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Púrpura



Púrpura es el color o coloraciones que se encuentran al mezclar el rojo y el azul, o más específicamente es un color magenta oscuro que se encuentra entre el violeta y el carmesí. El término proviene de los caracoles marinos también llamados púrpuras (Stramonita haemastoma, Nucella lapillus), y así se denominaba también al color producido por la oxidación de la tinta de estos caracoles,[2]​ (tinta muy apreciada desde la antigüedad) y a las telas teñidas con ella.

En colorimetría ha sido definido como el color complementario de los que se perciben como consecuencia de la fotorrecepción de una luz cuya longitud de onda dominante mide entre 555 y 565 nm. Se trata de un color estándar, es decir que se encuentra normalizado en catálogos de colores e inventarios cromáticos. La denominación de color «púrpura» incluye al conjunto de las coloraciones similares al color estándar, purpúreas.[1]​ A la derecha se proporciona una muestra del púrpura estándar.

Popularmente, se usan como sinónimos nombres como morado, violeta, lila, malva, magenta o cárdeno. Sin embargo, estas denominaciones tienen diferente etimología, y aunque también son coloraciones situadas entre el rojo y el azul, han desarrollado en general su propio significado específico.

La palabra púrpura deriva del latín purpŭra,[3]​ ‘molusco que produce un tinte violáceo, tinte obtenido del molusco, tela o vestido teñido con ese tinte’, que procede del griego jónico πορφύρη (πορφύρα, porphýrā, en koiné), con los mismos significados.[4]​ El término griego, a su vez, se origina en una palabra semita que designaba al caracol marino con el que se elaboraba el tinte púrpura.[5]

Se cree que los nombres de las antiguas regiones de Canaán y Fenicia pueden ser términos cognados para designar al color púrpura. Canaán podría derivar del vocablo acadio kinahhu (‘púrpura rojo’), mientras que Fenicia procedería del griego φοινός (foinós, ‘rojo oscuro’)[6]​ o φοῖνιξ (foinix, ‘púrpura, escarlata’).

La primera aparición del término «púrpura» en idioma castellano data del año 1220.[7]

Debajo se dan muestras de los colores estándar púrpuras y purpúreos que aparecen en un círculo cromático de veinticuatro colores, con el fin de facilitar su comparación entre sí. La terminología empleada en el presente artículo corresponde a estos colores.

Nótese que el azul púrpura equivale al violeta, y el rojo púrpura al magenta.

Al ser un púrpura azulado, el morado es técnicamente púrpura. La diferencia entre púrpura y morado es semántica, ya que la adjetivación de color «morado» se origina en la descripción de la pigmentación de las moras, frutos del árbol llamado moral (Morus nigra).[1]

La palabra «púrpura» alude a la coloración de ciertos tintes para teñir telas, al color que aquellos producen y a las telas teñidas con los mismos, no es el nombre de un color particular. Estos tintes se elaboraban con las secreciones de varias especies de caracoles marinos, y en tiempos antiguos se produjeron en diferentes regiones del globo, aunque el lenguaje y los usos occidentales fueron influidos en particular por la antigua industria del teñido con púrpura de la región del Mediterráneo.

Como los tintes eran difíciles de obtener, las telas teñidas de púrpura eran extremadamente costosas y su uso estaba restringido a quienes podían pagarlas. Eventualmente las prendas teñidas con púrpura adquirieron un valor simbólico, denotando nobleza: en tiempos de la Roma imperial, por ejemplo, solo el emperador tenía permitido llevarlas.[8]

Vitruvio, en el siglo I a. C., relata que la coloración del tinte púrpura variaba entre azulada y rojiza, y atribuye esa variación al lugar de colecta de los moluscos con que se lo elaboraba; sin embargo, hoy se considera que la variación podía deberse al uso de diferentes especies de caracoles (cada una de las cuales produce un color algo distinto), a la mezcla de los tintes con el propósito de obtener variantes de color[9]​ o a otras particularidades del procedimiento de teñido.[8]

