x
1

Furnariidae



La familia de los furnáridos (Furnariidae) es un numeroso y diversificado grupo de aves paseriformes pertenecientes al parvorden Furnariida, que incluye alrededor de 302 a 333 especies —dependiendo de la clasificación considerada— en 69 géneros. Son nativas de la zona neotropical, donde se distribuyen desde México, a través de América Central y del Sur, hasta el extremo sur del continente.[6]​ Son miembros muy importantes de las comunidades de aves de Sudamérica y en algunas regiones responden por hasta 25% de todas las especies allí existentes.[7]

Son aves de tamaño pequeño a mediano y sus plumajes son principalmente de varias tonalidades de pardo, sin embargo, a menudo exhiben patrones complejos de moteados y estriados. Algunas especies tienen bandas alares, manchones en la cola o en la garganta de colores más brillantes. Tienes estructuras del pico y de la cola muy diversificadas, con los perfiles y tamaños del pico reflejando los hábitos de forrajeo. Las colas son generalmente rígidas y con las puntas de las plumas desnudas, modificación que les ayuda a trepar en troncos y ramas. Machos y hembras tienen apariencia similar, aunque los machos pueden ser ligeramente mayores.[7]

Los furnáridos son monógamos y las parejas con frecuencia permanecen juntas año a año. Son bien conocidos por la diversificada y generalmente compleja estructura de sus nidos, de donde deriva su nombre científico y muchos de sus nombres comunes: horneros, espineros, canasteros, por ejemplo. Aunque ocupan una amplia gama de hábitats, muchas especies tienen requisitos de hábitat muy restrictivos; por causa de estos requisitos, sus zonas son a veces pequeñas y fragmentadas, lo que combinado con la destrucción antropogénica del hábitat ha llevado a una sensible disminución de la población de muchas especies,[7]​ hasta la extinción de dos de ellas.[8]

El nombre de la familia deriva del género tipo: Furnarius Vieillot, 1816, que etimológicamente deriva del latín «furnarius»: panadero, o «furnus»: horno; en referencia al distintivo nido de las especies del género tipo.[9]

Se distribuyen exclusivamente por toda la zona neotropical, desde el centro de México, por América Central y del Sur, incluyendo Trinidad y Tobago, hasta el archipiélago del Cabo de Hornos en el extremo sur de Chile, con algunas especies habitando en las islas Malvinas y en el archipiélago de Juan Fernández. Su zona se extiende más hacia el sur y a mayores altitudes que cualquier otra familia de aves endémicas de Sudamérica; 89% de las especies de furnáridos son endémicas de Sudamérica.[6][7]

Los furnáridos alcanzan su máxima diversidad en la Amazonia, en el sur de Sudamérica y en los Andes y se encuentran en todos los tipos de hábitats posibles, desde las altas montañas andinas a las selvas amazónicas; desde las sabanas (del cerrado, de la caatinga, del chaco) a las estepas patagónicas; desde los desiertos costeros del Pacífico a la pampa húmeda; de las densas selvas húmedas de Centroamérica a los tepuyes del escudo guayanés; para citar algunos ejemplos.[10]​ A pesar de que la mayor diversidad se encuentra en las selvas húmedas de tierras bajas, también son encontrados en desiertos, marismas, dunas de arena costeras, esteros de agua salada o dulce, zonas intermareales rocosas, ciénagas, campos, matorrales, selvas nubladas, áreas urbanas y cultivos. Pueden ser encontrados desde el nivel del mar hasta altitudes de 4500 metros. Muchas especies prefieren cercanías de aguas, mientras otras prefieren áreas rocosas, donde las rocas pueden ser usadas como local de nidificación o para forrajeo. Algunas especies tienen requisitos de hábitat muy restringidos; por ejemplo, el palmero (Berlepschia rikeri) se encuentra únicamente en formaciones de ciertas palmeras: los morichales (Mauritia flexuosa) o el babasu (Attalea speciosa); el coludito de los pinos (Leptasthenura setaria) se restringe a una única especie de árbol: la araucaria Araucaria angustifolia.[7]

