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Estilo severo



El Estilo severo, estilo clásico temprano o estilo arcaico final, es el estilo de la escultura griega correspondiente a la primera mitad del siglo V a. C. (entre 490 a. C. y 450 a. C.). Marca la ruptura entre las formas canónicas del período arcaico anterior y la transición al vocabulario y expresión grandemente expandidos del periodo clásico de mediados de siglo. Fue un "estilo internacional" compartido por las diferentes polis de la Hélade, y abarcó una gran variedad de géneros: escultura en bronce de bulto redondo (desde estatuillas hasta grandes formatos, de escala superior al tamaño natural), estelas, y relieves arquitectónicos. El estilo logró quizá su culmen con la serie de los trabajos de Hércules representada en las metopas del templo de Zeus en Olimpia.

El establo de Áugeas.

Los pájaros del Estínfalo.

El toro de Creta.

Las manzanas de las Hespérides.

El término fue acuñado por primera vez por Gustav Kramer[3]​ en su obra Über den stil und die Herkunft der bemalten griechischen Tongefässe (1837, Berlín) en referencia a la primera generación de pintores de la cerámica de figuras rojas. Desde el estudio de Vagn Poulsen[4]Der strenge Stil (1937) el término se asocia casi exclusivamente con la escultura.

No hay una cronología firmemente establecida para el estilo severo, datándose aproximadamente a comienzos del siglo V antes de Cristo. Por tanto, su primera aparición es objeto de conjetura, proponiéndose distintas fechas entre el año 525 a. C. y el 480 a. C..[5]

La única excepción a esta regla general de incertidumbre es el Grupo de Los Tiranicidas esculpido por Kritios y Nesiotes (datado por una inscripción en el año 477/6 antes de Cristo) y que reemplazó al bronce creado por Antenor en 514 para conmemorar a los asesinos del tirano Hiparco. Solo se conocen copias romanas,[6]​ que preservan las poses y los rasgos faciales que mantienen el familiar aire arcaico, y los combinan con un nuevo tratamiento de múltiples puntos de vista, concepto de las masas y la observación anatómica que la distingue como uno de las obras atenienses del estilo severo o de transición. Otro es el efebo de Kritios c. 480 a. C.[7]​ cuya distribución del peso sobre una pierna, mientras mantiene bajada la cadera derecha, y cuya inclinación de cabeza y hombros; exceden las fórmulas de los últimos kuroi arcaicos, marcando un avance hacia el mayor naturalismo e individualización de los kuroi clásicos, como indica Brunilde Sismondo Ridgway:[8]​ "no es tanto un tipo sino un sujeto" (no longer a type but a subject).

Los destrozos de las Guerras Médicas y las leyes suntuarias de Solón provocaron que muy poca escultura se produjera en Atenas en la primera mitad del siglo V antes de Cristo. En vez de ella, hay que dirigirse a otras polis para trazar el desarrollo del estilo severo. Se observan las características generales del periodo en su mayor obra maestra: el Templo de Zeus en Olimpia, cuyas obras se atribuyen a un Maestro de Olimpia. Allí se encuentra una simplicidad de formas, especialmente en los ropajes, y una ausencia de decoración, una sensación de peso, tanto en la gravidez del cuerpo como en la plasticidad del peplo. Por supuesto que en esta época se avanza desde el uso del quitón dórico hacia el peplo jónico, cuyo drapeado y caída irregular expresa mejor el contorno del cuerpo subyacente. También se observa en las figuras del frontón del templo la sutil sonrisa típica de la época, en la que el labio superior se proyecta un poco sobre el inferior, y se da un volumen diferente a las cejas. La clara diferencia con la sonrisa arcaica del siglo VI antes de Cristo quizá puede sugerir el surgimiento del pathos propio de la época posterior. Hay una experimentación de la expresión de la emoción en las metopas del templo, que ilustran los trabajos de Hércules, y que no se continuó más adelante en el arte clásico.

Artistas severos cuyos nombres nos han llegado, además de Kritios y Nesiotes, son Pitágoras (homónimo de Pitágoras el matemático, y como este, también natural de Samos), Kalamis y sobre todo Mirón. Este último, nativo de Eleuthera, evolucionó más tarde al estilo clásico que se conforma en las décadas centrales del siglo, y es el autor de dos esculturas que han sobrevivido gracias a copias: el Discóbolo de Mirón y el grupo de Atenea y Marsias.[9]​ Ambas son de composición original, plasmando varias de las características principales del estilo severo, en su sensación de momento dramático, su ritmo y el equilibrio de las masas y la encarnación de los sentimientos a través del gesto.

Cuál fuera la causa de que esta tendencia al naturalismo emergiera a comienzos del siglo V en el arte griego, ha sido un asunto de gran especulación (respuesta al despertar de un sentido del individuo, de un nuevo espíritu más libre, de un "descubrimiento de la mente", de innovaciones legislativas, etc.).[10]

Se relacionan las obras pertenecientes al estilo severo o localizables en la época, en su caso con su datación y la catalogación el museo donde se encuentran. Todas las fechas son antes de Cristo. La abreviatura "ca." (circa), indica que la datación es una aproximación estimada. Cuando lo que se conserva es una reproducción antigua (habitualmente de época romana), se indica ("copia"); añadiendo cuando es posible la estimación de la fecha a la que se remontaría el original ("orig.")

Efebo Rubio o Kuros rubio, ca. 490-480, Museo de la Acrópolis de Atenas. Fue encontrada junto con parte de la pelvis, al noreste de la Acrópolis de Atenas en 1923. La representación estereotipada de los rizos del pelo son un rasgo arcaico. Ha sido atribuido a la generación de maestros de Fidias (Hegias de Atenas o Ageladas de Argos). El nombre de rubio se debe a los restos de policromía que se han conservado.[13]

Trono Ludovisi, ca. 460, Museo Nacional Romano.

Cabeza de filósofo[14]​ (en italiano Testa del filosofo). También conocida como Filósofo de Porticello o Cabeza de Porticello, por el lugar donde se halló. Datada actualmente ca. 460-450, Museo Nacional de Magna Grecia. Su naturalismo hizo que inicialmente fuera datada en el periodo helenístico e identificada con el retrato de un filósofo cínico[15]​.

Auriga o Efebo de Motia, ca. 460-450. Según la hipótesis más acreditada, sería una representación del dios fenicio-púnico Melkart sincretizado en el panteón greco-romano como Hércules.

Apolo de Mantua,[16]​ copia del siglo I ó II después de Cristo (Museo del Louvre) de un original del segundo cuarto del siglo V (475-450) atribuido a distintos escultores (como Hegias de Atenas, el maestro de Fidias). Se ha señalado su similitud a modelos posteriores, de Policleto, aunque sus rasgos son más arcaicos.

Estela de Farsala, ca. 470-60, Louvre.

Detalle de la estatua de un vidente anciano del Templo de Zeus en Olimpia. Museo Arqueológico de Olimpia.

Muestra de la exposición Bunte Götter (Dioses Coloreados, Gliptoteca de Múnich, 2005). Copias de las estatuas del frontón oeste del Templo de Afaya, con la reconstrucción de la exuberante policromía que careacterizó la estética arcaica.

Figura de Hércules del frontón este del Templo de Afaya. Gliptoteca de Munich.

Diosa de Tarento[28]​ o Perséfone entronizada, ca. 460. Museo de Pérgamo.



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