Durante la Edad Media la técnica para elaborar el tinte púrpura clásico se perdió, y este fue reemplazado por el rojo carmín que se obtenía del quermes,[8][10]​ una especie de cochinilla. Las onerosas prendas de gala usadas por emperadores, nobles y altos funcionarios cambiaron así de color, pero no de nombre. Aún hoy, una de las acepciones de «púrpura» es «prenda de vestir, de este color o roja, que forma parte del traje característico de emperadores, reyes, cardenales, etc.»[11]

De acuerdo con Philip Ball, durante toda la Antigüedad y la Edad Media el término latino purpure podía denotar un color que variaba del violeta a un rojo oscuro.[8]

Michel Pastoureau, en su libro Una historia simbólica de la Edad Media occidental, advierte a los historiadores acerca de las traducciones de los términos de color en textos antiguos:

Por otra parte, según el historiador de arte anglosajón antiguo Charles Reginald Dodwell, el término latino púrpura hacía referencia a una variedad de tela de seda gruesa, llamativa y cara, de más de un color. Dodwell consideraba que este tejido pudo haber sido similar al tafetán, con los hilos de la urdimbre de un color y los hilos de la trama de otro, de manera que con el movimiento, al incidir la luz sobre sus pliegues, cambiaba de color. Este tipo de tela, a pesar de su nombre, podía ser de cualquier color: las fuentes históricas textuales estudiadas por Dodwell mencionaban telas de púrpura que eran de color predominante rojo, blanco, negro y verde.[13]

Desde que fue descubierto el modelo tricromático de coloración en el siglo XVII, el púrpura ha sido considerado el color secundario que puede producirse mezclando los primarios rojo y azul. Tal es el caso del sistema de coloración de D'Aguilon, que en 1613 escribió en latín el término "purpureus".[14]​ Un tratado de pintura en francés de 1708 es más específico, colocando al púrpura (pourpre) entre el violeta y el rojo carmesí.[15]​ En el sistema de color en inglés de Moses Harris (1776), figura el círculo cromático con el púrpura (purple) entre el azul púrpura y el rojo púrpura;[16]​ y en la teoría del color en alemán de Wilhelm von Bezold (1874), figura el púrpura (purpur) entre el rojo y el violeta.[17]

En otros modelos tradicionales, el violeta figura como color secundario en lugar del púrpura. Por esta razón se considera por ejemplo que el rojo violeta es equivalente del rojo púrpura y, para los angloparlantes, el término purpúreo resulta sinónimo de violáceo o violado.

La definición del color púrpura puede variar según el idioma. No solo los traductores de textos antiguos deben ejercer prudencia, sino también aquellos que interpretan y traducen lenguas vivas.

Se ha considerado al púrpura como un color no espectral. Sin embargo, si se ve su composición cromática RGB, se notará que el valor del azul suele ser equivalente al del rojo, o puede ser también un poco superior o inferior de acuerdo a la coloración analizada. Cuando el rojo es mayor, como en el púrpura rojizo, será un color no espectral; pero sí el azul es mayor, como en el púrpura azulado, entonces sí es espectral, porque se encuentra en la gama más alejada de la luz violeta. Finalmente si azul y rojo tienen valores muy próximos, como en el púrpura estándar o el magenta, alcanza una longitud de onda en el mismo extremo del espectro visible con 380 nm,[30]​ prácticamente imperceptible a la vista y en consecuencia se le considera no espectral.

Forma la parte externa de la gama del violeta espectral. Aquí algunos ejemplos:

Estos ejemplos abarcan aproximadamente una longitud de onda entre 388 y 397nm,[36]​ por lo que forman parte de la región extrema del espectro visible.

Los colores luz púrpura y rojo púrpura no pueden ser generados por una sola longitud de onda lumínica, por lo cual no existe en el espectro de luz visible: son colores extra–espectrales. Para producirse es necesario una mezcla de longitudes de onda de los colores rojo y azul, o del rojo y del violeta.[37]

Aunque el púrpura no se encuentra en el espectro de luz visible ni en el arco iris, sí aparece en la mayoría de los círculos cromáticos y en los espacios de color especialmente ideados para representar todos los colores posibles. En el diagrama cromático del espacio de color CIE 1931, por ejemplo, los púrpuras se localizan sobre una línea recta que conecta a los colores rojo y azul, y que cubre las cromaticidades que van desde el rojo purpúreo al púrpura azulado. Esta línea es conocida como «recta de los púrpuras».[2][38]

