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Fuad Jorge Jury



¿Dónde nació Fuad Jorge Jury?

Fuad Jorge Jury nació en Las Catitas.


Fuad Jorge Jury Olivera[1]​ (Las Catitas, departamento Santa Rosa, provincia de Mendoza; 28 de mayo de 1938 - Buenos Aires; 5 de noviembre de 2012), más conocido como Leonardo Favio,[2]​ fue un actor, cineasta, guionista, cantante, músico y compositor argentino.

Es considerado un artista de culto,[3]​y uno de los más brillantes actores de su país. Sus películas Crónica de un niño solo y El romance del Aniceto y la Francisca suelen ser evaluadas entre las mejores de la historia del cine argentino.

En el año 2000, el Museo Nacional de Cine Argentino realizó una encuesta entre cien críticos, historiadores e investigadores de cine de todo el país. La consigna era «Cuáles son los 100 mejores films del cine sonoro argentino», dando como resultado Crónica de un niño solo el mejor film (con más del 75 % de los votos). En 1998, la revista Tres Puntos (de Buenos Aires) hizo una encuesta a cien personalidades del ambiente cinematográfico (desde directores y actores hasta reflectoristas y escenógrafos) con la consigna «Elija las cinco mejores películas argentinas de la historia y el mejor director cinematográfico». La película ganadora resultó ser El romance del Aniceto y la Francisca y Favio el elegido como mejor director, ambas distinciones por amplia mayoría.[cita requerida] En 2001, Leonardo Favio recibió el Diploma al Mérito de los Premios Konex como uno de los cinco mejores directores de cine de la década en Argentina.

Como cantante fue uno de los precursores de la balada romántica latinoamericana en los años sesenta y setenta, alcanzando el éxito en toda América Latina. Entre sus canciones más populares se encuentran «Ding dong estas cosas del amor» (con Carola), «O quizás simplemente le regale una rosa», «Fuiste mía un verano», «Ella ya me olvidó», «Quiero aprender de memoria», «Mi tristeza es mía y nada más», «Para saber cómo es la soledad» (de Luis Alberto Spinetta), «Mi amante niña mi compañera», «Ni el clavel ni la rosa», «La foto de carnet», «No juegues más», «Chiquillada» (de José Carbajal) y «La cita». Sus canciones han sido versionadas en más de catorce idiomas.[4]

Una parte sustancial de su vida se relaciona con la adhesión y militancia en el peronismo. Resultado de ello es su película Perón, sinfonía del sentimiento (de 1999), un documental con una duración de 6 horas.

Falleció el 5 de noviembre de 2012, a causa de una neumonía agravada, luego de estar varias semanas internado en una clínica de Buenos Aires.

Nació el 28 de mayo de 1938, en el distrito de Las Catitas, del departamento Santa Rosa, en la provincia de Mendoza, aunque pasó gran parte de su niñez en Luján de Cuyo. Vivió en un barrio pobre y complicado, donde soportó el temprano abandono de su padre, el sirio-libanés Jorge Jury Atrach.[5]​ Pasó gran parte de su infancia internado; conflictivo, siempre escapó o se le expulsó. Una serie de robos pequeños lo llevaron incluso a la reclusión carcelaria. Estudió un tiempo como seminarista y más tarde intentó en la Marina: duró poco y se marchó con el mismo uniforme que luego utilizó para pedir limosnas en la estación Retiro de ferrocarril. Su madre, Laura Favio (o Fabio), reconocida y famosa actriz, y escritora y productora de radioteatros, solía conseguirle «bolos» (pequeños papeles escasamente remunerados) en Mendoza, etapa en la que además comenzó a preparar sus primeros libretos. Laura estuvo un tiempo casada con el primer actor Horacio Torrado, quien también ayudó en su carrera artística.[6]

Se marchó a Buenos Aires. Trabajó de extra en la película El Ángel de España (1958), del cineasta peruano Enrique Carreras, y posteriormente ―bajo el padrinazgo de Babsy Torre Nilsson― comenzó su carrera de actor participando en filmaciones como El secuestrador (1958) y Fin de fiesta (1960), entre otras. Su dote de director nació con el cortometraje El amigo (1960), contando ya con una obra a cuestas, pero inconclusa: El señor Fernández (1958).

