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Falla de San Ramón



La Falla de Ramón es una falla geológica activa del tipo inversa que se encuentra situada al oriente de Santiago, la capital de Chile, siguiendo el pie de cerro de la sierra de Ramón a la que debe su nombre.

Nombrada por el Gobernador de Chile, Alonso García Ramón quien hizo los códigos de aguas para la ciudad de Santiago en 160a, a partir de las aguas de la Quebrada de Ramón las que terminaban en una pileta en la intersección de la actual Avenida 10 de Julio con la Calle de la Ollería. Lo tratan coloquialmente de San Ramón pero jamás fue nominada oficialmente como aquello. Otro caso es el Canal de Carlos que es conocido como Canal San Carlos, producto de la tradición religiosa chilena.

La falla de Ramón se ubica a 5 km bajo la superficie terrestre y tiene una extensión de 25 km[1]​ en sentido norte-sur. Se ubica entre los ríos Mapocho y Maipo, bordeando todo el frente cordillerano de la ciudad de Santiago, cruzando las comunas de Vitacura, Las Condes, La Reina, Peñalolén, La Florida y Puente Alto, aunque se piensa que podría prolongarse a Lo Barnechea y Pirque.[1]​ Se puede identificar como un súbito escalón que se alza sobre el valle de Santiago se ubica entre la placa de Nazca y la placa Sudamericana.

Es parte de un sistema de megalineamientos que controla el borde occidental del bloque o cadena andina, extendiéndose más allá de los límites de la Región Metropolitana de Santiago. Este sistema tectónico tiene una traza de más de 100 km de largo y es uno de los varios megalineamientos estructurales regionales.

La falla de Ramón es una falla inversa, vale decir con deslizamiento vertical, que ha sido la responsable de la formación de la sierra de Ramón, una cordillera de 25 kilómetros de largo y una altitud máxima de 3249 msnm, la cual se ha desplazado bastante en los últimos 10 millones de años. Ha tenido un crecimiento continuo y progresivo durante el periodo cuaternario reciente, lo que la convierte en una falla geológicamente activa con trazas de deformación del orden de 0,02 mm/año, que la hacen capaz de producir sismos de gran magnitud, como el terremoto del 17 de marzo de 1575,[2][3]​ o el de mayo de 1647.

La falla representa una franja de discontinuidad en el sustrato rocoso que modifica sus características al producirse una fragmentación de la roca, generando brecha de falla, dislocamiento y fracturamiento de bloques en el entorno inmediato a ella, e incluso registrando manifestaciones hidrotermales que conducen a la alteración química de la roca.

Una de las manifestaciones hidrotermales más importantes de esta falla se encuentra localizada en su extremo norte, en la zona de Apoquindo, entre el cerro Apoquindo y el cerro Los Rulos, llamado también Loma de los Baños. Durante el siglo XIX y principios del siglo XX, existieron cuatro manantiales de agua mineral que presentaban temperaturas entre los 18° y 23° Celsius. La existencia de estas vertientes llevó a la creación de un balneario termal llamado los Baños de Apoquindo en la década de 1900, en funcionamiento hasta 1945. Además, el agua mineral de estos manantiales fue embotellada hasta la década de 1950 bajo la denominación de Vital Apoquindo. Mediciones hechas en el transcurso de 139 años permiten afirmar que son aguas cloruro-calco-sódicas cuyos componentes más significativos son cloruros (700 ppm) y sodio (200 ppm); tienen una temperatura promedio constante de 22° Celsius y su pH es de 7,1.[4]

El origen de estas fuentes se debe a la filtración de aguas percoladas en la corteza terrestre que retornan a la superficie luego de ser calentadas por un foco de calor que se encuentra a más de 20 000 metros de profundidad. En su trayectoria, el agua recolecta parte de los componentes solubles presentes en las rocas. La infiltración en la roca se debe a las fracturas verticales que presenta la corteza debido a la acción de levantamiento que tiene la falla en la sierra de Ramón.

Cerca de o sobre la falla, se han construido viviendas y centros educacionales, además de una planta de gas en Peñalolén. La Comisión Chilena de Energía Nuclear posee un reactor que está construido en la comuna de La Reina, muy cerca de la falla, generando preocupación entre la población.[1]

Debido a que se encuentra muy segmentada y a poca profundidad, puede originar un sismo superficial muy destructivo con una magnitud de alrededor de 7.0° Richter.[5]​ En ese caso, el hipocentro se encontraría a pocos metros de profundidad, al este de Peñalolén o La Florida y con un periodo de recurrencia superior a los 300 años.

En 2012, la Secretaría Regional del Ministerio de Vivienda y Urbanismo de Chile realizó un estudio[6]​ que dio como resultado que la falla podría generar terremotos, por lo que está activa. Por otro lado, la prestigiosa revista científica Geology, en su edición impresa correspondiente a diciembre de 2014, incluyó un estudio del profesor del Departamento de Geología de la Universidad de Chile, Gabriel Vargas y de la profesora Sofía Rebolledo, realizado en conjunto con especialistas a nivel mundial, con recientes resultados en paleosismología que confirman que la falla de Ramón está activa y en condiciones de producir terremotos de gran magnitud.[7]



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