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Emilio "Indio" Fernández



Xochitl Fernández De Valois, Jacaranda Fernández Domínguez, Emilio Fernández Castañeda y

Medio hermano:Jaime Fernández, Primo: Fernando Fernández.

Emilio Fernández Romo (Mineral del Hondo, Coahuila, México, 26 de marzo de 1904[1]​ – Ciudad de México, 6 de agosto de 1986[2]​) fue un destacado director, actor y productor de cine mexicano conocido por el mote de El Indio, gran artífice y genial protagonista de la Época de Oro del cine mexicano. Considerado con el español Luis Buñuel, los mejores Directores del Séptimo Arte del siglo XX del mundo hispano.

Nacido en Mineral del Hondo, Coahuila, el 26 de marzo de 1904, Emilio Fernández Romo fue hijo de un general revolucionario y una mujer descendiente de indios Kikapú. De sus padres heredó el profundo sentimiento y amor por su país, así como las costumbres, las creencias indígenas y pensamientos que lo llevaron a construir su personalidad como un hombre de carácter impetuoso. Desde sus primeros años y durante toda su vida se caracterizó por una fuerte personalidad y fuertes raíces indígenas, rasgos forjados por la gran influencia que ejercieron su familia en ella.[3]

Siendo un adolescente, un evento fatal lo obligó a huir del país y enrolarse en las filas de la Revolución mexicana. Más tarde, ingresó en la Academia Militar (donde en 1954 se le confirió el grado de coronel). Participó en el levantamiento de Adolfo de la Huerta contra el gobierno de Álvaro Obregón en 1923, pero esta insurrección fracasó y fue encerrado en la cárcel, de donde escapó. Abandonó el país y se exilió primero en Chicago y más tarde en Los Ángeles. Allí se ganó la vida como empleado de lavandería, estibador, ayudante de prensa, y finalmente, albañil, cerca de los estudios de Hollywood, circunstancias que favorecieron su incursión en el cine como extra y doble de estrellas como Douglas Fairbanks.

En 1928, el director de arte de la Metro-Goldwyn-Mayer, Cedric Gibbons –uno de los miembros fundadores de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas– supervisó el diseño del premio a partir de un boceto en papel. Gibbons tuvo la necesidad de un modelo para su estatuilla, entonces su futura esposa, la actriz mexicana Dolores del Río le presentó a Emilio. Renuente al principio, Fernández finalmente se convenció de posar desnudo y crear lo que hoy se conoce como el «Óscar».[4]

Su aparición en la industria del cine fue informal al principio. Emilio fue animado por el mismo Adolfo de la Huerta, quien le dijo: «México no quiere ni necesita más revoluciones, Emilio. Tú estás en la meca del cine, y el cine es la herramienta más efectiva que los humanos hemos inventado para expresarnos. Aprende a hacer películas y regresa a nuestra patria con el conocimiento. Haz nuestras películas y así podrás expresar tus ideas de manera que lleguen a miles de personas».[3]

Debuta como extra en la cinta silente Torrent (Monta Bell, 1926) al lado de Greta Garbo, actúa en el cortometraje sonoro de coproducción México-norteamericana Gitanos ( Chano Urueta, 1929)estrenado en los cines en 1930, En 1930 tuvo una experiencia que marcó significativamente su carrera como creador: En su estancia en los Estados Unidos coincidió con la llegada al país del director de cine ruso Sergei Eisenstein. Fue a proyecciones privadas de sus películas y quedó impresionado, al serle revelada una forma diferente a las utilizadas en la estética de Hollywood; tres años más tarde fue influenciado después de ver fragmentos de ¡Que viva México!, película de Eisenstein realizada en ese país, y que consolidó su propósito de hacer películas con un estilo implacable y directo, donde la exaltación tanto de la fuerza, como de la belleza de México fueron evidente. Con el tiempo, esto fue evidente en la mayoría de sus películas, en las que la estética de la Revolución, la evocación de la mexicaneidad y la exaltación del patriotismo son una constante.

A su regreso a México tuvo que ganarse la vida desempeñando nuevamente diversos oficios hasta conseguir un papel en la película Cruz Diablo dirigida por Fernando de Fuentes, a quien posteriormente asistiría en Allá en el Rancho Grande; después logró el papel protagónico de Janitzio, que se convirtió en una especie de reiteración en sus obras posteriores.

En 1941, con el apoyo financiero del general Juan F. Azcárate y el impulso de su amigo, el actor David Silva (en ese entonces un estudiante de derecho), filmó La Isla de la Pasión con la que hizo su debut como director. Ese mismo año viajó a Cuba, donde conoció a la mujer que sería su primera esposa, Gladys Fernández, madre de su hija Adela.

En 1943 es contactado por los estudios cinematográficos Films Mundiales. Emilio Fernández junto con Mauricio Magdaleno (escritor), Gabriel Figueroa (fotógrafo), Dolores del Río y Pedro Armendáriz (actores) conformaría el equipo que logró los mayores éxitos de taquilla de la época. Su primer trabajo conjunto fue Flor silvestre, cinta en la que Dolores del Río debutó en el cine mexicano.

