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El Unicornio



El unicornio es una criatura mitológica representada habitualmente como un caballo blanco con patas de antílope, ojos y barba de chivo y un cuerno en la frente. En las representaciones modernas, sin embargo, es idéntico a un caballo, solo diferenciándose en la existencia del cuerno.

El unicornio es protagonista de numerosas historias, cuentos y leyendas. En la Edad Media significaba fuerza y estaba considerado como un animal fabuloso capaz de derrotar a animales más fuertes físicamente, incluso elefantes.

Existen tres hipótesis que intentan explicar la aparición de la leyenda del unicornio en Europa:

La primera procede de las exploraciones griega, romana y macedonia hasta Tailandia: existían relatos de criaturas de un solo cuerno, probablemente rinocerontes indios. Si el hipopótamo fue llamado "caballo de río" por los exploradores griegos, parece verosímil suponer que igualmente describirían a un rinoceronte indio como un caballo con un cuerno sobre la cabeza.

La segunda proviene de los pueblos vikingos que comerciaban en el interior de Europa dientes de narval; las primeras representaciones artísticas conocidas de este cetáceo en el interior de Europa eran similares a un unicornio marino. Muy probablemente, y puesto que el mito está documentado desde la antigua Grecia, los pueblos nórdicos tan solo aprovecharon la leyenda preexistente para vender colmillos de narval como si fueran cuernos de unicornio, asociados a todo tipo de propiedades curativas.

La tercera tiene su origen en el descubrimiento, en 2008, en el parque natural de Prato (Toscana) (Italia), en el que se ha documentado un corzo con un único cuerno en el centro. Parece factible que esta peculiaridad se haya producido más veces a lo largo de la historia. En la reserva natural de Prato creen que un corzo con un solo cuerno, como el encontrado en su zona, pudo dar origen al mito.[1]

También existen casos de cabras que han nacido con los cuernos fusionados en uno solo, mientras que en otros casos, como el de la cabra Lancelot del ilusionista Oberon Zell, fue manipulada quirúrgicamente, basándose en las investigaciones del biólogo Franklin Dove, para que creciera con sus dos cuernos fusionados como si fuesen uno. A este tipo de cabras suele llamársele popularmente "cabras unicornios".[2]

Las primeras versiones del mito proceden del médico griego Ctesias, historiador griego del siglo V a. C., y datan del año 400 a. C. en su libro sobre la India, lo describió como un animal silvestre de la India con la apariencia de un caballo, pero con el cuerpo albo, la cabeza púrpura y los ojos de color azul intenso. El cuerno de esta prodigiosa bestia, según la descripción de Ctesias, era negro con la punta roja y la base blanca, y tenía propiedades medicinales que permitían sanar problemas estomacales, epilepsia o envenenamientos.

Después será descrito como un animal blanco con cuerpo de caballo, barba de chivo, patas de ciervo y cola de jabalí o de león, con un cuerno espiral en su frente que crecía recto hacia delante. El unicornio era un animal de hábitos solitarios y muy esquivo, pero igualmente agresivo, así que su caza era particularmente difícil. Los nobles medievales enviaban cazadores hacia la India para dar caza al unicornio.

Durante la Edad Media era codiciado por su cuerno, ya que se creía que brindaba protección contra todos los venenos, así como enfermedades, lo cual hacía muy longevo a quien se lo administraba; los nobles y hombres notables buscaban estos dones consumiendo ese cuerno en forma de polvo en la comida y bebida, preferiblemente en una copa hecha del mismo material. Por obtener este remedio contra la muerte, los nobles medievales pagaban cifras astronómicas. De este modo creían que jamás podrían ser envenenados.

En realidad, la materia prima de estas milagrosas copas debía provenir de los cuernos de algún rinoceronte o del colmillo del narval, una pequeña ballena cuyos machos desarrollan tales colmillos a partir de uno de los dos únicos dientes que poseen. Se ha especulado mucho sobre la identidad del animal que pudo haber dado principio a la leyenda del unicornio, ya que los vikingos en la Europa Medieval vendían los cuernos del narval haciéndolos pasar por cuernos de unicornio.

A su vez simbolizaba la virginidad, es por ello que se creía que la peligrosa caza del unicornio se simplificaba mucho cuando los cazadores usaban una joven virgen con la que atraer a la criatura y amansarla, de forma que matarlo resultaba mucho más sencillo.