La historia del color púrpura —al menos en Occidente— está marcada por el descubrimiento del tinte homónimo, cuyas sustancias precursoras se encuentran en la glándula hipobranquial de varias especies de caracoles marinos. Este tinte ya se conocía en épocas prerromanas; en la región del Mediterráneo hay rastros de su producción al menos desde alrededor del siglo XVIII a. C. en la isla de Creta,[10]​ mientras que en Asia Menor se conocía desde el siglo XV a. C.[8]

Es necesario destacar que esta industria fue global, ya que históricamente varias culturas en distintos lugares del mundo produjeron tinte púrpura a partir de caracoles de mar.[9]

En toda la cuenca mediterránea se han encontrado antiguos sitios de explotación de caracoles de la púrpura, por lo general bajo la forma de montículos de conchas descartadas, como en Tiro, Sidón, Ugarit, Asdod y Shiqmona; en Tel Qison, localidad que formaba parte de la antigua Judea, y en el puerto de Acre se han hallado también restos de una industria de la púrpura.[6]​ Los antiguos griegos probablemente aprendieron de los fenicios el arte del teñido con púrpura, mientras que en el Imperio Romano la púrpura se producía en las tintorerías imperiales. En la Ilíada de Homero y la Eneida de Virgilio se mencionan ropas teñídas con púrpura de Tiro.[8]

En el libro de Ezequiel (27:7) se menciona a «Elisa» (tal vez Chipre, islas del Mar Egeo o las Canarias) como fuente de těkēlet y ’argāmān, términos bíblicos para el púrpura azulado y el púrpura rojizo, respectivamente.[6]

En la Antigüedad el tinte púrpura estuvo asociado especialmente a los fenicios, que se dedicaban al comercio de telas teñidas con aquel.[6]​ El mejor púrpura, y el más puro, era el que se extraía de los caracoles colectados en las costas del Mediterráneo, incluyendo al puerto fenicio de Tiro, de donde el tinte obtuvo su nombre.[9]

El «púrpura de Tiro» o «púrpura tirio» se producía con la tinta de los caracoles murícidos denominados conchil (Hexaplex trunculus) y cañadilla (Murex brandaris), del buccino (Buccinum undatum), Buccinidae) y, ocasionalmente, de Stramonita haemastoma (Rapaninae).[2]​ El buccino da un color rojo púrpura,[2]​ mientras que los murícidos producen un color similar al púrpura estándar.[1]

En estos moluscos, el fluido precursor del tinte se encuentra en una glándula cercana a su cabeza, y es inicialmente blancuzco. Esta sustancia se extraía rompiendo o prensando los caracoles, y por efecto del aire y de la luz cambiaba de color, pasando a ser amarillo pálida, luego verde, luego azul y finalmente púrpura;[8]​ el color final del tinte era inalterable ante la luz.[18]​ Cada molusco no daba más que una gota de tinte, por lo que la obtención de treinta gramos de esta sustancia demandaba la muerte de unos 250 000 caracoles, justificando el elevadísimo precio de los paños teñidos de púrpura.[8]​ En 1908, el químico austríaco Paul Friedländer, con el fin de obtener algo de tinte púrpura, compró a los vendedores de mariscos de Trieste 12 000 ejemplares de caracoles de la púrpura y obtuvo de ellos solamente 1,4 gramos de tinte, cantidad suficiente para teñir un pañuelo.[18]

Plinio el Viejo, en su obra Naturalis historia (siglo I), relata que para la elaboración de púrpura de Tiro debían emplearse dos especies de caracoles, e indica cuál era el matiz más apreciado:

[...]

Bajo estas líneas se dan, a la izquierda, una muestra del color específico del púrpura de Tiro y, a la derecha, una muestra inespecífica más clara, que permite ver su matiz.

