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Flujo vaginal



La lubricación vaginal se produce por la segregación del flujo vaginal, un líquido viscoso segregado por el cuello de la matriz y las paredes de la vagina con diversos fines. La lubricación de los labios, en cambio, se debe a las glándulas de Bartolino. El hombre posee glándulas análogas, llamadas glándulas bulbouretrales.

La lubricación vaginal tiene varias finalidades. Una de ellas es la de ejercer como antibiótico natural manteniendo la vagina a salvo de infecciones. El flujo vaginal además es un lubricante que favorece la función del clítoris.

Los cambios de color en el flujo vaginal pueden además considerarse una especie de alerta médica natural. El cambio de tonalidad en la mucosidad nos advierte de infecciones, estrés, lesiones postcoitales, periodo de ovulación, embarazos, abortos, etc.

La lubricación vaginal fue descrita por primera vez por De Graaf, pero en la medicina natural medieval que ejercían las mujeres (y probablemente mucho antes) ya se tenían conocimientos concretos de esta característica del órgano reproductor femenino. Las matronas, encargadas de atender los partos, sabían identificar en los diferentes matices y olores del flujo vaginal, las características y síntomas de la mujer a la que trataban (periodo de ovulación, características del embarazo, etc.). En cualquier caso, hasta hace pocas décadas, los partos seguían siendo asistidos en casa. La figura de la matrona, como gran conocedora del físico femenino, no ha sido aún reconocida suficientemente.

Por otro lado Giacomo Casanova, en sus "Memorias y autobiografía" también destaca la importancia de la lubricación vaginal durante la relación sexual. Dos siglos después de las experiencias comentadas por Casanova fue estudiado científicamente el papel de la lubricación y sus efectos.

Este fluido es el que lubrica a la vagina y se produce tanto en la preparación del órgano para el acto sexual, como en las fases inicial y final de la menstruación, durante la ovulación y entre otros muchos casos. Tiene un olor característico que se intensifica si existen infecciones en el órgano.

Una lubricación escasa puede ser causa de infecciones en la vagina además de disminuir el apetito sexual en la mujer. Este tipo de síntomas pueden aparecer, por ejemplo, durante la menopausia o después del embarazo.

La escasa lubricación puede ser una traba para la realización del coito, siendo dolorosa casi siempre. Una lubricación excesiva puede disminuir la sensibilidad durante el acto, tanto en el hombre como en la mujer. Este problema se puede paliar, debiendo conocer, que en algunos casos esa escasez puede producirse por varios motivos biológicos perfectamente normales, que no deben considerarse patologías, tales como los anteriormente nombrados (menopausia, postparto, etc.). Si la ausencia o escasez de flujo se da durante el acto sexual pueden considerarse también la posibilidad de una falta de motivación, posiblemente subsanable participando en preámbulos o juegos sexuales o haciendo realidad alguna fantasía sexual. Esta sequedad vaginal es una de las causas principales de la dispareunia, dolor durante la relación sexual. Puede estar originada por múltiples causas, principalmente orgánicas o psíquicas.

La falta de estrógenos en el organismo es la causa que suele darse con más frecuencia para que exista sequedad. Típico de las mujeres con menopausia o cerca de pasar a esta fase y también en las que tienen un ciclo menstrual alterado, estas últimas suelen solucionar más fácilmente su problema debido a que responden mejor al tratamiento adecuado mezcla de estrógenos.

Algunos anticonceptivos también son responsables de la sequedad, según sus efectos secundarios, por ejemplo los que tienen entre sus componentes excesos androgénicos y son bajos en estrógenos a la vez. Algunos medicamentos además de equilibrar desajustes corporales también son capaces de bajar la producción de lubricación vaginal.

Otras causas a las que se les da menos importancia, pero que pueden motivar una disminución de la lubricación son: el período post-parto, el período de lactancia, la diabetes, una intervención quirúrgica o una infección vaginal.

Las causas psíquicas suelen afectar sobre todo al ámbito sexual. Es importante saber que las mujeres a las que no les resulte agradable el sexo o la pareja (porque no esté totalmente satisfecha, no exista la preparación adecuada, etc.), serán las más propensas a tener sequedad vaginal, algunas veces el lugar de encuentro para realizar el acto sexual también influye.

Otra causa puede ser la frecuencia con que se mantienen relaciones sexuales, las mujeres con relaciones esporádicas son más propensas tener sequedad que las que mantienen una vida sexual activa, independientemente de la edad u otro factor.



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