Pero fue en 1751, el artículo resueltamente escéptico o incluso incrédulo de Baron d'Holbach en la Enciclopedia por Diderot y d'Alembert sin duda acaba ridiculizando esta creencia en la sociedad europea. Treinta años después, Buffon lo cita:

Historia natural, general y especial.[3]

Algunas traducciones de la Biblia como la Reina-Valera (1904), Scío de San Miguel traducen la palabra hebrea reʼém (רֶאֵם) como «unicornio» en textos como Números 23:22, donde diría «Dios los ha sacado de Egipto; tiene fuerzas como de unicornio»[4]​ (Reina Valera Antigua).Algunas otras versiones han traducido la misma palabra como «rinoceronte», «buey salvaje», «toro salvaje», «uro» o «búfalo salvaje», debido a que los traductores no conocían exactamente el significado de reʼém. Lexicógrafos modernos, como Ludwig Koehler y Walter Baumgartner, han mostrado que el término significa "bueyes salvajes". Otras traducciones como la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras vierten reʼém como “toro salvaje”, dado que en español el término buey se refiere más bien a un toro castrado.

Se ha sugerido también que el «unicornio» mencionado en algunas traducciones de la Biblia sería Elasmotherium sibiricum pero esta explicación parece menos probable ya que el hábitat de este eran las estepas de Rusia y Asia Central y no el territorio de la Palestina bíblica, por lo que la explicación más ampliamente aceptada es que se trata del «buey o toro salvaje».

No obstante, ya sea que se trate de uno o del otro, el animal que menciona La Biblia y que es traducido como unicornio por algunas traducciones no es el ser imaginario o mitológico. Es un ser real, salvaje, imposible de domesticar, de gran fuerza[5]​ (Job 39:9-10; Reina Valera Antigua).

Es sabido que los équidos son originarios de Asia y África, habiendo sido introducidos en América por los españoles, lo cual hace a algunos preguntarse por qué la figura del unicornio se ha encontrado en el arte aborigen americano.

Fernández de Oviedo, basándose en el testimonio del anterior contador de la Nueva España, Rodrigo de Albornoz, dijo que los unicornios fueron vistos en las tierras de Cíbola. Estos unicornios eran pequeños pero tenían un grande y pesado cuerno y aunque no eran tan ágiles como se los representaba en tapices y estampas, eran unicornios al fin y al cabo.[6][7]​ Quizás los unicornios vistos por Albornoz fueran tapires albinos.[8]

El unicornio ha sido representado por múltiples artistas a lo largo de la historia. Dos de las representaciones más célebres son dos series de tapices: La dama y el unicornio (Museo de Cluny), y La caza del unicornio (The Cloisters). También es el caso del más famoso álbum del cantautor cubano Silvio Rodríguez: Unicornio, o el libro de poesía de Carlos Alva: Unicornio. Manuel Mujica Lainez publicó en 1965 la novela "El Unicornio", donde recrea un mágico mundo medieval de la época de Las Cruzadas. Su protagonista es el hada Melusina quien por una maldición es transformada todos los sábados en una serpiente con alas de murciélago.

El 20 de noviembre de 2012, la agencia norcoreana de noticias Korean Central News Agency (KCNA), informó que unos arqueólogos de la Academia de Ciencias Sociales de la República Popular Democrática de Corea de la Universidad de Pionyang habían hallado los restos y la guarida de unicornios en Corea del Norte, lo cual probaría que sí existieron. La cueva está ubicada a 200 metros del templo Yongmyong, de la capital Pionyang y el mismo comunicado certifica que “una roca excavada a la entrada de la cueva reza: “Guarida del unicornio”. Según la historia coreana, existió un rey mítico, el rey Tongmyong, que fundó una gran dinastía de la que se deriva la Corea actual. Dicho rey cabalgaba un unicornio, con el que entraba en la batalla y al que nada podía herir. Y su guarida se encontraba muy cerca del castillo del rey, en la primera capital de Corea.

Sin embargo, esto se debe a una interpretación errónea de la noticia. Lo que se halló en realidad fue un unicornio pintado en una roca en las paredes de dicha cueva, que fueron consideradas representaciones artísticas del que era el animal mitológico de buen agüero en tiempos del primer rey de Corea. En los libros de historia y textos antiguos se hablaba de esa cueva en la capital de la Corea antigua, el Reino de Koguryo. La importancia del descubrimiento es simplemente que se trata de un nuevo dato que parece demostrar que la capital de Corea entonces era la que hoy es, Pionyang, y que se suma a otra serie de reliquias históricas (como la tumba del fundador de la dinastía Koguryo, Tongmyong) que ya apuntaron en esa dirección.[9][10][11]

El unicornio dorado[12]​ es un tipo especial de unicornio que tiene el cuerno de oro, era buscado para ser cazado por nómadas en el norte de Galicia, se cree que eran caballos blancos con melanina en un punto concentrado y que de lejos parecía que tenían un cuerno. Solo se oye hablar de ellos durante el asentamiento de los celtas en este lugar de España.



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