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Bujalance



Bujalance es una localidad de la provincia de Córdoba, Andalucía, España. Se encuentra en la campiña de Córdoba, en el mismo corazón de Andalucía en el que se localizan importantes caracteres geográficos y socioeconómicos genuinos de la Andalucía occidental. En 2016 contaba con 7638 habitantes (INE). Desde 1630 ostenta el rango de ciudad, otorgado por Felipe IV. Su extensión superficial es de 124,82 km² y tiene una densidad de 61,19 hab/km². Se encuentra situada a una altitud de 357 metros, altura de los cerros de Jesús, San Benito y Santiago (casco urbano) y a 42 kilómetros de la capital de provincia, Córdoba.

El nombre de la ciudad aparece en la época romana (no hay ningún documento que lo acredite). Para algunos fue Calpurniana, para otros Bursabolis, Borjalimar o la célebre Colonia Baetis. Otros creen que el topónimo actual nace de los términos Vogia y Laos (el pueblo de Vogia), es decir, un auténtico gazpacho de suposiciones e incongruencias sin la menor validez científica. Los árabes la llamaron Burŷ al-Hanaš, que significa Fortaleza de la Culebra. Se preferencia el término fortaleza al de torre, pues torre en lengua árabe es Manar, de ahí Alminar Manara (faro). De ahí derivaría el nombre actual: Burialhanç, Burialhançe, Buxalançe, Buxalanze, Buxalance, Bujalance.

Pertenece a la Comarca del Alto Guadalquivir (Córdoba), sin embargo esta organización o reorganización territorial es muy reciente (1987/88), históricamente desde la lejana fecha califal de su fundación Bujalance ha sido cabeza de partido judicial que agrupaba a los municipios del Carpio, Cañete de las Torres y Pedro Abad, además del propio Bujalance. En el término municipal se encuentran los núcleos de población de Bujalance (donde se concentra la amplia mayoría) y Morente (con alrededor de 100 vecinos).

El paisaje es el típico de la campiña alta de Córdoba, con suaves colinas muy fértiles dedicadas sobre todo al monocultivo del olivar (más del 90% del terreno cultivado) y a cultivos de secano, donde existen el hábitat rural típico andaluz, el cortijo, y restos arqueológicos íberos, romanos, visigodos, etc. que dan muestra de que estas fértiles tierras, de aguas subterráneas abundantes fueron ocupadas desde hace siglos. Las tierras están constituidas de materiales blandos y muy recientes, en su mayoría margas miocénicas, que han originado un paisaje con una topografía suave, con pendientes débiles y donde resaltan algunos cerros, testigo como por ejemplo el emplazamiento de la ciudad. El clima es mediterráneo continental, con inviernos templados y veranos secos y calurosos, las lluvias irregulares con sequía estival.

Se ha dicho de esta ciudad que es "el típico pueblo-fortaleza señorial andaluz donde abundan la cal y los escudos".

El protagonismo que ha tenido Bujalance y su término municipal en la Historia se debe fundamentalmente a su localización, en medio del camino natural hacia el sur de la península ibérica y a su suelo, muy fértil y rico en aguas subterráneas.

Los restos más antiguos que se han podido hallar en Bujalance se remontan al inicio de la Edad de los Metales, al Calcolítico, como un hacha de fibrolita encontrada al sur de Belmonte. No sería extraño que se encontraran restos más antigos, dada su localización en el centro de las vías de comunicación naturales entre Córdoba y Jaén y por la cercanía del término municipal de Cañete de las Torres, donde los restos son más variados.

De la época prerromana se han hallado algunos restos en el término municipal, entre los que destacan varios ejemplos de arte ibérico como una escultura de un perro o felino, llamada León de Bujalance que data del siglo V antes de Cristo, de tipo funerario y etnográficamente dentro del marco de la Turdetania o una fíbula de plata con escena de caza. Las cerámicas ibéricas encontradas están decoradas a bandas, en algún caso grises y a veces, con formas específicas como caliciformes. Todas las culturas de la Bética han demostrado su asentamiento aquí.