A continuación, Fernández filmó María Candelaria, por la que fue galardonado con la Palma de Oro en el Festival de Cannes.[5]​ Fernández desarrolló su propio estilo que tuvo tal efecto en la industria, que su interpretación del México rural se convirtió en un estándar para la industria del cine y también se convirtió en la imagen de México en el mundo.

En 1945, con base en la historia del escritor estadounidense John Steinbeck (que adaptó el guion en colaboración con él), filmó La perla, una de las más importantes películas de su larga filmografía, considerada por la crítica como una obra de arte; en ella, una historia de la ignorancia y la miseria humana, lograda por la excelente fotografía de Figueroa y la dirección rigurosa de Fernández, crea una alegoría acerca de los límites de la maldad de los hombres en su codicia y el deseo de poder. Con esta cinta de nuevo trascendió internacionalmente, ganando el premio a la mejor fotografía, y una mención por su contribución a la mejor película para progresar en el Festival de Cine de Venecia (1947). También recibió el Premio Ariel (1948) a la Mejor Película, Mejor Dirección, Actuación Masculina y fotografía. También fue galardonado por la Hollywood Foreign Press Association y recibió un premio a la mejor fotografía en el Festival de Madrid. En ese momento, su carrera estaba en la cima del éxito.

Luego vinieron las películas que consolidaron su estilo y fortalecieron su reputación en el mundo. Entre las más importantes están: Enamorada con María Félix; El fugitivo, (que ayudó a realizar con el famoso director estadounidense John Ford); Río Escondido (ganadora de Mejor Fotografía en el Karlovy Vary en Checoslovaquia); Pueblerina con su entonces pareja, la actriz Columba Domínguez y La malquerida, todas ellas imbuidas de realismo y un nacionalismo con un carácter indígena fuerte y campirano donde se demuestra su amor por el paisaje mexicano y la belleza de los rasgos indígenas, los atributos que, para ese tiempo, darían forma a la imagen de México en el mundo. En 1950, Salón México ganó el premio a la Mejor Fotografía en el festival en Bruselas, Bélgica.

Finalmente, siguiendo con las películas urbanas, realizó Víctimas del pecado (protagonizada por Ninón Sevilla), y Cuando levanta la niebla, con Columba Domínguez y Arturo de Córdova . En 1950, filmó su única película en Hollywood, The Torch, una nueva versión de Enamorada protagonizada por Paulette Goddard.

En medio de los años 1950, las películas de Fernández entraron en decadencia. Era relegado paulatinamente por otros directores de cine notables como Luis Buñuel. Fernández entonces volvió a su papel como actor. La década de 1960 representó un período de poco trabajo como director. Por el contrario, en el campo de la actuación, sus acciones eran más abundantes y apareció en cintas como: La cucaracha (1959), La bandida (1963); The Night of the Iguana (1964, dirigida por John Huston, donde compartió créditos con Richard Burton y Ava Gardner ); Return of the Seven (1966); Sierra prohibida (1966, con Marlon Brando), entre muchas otras. Su película de 1967 Un soldado de Pancho Villa, participó en el Festival Internacional de Cine de Moscú.[6]

Durante los últimos años de su vida, le resultó imposible de dirigir, y aunque sus actuaciones como actor en varias películas en México y en el extranjero seguían siendo numerosas, no pudo restaurar la felicidad que le concedía la dirección. A finales de los años 1970, estuvo preso en Torreón, después de ser hallado culpable de la muerte de un agricultor. Fue liberado después de 6 meses bajo libertad condicional. La falta de firmas cada semana, debido a un accidente, provocaron que fuera encarcelado de nuevo. Era un hombre de 74 años, silencioso y taciturno, que se negó a reconocer el ocaso de su carrera. Libre de nuevo, de vuelta a su casa mítica en Coyoacán, vivió en soledad y vendía cultivos de su jardín para sobrevivir.

A principios de 1986, Emilio Fernández sufrió una caída en su casa de Acapulco, que le provocó una rotura de fémur. Emilio Fernández falleció el día 6 de agosto de ese mismo año es su habitación de la Casa-Fortaleza del Indio en Coyoacán.[7]

La vida personal, particularmente la vida sentimental y familiar del Indio Fernández.

Se dice que Emilio conoció en Cuba a la que sería su primera compañera sentimental, la actriz y bailarina cubana Gladys Fernández, producto de su romance nace su primera hija en Ciudad de México en 1942, Adela Fernández Fernández quien prácticamente recién nacida fue abandonada por su madre que regresó a Cuba para ser criada hasta su adolescencia por su padre.

