Federación Anarquista Uruguaya (FAU) es una organización anarquista comunista de Uruguay fundada en 1956.
La FAU desde un inicio recogió el aporte de esa tradición ideológica y cultural a las luchas obreras y populares desde principios del siglo XX, tanto uruguayas como internacionales. Recogía los elementos aportados por la inmigración anarcocomunista y anarcosindicalista italiana, gallega y catalana, que se afirmaron durante la Guerra Civil Española y la lucha contra el fascismo y el nazismo en la Segunda Guerra Mundial. Implicada, desde el primer momento, en las luchas obreras y sociales del país, apostando por el fortalecimiento de los sindicatos y el avance hacia la unidad obrera.
En 1967 el gobierno uruguayo ordena la disolución de la FAU, que pasa a la clandestinidad hasta 1971. En la década de los 70 de una escisión de sus miembros surgió el Partido por la Victoria del Pueblo de Uruguay.
La FAU reestructura su actividad de acuerdo con la nueva situación: desarrollo del aparato armado, edición de un semanal clandestino, red de casas para funcionamiento y materiales de propaganda, financiación y otros. Se pone en marcha la OPR-33 (Organización Popular Revolucionaria 33 Orientales), brazo armado de la FAU que llevará adelante con bastante éxito una serie de acciones: sabotajes, expropiaciones económicas, secuestros de dirigentes políticos y patronales, apoyo armado a huelgas, ocupaciones de fábricas, etc. Acorralados por la represión de los servicios especiales del ejército uruguayo y el argentino, una cincuentena de integrantes son asesinados y desaparecidos -después de ser torturados-, otros son condenados a largos años de prisión. Cae la dictadura y a partir de 1986 la organización encara inmediatamente su reorganización.
Desde entonces su intervención social abarca varios sectores: sindicalmente, en las escuelas en los consejos de padres; en las asociaciones barriales. Disponen de una imprenta. Han intentado poner en marcha radios comunitarias, ateneos y bibliotecas. Participan en diferentes causas como medio ambiente, presos, vivienda.
La FAU, desde su reorganización en los 80, ha ayudado en la creación de organizaciones anarquistas similares en Brasil y Argentina como la Federação Anarquista Gaúcha (FAG), la Federação Anarquista Cabocla (FACA), la Federação Anarquista do Rio de Janeiro (FARJ) en el Brasil, la Federación Anarquista de Rosario (FAR); y la desaparecida organización argentina AUCA. Su modelo de organización es llamado «especifismo» y propugna que los anarquistas deben organizarse específicamente, como anarcocomunistas, para entonces hacer lo que llaman «inserción social» y trabajar con los movimientos sociales (aquellos alineados con las causas de izquierda). El concepto de «especifismo» de la Federación Anarquista Uruguaya no es del todo original pues ya se encuentra parcialmente en las nociones más antiguas de «organización específica» o «anarquismo organizado» que se propuso en los últimos años del anarquismo histórico. Algunas nociones parecen similares a la «plataforma organizacional» del plataformismo, sin embargo algunos proponentes del «especifismo» afirman que este se trata de un modelo distinto.
Las organizaciones inspiradas en la FAU están guiadas por una «declaración de principios», «carta orgánica», la «estrategia en el sentido estricto» y la «estrategia general». La estrategia en sentido estricto son los objetivos en el periodo corto de la organización, y la estrategia en el sentido general son los objetivos en el periodo largo. La federación se estructura en los núcleos de los lugares dónde actúa, y los núcleos poseen autonomía táctica, pero no estratégica. Frecuentemente se revalúan la estrategia y el plan de trabajo y se reajustan según el análisis de coyuntura en un concilio federal que recoge la política de cada núcleo.
La acción cerca de los movimientos sociales se gobierna en la diferenciación del nivel político-ideológico y el nivel social. El nivel político-ideológico debe ir al nivel social al dinamizar (los movimientos sociales) pero no para no intentar hacerlo «anarquista», sino, más combativo. El movimiento social no debe tener ideología política, porque su papel es aglutinarse, y no partidarizar. La federación ha de aliarse a otras fuerzas políticas sin perder el espacio de la elaboración teórica propia. Las organizaciones inspiradas en la FAU afirman que los anarcocomunistas perdieron la conexión con la vida real de los movimientos sociales en la década de 1920 cuando el sindicalismo y el anarquismo histórico rompieron sus vínculos. El objetivo de la «inserción social» retoma esa tendencia, que describen como el "vector social" del anarquismo.
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