En época romana, lo que hoy es Bujalance sería un cruce de caminos y zona de descanso de viajeros. Por el actual núcleo de población pasaba la calzada romana que unía Corduba (Córdoba) con Obulco (Porcuna) y Obulco con Epora (Montoro). Su población más cercana es Cañete de las Torres también de origen romano, como las anteriores, cuyo nombre era Calpurnia. Las comunicaciones hacia el sur pasaban por Bujalance y tenían como meta una serie de poblaciones íbero-romanas. Asimismo, las tierras bujalanceñas se verían afectadas por el fenómeno de implantación rural que se manifestó en la proliferación de villas (hay una veintena catalogadas). Para algunos historiadores, el Bellum Hispalense, obra escrita por un testigo presencial desconocido y por los historiadores romanos Dion Casio y Floro y que trata el tema de las guerras entre Julio César y Pompeyo en tierras béticas, puede arrojar algo de luz en el pasado romano de Bujalance (si bien tal nombre no responda en absoluto a esa época). En esta guerra, las tropas pompeyanas se hicieron fuertes en Obulco y César tuvo que retroceder por la calzada que pasa por el actual Bujalance. La parte final de estas guerras se desarrolló en la campiña cordobesa, hasta la derrota final del Bando Pompeyano en Munda (Montilla).

Hubo varios núcleos de población indígena (muchos de ellos de localización incierta) que tuvieron que padecer estas guerras, entre ellos Bursabo, Bursabola o Bursabolis, que "posiblemente" se tratara de Bujalance pero del cual no existen ni evidencias formales ni arqueológicas que lo acredite. César dio categoría de colonias latinas a todas las poblaciones que le prestaron ayuda en su guerra contra Pompeyo. De este modo, algunos la identifican con la célebre y tal vez imaginaria Colonia Baetis nombrada por Estrabón, Plinio el Viejo y Pomponio Mela ("que si bien no era comparable con Cádiz por el comercio, le aventajaba en honor y en el número de soldados que César envió a ella cuando la hizo sin duda colonia"). Para otros historiadores, se trata de Calpurniana, ciudad fundada por Calpurnio Pisón (que se situaría sin embargo entre Bujalance y Cañete de las Torres). Para otros fue la ciudad que Ptolomeo presenta entre las mediterráneas túrdulas con el nombre de Vogia, asignándole 9º de longitud y 38º30' de latitud, el topónimo actual sería el formado por las raíces Vogia y laos, "el pueblo de Vogia"(ciudad romana por los sepulcros, acueductos, lápidas, monedas, capiteles, basas, pedazos de columnas de precioso mármol y otros fragmentos de obras de aquella época, encontrados en el sitio que ocupa hoy y en sus inmediaciones).

Fuera como fuere, el pasado romano de la ciudad es muy discutible. Son muy abundantes en los alrededores del casco urbano y en el término municipal los restos romanos: sepulcros, lápidas, monedas, trozos de columnas, de capiteles y de restos de mosaicos. Podríamos destacar una lápida encontrada entre Morente y Bujalance da fe de que estas poblaciones estuvieron afiliadas a la tribu Quirina y no a la tribu Galería, como Corduba, Epora y Obulco. Otra lápida funeraria hallada en Bujalance es interesante porque el difunto, Cornelio Corneliano, está relacionado con Publio Valerio Lucano. Otro sepulcro lleva una media luna, símbolo de Hécate o Proserpina. Ramírez de Arellano dijo ver también candelabros férreos que pueden mostrar una habitación romana de gente acomodada. No hay certeza absoluta sobre un núcleo urbano en época romana.

