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Flatulencia



Flatulencia (coloquialmente pedo o gases) es la mezcla de gases intestinales que es expulsada por el ano, con un sonido y olor característicos.[1]​ Estos gases intestinales provienen de tres fuentes: gases producidos a partir de los alimentos por colonias de bacterias intestinales[2]​ y levaduras simbióticas que viven en el tracto gastrointestinal de los mamíferos;[1]dióxido de carbono (CO2), que se produce por la neutralización del ácido gástrico; y aire tragado.[2]​ Cuando son excesivos o malolientes suelen indicar la presencia de una enfermedad no diagnosticada o no tratada, entre las que destacan la enfermedad celíaca, la sensibilidad al gluten no celíaca, el síndrome del intestino irritable y la intolerancia a la lactosa.[3][4]

Los gases originados por la fermentación bacteriana (principalmente hidrógeno y metano) suponen aproximadamente las ¾ partes del total de la flatulencia.[2]​ En personas sanas, la frecuencia de evacuación de gases a través del recto es variable.[5][6]

Cuando existe una excesiva producción y evacuación de gases odoríferos, puede llegar a ser socialmente incapacitante para algunas personas.[5]​ En general, la causa se debe a la fermentación por la microflora del colon de sustancias no digeridas.[5]​ Es un problema multifactorial y puede tratarse de la manifestación de una dolencia orgánica,[5]​ como los trastornos de malabsorción.[5]

El cuerpo humano está habitado por una comunidad de microorganismos vivos denominados microbiota. Se estima que está compuesta por unas 1014 células, diez veces más que el total de las células humanas, la mayoría en el colon, predominando Firmicutes, Bacteroidetes y Actinobacteria.

Las principales enfermedades que, sin tratamiento, pueden provocar un exceso de gases o que estos sean malolientes son la enfermedad celíaca, la sensibilidad al gluten no celíaca, el síndrome del intestino irritable y la intolerancia a la lactosa.[3][4]

Todos los animales expulsan flatos, incluyendo a muchos invertebrados, pájaros, gusanos, hormigas, peces y reptiles. Debido a su diferente dieta, el flato de carnívoros, tales como perros y gatos, por lo general es más oloroso que el de los herbívoros, tales como las vacas.

La producción de gas en la fermentación bacteriana depende fundamentalmente de la cantidad de residuos fermentables de la dieta no absorbidos en el intestino delgado que llegan al colon y de la composición de la flora colónica

La flatulencia humana está compuesta de:

Los flatos también contienen partículas aerosolizadas de excrementos, aunque en cantidades minúsculas.

La flatulencia está compuesta principalmente por nitrógeno y no por metano, como comúnmente se cree.

El metano es producido por microorganismos metanógenos pertenecientes al dominio Archaea (no al dominio Bacteria) que se encuentran en el interior del intestino. El metano y el hidrógeno son inflamables, por lo que algunas flatulencias son susceptibles de encenderse con fuego. A pesar de esto, algunas pruebas sugieren que dos de cada tres personas no expulsan metano en sus flatulencias.

El intenso mal olor característico proviene de trazas de otros constituyentes producidos por la ruptura de proteínas:

Los gases intestinales provienen de fuentes exógenas (90%) y endógenas (10%). Los gases endógenos se producen como derivados de la digestión de cierto tipo de comida. Los alimentos que producen flatulencias son, por lo general, ricos en carbohidratos complejos (especialmente oligosacáridos como la inulina) e incluyen habichuelas, leche, cebollas, batatas, castañas, brócoli, coles, alcachofas, levadura del pan, huevos, etc. En las habichuelas, los gases endógenos parecen provenir de los oligosacáridos, carbohidratos que son resistentes a la digestión. Estos pasan al intestino delgado prácticamente sin modificar y, cuando alcanzan el intestino grueso, las bacterias se alimentan de ellos, produciendo una abundante cantidad de gas.[7]

Las bacterias intestinales que se alimentan de la lactosa, en el caso de personas con intolerancia a este disacárido, pueden producir un aumento excesivo de gas cuando se consume leche u otras sustancias que contienen lactosa.