Favio logró ―además de éxito en la crítica― varios premios, tanto nacionales como internacionales. Reconocido como director de culto, fue parte de la segunda gama de directores que renovó el cine argentino. Entre los cabecillas de este nuevo cine en los años sesenta estaba su buen amigo Torre Nilsson y Fernando Ayala.

En 1965 estrenó su ópera prima Crónica de un niño solo, producida por Luis Destéfano, aunque quien le aprobó el guion fue Torre Nilsson, quien no se animó a producirla.

En 1967 realizó El romance del Aniceto y la Francisca..., con Federico Luppi, Elsa Daniel y María Vaner. A menudo es mencionada como la mejor película argentina de todos los tiempos.

En 1969 Favio estrenó El dependiente, basado en un cuento de su hermano y coguionista Jorge Zuhair Jury (1937) ―también director, escritor, actor y pintor―. La película fue catalogada por el entonces Instituto Nacional de Cinematografía (hoy INCAA: Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) de «exhibición no obligatoria», significando la supresión del apoyo oficial argentino hacia el filme.

Fue entonces cuando Favio, quizá motivado por las trabas económicas que el cine le estaba significando, decidió lanzarse sorpresivamente al canto profesional, cosechando un éxito que le permitió en numerosas oportunidades solventar gran parte de sus películas.

De pequeño Favio aprendió a tocar la guitarra, intercambiando clases por trabajo. Antes del reconocimiento solo cantaba en reuniones íntimas, entre amigos y familiares. Su debut como cantante le llevó a La Botica del Ángel, a manos de Eduardo Bergara Leumann. Ese mismo día un ejecutivo de la CBS le propuso grabar un disco, resultando el primer sencillo de Favio «Quiero la libertad», un gran fracaso. La productora entonces le aconsejó grabar «Fuiste mía un verano» y «O quizás simplemente le regale una rosa»; íconos de su primer álbum, también titulado Fuiste mía un verano (1968). El disco resultó emblemático, constituyendo el más clásico de sus repertorios. Tras su participación en el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar (en Chile), Leonardo consolidó su fama internacional.

El éxito sofocó un poco a Favio. De una vida más bien tranquila como director, pasó a un mundo mediático, lleno de fanáticos y conciertos continuados; tanto le atochó la fama que llegó a encerrarse durante meses en su departamento. Luego de grabar su segundo álbum ―Leonardo Favio (1969)― y en pleno apogeo de su éxito como cantante, dejó los escenarios para dedicarse por completo a su película Juan Moreira (1973). Nazareno Cruz y el lobo (1975, sobre el radioteatro de Juan Carlos Chiappe) consolidó a Favio como director, siendo esta la película más vista en la historia del cine argentino.

En 1976, realizó Soñar, soñar, con Gian Franco Pagliaro y Carlos Monzón y, tras el golpe militar, se fue al exilio.

En 1976 dejó Argentina, exiliado por el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional hasta 1983. Comenzó entonces una gira por América Latina, donde vivió casi dos años junto a su familia. Luego se estableció en la ciudad de Pereira (Colombia), desde donde realizaba giras por varios países del mundo, interpretando sus canciones. De regreso en Argentina, en 1987, retomó su carrera como realizador cinematográfico filmando Gatica, el Mono (1993) y continuó paralelamente la de cantautor, esta vez en giras más cortas debido al tiempo que le demandaba el cine.

Entre 1996 y 1999 realizó un documental ―sin estreno comercial― titulado Perón, sinfonía del sentimiento. En ella relata en cinco horas y cuarenta y cinco minutos la situación de Argentina entre la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la muerte de Juan Domingo Perón (1974).

Su última obra fue Aniceto. Favio interpreta el tema musical que cierra el filme, el que a su vez es obra de su hijo, el músico y compositor Nico Favio (premio Clarín al artista revelación 2005 por Rodeado de Buenos Aires).