Todo lo anterior parece indicar que en época romana, lo que hoy conocemos como "Bujalance" simplemente no existía y que cuantos hallazgos dispersos se localizan en el actual término de Bujalance obedecen a la riqueza y feracidad de sus tierras y el conjunto de caminos y vías de importancia regional, comarcal y local ya mencionados, propiciando la instalación de villas que salvando las distancias podrían asimilarse a nuestros actuales "cortijos", muy apreciados y característicos en época romana y con posterioridad en época musulmana en que ya SÍ poseemos documentación y referencias científicas de su fundación. No existe documento ni literario ni arqueológico a día de hoy que pueda garantizar de forma empírica la existencia de un núcleo urbano datable en época romana, todos los datos demostrables proceden de época musulmana, el mismo topónimo Fortaleza de la culebra hacer referencia a su fortaleza claramente de época califal. Bursavo, Bursabo, Bursabolis, etc. es mera especulación latinista completamente desechada a efectos históricos constatables. Es en época musulmana donde Bujalance adquiere plena identidad como núcleo poblacional y origen cierto del actual municipio de Bujalance.

Para la época de la invasión musulmana (711) el entorno de lo que hoy es Bujalance, era una extensión de bosque mediterráneo regado por grandes cantidades de arroyos y manantiales salpicado de espacios más o menos amplios de tierras de cultivo en torno a haciendas de más o menos envergadura, muy similares en concepto a lo que hoy sería un cortijo de primeros del siglo XX tipo "María Aparicio". Construyeron (por orden de Abderramán III) el castillo Burŷ al-Hanašh (Torre de la culebra) para vigilar los caminos que se dirigían a Qurtuba (Córdoba), alrededor del cual se extendió paulatinamente el núcleo urbano, buscando la población diseminada del entorno, la protección del destacamento militar o "ŷund", pasando rápidamente a convertirse en Alcázar ( con toda probabilidad en época del Hayib al Mansur), al poder dar protección y cobijo a la población que se estableció a su amparo. Del Alcázar y de su nombre proceden el escudo y el actual topónimo de la Ciudad y podemos decir con todas las precauciones necesarias que es en Abd al-Rahman III al-Nasir li Din donde encontramos al fundador cierto de Bujalance en el 935. Es a partir de esa fecha donde la noticias que de Bujalance poseemos son científicamente constatables.

Según el geógrafo oriental al-Muqaddasi, Burŷ al-Hanašh era uno de los trece distritos (rustaq) de Córdoba, situado entre Balad Marwan (Maruanas, El Carpio) y Bulkuna (Porcuna): "tiene muchas tierras de sembradura. Es llana y sus habitantes beben agua de sus pozos. Tiene un Burŷ (fortaleza) de piedras o sillares con un arrabal que le rodea. La mezquita alhama está junto al Alcázar y los zocos en el arrabal" información probable según la tradición andalusí. Nunca una mezquita mayor se construye dentro del alcázar, La mezquita mayor de Medina Azahara está junto al Alcázar , pero en su exterior; la mezquita mayor de Córdoba está junto al antiguo alcázar Califal, pero en su exterior. La mezquita mayor de Burŷ al-Hanašh estaba junto al Burŷ, pero en su exterior (la actual iglesia de la Asunción) cuyo mihrab estaba situado en lo que actualmente es la puerta de acceso a la derecha del altar mayor.