La púrpura no solo era prohibitiva debido a su precio, sino que a veces su uso estaba restringido por ley. En la Roma republicana los generales podían llevar túnicas completamente teñidas de púrpura, pero a los senadores, cónsules, pretores y otros personajes de menor rango solo se les permitía lucir franjas de púrpura en el borde de sus togas, tanto más angostas cuanto menor el rango. En la Roma imperial las restricciones sobre el uso de la púrpura se incrementaron, y hacia el siglo IV solamente el emperador podía usar púrpura, estando penado el uso de este color por cualquier otro romano, aunque se debiese a un tinte de imitación y no al púrpura auténtico.[8]

En los mosaicos de la iglesia bizantina de San Vital de Rávena, que datan del siglo VI, puede apreciarse una relación jerárquica similar entre el uso de vestiduras de púrpura y el rango de las figuras retratadas: Jesús, el emperador Justiniano y la emperatriz Teodora aparecen vestidos completamente de púrpura,[8]​ mientras que los personajes menores lucen superficies bastante más pequeñas de este color en sus ropajes.[18]

La técnica de elaboración del tinte púrpura se perdió para Occidente tras la toma de Constantinopla por los turcos en 1453, y permaneció desconocida hasta mediados del siglo XIX.[8]

Aunque el púrpura de Tiro se usó principalmente para el teñido de telas, Vitruvio recomendaba que en caso de usar el púrpura de Tiro —al que llamaba ostrum— para pintar, se le mezclara con miel, a fin de evitar que se secara demasiado pronto. Por otra parte, Plinio describió un procedimiento para preparar una laca púrpura de uso pictórico, que consistía en empapar paños teñidos de púrpura en una solución de agua con tiza.[9]

Actualmente el púrpura de Tiro se comercializa como pigmento para uso artístico, aunque su precio sigue siendo elevado. A mediados de 2012, la firma Kremer Pigmente ofrecía 25 mg de púrpura de Tiro auténtico a alrededor de 130 dólares estadounidenses o 70 euros.[39]

Antes de la proliferación de los colorantes sintéticos a mediados del siglo XIX, en Europa se conocieron varias fórmulas para obtener tintes purpúreos. Los colores morados o violáceos podían lograrse combinando un tinte azul con uno rojo (por ejemplo, glasto para el azul y rubia para el rojo), o con colorantes naturales derivados de plantas, hongos y líquenes.[13]​ El llamado papiro de Estocolmo, texto griego que se remonta al siglo III, contiene la receta más antigua que se conoce para elaborar tinte púrpura de imitación.[8]​ Además, es posible que el tinte de caracoles marinos se haya utilizado fuera de la región mediterránea, tanto para teñir telas como para pintar manuscritos iluminados; la especie empleada habría sido Nucella lapillus.[13][9]

Los fenicios no solo comerciaron con tintes purpúreos derivados de moluscos, sino que los obtuvieron también de líquenes, como los llamados orcela u orchilla, denominación que abarca a varias especies del género Roccella. En las islas Púrpuras, frente a Esauira (Marruecos), se hallaron restos de una factoría que perteneció al rey Juba II y que alrededor del siglo I a. C. producía púrpura de moluscos, orchilla y orceína. Fue Plinio quien llamó «Purpurarias» a estas islas en razón de su producción; también se conocieron por su denominación portuguesa, Mogador.[2]

Tradicionalmente, el primer paso para producir tinte de estos líquenes consiste en cosechar sus talos directamente de las rocas donde crecen y preparar una pasta tintórea, la orchilla u «orchilla de Mogador».[2]​ El historiador, botánico y poeta canario José de Viera y Clavijo (1731–1813) da una descripción pormenorizada del procedimiento utilizado en Canarias, comenzando con los líquenes ya cosechados:

La explotación de los líquenes de las islas Canarias y el comercio de los tintes que producían constituyó una provechosa actividad, que estuvo a cargo de España y duró unos 450 años, desde mediados del siglo XV hasta principios del siglo XX, aunque ya había declinado durante el siglo XIX debido a la recolección abusiva de la orchilla y a la competencia de los colorantes sintéticos industriales.[41]

Hirviendo la orchilla de Mogador en agua se podía aislar de ella un colorante, la orceína, cuyo principio químico es la orcina u orcinol, un difenol que se encuentra en los líquenes y que por sí solo se ha usado tradicionalmente para colorear papeles pintados. La presentación tradicional de la orceína era en forma de polvo, y con ella se lograban colores rojo púrpuras, rojo purpúreos y púrpura rojizos.[2]

La orceína se usó desde la antigüedad cretense, fenicia, griega y romana, y los tintoreros tradicionales la emplearon para teñir lana y seda. Durante el siglo XIII, la familia de tintoreros Oricelli preparaba y vendía en Florencia un tinte rojo purpúreo derivado de la orceína, el oricello. Además, con la orceína del «liquen de Canarias» (Roccella phycopsis [= Roccella tinctoria]) se elaboró un tinte azul purpúreo muy oscuro denominado orcela u orcella.[2]

Debajo se muestran las coloraciones específicas de la orceína y de la orcela.

