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Fascismo de izquierda



Fascismo de izquierda es un término sociológico y filosófico utilizado para categorizar aquellas tendencias en las políticas de izquierda que suelen ser comúnmente atribuidas a la ideología del fascismo.[2][3][4]​ El fascismo ha sido históricamente considerado como una ideología de extrema derecha.[5][6][7][8][9][10]

Como otras definiciones de fascismo, esta varía y se extiende sobre las similitudes entre el fascismo italiano y la construcción del estado soviético de la década de los años 1920, incluye la comunidad de intereses del pacto Ribbentrop-Molotov entre la Alemania Nazi y la Unión Soviética, el totalitarismo de Mao Tse Tung, los crímenes del régimen de Pol Pot en Camboya y las desviaciones de la izquierda criticadas por Horowitz.

Fascismo de izquierda es usado en la política contingente, pero su estudio sistemático y científico se realiza bajo el término Totalitarismo que lo tipifica con las siguientes características: "1. una ideología oficial que impone formas de comportamiento para todos los aspectos relevantes de la vida humana a las que debe someterse en forma por lo menos pasiva cualquier miembro de la sociedad, 2. un partido único generalmente bajo un caudillo único que dispone sobre una organización jerárquica y oligárquica que esta sobrepuesta o entrelazada con la burocracia estatal 3. un control técnico, casi absoluto sobre todos las armas y medios de lucha. 4. un control técnico, casi perfecto sobre todos los medios de comunicación de masas. 5. un sistema de terror que basa su efectividad en el control de los medios de comunicación y armas (puntos 3 y 4) de la policía y que no solo se aplica contra los enemigos del régimen sino también contra otros grupos de la sociedad.[11]

El término fue conocido ampliamente a través de los sociólogos Jürgen Habermas e Irving Louis Horowitz. Otro uso temprano del término es empleado por Victor Klemperer, cuando describe las similitudes cercanas entre el régimen nacionalsocialista alemán y la República Democrática Alemana.[12]​ Sin embargo, ya en 1926, el sacerdote y político italiano Luigi Sturzo utilizó el término fascismo di sinistra.[13]

El Parlamento Europeo igualó los regímenes comunistas totalitarios y el fascismo en una resolución del 19 de septiembre de 2019 sobre la importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa.[14]

Luigui Sturzo escribió en 1926 en su libro "Italien und der Faschismus": "En general se puede constatar entre Rusia e Italia solo una diferencia, por cierto que el bolchevismo es una dictadura comunista o fascismo de izquierda y el fascismo una dictadura conservadora o bolchevismo de derecha."[15]

En Alemania provocó urticaria en la izquierda el uso del término «fascismo de izquierda» (linker Faschismus) por Jürgen Habermas, un sociólogo y filósofo influenciado por la Escuela de Frankfurt. Utilizó el término en la década de 1960 para alejar a la Escuela de Frankfurt de la violencia y el autoritarismo de los terroristas de izquierda.[16][17][18]​ Habermas, cuyo trabajo enfatiza la importancia del discurso racional, las instituciones democráticas y la oposición a la violencia, ha hecho contribuciones importantes a la teoría del conflicto.

El sociólogo Irving Louis Horowitz plantea en su libro de 1984 Winners and Losers que décadas después de que Lenin hubiese advertido sobre un "infantilismo de izquierda", se ha materializado un fascismo de izquierda.[19]​ Horowitz afirmó que el "fascismo de izquierda" surgió nuevamente en la vida política de los Estados Unidos durante la década de 1980 en la forma de una negativa a desvincular la retórica radical de la realidad totalitaria.[19]

Para sustentar su teoría de un nuevo fascismo de izquierda en los EE. UU., proveniente de la escuela de Frankfurt, Horowitz observa que Theodor Adorno diferencia entre la cultura popular y la cultura de elites y, por primera vez en la historia del marxismo, Adorno ataca la cultura popular. Horowitz considera tal ataque como obscurantista, elitista, antipopular, teutónico y peligroso: "Aquí es donde Adorno coloca el entablado para una cultura del fascismo de izquierda, que representa un ataque a los órganos populares de la sociedad por ser lo que son y una correspondiente demanda elitista que sean de otra manera, esto es purificados."[19]:210-211[notas 1]

Un segundo factor en la conformación de este nuevo fascismo es la teoría del foco revolucionario que considera irrelevantes las condiciones económicas y las organizaciones sociales en la sociedad, que tanto importaban a Lenin, para que un pequeño grupo de revolucionarios selectos, producirá a través del caos y la protesta, un movimiento revolucionario acompañado de un terrorismo internacional de apoyo. Esta teoría del putsch, del grupo conspirativo pequeño que toma el poder en el momento preciso, es común con el fascismo de derecha.[19]:212 Otros factores comunes a ambos desvíos son que cada persona desea el orden en vez del caos, que no se necesita una teoría social para acceder al poder, que el origen de clase es menos importante que el rol social que toma la persona, factores de la sicología de masas que reemplazan la historia de la sociedad.[19]:212

A finales del siglo XX y principios del XXI, el término "fascismo de izquierda" se ha utilizado para describir alianzas políticas híbridas inusuales.[20][cita requerida] El historiador Richard Wolin ha utilizado el término "fascismo de izquierda" al argumentar que algunos intelectuales europeos se han enamorado de las teorías postmodernistas o anti-Ilustración, abriendo la oportunidad a posiciones irracionales, antidemocráticas y de culto que combinan características de la izquierda con las del fascismo.[21]​ El filósofo y periodista Bernard-Henri Lévy llama a este híbrido político "neoprogresismo", "nueva barbarie" o "fascismo rojo" en su libro de 2008 Left in Dark Times. Lévy sostiene que es antiliberal, antiamericana, antiimperialista, antisemita y proislamofascista.[22][23]

La filósofa Hannah Arendt dio en su obra Los orígenes del totalitarismo al concepto de "totalitarismo" un fundamento teórico y describió el paralelismo entre el Nacional Socialismo, el Estalinismo y parcialmente el Maoismo. Ahrendt no les llamaba "fascistas" sino "totalitarios" y diferenciaba la dictadura de Mussolini, del Franquismo y los regímenes de Europa Oriental tras la muerte de José Stalin.

