topónimo El Carpio- para un mejor dominio de las tierras, se terminó en el año 1.325.

Su economía está basada, a partes prácticamente iguales en la agricultura (cultivos de cereales, girasol, algodón, olivar...), la industria, existiendo un resurgir del sector de la madera, en pequeños y medianos talleres de fabricación de muebles - sobre todo de cocina -, y de complementos de éstos; también existen talleres electromecánicos y un cierto desarrollo del pequeño comercio.

La mayor industria de la localidad, es la agroalimentaria Pastas Gallo, dedicada a la elaboración de sémolas y pastas alimenticias, de la que existe en la localidad una de las más amplias y modernas fábricas con que cuenta la empresa.

El polígono industrial "La Azucarera" situado a los pies de la A-306, futura autovía a Jaén, y muy cerca de la A-4, autovía Madrid-Cádiz, cuenta con unos accesos inmejorables y esta en proceso de ampliación.

     Deuda viva del Ayuntamiento de Carpio (El) en miles de Euros según datos del Ministerio de Hacienda y Ad. Públicas.[4]

La lista de los platos típicos está compuesta por una suculenta variedad de especialidades tradicionales, como sus cocidos con morcilla y chorizo, migas, tortillas de setas ... Es famosa la morcilla carpeña, elaborada con la sangre y grasas de cerdo y la cebolla como ingrediente que destaca por su sabor, además de otros productos como fécula de patata y arroz (éste menos frecuente). Esta morcilla es ideal bien frita o como ingrediente de potaje de habichuelas o los potajes antes mencionados.

Las sopas de fideos gordos son muy apreciadas; los ingredientes son: perejil, ajos, tomate, pimiento, almejas, fideos, azafrán en hebra, pimienta, sal y una hoja de laurel. Como dulce navideño es tradicional la línea de mantecados, polvorones, perrunas y pestiños caseros.

En Semana Santa, el dulce tradicional, afín de otros puntos de la geografía cordobesa, es la torrija a base de rebanadas de pan empanadas en leche y después bañadas en yema de huevo, azúcar y harina; una vez fritas con el aceite en su punto, se rocían con miel aclarada.

Destacan la sopas de gato o de ajo, potaje de garbanzos con bacalao y tortillas de San José, cordero adobado, boquerones en vinagre, tortilla de faisanes, salmorejo, gazpacho, y como postres el arroz con leche y las natillas, para terminar con unos deliciosos dulces como gachas con tostones, "sopaipas", tortas de manteca, "platillos volantes", roscos de vino, flores, pestiños de azúcar o miel y pan de cortijo.

La cocina carpeña realiza una recreación propia de la dieta mediterránea, donde encontramos los productos de la tierra - aceite de oliva, frutas y verduras de nuestras huertas, carne de caza, cerdo ibérico... - sabiamente entremezclados, propiciando a todo buen gourmet una degustación rica en matices que consigue no perder la tradición y experiencia popular atesorada durante siglos.



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