En 1766, el Dr. Cuthbert Gordon patentó en Escocia un procedimiento similar al usado tradicionalmente en la obtención de la orchilla, para extraer tinte del liquen septentrional Ochrolechia tartarea. El material resultante, llamado en inglés cudbear, se almacenaba en forma de pequeños bollos y podía usarse para teñir textiles o como pigmento. Los colores proporcionados por esta sustancia iban del rojo al rosa, pasando por el magenta, hasta el púrpura.[42]

De varias especies de líquenes se extrae también la sustancia denominada tornasol, que vira a rojiza o a violácea en contacto con compuestos ácidos o alcalinos, y que consecuentemente se ha usado como indicador de pH.

Con respecto a los colores y pigmentos para pintura artística y otros usos decorativos, Philip Ball, en su libro La invención del color, menciona el uso del tinte rojo purpúreo de buccino de las costas de Francia o de Inglaterra para teñir pergaminos, y agrega que la mayoría de los pigmentos púrpuras o violáceos usados en la Edad Media para pintura sobre panel se hacían mezclando un azul —como el de la azurita, por ejemplo— con una laca roja.[43]

En la Italia del siglo XIV era muy apreciado un colorante llamado folium, elaborado con extractos de la planta llamada antiguamente morella, maurelle o torna ad solem, hoy identificada con la especie Chrozophora tinctoria. Este colorante, al igual que otros de origen vegetal, vira de color según la acidez del medio, por lo que podía prepararse para que fuese rojo, púrpura o azul; al ser transparente, era particularmente adecuado para colorear manuscritos.[43]

También se recurrió con fines pictóricos al tinte purpúreo extraído del liquen Roccella phycopsis.[43]

En el continente americano se utilizó tinte púrpura de moluscos desde épocas precolombinas. En 1990 se detectaron rastros de tinte del «caracol púrpura» (Plicopurpura pansa) en textiles de la cultura Paracas (900 a. C. al 200 a. C.), y de la cultura Nazca (200 a. C. al 600 d. C.),[44]​ que se desarrollaron en lo que hoy es Perú.

En cuanto a los testimonios históricos, diversos cronistas (Antoine de Jussieu, Thomas Gage, Antonio de Ulloa) mencionan que alrededor de 1700, tanto en la costa de Guayaquil (Ecuador) como de Guatemala, y en las cercanías de Panamá, se elaboraba de manera regular un tinte púrpura obtenido de una especie de caracol marino con miras al teñido de telas de algodón;[9]​ hacia 1850 se documentó esta práctica también en la costa occidental de Nicaragua.[44]Gonzalo Fernández de Oviedo ya había asentado, hacia 1515, una costumbre similar por parte de los nativos de la península de Nicoya, en Costa Rica.[45]​ Ulloa refería que la secreción del caracol, al ser extraída, pasaba de un color lechoso al verde, y de este a un púrpura inalterable.[46]

Actualmente esta tradición se conserva en contados lugares, como por ejemplo en el estado mexicano de Oaxaca, donde los tintoreros mixtecos se sirven de la secreción de Plicopurpura pansa para teñir hilados de algodón. Mientras que en otras partes del mundo el tinte se extraía a costa de la vida de los caracoles, en este caso los artesanos les extraen la sustancia precursora del tinte sin dañarlos; además seleccionan los caracoles a «ordeñar» por talla, evitan molestarlos durante su época de reproducción y rotan los bancos de explotación, técnica que parece coincidir con la referida por Fernández de Oviedo para Costa Rica.[45]