Según Hannah Arendt, la referencia social-darwinista de los nacional-socialistas a la "leyes de la naturaleza" para justificar el aniquilamiento de las "razas inferiores" corresponde a la referencia de los comunistas a las "leyes objetivas de la historia" que legitimaban la destrucción de las clases sociales moribundas.[11]

En una entrevista del año 2005, el filósofo alemán Peter Sloterdijk sostuvo que:[24]

Sloterdijk caracteriza en su obra "Zorn und Zeit" (2006) al "fascismo de izquierda" como el "juego verbal dominante" en el antifascismo de la postguerra, del Estalinismo y de la nueva Izquierda [tras la caída del Muro de Berlín] y extendió el concepto a todo el Socialismo realmente existente bajo Lenin, Stalin y Mao. Sloterdijk enumera las características que para él igualan sus sistemas al de los nacionalsocialistas: Führerprinzip (subyugación al caudillo), Militarismo, Centralismo, Colectivismo, contrario a los principios de la democracia, desconfianza del individualismo y Pluralismo, monopolización del espacio público y los medios a través de la propaganda del partido, la derogación de la prohibición de matar a cambio de la realización de la causa y otras similitudes más.[25]

Tras la captura del poder en Italia por Benito Mussolini, Giovanni Amendola caracterizó primero a los fascistas y luego a los estalinistas en 1925 como "totalitarios": fascismo y comunismo son "reacciones totalitarias ante el liberalismo y la democracia". Lo que debía ser una afrenta fue levantado por la dirigencia de los fascistas a comienzos de 1926 como bandera. A partir de entonces la oposición liberal-conservadora italiana hizo suya la tesis de la similitud estructural de las dictaduras comunista y fascista. En ese sentido, el sacerdote Luigi Sturzo, dirigente del Partito Popolare Italiano, un predecesor de la Democracia Cristiana (Italia), escribió en 1926:[26]

En Chile han surgido movimientos de izquierda que justifican y usan la violencia para intimidar a sus adversarios políticos, ya sean estos de izquierda o de derecha. Carolina Tohá se refirió a ellos como radicalizados, muy violentos y que causan temor en la comunidad, "como un fascismo de izquierda".[27]Camila Vallejo, entonces presidenta de la FECH, advirtió que jamás se dejarían amedrentar por los fascistas de izquierda, en respuesta al violento asalto de la sede del Partido Comunista por el "fascismo puro".[28]

Tras una fallida acusación constitucional iniciada por el Partido Comunista de Chile contra el presidente Sebastián Piñera que buscaba establecer la responsabilidad política del Mandatario por las violaciones a los DD.HH. registradas durante la crisis social, en donde la diputada comunista Camila Vallejo fue acusada de ser «fascista» por funar a los diputados que no votaron como ella a pesar de haber buscado su apoyo anteriormente respecto a la disminución de la jornada laboral a 40 hrs.[29]

El 19 de noviembre de 2019, el diputado de izquierda Gabriel Boric acusó a quienes habían funado a Beatriz Sánchez, Natalia Castillo y Javiera Toro el día anterior de utilizar «métodos fascistas».[30]​ Gabriel Boric fue "funado" (insultado, amenazado, tocado y se le arrojaron líquidos) el 20 de diciembre de 2019, quien no se dejó provocar a pesar de serle quitada su gorro de un manotazo. El diputado Matías Walker (PDC) se refirió a los atacantes con: "Se necesitan tres intolerantes que practican el fascismo para funar a un diputado, pero se necesitan líderes como Gabriel Boric para junto a millones lograr una nueva Constitución. Muy bien la reacción al no dejarse provocar".[31]

En 1929 el Partido Comunista de Alemania (KPD) hizo suya la tesis estalinista del socialfascismo según la cual los reformistas de la fracasada, europea occidental, Segunda Internacional, sobre todo la socialdemocracia alemana, eran ayudantes del fascismo que se cernía sobre Europa. Esta ordenación ideológica tenía el sentido político de fortalecer en su lucha a los partidos de la Internacional comunista, dirigidos por Moscú, y a la vez servir de fundamento a la pretensión del Partido Comunista de la Unión Soviética de ser el dirigente del movimiento proletario internacinal.[32]

La reacción del partido socialdemócrata alemán fue endurecer su posición anticomunista. El, posteriormente secretario general, Kurt Schumacher declaró ante el Reichsbanner Schwarz-Rot-Gold[33]​:

Esto se transformó tras la derrota del fascismo alemán en 1945 en el muy citado “fascistas con barniz rojizo”.[34]

El comunista antimilitarista Otto Rühle escribió en reacción al Pacto Hitler-Stalin de 1939 durante su exilio en México un artículo titulado “Fascismo marrón y rojo”. Compara en él el desarrollo en Alemania y Rusia desde 1914 y encontró entre las dictaduras de Hitler y Stalin, las que el caracterizaba como “totalitarias”, una “sorprendente coincidencia en los fundamentos de los sistemas, en su doctrina de poder, sus principios autoritarios, el aparato dictatorial, la dinámica de igualar todas las opiniones a la del gobierno central, los métodos de aplicar la violencia.[35]



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