Sin duda, su importancia estratégica era considerable, pues hasta el siglo XIII se vino usando la calzada romana que unía Córdoba con la comarca de Cástulo (cerca de Linares), además de coincidir con el primer tramo del camino que iba de Córdoba a Pechina por Jaén, de una gran importancia comercial. Bujalance adquiere su personalidad histórica de forma muy temprana, pues si en 935 el Califa Abd al Rahman III manda construir el Bursh para la mejor vigilancia de la capital del naciente Califato, dado que la capital del "rustaq" (distrito) esta nominalmente en "Murat" actual Morente, en época de Almazor, aparece al Bursh al Hanash como capital de Rustaq ( distrito).Con toda probabilidad como capital de distrito pasa rápidamente a ampliarse el propio bursh (torre) que en sus orígenes era simplemente la torre que da acceso a la actual fortaleza a dotarsele del conjunto de murallas y torres que posee en la actualidad, así como de la Mezquita Mayor o Alhama con el suntuoso alminar que se mantuvo durante siete siglos oteando orgulloso el cielo de Bujalance, hasta que en el siglo XVIII fuera sustituido por la actual torre campanario de la Asunción. Al ser construido en época de Almanzor, tenemos que ir a los alminares cordobeses de su época, así encontramos que el modelo que sirvió para la construcción de todos los alminares Amiríes lo encontramos en el aminar de San Juan en la plaza el mismo nombre de la capital cordobesa. Con toda probabilidad es el mismo modelo que sirvió para la construcción del alminar de la Mezquita de Abú Uthman en la calle Rey Heredia de la propia capital califal. Constaría de 2 cuerpos, el primero con 4 parteluz, uno situado en cada cara del alminar de planta cuadrada, parteluz con 2 arcos de herradura y 3 columna, sirviendo la central de "parteluz", rematado el primer cuerpo por 7 pequeños arcos de herradura que darían paso al cierre rematado por el pertinente almenado sirio. Un segundo cuerpo compuesto por una linterna de 4 arcos de herradura, rematada con cúpula y almena siria con yamur de 3 bolas.

El Rey Fernando III conquistó la fortaleza el 23 de julio de 1227, ordenando este "purificar" la mezquita mayor, destinándola a iglesia bajo la advocación de Ntra. Sra. de la Asunción, con lo cual no queda la menor duda de que la Iglesia de la Asunción es en realidad la mezquita mayor de Burŷ al-Hanašh. En 1260 aparecen en el Libro de Tablas de la Catedral de Córdoba las grafías Burialhanç o Burialhançe para referirse a la delimitación de su parroquia. Estas grafías aseguran la etimología del topónimo Bujalance (Buxalançe o Buxalanze). Burialhanç quedó como villa de realengo dentro del concejo de Córdoba. En 1594 se separa del señorío de Córdoba por 80.000 ducados y más tarde en 1630 adquiere el título de ciudad, otorgado por Felipe IV, a cambio de 40.000 ducados.

En el siglo XV, la villa había sido sometida a varios desórdenes, como los alborotos de 1428 o el levantamiento anticonverso de 1473. En 1466, el rey Enrique IV concedió a D. Diego Fernández de Córdoba (conde de Cabra) el título de vizconde de Bujalance, título que nunca llegó a ostentar por la fuerte oposición de la villa, pues nunca había reconocido ni reconoció a ninguna autoridad que no fuera la Corona castellana. En la segunda mitad del siglo, la villa experimenta un espectacular aumento demográfico y llega a ser -detrás de Córdoba- la villa de realengo con mayor población (1449 vecinos), superada solamente por las villas señoriales de Baena y Lucena (1530).

En 1578 consiguió tras largas luchas una célula real que permitía al pueblo, previo pago de 40 000 ducados, nombrar a sus propios regidores. En 1594 compra su independencia de Córdoba por 80 000 ducados y Felipe IV le concede el Título de Ciudad en 1630. También este monarca le concede una feria anual en 1638 y un mercado semanal los sábados. La peste azotó Bujalance en 1583, dejando algunos barrios despoblados, como el de San Benito.

Los siglos XVII y XVIII coinciden con una época de esplendor económico para Bujalance gracias a una floreciente industria de paños de la que quedan recuerdos en la Ciudad, como nombres de calles, etc. Bujalance colaboró a expulsar a los ingleses de Andalucía en 1626, a sofocar la revuelta de Cataluña en 1640 y 1645, con la guerra con Portugal (1656-1657) y con la Guerra de Sucesión en 1704. En 1738, la fiebre catarral pútrido-maligna mató a un millar de personas en apenas dos meses. En el plano cultural, cabe destacar las dos Cátedras de Gramática que posee la Ciudad en el siglo XVIII.

