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Fermín Toro



Fermín del Toro y Blanco (El Valle, C. G. de Venezuela, Imperio español, 14 de julio de 1806-Caracas, Venezuela, 23 de diciembre de 1865) fue un polímata venezolano. Alcanzó relevancia como humanista, político, diplomático, literato, orador y docente, desempeñándose varias veces como Ministro Plenipotenciario de Venezuela, como Ministro de Hacienda de Venezuela en dos ocasiones y como Ministro de Relaciones Exteriores. Igualmente fue dos veces Diputado en el Congreso de Venezuela y durante la crisis del «Gobierno de la Fusión», liderado por Julián Castro, presidió en 1858, la Convención Nacional de Valencia, que serviría para reorganizar las filas del Partido Conservador de Venezuela y materializar una «Reforma Constitucional», que daría pie al inicio de la Guerra Federal, durante la cual sirvió al gobierno como líder de diferentes misiones diplomáticas para obtener financiamiento, que era necesario en aquellos momentos en Venezuela, acudiendo a países como España, Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Brasil y los Países Bajos.

Junto a su labor política y diplomática, destacan sus muy relevantes aportes a las letras y al pensamiento con títulos como Europa y América, Cuestión de imprenta y Los estudios filosóficos en Venezuela. Igual de notoria fue su obra de carácter politológico, destacándose en ella sus «Reflexiones sobre la Ley del 10 de abril de 1834», publicada en 1845. De igual valor fue su labor en el campo de la docencia y su colaboración literaria con los periódicos de la época. Se incorporó al grupo que dirigía «El Liceo Venezolano», importante institución científico-literaria. En 1842 publicó por entregas «Los Mártires», considerada como la primera novela producida en el país. Además de la misma escribió múltiples cuentos de entre los cuales sobresalen «La viuda de Corinto» y «La Sibila de los Andes», así como artículos costumbristas como «Costumbres de Barullópolis». También incursionó en la poesía. La fama de Fermín Toro como hombre de letras se debe primordialmente a sus ensayos políticos, a sus artículos periodísticos y a sus intervenciones como orador en el Congreso. Su importancia como orador, lo coloca a la vez en lugar primigenio dentro de la historia parlamentaria venezolana.

El escritor español Pedro Grases lo incluyó a él dentro de un grupo de hombres notables a quienes llamó la generación de 1830. Otros personajes importantes de esa generación fueron Juan Vicente González, Juan Manuel Cagigal, Rafael María Baralt, Valentín Espinal, Luis D. Correa y José Antonio Maitín. Esta generación tuvo un papel muy destacado dentro de la política y las letras venezolanas; a pesar de contar muchos de ellos únicamente con una formación autodidáctica como consecuencia de la guerra de independencia que asoló al país durante varios años.[1]

Algunas fuentes sitúan de su nacimiento en Caracas, capital de la entonces provincia de Caracas; Capitanía General de Venezuela. Otras en El Valle, que era en aquel tiempo un pequeño pueblo ubicado cerca de Caracas, lugar donde Toro pasó su infancia. En cuanto al año algunas fuentes dicen que nació en 1806; mientras que otras indican el año 1807. El historiador José Antonio de Armas Chitty, autor de un libro llamado Fermín Toro y su época, afirma: «...Ni en el archivo de la Catedral de Caracas, ni en el de la parroquia El Valle hemos hallado su partida de nacimiento. No pudo nacer en septiembre de 1807 porque su hermana María del Rosario nació el 12 de enero de 1808...».[2]

Durante toda su vida Fermín Toro militó en las filas del Partido Conservador.

Entre 1832 y 1835 se desempeñó como Presidente de la Cámara de Diputados. A partir de esta última fecha partió a Londres para ocupar un importante cargo diplomático en esa capital. En 1841 Fermín Toro regresa a Venezuela para hacerse cargo del puesto de Oficial Mayor del Ministerio de Hacienda en sustitución de José Luis Ramos. Además Toro volvió al puesto de profesor en el Colegio de Montenegro y Colón.[1]

En 1842 Fermín Toro presidió la comisión encargada de preparar en Caracas las honras fúnebres a Simón Bolívar con motivo del traslado de sus restos desde Colombia, convirtiéndose además en el cronista que narró el acontecimiento.

En 1844 fue a Nueva Granada como Ministro Plenipotenciario de Venezuela, con la finalidad de negociar un acuerdo sobre los problemas limítrofes con aquel país. La misión no tuvo éxito porque la Nueva Granada quería someter el diferendo al arbitraje extranjero y además pedía concesiones en tierras del actual estado Amazonas.[3]

El 1.º de abril de 1846 Toro fue ratificado como Ministro Plenipotenciario para efectuar en Madrid el canje de ratificaciones para la entrada en vigencia del tratado de paz del 30 de marzo de 1845 entre España y Venezuela, mediante el cual la antigua metrópoli reconocía la independencia venezolana. El 22 de junio de 1846 dicho acuerdo fue rubricado. El día 19 de ese mismo mes había sido recibido por la reina Isabel II. Para celebrar este importante evento, la reina ofreció un baile en el Palacio Real en el que bailó con Fermín Toro.