Una parte sustancial de la vida de Leonardo Favio ha estado vinculada a su actuación en el peronismo. Él mismo ha dicho:

Se incorporó al peronismo desde muy joven, impulsado por su propia experiencia positiva de los dos primeros gobiernos del presidente Juan D. Perón (1946-1952; 1952-1955), durante su niñez.[7]​ Favio ha definido su pensamiento a partir de una concepción popular de la religiosidad católica y del culto a la Virgen María,[7]​ sosteniendo que para él «Dios está al centro de todo; a la izquierda suelo llevar a la gente y a la derecha la estética».[8]

En 1972 fue invitado por Juan D. Perón a acompañarlo en el avión que lo llevó de retorno a la Argentina, luego de 18 años de exilio. Favio compartió el vuelo con otros invitados pertenecientes a las diferentes líneas internas del peronismo.

El 20 de junio de 1973 fue designado por los organizadores para ser el conductor del acto que iba a realizarse en los bosques de Ezeiza, con motivo del retorno definitivo de Perón a la Argentina. En la ocasión se produjo un grave enfrentamiento armado entre sectores internos del peronismo, conocido como la Masacre de Ezeiza. Debido a su función, Favio ocupó un lugar central en el palco, en el cual cumplió un ambivalente y dramático papel pues varias veces usó el micrófono para lanzar las consignas y acusaciones que le indicaban los jefes de la banda del palco. En algún momento fue al Hotel de Ezeiza donde los parapoliciales tenían retenidas personas a quienes estaban torturando y, llorando, los amenazó con hablar y contar todo si no paraban con la masacre.[9]​ Desde los altoparlantes, Favio pedía cordura, mientras portaba una pistola y se efectuaba una suelta de palomas «como un símbolo de paz» mientras simultáneamente caían francotiradores.[10]Horacio Verbitsky transcribe los pedidos de Favio desde el palco pidiendo que las personas que estaban sobre los árboles descendieran y se pregunta si sabía que una parte de ellos era personal de la custodia. El actor alternaba mensajes de paz y pedidos de cantar el Himno nacional con manifestaciones acerca de que los enemigos ya habían sido visualizados, sin referir quiénes eran y qué se proponían. Debió buscar refugio de los disparos tendiéndose en el piso del palco.[11]

En 1967 había formado pareja con María Vaner, notable actriz de ideas de izquierda, con la que tuvo dos hijos.[12]​ Aunque en 1973 se separó, un año después María Vaner fue amenazada de muerte por la organización terrorista de derecha Alianza Anticomunista Argentina. Debido a este hecho Vaner tuvo que exiliarse con los hijos de ambos en España.[12]​ En 1976, ya instalada la dictadura cívico militar, el mismo Favio debió exiliarse como lo hizo la mayoría de la gente relacionada o amenazada en esa época, para volver recién en 1987.

En 1994, comenzó a hacer la película Perón, sinfonía del sentimiento, por encargo de Eduardo Duhalde, cuando era gobernador de la provincia de Buenos Aires.

En 2009, con motivo de la edición en DVD de su miniserie documental Perón, sinfonía del sentimiento, expresó al diario argentino Página/12:

Favio ha actuado en el peronismo sin circunscribirse a ninguno de sus sectores internos ni desempeñarse como funcionario, aunque manteniendo relaciones habituales con el Padre Mugica (asesinado en 1974 por la Triple A), un referente ineludible del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, y también con los sindicatos, con los que siempre mantuvo un vínculo estrecho.[14]​ Sus simpatías más profundas, sin embargo, pueden deducirse de la dedicatoria de Perón, sinfonía del sentimiento, realizada en memoria de Héctor J. Cámpora, Hugo del Carril, Ricardo Carpani, Rodolfo Walsh, los trabajadores, los estudiantes y el Grupo de Cine Liberación (que integraron Pino Solanas, Gerardo Vallejo y Octavio Getino).

Aunque durante sus últimos años se había hecho correr el rumor de que padecía cáncer,[15]​ se confirmó que tuvo que someterse a varios tratamientos por sufrir hepatitis C crónica. Luego de estar varias semanas internado, falleció de una neumonía a los 74 años en una clínica de Buenos Aires, el 5 de noviembre de 2012.[16]



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