El colibrí de Arica (Eulidia yarrellii), también llamado picaflor de Arica, estrellita chilena, o colibrí hada de cara rosada, es la única especie que integra el género monotípico: Eulidia, de la familia Trochilidae. Esta ave se distribuye en el centro-oeste de América del Sur.
Es el ave más pequeña de las que habitan en Chile. Mide de 80 a 90 mms de largo en el caso de los machos, y de 70 a 80 mm de largo en el caso de las hembras. Su peso es de entre 2 a 3 gramos.
El hábitat de este colibrí son los matorrales a lo largo de los valles fluviales en las regiones desérticas. Vive principalmente en altitudes por debajo de los 750 mnsnm, pero en ocasiones se lo ha encontrado por encima de los 2000 msnm.
Se alimenta de manera solitaria, de una dieta compuesta principalmente por néctar, que liba mayormente entre la vegetación natural, buscando flores de arbustos nativos como el chañar, aunque también vive en los jardines, plazas, arboledas de frutales, y zonas vegetadas de los oasis, alimentándose de las flores de Lantana, Hibiscus, y Citrus. La complementa con pequeños arácnidos e insectos.
Se reproduce a fines de agosto o comienzos de septiembre. Sobre alguna rama pequeña, construye un nido en forma de copa, hecho de fibras vegetales y lanas. Allí pone dos huevos blancos, de 11 mm de largo por 6 mm de ancho. Los incuba durante un lapso de 16 a 19 días.
Esta especie monotípica fue descrita originalmente por el ornitólogo francés Claude Marie Jules Bourcier en el año 1847, bajo el nombre científico de: Trochilus yarrellii. Su localidad tipo es: «Montevideo», pero es un error, pues era en realidad «Arica», hoy en el norte de Chile. El género fue descrito por el ornitólogo francés Martial Étienne Mulsant en el año 1877.
Este taxón está estrechamente relacionado con Myrtis, y a veces se lo ha incluido en él.
Eulidia yarrellii está catalogada como una «especie en peligro crítico».
Sólo se reproducen regularmente en los valles de Azapa y Vitor, en el Región de Arica y Parinacota, extremo norte de Chile. Si bien habitaba en pequeños números en el valle de Lluta, desde el año 2003 no se lo ha podido encontrar. Hay registros históricos tan al sur como Cobija, en el norte de la provincia de Antofagasta.
En la primera mitad del siglo XX era muy frecuente, con conteos de más de 100 ejemplares alimentándose juntos. En el siglo XXI la especie se ha tornado escasa, común sólo localmente.
En el año 2007 la población mundial de la especie se estimaba en alrededor de 1200 ejemplares, repartidos en un 55 % en el valle de Azapa, y en un 45 % en el valle de Vitor.
Algunos ejemplares, posiblemente vagantes, se observaron en los departamentos del sur del Perú, al norte de Tacna y Moquegua, si bien no hay registros desde el siglo XX en ese país, lo más probable es que se hallan extinto.
La pérdida de hábitat para convertirlo en áreas agrícolas es la principal amenaza para la especie. Se ha logrado conservar sólo pequeños parches remanentes de vegetación nativa adecuada. También son riesgosos el efecto de las fumigaciones de plaguicidas para combatir a la mosca de la fruta, y la competencia con otra especie de colibrí más agresivo: el de cola hendida peruano o de cora (Thaumastura cora), el cual invadió el hábitat del colibrí de Arica sólo en las últimas décadas del siglo XX.
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