Ya en el siglo XIX destaca la participación de numerosas partidas de guerrilleros formadas por sus vecinos durante la Guerra de la Independencia y de su Milicia Provincial en la célebre Batalla de Bailén. La bandera actual del municipio se inspira en la que usó el batallón de Bujalance en esta batalla. También en la primera mitad del siglo XIX destacan los abusos de las partidas de bandoleros gracias a su situación privilegiada próxima al camino real a Madrid. La economía durante esta centuria se basa en el sector agropecuario y en una tímida industria textil de paños bustos y entrefinos en los primeros decenios del siglo.

En el primer tercio del siglo XX destaca la gran capacidad de organización del movimiento obrero campesino, de profundas ideas anarco-sindicalistas. Bujalance llegó a ser uno de los bastiones anarquistas de la provincia de Córdoba durante la Segunda República Española, nombrada meca del anarquismo por el semanario madrileño "La Estampa". De este modo, durante dicho periodo republicano, fue una de las zonas campiñesas con mayor conflictividad social. Los sucesos más famosos acontecieron durante el mes de diciembre de 1933, cuando se produjo con auténtico levantamiento revolucionario, que fue duramente sofocado por la Guardia Civil. Hubo más de doscientos detenidos y bastantes muertos. El triunfo del golpe de estado de 1936 en Bujalance fue más tardío que en otras localidades de su entorno. La Guardia Civil se acuarteló el 18 de julio y pocos días más tarde acataron a las autoridades del Frente Popular. El comunismo libertario triunfó entre los sindicalistas de Bujalance, que tras unos meses fueron reducidos, vencidos y duramente represaliados. Sin embargo, Bujalance fue cuna de uno de los más célebres grupos guerrilleros de Sierra Morena una vez acabada la Guerra Civil Española, el grupo de "los Jubiles".

Aunque todo el casco antiguo de la Ciudad fue declarado Conjunto Histórico-Artístico por el Consejo de Ministros el 27 de julio de 1983 gracias a su homogeneidad y por ser un magnífico ejemplo de arquitectura típica andaluza, de clara herencia árabe y que conserva casi intacta la tipología del Barroco, y ha sido recientemente nominado para la elección de las Siete Maravillas de Córdoba, hay que destacar los siguientes puntos:

Construido en el siglo X, exactamente en el año 935 durante el Califato de Abderrahmán III, es un claro ejemplo de arquitectura militar musulmana de al-Ándalus; en consecuencia se produce una contradicción , puesto que el término ALCAZABA es la castellanización de la CASBA o "ciudad musulmana intramuros". Nunca la fortaleza de Bursh al Hanash sirvió como "ciudad" ó "Madina". El nombre real para definir la función del Edificio es la de ALCÁZAR. Su función es de Defensa MILITAR del territorio. Posteriormente sufrió varias reformas, la última en 1512 para la cual la reina Juana I de Castilla mandó que se pagasen los gastos. Tiene planta rectangular con 59 m de norte a sur y 51 m de este a oeste. Su primitivo nombre, Burŷ al-Hanaš (Torre de la Serpiente) y el hecho de que tuviera siete torres dieron lugar al topónimo actual de la Ciudad y a su escudo de armas. De estas siete torres, quedan solo tres en pie, la de la Mazmorra, la del Malvavisco y la de las Palomas. En 1963, el Ministerio de Cultura lo declara Monumento Histórico Artístico. Actualmente su patio de armas se usa como espacio cultural y se encuentra en un proceso de catalogación, restauración y reconstrucción, destacando el Festival de Teatro, Música y Danza (Noches en la Alcazaba) y la Cena Andalusí durante los meses de verano. El término Alcazaba fue acuñado en época de Antonio Luis Salinas en la alcaldía, pero es evidente que el término es una denominación arbitraria y política ya que no corresponde a la terminológía específica al uso histórico del edificio. La denominación, en virtud del auténtico cometido histórico queda por ser adoptado políticamente por la corporación y responde al término de ALCÁZAR. "Alcázar de Bujalance"

Su origen está en la iglesia que se levantó sobre la antigua mezquita. De estilo gótico-renacentista, sus bóvedas, pilares y arcos son de estilo ojival y se atribuyen a Hernán Ruiz, el Viejo, a Hernán Ruiz, el Joven (1556) y Hernán Ruiz III.