Emilio fue uno de los más grandes admiradores de Dolores del Río, la legendaria actriz mexicana que triunfó en Hollywood. Emilio afirmaba que el apareció como extra en varias películas de Dolores en Hollywood. La belleza y elegancia de la actriz lo habían impresionado profundamente: "Me miraba, pero sin verme. Eventualmente, ella me pediría que yo la dirigiera en su primera película en México. Me enamoré de ella, pero ella me ignoraba. Yo la adoraba, de veras que la adoraba".[8]

Fernández alababa a Dolores, con espléndidos regalos. Aunque algunas fuentes revelaron que sí existió un romance entre ellos, el romance nunca fue probado.[9]​ De cualquier forma, su interés en conquistar a Dolores provocó su separación de Gladys Fernández, que los abandonó a él y a su hija Adela.

Su relación con su hija mayor terminó cuando la joven era adolescente y se alejó del yugo paterno manifestando sus preferencias sexuales, hecho que al Indio, le impactó y ella decidió buscar su camino. Eventualmente Adela en sus andares por el mundo, y con la lejanía de su padre al cual no deseaba ver, se convirtió en una destacada escritora, solo hasta la muerte de Emilio, Adela reapareció en su entorno.

Fernández también se enamoró platónicamente de la actriz británica Olivia de Havilland, a quien nunca conoció, pidió al entonces presidente de México Miguel Alemán Valdés, prolongar una calle en Coyoacán hasta su mansión para luego llamarla Dulce Olivia. De esta manera, siempre la tendría cerca, y de manera simbólica (convertida en calle), siempre a sus pies.[10]

Eventualmente, en una visita al mercado de La Merced, famoso en la ciudad de México, Emilio conoció y descubrió a una joven Columba Domínguez. Emilio quedó prendado de su belleza, la convirtió en actriz y en su compañera sentimental. Su romance duró de entre 1947 y 1952. Con ella, procreó a su segunda hija, Jacaranda Fernández Domínguez. Columba lo abandonó, pero su obsesión con Emilio era interminable, reapareciendo en su vida después de cada ruptura amorosa de él para darle consuelo.

Su hija Jacaranda falleció trágicamente en 1978, tras caer desde el cuarto piso de un edificio, las versiones oficiales manejan que fue un suicidio, pero es bien sabido que se trató de un homicidio.

En 1956, Emilio contrajo su único matrimonio con Gloria De Valois Cabiedes (conocida como Gloria Cabiedes) hija de la famosa periodista Rosa Elena Cabiedes Zatarain Rosa Elena Cabiedes [1] terminando su relación algunos años después, con ella procreó otra hija llamada Xóchitl Fernández De Valois [2].

Tuvo también un hijo varón llamado Emilio Fernández Castañeda, quien falleció tiempo después que Adela lo despojó de su derecho de herencia. Su madre Martha Beatriz Castañeda, de la cual se sabe poco.

Al morir Emilio en 1986, se desató una controversia sobre su testamento, particularmente sobre su impresionante fortaleza en el barrio de Coyoacán, al sur de la Ciudad de México.

Emilio murió intestado, y automática y arbitrariamente, su hija mayor, Adela, se autonombró heredera universal, en perjuicio de todos sus hermanos y de Columba Domínguez quien alegaba derechos sobre la propiedad.

De acuerdo con Columba, Adela en realidad no era hija biológica de Emilio, sino de su primo Fernando Fernández y él no la adoptó.[11]​ Estos detalles, así como la situación legal, nunca fueron aclarados, sobre todo después de la muerte de Adela en 2013.

La Casa Fuerte o Fortaleza del Indio Fernández, es un reconocido recinto de foro de diversas actividades culturales de la Ciudad de México, además de que ha servido como locación para varías películas, tanto de "El Indio" Fernández como de otros directores.

Cuando murió, Emilio Fernández dejó un vacío en la historia del Cine mexicano, legando una filmografía que suma alrededor de 129 películas, un sinnúmero de hermosas imágenes, cientos de evocaciones de un México que fue planeado y amó el mundo, la memoria de un hombre que amaba a su país, sus costumbres y su identidad, defendida a toda costa. Una trayectoria que fue reconocida en varias ocasiones con el Premio Ariel, el Colón de Oro en Huelva, España, y una silla con su nombre en la Escuela de Cine de Moscú. Emilio Fernández Romo no solo fue conocido por su carácter visceral, sino también por lograr la integración de un equipo de filmación que atrajo la atención de Hollywood y Europa.

Con Gabriel Figueroa como fotógrafo, Mauricio Magdaleno como escritor y los actores Pedro Armendáriz, Dolores del Río, María Félix y Columba Domínguez, dirigió varias producciones que promovieron las costumbres y los valores nacionales asociados a la Revolución Mexicana.

En 2012, Emilio Fernández es interpretado por el actor Alberto Estrella en la cinta biográfica El fantástico mundo de Juan Orol y en 2014, es interpretado por el actor Joaquín Cosío en la cinta biográfica Cantinflas (película), ambas dirigidas por Sebastián del Amo.



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