A pesar del aprovechamiento sustentable de los caracoles, tanto esta tradición mixteca como los caracoles púrpura de la región se encuentran amenazados de desaparición por diversos factores socioambientales.[45]

Alrededor del siglo VII, los valores morales tradicionales de Extremo Oriente estaban organizados en un sistema jerárquico, siendo el más importante de ellos la «moralidad» o «virtud», que se asociaba con el color púrpura.[28]

En Japón, la denominación del color púrpura —紫, murasaki— es también la de la planta boraginácea Lithospermum erythrorhizon, la fuente del tinte púrpura tradicional más apreciado de esa nación: el shikon (紫根), que se elaboraba con sus raíces y que también recibía la denominación murasaki. La disponibilidad de este tinte era escasa debido a que cada planta rendía una cantidad pequeña y a que su cultivo no era sencillo.[47]​ En el Japón antiguo se extraía asimismo un tinte púrpura del brasilere (Caesalpinia sappan), al que se llamaba «púrpura falso» (偽紫, nise–murasaki) para distinguirlo del tinte de Lithospermum, que gozaba de mayor prestigio.[48]

Ya en el Nihonshoki, el libro más antiguo de Japón, que data del año 720, se menciona al color púrpura asociado a la nobleza y la elegancia. Las prendas púrpuras eran tenidas en gran estima y denotaban riqueza y alto nivel social en quien las portaba.[47]

El desarrollo de diferentes tintes a lo largo del tiempo llevaron a que el púrpura tradicional japonés se clasificara en dos variedades: asa–murasaki (púrpura claro) y fuka–murasaki (púrpura oscuro). Este último —también llamado hon–murasaki (púrpura primario u original)— estaba reservado para la corte imperial y los monjes; para la gente común este color y sus matices asociados eran kin–jiki, «colores prohibidos».[28]Seiki Nagasaki, autor de libros sobre los colores tradicionales japoneses, describe al fuka–murasaki «ejemplar», o más apreciado. Abajo se compara con el murasaki y con colores similares como el purpúreo (púrpura agrisado) y el morado (púrpura oscuro):


En cuanto a los pigmentos púrpuras tradicionales (顔料, ganryou), solían prepararse mezclando rojo con azul. Por ejemplo, en el período Heian (siglos VIII a XII) se combinaba pigmento bermellón con índigo para obtener púrpura.[47]

En China, el color púrpura (紫; pinyin: zi) fue inicialmente poco estimado. En tiempos de las dinastías más antiguas, los colores que se asociaban a los cinco elementos tradicionales (azul, rojo, amarillo, blanco y negro) eran considerados sagrados y formaban parte del atuendo ceremonial de las clases dominantes, sirviendo como indicadores de rango. En este contexto el púrpura era un color secundario y profano, producto de la mezcla de azul con rojo.[50]

Sin embargo, a partir del período de las Primaveras y Otoños (722 a. C. a 481 a. C.) el púrpura comenzó a ganar espacio entre la nobleza china, siendo usado primero por los oficiales de la corte, luego reservado a los oficiales de alto rango y finalmente, a partir de 1391, prohibido para todos los súbditos y nobles, excepto la realeza. Entretanto, durante la dinastía Tang (618907) se había adoptado el taoísmo, sistema filosófico y religioso en el que el púrpura simbolizaba nobleza. En los escritos taoístas, los inmortales vestían de púrpura.[50]

El púrpura quedó, entonces, fuertemente asociado con el emperador. Este, en cuanto Hijo del Cielo, era el representante terrenal del Emperador Celestial, cuya residencia se creía que estaba en el punto más alto del cielo, donde se encuentra Polaris, la estrella polar. Esta era la «Estrella Púrpura»,[51]​ también llamada «Gran Regente Imperial de los Cielos» y «Trono del Emperador».[52]​ La región del firmamento que rodea a la estrella polar era el «Recinto Púrpura Sutil»[52]​ o «Palacio Púrpura», donde vivían el Emperador Celestial y su corte, esta última representada por las estrellas circumpolares, que giran alrededor de la aparentemente fija Polaris.[53]​ La morada del emperador terrestre, la Ciudad Prohibida, se consideraba análoga al palacio celestial que regía el orden de los cielos, lo que explica que en chino se le llame «Ciudad Púrpura Prohibida» (紫禁城; pinyin: zǐ jìn chéng).[51]