. En realidad la iglesia de la Asunción como popularmente es conocida por los bujalanceños, es el solar de la antigua mezquita mayor de Burŷ al-Hanaš y la torre campanario edificada en el siglo XVIII, en el solar que ocupaba el alminar, como lo demuestra grabados de la ciudad del siglo XVII.

El impresionante retablo mayor renacentista, data del siglo XVI y está atribuido a Guillermo de Orta y a Andrés de Castillejo, con pinturas de Leonardo Enríquez de Navarra.

Fue considerada una joya del arte barroco andaluz. Data de 1530, aunque fue incendiada en 1936 y reconstruida en 1952. Lo más importante del conjunto es el patio de entrada rodeado de cadenas, la capilla lateral neobarroca de la Inmaculada Concepción del Voto (patrona de la Ciudad)y la gran torre barroca de ladrillo (33 m) construida en el siglo XVIII, de cinco cuerpos.

Restaurado recientemente, el Ayuntamiento fue construido en 1680 durante el reinado de Carlos II. Destacan el balcón corrido de 18 m, que enlaza con el de la Parroquia de la Asunción, los escudos de piedra de la fachada (el central de España y los laterales de la Ciudad), el callejón abovedado (el Arco) que se abre en un extremo y que da acceso a la calle del Pósito municipal y varios de los objetos que decoran su interior: unas Mazas de Plata del s.XVII que portan los maceros de la ciudad en los actos oficiales, así como obras realizadas por el pintor Francisco Benítez Mellado. La Casa Consistorial preside el conjunto arquitectónico de la Plaza Mayor (popularmente conocida como Plaza de los Naranjos), que tras su última restauración en 2006 ha recuperado el aspecto que tenía en los años 20. Se trata de una plaza rectangular, llena de naranjos y empedrada con piedra de Porcuna. Los edificios que la rodean suelen ser simples, encalados de blanco y de dos plantas con balcones corridos, lo que hace que tenga un aspecto más o menos homogéneo, buen ejemplo de arquitectura popular andaluza.

Bujalance es una de las ciudades cordobesas con una mayor aglomeración de casas nobles y palacetes en su casco urbano. Aproximadamente medio centenar cuentan con blasónes nobiliarios de piedra en su fachada (normalmente labrada en piedra o ladrillo y con un balcón sobre la puerta). La portada suele ser de piedra, aunque también las hay de ladrillo, como la del Conde Colchado. La construcción de estas casas data sobre todo de los siglos XVII y XVIII (aunque existen algunas del siglo XIX) coincidiendo con la época de esplendor económico de la ciudad.

Fundado en 1708, su iglesia está formada por una sola nave. Merece especial mención el retablo mayor barroco de madera tallada y policromada, considerado un bello exponente del Rococó cordobés; así como varias pinturas y muestras de orfebrería cordobesa del siglo XVII. La comunidad monacal pertenece a la Orden de las Carmelitas Descalzas.

Fue fundado en 1542. Destaca el Patio Claustral del siglo XVII, con arquerías de ladrillo sobre columnas con arcos de medio punto peraltados en la planta baja. Merece especial mención la iglesia del hospital, del siglo XVII. Es de cajón con bóveda rebajada y lunetos. Conserva en sus muros pinturas de Antonio de Contreras (siglo XVII).

