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Erich Honecker



Horst Sindermann (abril de 1976-octubre de 1976)

Erich Honecker (Neunkirchen, Sarre, 25 de agosto de 1912-Santiago de Chile, 29 de mayo de 1994) fue un político comunista alemán y mandatario de la República Democrática Alemana (RDA).

Durante el periodo nazi estuvo encarcelado por las autoridades debido a su militancia comunista, y fue liberado en 1945 con el fin de la Segunda Guerra Mundial. En 1971 se convirtió en secretario general del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED) y entre 1976 y 1989 fue designado Presidente del Consejo de Estado de la RDA. Tras la caída del Muro de Berlín se trasladó a Moscú para evitar ser enjuiciado en la Alemania reunificada acusado de ser responsable de la muerte de 192 personas que intentaron cruzar el Muro durante su mandato, para luego buscar asilo en la embajada de Chile, donde encontró refugio debido a un cáncer de hígado. Falleció en 1994.

Nació en el seno de una familia minera de tradición comunista. En 1926 se afilió a las Juventudes Comunistas y en 1929 al Partido Comunista de Alemania (KPD). Ese mismo año fue enviado a la Escuela Internacional Lenin en Moscú, y regresó a su país en 1931. En diciembre de 1935 fue arrestado por los nazis y condenado a diez años de prisión por su militancia política. Permaneció en prisión hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945.

Al finalizar la guerra, fue uno de los dirigentes comunistas que, junto a Wilhelm Pieck y Walter Ulbricht, entre otros, encabezaron la unificación con las agrupaciones del SPD en el este del país, fundando el Partido Socialista Unificado de Alemania (SED). En las elecciones de octubre de 1946, fue elegido diputado y en 1950 ya era miembro del secretariado del Comité Central del SED.

Siendo ya uno de los principales dirigentes de la República Democrática Alemana desde su fundación en 1949, Honecker desplazó del poder al más ortodoxo Walter Ulbricht en 1971, convirtiéndose en secretario general del SED y presidente del Consejo de Defensa Nacional. Finalmente, en 1976 asumió la presidencia del Consejo de Estado de la RDA.[1]

Opuesto a la perestroika impulsada por el secretario general del PCUS Mijaíl Gorbachov, fue sorprendido por los acontecimientos que llevaron a la caída del Muro de Berlín en noviembre de 1989, y sus problemas de salud le obligaron a dimitir el 18 de octubre de ese mismo año, siendo sustituido por el joven Egon Krenz.[2][1]

Tras la caída de la RDA, Honecker permanece unos meses en un hospital militar del Ejército Rojo, debido a su delicado estado de salud. Viaja a la URSS para evitar que las autoridades de la República Federal de Alemania lo juzguen. Ya en la URSS, Honecker se refugia en la embajada de Chile en calidad de huésped del embajador chileno Clodomiro Almeyda, hecho que provoca una crisis diplomática entre Alemania y Chile.

Finalmente, transcurridos varios meses, Honecker abandona la embajada chilena, siendo extraditado a su salida en 1992, tras la desintegración soviética. Estuvo preso entre 1992 y 1993 en la cárcel de Berlín-Moabit donde redactó sus memorias políticas.[3]​ Fue procesado por la muerte de las 192 personas que murieron intentando cruzar el Muro de Berlín durante su mandato, pero debido a su grave estado de salud fue liberado y emigró a Chile, país del cual había acogido durante los años setenta y ochenta a centenares de chilenos, exiliados por el dictadura militar de Augusto Pinochet, donde residía su hija Sonja.

Falleció en el mismo Chile a los 81 años de edad el 29 de mayo de 1994, víctima de un cáncer de hígado. Estuvo casado con Margot Honecker, quien fuera ministra de Educación Popular durante su gobierno.

Honecker durante el XI Congreso del PSUA, 1986

Honecker en un acto público, 1983

Honecker saludando tropas de la NVA, 1984

Honecker en los actos por el XL aniversario de la RDA, 1989

«Yo, desde los quince años de edad luché por el socialismo: primero en libertad, después durante muchos años como preso en una cárcel de los nazis; más tarde otra vez en libertad durante la reconstrucción de un país en ruinas y la construcción del socialismo; luego como estadista y jefe de Estado; y finalmente de nuevo como preso político en manos del enemigo de clase. Son diferentes tareas que al revolucionario le tocan para servir siempre a la misma causa. Y así será hasta que me muera». [4]





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