Federico I de Suecia, también llamado Federico I de Hesse-Kassel (Kassel, 17 de abril de 1676 - Estocolmo, 25 de marzo de 1751), fue un noble alemán, rey de Suecia entre 1720 y 1751 y landgrave de Hesse-Kassel a partir de 1730. Era hijo de Carlos I de Hesse-Kassel y Amalia de Curlandia.
Contrajo matrimonio el 31 de mayo de 1700 con Luisa Dorotea Sofía de Prusia, y tras la muerte de ésta, se casó con la princesa Ulrica Leonor de Suecia.
La llegada de Federico a la corte sueca y posteriormente al trono obedeció a su matrimonio con la princesa Ulrica Leonor, a la carencia de herederos directos dentro de la familia real y a sus propias cualidades militares que lo convirtieron en un caudillo al servicio de Suecia. Su gobierno, sin embargo, resultaría perjudicial para el país con la pérdida de la hegemonía sueca en el norte de Europa. Su campo de acción en el gobierno habría de reducirse drásticamente con la llegada al poder del parlamentarismo en 1723.
Federico nació en la ciudad de Kassel el 17 de abril de 1676, hijo de Carlos I de Hesse-Kassel y de María Amalia de Curlandia. Recibió en su niñez y juventud una esmerada educación, y emprendió viajes de estudios a los Países Bajos, Suiza, Italia, Dinamarca y Alemania. En 1699 se encargó de los asuntos del gobierno de Hesse-Kassel cuando su padre había viajado a Italia. El 31 de mayo de 1700 se casó con su sobrina, Luisa Dorotea de Prusia, quien fallecería en 1705 después de un matrimonio sin hijos. Tras el estallido de la Guerra de Sucesión Española, Federico fue enviado por su padre como comandante de un ejército que brindaría ayuda a los rebeldes de los Países bajos. En la guerra Federico luchó al lado de Eugenio de Saboya hasta el Tratado de Utrecht.
Desde 1710, Federico pretendía la mano de la princesa Ulrica Leonor, la hermana menor del rey de Suecia Carlos XII. Después de que el rey consintiera, Federico se trasladó en 1714 a Estocolmo, donde se celebró el matrimonio al año siguiente.
Tras el matrimonio, Federico participó en las guerras de Suecia, acompañando a su cuñado el rey. En 1716 tomó parte en una campaña contra Noruega, donde sería herido gravemente. Tras esa campaña, fue nombrado Generalísimo por el mando militar sueco. Acompañó a Carlos XII en Fredrikshald, donde falleció el rey en circunstancias poco claras. Algunos historiadores que sostienen la teoría del asesinato del monarca, señalan a Federico como posible responsable.
En su afán por llevar a su esposa al trono sueco, negoció con el consejo de guerra e intrigó para encarcelar a sus principales oponentes, que apoyaban la candidatura de Carlos Federico de Holstein-Gottorp. Tras una elección formal, el parlamento reconoció a Ulrica Leonor como nueva reina de Suecia. Entonces Federico pretendió gobernar conjuntamente con su esposa, en calidad de rey, pero la aristocracia y el parlamento se opusieron rotundamente. Federico tuvo que conformarse, de momento, con el título de Alteza Real.
El apego y la confianza que la reina depositó en Federico hicieron que éste influyera fuertemente en los asuntos del gobierno. A través de su título de Generalísimo, Federico adquirió gran poder en el alto mando militar. En política exterior, influyó decisivamente en la decisión del Tratado de Estocolmo (1719 y 1720) en el que se concluyó la cesión de Bremen-Verden a Hannover y una parte de la Pomerania Sueca a Prusia. De esa manera, Federico pretendía obtener el apoyo de Hannover, Prusia y sobre todo de Inglaterra para hacer frente a la Rusia de Pedro I. La intromisión de Federico en el gobierno provocó fricciones con la cancillería. Tras la decisión expresa de la reina en febrero de 1720 de abdicar en favor de su marido, Federico fue elegido rey el 24 de marzo de 1720 y coronado en Estocolmo el 3 de mayo del mismo año.
Cuando Federico I ascendió al trono de Suecia, su persona gozaba de un aceptable grado de popularidad y mantenía buena relación con los círculos más influyentes de la aristocracia. Su capacidad militar era reconocida en todo el país. No obstante, su popularidad pronto se vio mermada a tal grado que su gobierno llegó a ser considerado como uno de los más desastrosos en la historia de Suecia. Ante la imposibilidad de detener la embestida rusa, se firmó en 1721 el Tratado de Nystad, en el que Suecia cedió a Rusia los territorios de Livonia, Estonia, Ingria y una parte de Carelia. Suecia perdió de esa manera su papel de gran potencia, y fue desplazada por Rusia, que adquirió la mayor influencia en la Europa del Norte.
Federico pretendió aumentar el poder monárquico y se opuso tajantemente a una nueva constitución que limitaba la relevancia del monarca en el gobierno, lo que le atrajo antipatías en la asamblea del parlamento en 1723. A partir de ese año, se terminó la era de despotismo de Federico, y aunque continuaría ocupando el trono por cerca de tres décadas, su papel perdería significación. La nueva constitución establecía un sistema parlamentario en el gobierno, más próximo a una república, donde el título real pasó a ser casi una simple etiqueta. Las funciones del rey se redujeron al nombramiento de los funcionarios públicos dentro de los límites que fijaba el parlamento. Federico pasó el resto de su reinado dedicado a la indolencia y al sibaritismo, ocupándose de actividades como la caza, las relaciones sociales y la búsqueda de amantes suecas.
A partir de 1730 Federico I comenzó una relación extramatrimonial con Hedvig Taube, la hija de un miembro del Consejo Real. La relación se fortaleció tras el fallecimiento de la reina Ulrica Leonor, y se especuló sobre un matrimonio morganático, al mismo tiempo que se levantó un escándalo en la corte. La relación con Hedvig duraría hasta la muerte de ella en 1744, y de esa unión tendría cuatro hijos. Apoyó la guerra que el partido de los sombreros inició contra Rusia en 1751 a condición de que sus hijos recibiesen el título de condes. En 1745 encontró una nueva amante en la aristócrata Catarina Ebba Horn.
Ante la carencia de hijos legítimos del rey, Adolfo Federico de Holstein-Gottorp fue nombrado por el parlamento príncipe heredero en 1743, en una decisión donde no tuvo nada que ver Federico, que, sin embargo, mantuvo una buena relación con el nuevo príncipe y su esposa. En 1748 se vio afectado de apoplejía, y desde entonces comenzó a utilizar un sello con su nombre para cumplir con sus funciones institucionales. Falleció el 25 de marzo de 1751 en Estocolmo. Se halla sepultado en la iglesia de Riddarholmen.
Asumió como landgrave de Hesse-Kassel en 1730, diez años después de convertirse en rey de Suecia. Federico no prestó demasiada importancia a Hesse-Kassel y prefirió permanecer en Suecia, por lo que poco después de iniciado su mandato, dejó el gobierno a su hermano Guillermo, aunque siguió ostentando el título de landgrave hasta su muerte.
El dinero que utilizó para sostener su vida de despilfarro en Suecia era procedente en gran medida del landgraviato de Hesse-Kassel, muy próspero económicamente desde el gobierno de su padre Carlos I, mientras que la corte sueca se encontraba empobrecida.
No tuvo hijos en sus dos matrimonios. En cambio, con Hedvig Taube procreó cuatro hijos ilegítimos, de los que dos alcanzaron la edad adulta y adoptarían el título de condes von Hessenstein:
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