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Esporotricosis



La Esporotricosis es una enfermedad infecciosa, generalmente de la piel y crónica, causada por el hongo Sporothrix schenckii[1]​ Pueden también haber infecciones del pulmón, hueso y el cerebro y tiene la peculiaridad de ser inoculado por rosales.[2]

La esporotricosis es una enfermedad ocupacional cosmopólita, frecuente en trabajadores de granjeros, viveros, horticultores y amas de casa que trabajan sus jardines, en particular rosales.[3]​ Además de estas lesiones por espinas, ramitas o astillas, el hongo puede ser inhalado produciendo infecciones del pulmón, como la neumonía.[4]​ La infección afecta a todas las edades, incluyendo recién nacidos, y a ambos sexos, generalmente por razones ocupacionales, se ve con más frecuencia en personas menores de 30 años[5][6]

El hongo entra por la piel después de un trauma, sea pinchazo, raspón, etc., donde se inocula en el tejido cutáneo o subcutáneo ocasionando una lesión nodular. En el sitio de la infección aparece con el tiempo una pápula y luego una pústula que tiende a ulcerarse. El organismo gana acceso a la circulación linfática causando en su trayecto nódulos alejados del sitio de la lesión inicial y adenopatías locales.[7]

La esporotricosis extracutánea o diseminada no es muy frecuente presentándose mayormente en individuos inmunodeficientes y se caracteriza por lesiones de localización óseo-articular, pulmonar, etc.

Es benigno en formas cutáneas localizadas, a veces puede ser incapacitante, las presentaciones linfangiticas y, sobre todo, fijas llegan a curar solas. Modalidades infrecuentes permanecen latentes o son letales.

El diagnóstico clínico-epidemiológico debe siempre ser acompañado de exámenes de laboratorio para descartar otras posibles infecciones, como la parasitaria leishmaniasis y otras micóticas como la cromomicosis.

La muestra de pus o de escamas de una esporotricosis muestra la forma parasitaria del hongo: el cuerpo asteroide. El hongo en su estado de levadura puede ser observado además con técnicas de coloración de la muestra. Observación directa en una muestra histológica es también posible pero debido a lo improductivo y poco específico del examen fresco, es poco usada.[8]

Es el método más específico y seguro para el diagnóstico de la esporotricosis. Las colonias en agar de Sabouraud crecen en tres días y las características de la misma permiten su identificación. Microscópicamente de las colonias se observan hifas, y conidias típicas de la Sporothrix schenckii. Es frecuente producir un cultivo positivo con antecedente de examen directo negativo.[9]

Por su eficacia y por ser económicos, los yoduros (por ejemplo yoduro de potasio) son el tratamiento de preferencia por vía oral. En casos de alergia a los yoduros, ciertos antimicóticos como el Itraconazol son la elección. Otros como el ketoconazol y la Anfotericina B no son usados en estas infecciones. El tratamiento de inmunosuprimidos e infecciones extracutáneas es por lo general considerablemente difícil y son frecuentes las recaídas.[10]

La esporotricosis puede ser diagnosticada en mamíferos domésticos así como salvajes, especialmente gatos y caballos. El manejo de animales en los que se les sospecha una lesión micótica debe ser cuidadosa pues esta enfermedad puede ser transmitida de un animal al hombre. Es posible ser infectado por la mordedura de animales contaminados.[11]

Esta enfermedad puede ser prevenida al usar guantes y mangas largas durante el trabajo de campo, jardinería o al trabajar con tierra, rosas, heno, etc.

La esporotricosis puede desarrollar celulitis, sarcoidosis y tuberculosis.



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