En abril de 1847 regresó al país, siendo nombrado de inmediato Ministro de Hacienda por el presidente José Tadeo Monagas debido a la renuncia de José Félix Blanco. Al año siguiente se incorporó a las Cámaras Legislativas como diputado por Caracas. Cuando aconteció el llamado fusilamiento del Congreso el 24 de enero de 1848 Fermín Toro no se encontraba allí por razones personales.[2]​ Toro decidió no asistir a la sesión del día siguiente y cuando los emisarios del presidente le solicitaron de parte de éste volver al Congreso, él les dirigió las siguientes palabras: «... Decidle al General Monagas que mi cadáver podrán llevarlo, pero que Fermín Toro no se prostituye...»[2]​ A partir de este momento y hasta 1858 Toro se retiró de toda actividad política, retirándose a su hacienda en los Valles de Aragua, en donde se dedicó a labores agrícolas y ganaderas, así como a profundizar sus conocimientos de botánica.

En las elecciones presidenciales realizadas por el Congreso Nacional en 1850 se le dio a Fermín Toro 2 votos electorales. Sin embargo esos votos fueron dados por miembros del Partido Liberal del presidente Monagas; a fin dar una apariencia democrática a unos comicios que habían sido boicoteados por los seguidores del Partido Conservador.[4]​ En las elecciones presidenciales siguientes, dominados de nuevo por el Partido Liberal, se le asignó a Fermín Toro (único candidato opositor) un voto electoral.[4]

En 1858 participó en la Revolución de Marzo realizada por los partidos Conservador y Liberal en contra de José Tadeo Monagas. Tras el éxito de la misma Fermín Toro fue elegido Diputado a la Convención Nacional de Valencia llamada a redactar una nueva Constitución. Toro fue elegido Presidente de dicha Convención, jugando un papel protagónico en la misma. Sus discursos allí se encontrarán entre los mejores jamás pronunciados en la historia parlamentaria venezolana.

Durante el gobierno de Julián Castro, Toro ocupó primero el puesto de Ministro de Hacienda. Cuando Fermín Toro se enteró de la firma del Protocolo Urrutia (que garantizaba a las legaciones de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Imperio de Brasil, los Países Bajos y España la salida del país del depuesto presidente José Tadeo Monagas), manifestó su desacuerdo con lo que consideró como una inaceptable cesión de soberanía ante un grupo de poderosos gobiernos extranjeros. Por tal razón presentó su renuncia al ministerio. Esta no le fue aceptada por el Consejo de Gobierno.[4]​ Por el contrario el mismo decidió designarlo como Ministro de Relaciones Exteriores. En tal carácter le tocó resolver el conflicto diplomático surgido en torno al cumplimiento del Protocolo Urrutia.

A partir de 1860, y bajo las presidencias de Manuel Felipe Tovar y José Antonio Páez, Toro se desempeñará como Ministro Plenipotenciario ante el Reino Unido, Francia y España. También llevará a cabo importantes labores diplomáticas ante otros gobiernos.

Fermín Toro murió en Caracas el 23 de diciembre de 1865. Al enterarse de su muerte Juan Vicente González escribió una Meseniana donde lo califica como El último venezolano y se lamenta de su defunción. A continuación algunos extractos de esa Meseniana:[5]

Fermín Toro escribió artículos para los periódicos El Liberal (1837) y El Correo de Caracas (1839), usando para ello su propio nombre o los seudónimos Emiro Kastos o Jocosías. En 1842 se incorporó como redactor al grupo que dirigía El Liceo Venezolano; donde publicó artículos costumbristas y políticos e hizo comentarios a las obras de Rafael María Baralt y de Agustín Codazzi.

Sus escritos abarcan el ensayo, la oratoria, la narrativa; la crónica y la poesía. Algunas de estas obras son:

Por otra parte Fermín Toro fue autor de varios poemarios. Pedro Grases considera que Toro escribió sus poemas «con más fuerza conceptual que fortuna en la inspiración».[1]​ Además Fermín Toro redactó en 1863 el prefacio al Manual de Historia Universal de Juan Vicente González.

Fermín Toro se casó con su prima María de las Mercedes de Tovar y Rodríguez del Toro (Caracas, 18 de junio de 1807 — Caracas, 24 de marzo de 1860) en Caracas el 27 de septiembre de 1828. Ambos tuvieron los siguientes hijos:

Su nieto Elías Toro fue un destacado científico que se desempeñó como Rector de la Universidad Central de Venezuela. El padre de Fermín Toro, José Antonio Rodríguez del Toro y Álvarez de Barba, era a su vez primo hermano de la esposa del Libertador Simón Bolívar, María Teresa Rodríguez del Toro y Alayza, de los próceres de la Independencia Francisco Rodríguez del Toro y Fernando Rodríguez del Toro y de Ana Teresa Rodríguez del Toro de Ibarra, madre de los también próceres Diego Ibarra y Andrés Ibarra.

Los restos de Fermín Toro reposan en el Panteón Nacional desde el 23 de abril de 1876.

En la actualidad muchos institutos educativos de Venezuela llevan su nombre. Entre estos están:

Diversas avenidas del país, incluyendo a la mejor conocida como Cota 905 de Caracas, llevan su nombre. Su estatua se encuentra en el patio central del Liceo Fermín Toro y su cuadro pintado por Antonio Herrera Toro ocupa lugar importante en la Casa Amarilla, sede de la Cancillería venezolana. Una de las cuatro plazas que engalanan los extremos de la Asamblea Nacional lleva también su nombre y allí se encuentra un busto suyo.



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