De sencillo estilo andaluz, es una pequeña ermita que data de 1575 y que ha sufrido varias reformas posteriormente, la última tras la Guerra Civil, en la que tuvo que ser reconstruida parcialmente. Guarda el patrimonio de una de las cofradías más antiguas e importantes de Bujalance, la Muy antigua y Franciscana Cofradía de la Vera Cruz. Entre las obras de arte a destacar, hay que señalar un San Juan Bautista, vinculable al círculo del granadino Alonso de Mena y diversas tallas (la Oración en el Huerto, el Rescatado o la Esperanza) del escultor Martínez Cerrillo.

La ermita se sitúa en el cerro de la lobera o del calvario, a las afueras de la ciudad. Su primera edificación data de 1580. La planta es de cruz latina y los altares se sitúan bajo arcos de medio punto. Especial mención por su singularidad en la provincia de Córdoba, tanto por la técnica como por las formas empleadas, merece la decoración de yeserías que adornan el friso, las pechinas de la cúpula y el camarín del Cristo, de finales del siglo XVII. En su interior guarda tallas entre las que hay que destacar a Ntro. Padre Jesús Nazareno, Simón Cirineo y la Virgen de los Dolores (todas de Antonio Castillo Lastrucci) y una cruz barroca de plata cincelada para el cristo. Desde el entorno de la ermita se puede disfrutar de hermosas vistas de la campiña bujalanceña, pudiéndose divisar incluso localidades cercanas.

A la ermita se accede a través de una larga y escalonada calzada (según algunos, antigua calzada romana) en la que se puede admirar un Vía Crucis de piedra y que comienza en el Parque de Jesús, a los pies del cerro. Se trata de un parque que en algunas zonas conserva una imagen propia de los años 20, con árboles centenarios y que es la sede de la Feria Real de septiembre.

Se sitúa en el antiguo Pósito Municipal, una tercia del siglo XVIII anexa al Ayuntamiento. En él se exponen piezas arqueológicas, fósiles, reconstrucciones y maquetas, fotografías, dibujos y animales disecados colocados de forma didáctica para que el visitante se haga una idea de las culturas que han pasado por esta tierra así como su manera de vivir y de relacionarse con el medio natural.

Fue construido a mediados del siglo XX en la plazuela que se encuentra en uno de los extremos de la dieciochesca calle Ancha (desde entonces Ancha de Palomino). Se trata de un busto de este pintor de Bujalance que corona una de las calles más barrocas de Bujalance, llena de casas solariegas con escudos de piedra en la fachada. En la actualidad, esta plazuela constituye uno de los lugares más concurridos de la noche bujalanceña, a su alrededor abundan los pubs y bares.

Construido a principios de los años 80 en honor al historiador bujalanceño en la plaza que lleva su nombre. Es obra de la escultora japonesa Hisae Yanase.

Gracias a su riqueza en aguas subterráneas, Bujalance llegó a tener una amplia red de fuentes repartidas por su casco urbano y situadas en distintos llanetes de la ciudad (plazas de forma triangular típicas de Bujalance, de las que se contabilizan un gran número en el casco urbano). Las fuentes que existían en el casco urbano ya se encuentran desaparecidas, pues fueron tapadas en el proceso de urbanización y modernización del alcantarillado. Otras, que se encuentran a las afueras, como la Fuente del Pilar o la Fuente del Chorro y que constituyen verdaderos monumentos étnicos emblemáticos se encuentran en estado de total abandono.

Construido a mediados del siglo XIX, destaca la portada y el patio principal, de corte romántico, donde yace el poeta bujalanceño Mario López.

De estilo arabesco y contiguo a la parroquia de San Francisco, fue construido a mediados del siglo XX en los terrenos de la antigua cárcel. Es el espacio escénico más importante y con más solera de la Ciudad y tanto el interior como el exterior están inspirado en el Teatro Góngora de la ciudad de Córdoba, guardándo un enorme parecido con este.

En la siguiente tabla pueden verse el número de concejales conseguidos por cada formación política en las elecciones municipales del periodo 1979-2019. Elena Alba, alcaldesa en funciones por el Partido Andalucista tras la baja por enfermedad del alcalde Francisco Mestanza durante el periodo 2011-2015, se presentó en 2015 por el Partido Popular.[1]​ En las elecciones de 2019, revalidó el cargo por mayoría absoluta.