Los furnáridos son aves de tamaño pequeño a medio, los menores —por ejemplo el picolezna colirrufo (Microxenops milleri) o el colagrís norteño (Xenerpestes minlosi)— miden alrededor de 11 cm de longitud, mientras que el mayor —el trepatroncos piquilargo (Nasica longirostris)— mide entre 35 y 36 cm, en parte gracias a su desproporcionadamente largo pico.[10][11]​ Pesan entre 8 a 109 g. Ninguna especie es especialmente colorida, predominando los colores pardos y rufos, sin embargo, frecuentemente exhiben patrones complejos de moteados y estriados. Algunas especies tienen bandas alares y manchones en la cola que pueden ser vistos con las aves en vuelo. Otros tienen manchones de colores más brillantes en la garganta, que pueden ser mostrados durante las exhibiciones. El coronafelpa (Metopothrix aurantiaca) es verde y amarillo, el único furnárido de colores brillantes.[7]​ Varias especies son totalmente notorias, mientras muchas son bastante furtivas, a pesar de que las vocalizaciones son en general altas y distintivas. La identificacíon de muchas puede ser bastante difícil.[10][11]

Los furnáridos tienen una estructura del pico y de la cola muy diversificada. El perfil y las medidas del pico reflejan los hábitos de forrajeo, y varían desde largo, ancho y curvo, hasta corto y recto. Las colas son en general rígidas y tienen las puntas de las plumas desnudas, esta modificación en la morfología de la cola ayuda a trepar árboles y ramas. Algunas especies tienen colas comunes de paseriformes, mientras otras las tienen muy largas. Las alas son usualmente cortas y arredondadas, aunque algunas son ocasionamente puntudas. Los dedos son grandes y las patas gruesas, que, como el pico, son generalmente oscuros en la mayoría de las especies.[7]

Los machos y las hembras tienen la misma apariencia, aunque los machos pueden ser ligeramente mayores. Los juveniles tienen la coloración diferente de los adultos y tienden a ser más crípticos. El proceso de cambio de plumaje no cambia la apariencia de los adultos. Los furnáridos desprenden un exclusivo olor rancio que se piensa proviene del óleo producido por la glándula uropígea, no se sabe si este olor tiene alguna función, pero podría colaborar a repeler ectoparásitos.[7]

Los trepadores de la subfamilia Dendrocolaptinae, muchas veces considerados una familia independiente, son un grupo bastante uniforme de aves de color parduzco o rojizo cuya principal característica es su colas rígida que tiene astas expuestas que les ayuda a trepar los troncos y ramas de los árboles, de alguna forma comparable a pájaros carpinteros. A pesar de que son relativamente fáciles de ser vistos, la identificación de las diferentes especies es bastante dificultosa. Son arborícolas, con la mayoría de las especies habitando en selvas de variados tipos, aunque alcanzan su máxima diversidad en la Amazonia. Se alimentan principalmente de insectos cazados en los troncos de los árboles. Son pájaros de bosque que anidan en agujeros o hendiduras en los árboles o detrás de la corteza. Muchas de las especies son seguidoras de colonias de hormigas esperando para capturar los insectos espantados por las mismas.[11]

La mayoría de las especies son sedentarias, pero algunas son migratorias; especies de alta montaña pueden realizar movimientos altitudinales cuando cambian las estaciones. Generalmente son encontrados en parejas, sin embargo, varias especies se juntan a bandadas mixtas de alimentación durante la época no reproductiva y pueden migrar en grupo. Son aves territoriales y defienden su territorio con el canto, exhibiciones sacudiendo las alas, hinchando las plumas, exponiendo la mancha brillante en la garganta o levantando las plumas de la corona. El tamaño del territorio varía de 0,23 a 1 hectárea. Son diurnos y cantan con más frecuencia al amanecer, pero pueden cantar a lo largo todo el día. A la noche descansan en madrigueras, agujeros o en nidos.[7]

