El emblema de la República Francesa (en francés, armoiries de la République française) tiene su origen en el siglo XIX, aunque algunos de sus elementos fueron adoptados durante la Revolución de 1789. Como ocurre en otros países, el emblema se emplea como uno de los símbolos del Estado, pero no es considerado un emblema oficial, puesto que el Estado francés no tiene oficialmente emblema o escudo heráldico. Aparece en documentos oficiales, en uniformes policiales, en la fachada de muchos edificios públicos (sean estatales o municipales), en los pasaportes o en monedas y medallas acuñadas por la República francesa, por citar algunos ejemplos. Su diseño incorpora elementos recogidos de la tradición greco-latina, como las fasces o haz de lictores y las ramas de roble y olivo (laurel para muchos autores).
Pese a no contar con un emblema oficial, ya a finales del siglo XIX se consideraba de forma generalizada que el emblema francés estaba compuesto por las iniciales de la República, las fasces, las ramas de olivo y de roble, el collar o la banda de la Legión de Honor (estos elementos no aparecían en todas las versiones) y dos banderas francesas acoladas. Este emblema aparecía representado en grabados de conocidas enciclopedias, como la Larousse, y en láminas y tarjetas de diferentes países que reproducían escudos de naciones de todo el mundo. En 1905, con motivo de la visita de Estado del Rey de España a la República Francesa, el gobierno decidió utilizar de forma oficiosa el emblema con las iniciales, las fasces y las ramas. Aunque no fue regulado legalmente, en 1913 el Ministerio de Asuntos Exteriores ordenó que se usara de forma oficial en embajadas y consulados franceses.
La versión utilizada en la actualidad fue adoptada en 1953, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas solicitó a los países miembros de la organización una copia de su escudo o emblema nacional. En aquella ocasión, como había sucedido anteriormente, no se aprobó una norma legal que regulase el escudo.
El 8 de septiembre de 1848 se creó mediante decreto un sello para la Segunda República Francesa. Este sello se ha mantenido durante los períodos republicanos y continúa utilizándose en la actualidad. Su imprenta se ha estampado en los ejemplares originales de Constituciones francesas y en algunas leyes que modifican el texto constitucional, pero no ha llegado a convertirse en el escudo o emblema nacional francés.
El motivo central de este sello, grabado por Jean-Jacques Barré, es una figura femenina sentada, coronada con ramas de laurel y varios rayos de luz. Esta figura, que es la personificación de la Libertad, porta en su mano derecha unas fasces y, con su izquierda, sostiene un timón sobre el que se apoya el gallo galo, otro de los símbolos nacionales de Francia, con su pata derecha situada sobre un orbe o mundo. Junto al timón aparece representada una urna cargada con las letras "SU", que representa el derecho de sufragio universal directo que se había logrado aquel año (aunque no se extendió a las mujeres hasta 1944). En el sello también aparecen representados otros elementos alusivos a la agricultura y las bellas artes.
En el anverso figura, en francés, la inscripción "República francesa democrática, una e indivisible" y en el reverso "En nombre del pueblo francés" e "Igualdad, fraternidad, libertad".
Se combinaron las armas de Francia con las de Navarra, dando prefencia a las primeras en un escudo partido y en ocasiones cuartelado. También se empleó un cuartelado con las armas de Francia, Navarra, Champaña y Borgoña que desaparecieron definitivamente tras integrarse Champaña y Brie en la Corona Francesa.
En 1469 Luis XI creó la Orden de San Miguel y, poco tiempo después, el collar de esta orden comenzó a representarse rodeando las armas reales francesas.
Durante el reinado de este monarca, se combinaron las armas de Francia con las del Reino de Jerusalén en un escudo cuartelado, dando prefencia a las primeras al ocupar el primer y cuarto cuartel. Carlos VIII fue uno de los pretendientes al Trono de Jerusalén como pariente de Carlos V de Maine (línea napolitana).
Hasta aquella fecha, salvo contadas excepciones como Hungría, las coronas cerradas eran utilizadas únicamente por los emperadores (Bizantino y Romano Germánico). En 1494 el rey Carlos VIII acordó con Andrés Paleólogo, sobrino del último emperador bizantino, la compra de los derechos de sucesión del imperio que había desaparecido en 1453 pero Carlos VIII falleció en 1498, antes de realizar la transacción. A pesar de esta circunstancia, sus sucesores comenzaron a utilizar una corona cerrada, decisión que fue imitada por otros monarcas europeos con títulos reales para simbolizar su independencia del poder imperial.
En 1578 Enrique III fundó la Orden del Espíritu Santo, cuyo collar también se introdujo en los adornos exteriores.
Con el tiempo las armas navarras fueron incluidas cada vez con menor frecuencia en el escudo real, aunque sin llegar a desaparecer del todo.
En la versión más elaborada, el escudo aparecía rodeado por los collares de las órdenes de San Miguel y del Espíritu Santo, timbrado con un yelmo y la corona real, y sostenido por dos ángeles con dalmáticas y estandartes cargados con las armas francesas y navarras. Este conjunto estaba colocado bajo el manto real de Francia, de azur cargado con flores de lis, que estaba rematado con otra corona real. En esta versión también figuraba el lema de los monarcas franceses, Montjoie Saint-Denis, escrito en una cinta de azur.
Al pasar su título de Rey de Francia y de Navarra a Rey de los franceses en 1789, Luis XVI adoptó simplemente como armas tres lises sobre un fondo de azur. Estas armas se mantuvieron hasta 1792, a pesar de la abolición de la heráldica en 1790.
En la versión más elaborada, el escudo aparece rodeado por el collar de la Legión de Honor, lleva acolados los cetros de la justicia y la misericordia, está timbrado con un yelmo y la corona heráldica del Imperio francés y colocado bajo un manto de púrpura cargado con abejas de oro.
Se recuperaron las armas reales del Reino de Francia que habían sido utilizadas después de la conclusión de las Guerras de Religión pero sin incorporar en ellas el escudo de armas del Reino de Navarra.
Los elementos del mencionado escudo llevan acoladas dos banderas nacionales francesas recogidas en su parte inferior y, en ocasiones, las siglas y el lictor se encontraban rodeados por la banda o el collar de la Legión de Honor.
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