En idioma inglés, recibe el nombre de «púrpura Han» (Han purple) o «púrpura chino» (Chinese purple) un pigmento sintético compuesto de silicato de cobrebario, cuya fórmula química es BaCuSi2O6.[54]​ En las muestras antiguas no es púrpura sino violeta, pero las recreaciones modernas de este compuesto indican que según la cantidad de óxido de cobre (I) que se introduzca en su preparación, su color final puede variar entre el azul y el púrpura rojizo.[55]

Este pigmento se halló en antiguos objetos pintados y cerámicas vidriadas de las dinastías chinas Zhou Oriental (800221 a. C.), Qin (221207 a. C.) y Han (206 a. C.–220 d. C.), aunque se cree que su uso podría remontarse al año 900 o 1000 a. C. aproximadamente. Sin ser particularmente estable, el púrpura Han requería sin embargo de sofisticados conocimientos de química y mineralogía para su preparación. El ejército de terracota encontrado en la tumba del emperador Qin Shi Huang está parcialmente pintado con este pigmento.[54]

Actualmente, el compuesto BaCuSi2O6 se emplea en la manufactura de materiales superconductores, siendo objeto de intensa investigación.[56]

Se ha llamado «década malva» al período que, en la cultura occidental, va desde fines de la década de 1850 hasta principios de los años 1860, debido a la gran popularidad y demanda que experimentaron en ese tiempo los textiles de colores purpúreos.[57]

Los últimos tintes púrpuras no derivados del alquitrán que tuvieron un uso masivo en Occidente fueron la murexida y el púrpura francés.

La murexida, que se fabricó desde 1835, era un tinte sintético que dependía de la recolección de un recurso de origen animal: se elaboraba con ácido úrico derivado del guano que se excavaba en las costas de Perú. Fue promocionado en Europa comparándosele con el púrpura tirio, llegándose a afirmar falsamente que tenía la misma composición que aquel.[57]

El púrpura francés —llamado mauve (‘malva’) por los franceses— era un tinte natural derivado de líquenes que daba un color intenso, no precisando mordentado sobre lana y seda; hacia fines de los años 1850 de descubrió la manera de mordentarlo para que pudiese teñir algodón.[57]

Hacia 1845, las investigaciones realizadas sobre el alquitrán de hulla comenzaron a sugerir su gran potencial para producir derivados con propiedades colorantes. El primero de estos en usarse en gran escala fue el ácido pícrico, que teñía de amarillo, aunque era poco resistente a la luz.[57]

En 1856, el joven William Henry Perkin, estudiante del químico August Wilhelm Hofmann, intentaba sintetizar quinina a partir de derivados del alquitrán de hulla, cuando descubrió en forma accidental un colorante púrpura-malva. Al ensayar la oxidación de la anilina, obtuvo un precipitado negruzco que se disolvió parcialmente en alcohol. La sustancia daba un color púrpura que resultó ser un tinte estable y resistente a la luz. Perkin decidió encontrar la manera de industrializarlo. Una vez salvadas las dificultades iniciales, el tinte pudo producirse a gran escala, siendo ya muy solicitado para 1857 y desplazando en poco tiempo al muréxido y al púrpura francés.[57]

Actualmente conocemos a este colorante como púrpura de Perkin, malveína, mauveína, malva o anilina morada, y en su tiempo fue patentado como púrpura de anilina (nomenclatura: 3-amino-2,9-dimetil-5-fenil-7-(p-tolilamino) acetato de fenazina).

El descubrimiento del púrpura de Perkin constituyó el puntapié inicial de una serie de investigaciones relacionadas con los colorantes derivados del alquitrán, a los que pronto se agregarían otros colores. Una vez establecida la producción de estos tintes a nivel industrial, fueron universalmente adoptados, y los antiguos tintes naturales cayeron gradualmente en desuso.

En adición a lo ya mencionado:

Sarcófago de Constantina, hija de Constantino I, tallado en pórfido rojo púrpura.

Juan III Ducas Vatatzés, emperador de Nicea entre 1221 y 1254, luciendo un atavío de púrpura.