Predomina el sector primario, sobre todo el cultivo del olivar, seguido del trigo, algodón y girasol. En cuanto a la industria, predomina la agroalimentaria, especialmente la que se dedica a la producción de aceite de oliva de muy alta calidad. Se ha dicho de esta localidad que es la ciudad con mayor número de almazaras del mundo. También hay que destacar la industria calderera, muy ligada a la producción de aceite. El aceite de oliva producido en Bujalance estará dentro de la futura Denominación de Origen del Medio Guadalquivir.

     Deuda viva del Ayuntamiento de Bujalance en miles de Euros según datos del Ministerio de Hacienda y Ad. Públicas.[2]

Aunque las tierras de la campiña bujalanceña han sido explotadas por el hombre desde tiempos remotos por su fertilidad, existen todavía lugares que por conservar su prístima esencia han de ser considerados un patrimonio natural de infinito valor en tierras de la campiña:

La pajarona es el cante aflamencao propio de Bujalance. Suena como las trilleras, aunque las letras son más variadas. Las letras son de seguidillas castellanas que se han aflamencado. La zona de las pajaronas se encuentra al suroeste de Jaén y al sureste de Córdoba.

Los últimos talleres de alfarería, cuyo origen se remontaba siglos atrás y donde se usaban técnicas seculares, se cerraron en las últimas décadas del siglo XX. La cerámica de Bujalance era de corte sencillo, sin dibujos y del color blanco/amarillento de la tierra de la campiña bujalanceña. Tenía en el cántaro de Bujalance su pieza más singular, la cual se ha convertido hoy en día en un objeto de coleccionista. La mayoría de las demás piezas de alfarería estaban ligadas a las tareas del campo, algunas de las cuales eran piezas singulares de la alfarería bujalanceña.

Los trabajos en esparto, elaborados artesanalmente constituyen uno de los productos artesanales más valorados de Bujalance. Talleres como el de la familia Lavirgen han ido transmitiendo su herencia de artesanos de generación en generación. Entre los productos estrella destacan los relacionados con la recogida de la aceituna, que se han convertido en los de mayor trancendencia histórica y mayor éxito entre lugareños y turistas: espuertas, arguenas, esportones, redes, cerones y persianas.

Otros productos de artesanía bujalanceña son los trabajos de forja, en mimbre, en madera tallada y los jabones y productos de cosmética artesanales.

El aceite de oliva virgen extra es el producto estrella en la gastronomía bujalanceña. Los restaurantes locales ofrecen una serie de platos típicos de este lugar:

Se renueva el voto por parte del Alcalde, en agradecimiento de la intercesión de la Virgen ante la peste en 1679. las fiestas en Honor a la Patrona, commienzan con la presentación de cartel, seguido del solemne besamanos en su honor. la Novena desde el 29 de noviembre hasta el día 7 de diciembre, culminando esta con la Ofrenda literaria o Pregón Patronal en su honor, cada año realizado por un fiel deboto bujalanceño. El 8 de diciembre "día grande" fiesta Solemne, organizada por las distintas Hermandades de pasión y gloria, y cantada por la Coral "Pedro Lavirgen" para culminar en la renovación del Voto; por el Ilustrísimo Señor Alcalde y la Tradicional procesión de la Señora por las Barrocas calles de la Ciudad.

El habla bujalanceña forma parte de las hablas cordobesas de la campiña, dentro del dialecto andaluz. Sin embargo, su situación geográfica entre las provincias de Jaén y Córdoba, entre el norte y el sur campiñés de la provincia de Córdoba y cerca del Guadalquivir hacen que tenga unas características particulares, con influencias tanto del andaluz occidental (por la cercanía del Guadalquivir) como del andaluz oriental (por la cercanía de Jaén):




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