Los sonidos comúnmente asociados con la flatulencia se producen por la vibración de la apertura anal. El sonido varía dependiendo de lo contraído que se encuentre el músculo del esfínter y la velocidad a la que se expulsa el gas, así como otros factores como la humedad y la grasa corporal. El músculo esfínter interno del ano, o esfínter anal interno, se encuentra en la parte interior del recto, del cual es una continuación de su capa muscular circular interior. Es uno de los dos esfínteres del ano. El flato llega al ano siguiendo los mismos movimientos peristálticos que las heces, produciendo sensaciones similares de urgencia e incomodidad. Las terminaciones nerviosas en el recto aprenden a distinguir entre flatos y heces, aunque las deposiciones demasiado fluidas pueden llegar a confundir estos sensores y provocar una defecación accidental.

Flatulencia vaginal es el aire que se libera a través de la vagina acompañado por un sonido similar al que ocurre en la flatulencia anal. La ventosidad vaginal, conocida también como flatulencia o pedo vaginal, es la emisión o expulsión de aire acumulado en la vagina y puede ocurrir durante el acto sexual, un estiramiento, el ejercicio físico o a voluntad. Su sonido es comparable a la flatulencia del ano. Sin embargo, no implica eliminación de gases intestinales y carece de olor. No se trata de una flatulencia real porque no deriva de la fermentación de bacterias.

Aunque es probable que el humor de la flatulencia se considere divertido, muchas culturas consideran descortés hacer público un gas interno. Rara o comúnmente (esto dependiendo muchas veces del sitio y de las personas presentes), se le puede hacer burla (por medio de risa o hasta lenguaje soez) a quien ha liberado la flatulencia. A esto, muchas veces se siente vergüenza. En casos contrarios, el individuo que llega a percibir el sonido y/o el aroma puede incluso enojarse.

Se culpa a menudo a la flatulencia de ser una fuente importante de gases de efecto invernadero, debido a la creencia errónea de que el metano liberado por el ganado está en el flato. Si bien el ganado produce cerca del 20% de las emisiones mundiales de metano, el 90-95% del que es liberado lo es por exhalación o eructos.

Países como Nueva Zelanda producen grandes cantidades de productos agrícolas; por lo tanto, se encuentran en posición de tener altas emisiones de metano del ganado en comparación con otras fuentes de gases de efecto invernadero. El Gobierno de Nueva Zelanda ha firmado el Protocolo de Kioto para tratar de reducir las emisiones de efecto invernadero. Para lograr esto, después de una investigación agrícola, fue propuesto un impuesto, que rápidamente se hizo conocido como un «impuesto al pedo». El gobierno se encontró con la negativa de los agricultores, grupos de presión agrícolas y políticos de la oposición.

En Fresno, California, se utiliza un sistema para recoger metano derivado de ganado lechero y convertirlo en biogás en asociación con Pacific Gas & Electric (PG&E) y Soluciones de Bioenergía, mediante el cual ésta vende el metano recogido a partir del excremento de vaca a PG&E, que luego convierte el metano en biogás utilizable, muy similar al gas natural. Se debe reconocer, no obstante, que esto no tiene nada que ver con la flatulencia. El gas en cuestión se produce por fermentación.

En Argentina, el doctor Guillermo Berra ―del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) de ese país― logró recolectar, purificar y comprimir los gases que emiten los bovinos. Su intención es utilizarlos como fuente alternativa de energía. Según el doctor Berra, se podrá utilizar en varios dispositivos. Mediante este sistema podrían disminuir las emisiones de un gas que provoca el efecto invernadero.[8]


Los Kappa. En la mitología japonesa los kappa se suelen representar como seres humanos del tamaño de un niño, pero su forma es la de una rana. En su cara el aspecto es de una tortuga. En ocasiones se los representa con un caparazón. Naturalmente los kappas habitan en ríos y lagunas de Japón. Se desplazan con sus extremidades con forma de aleta y logran grandes velocidades al nadar. En los cuentos tradicionales japoneses estos personajes aparecen en el rol de los malos. Suelen tirarse flatulencias muy fuertes, se esconden para mirar mujeres mientras se desvisten, roban en los huertos y también raptan a niños o mujeres. Muchas aldeas japonesas utilizan fuegos artificiales cada año para asustar a los malos espíritus, entre ellos los kappa. Sin embargo, según la mitología, son seres muy educados porque siguen a la perfección el código de conducta japonés.



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