La condecoración del Corazón Púrpura.

Hércules y el descubrimiento del secreto de la púrpura, óleo de Rubens (c. 1636).

Dos tzitzit, uno blanco y otro con hebras azules.

Dos cardenales y un obispo católicos.

En heráldica, el púrpura o violado tiene la peculiaridad de comportarse como color y como metal, lo que le exceptúa de la prohibición heráldica de colocar color sobre color y metal sobre metal. Es un esmalte poco utilizado. El heraldista británico Arthur Fox–Davies menciona que las armas más antiguas donde tuvo noticia de que se usara el púrpura databan del año 1311.[64]

Algunos heraldistas han sugerido que en un principio el púrpura era un color grisáceo y amarronado, quizás mezcla de los otros colores heráldicos: azur, gules, sable y sinople. En el siglo XIV pasó a tener un matiz violáceo, consolidando el septeto de colores de la heráldica.[65]

En vexilología, el púrpura es también un color infrecuente. La mayoría de las banderas que lo emplean son regionales o municipales.

En los ejemplos bajo estas líneas: las armas del antiguo Reino de León, con un león de púrpura, que aún pueden verse en el escudo de España y otros;[66]​ la bandera de Adjuntas, municipio de Puerto Rico, en la que el púrpura proviene del manto del santo patrono local, San Joaquín;[67]​ la bandera de la Prefectura de Tokio, con fondo de «púrpura de Edo» (Edo–murasaki), color representativo de la región.

Escudo del antiguo Reino de León.

Bandera de Adjuntas (Puerto Rico).

Bandera de la Prefectura de Tokio (Japón).

Bandera de Australia Australia

Bandera de Estados Unidos Estados Unidos

ItaliaFlag of Italy.svg Italia

EspañaFlag of Spain.svg España

En el ámbito médico, la púrpura es una afección que se define como la salida de eritrocitos del torrente sanguíneo y su acumulación en la piel o en el tejido celular subcutáneo. Puede presentarse en forma de petequias (pequeñas lesiones rojas) o de equimosis (áreas de sangrado mayores de un centímetro de diámetro), que no desaparecen al aplicarles presión.[68]​ Se clasifica en numerosas variedades.[69]

Como se ha visto, la secreción de ciertos moluscos precisa oxidarse en contacto con el aire para volverse púrpura. El componente principal de esta sustancia es típicamente el 6,6’–dibromoíndigo, responsable del color.[44]

Sin embargo, en la naturaleza son frecuentes ciertos colorantes que suelen ser de color púrpura en estado natural: las antocianinas, que se encuentran en abundancia en los frutos del arándano y de la zarzamora, en la piel de las berenjenas, en las hojas de las coles lombardas, en los pétalos de las violetas y en ciertas variedades de uvas, por citar unos pocos ejemplos. Estos son los colorantes purpúreos que se aprovecharon en el pasado extrayéndolos de líquenes y de plantas. Como las antocianinas viran al rojo o al azul dependiendo de la acidez o de la alcalinidad del medio, no todas las plantas u hongos que las contienen exhiben coloraciones púrpuras o violáceas; algunas veces son rojas o azules.

6,6’–dibromoíndigo frente a una escala de colores.

Tinción con púrpura de caracol (dibromoíndigo)

Jugo de col utilizado como indicador de pH: el púrpura indica pH neutro.

La coloración púrpura característica de la col lombarda.

Uvas Cabernet Sauvignon

El color de esta coliflor y otros vegetales se produce por pigmentos antocianinas.

Flor de la pulsatilla

Flores flox de color púrpura psicodélico

Charrasco espinoso

Una bixbita, raro berilo púrpura

Algunos ejemplos adicionales de púrpura:

El purpúreo o en su forma latina purpureus es por lo general un color púrpura grisáceo y se ha usado en la descripción de especies biológicas,[78]​ como por ejemplo en la planta Lablab purpureus (poroto de Egipto). Algunas muestras de su uso:[79]

Los colores HTML establecidos por protocolos informáticos para su uso en páginas web incluyen al púrpura que se muestra debajo. Como se ve, se asemeja al púrpura estándar, y en programación se lo invoca con el nombre purple (púrpura).

Otras coloraciones web similares:




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