Los furnáridos son monógamos, defienden el territorio de nidificación y las parejas son generalmente para toda la vida. Se conoce muy poco sobre sus hábitos reproductivos, pero hay algunos registros de comportamiento de cortejo por algunas especies, como algunos que cantan mientras se exhiben levantando las alas, otros realizan vuelos de exhibición a 50 metros del suelo, cantando. También ha sido observada alimentación de cortejo en algunas especies. Se sugiere que puede haber ayudantes en la construcción del nido en algunas especies, pero las evidencias no son conclusivas. Se observaron ejemplares juveniles de la primera nidada ayudando a construir el nido para la segunda nidada. La mayoría de los furnáridos se reproduce durante la primavera y el verano o durante el inicio de la estación lluviosa, pero algunos se reproducen durante todo el año. En la mayoría de las especies, la nidificación ocurre durante los períodos de mayor abundancia de artrópodos. Generalmente hacen una o a veces dos puestas por año, pero reemplazan la puesta si por alguna razón se pierde.

La construcción del nido puede comenzar meses antes de la estación reproductiva, lo que puede llevar desde dos semanas a tres meses y pueden pesar hasta cinco kilogramos. Los nidos de furnáridos son bastante variables, y consisten básicamente de tres tipos: nidos de barro adobe, nidos en cavidades y nidos abovedados. Los nidos de adobe parecen como hornos de barro y son la raíz del nombre de la familia, son hechos de barro, material vegetal y estiércol y generalmente forrados con pasto. Los nidos en cavidades son generalmente colocados en agujeros de carpinteros o en una cavidad natural, o son una madriguera que usualmente es un largo túnel, hasta de un metro, en una barranca o ladera; no se sabe si todos las especies que construyen estos nidos excavan los túneles o si algunas utilizan túneles previamente excavados por roedores u otros animales; estos nidos son forrados con pasto, ramitas, tela de araña y otros materiales. Los nidos abovedados son hechos de vegetales, tales como palitos y pastos, algunas especies usan ramitas de plantas espinosas, dificultando su destrucción por depredadores; también se observa el uso de alambre de púa, piel de víbora, plumas y huesos en la construcción. Estos nidos son construidos sobre vegetación arbustiva espinosa o en cactus, o colgados de ramas y llegan a tener hasta dos metros de longitud; algunos nidos tienen una entrada tubular de unos 30 a 40 cm de largo. Los nidos de furnáridos son en general cerrados, lo que los protege de depredadores.

La puesta varía de dos hasta cinco huevos de color blanco, y algunos con tonos azulados, verdosos o beige. Son colocados en días alternados y la incubación dura entre 14 y 22 días. Los polluelos son altriciales y empluman entre 13 a 29 días; las especies de mayor tamaño tienen períodos de anidación más largos que las de menor tamaño. Después de emplumar, los juveniles permanecen en el territorio de sus padres hasta 13 meses, a pesar de que son capaces de alimentarse a solas después de unos 30 días. Durante la reproducción, tanto el macho como la hembra ejercen roles similares, ambos ayudan a construir el nido, a incubar los huevos, a alimentar los polluelos y a remover restos fecales. Algunas especies sufren parasitismo de puesta por el tordo renegrido (Molothrus bonariensis).[7]

El canto de muchas especies de furnáridos suena similar, sus llamados han sido descritos como ásperos y poco musicales, son sonoros pero simples y compuestos de notas animadas de velocidades variables que suben y bajan en ritmo. Las parejas cantan en dúo para defender territorio e estrechar sus lazos. Los polluelos emiten un llamado de imploración por comida a los adultos.[7]

La dieta principal de los furnáridos consiste de artrópodos y otros invertebrados. Los principales insectos de presa incluyen: Orthoptera (saltamontes y afines), Hymenoptera, Coleoptera (escarabajos) y larvas de Lepidoptera (mariposas y polillas). Algunas especies que viven en ambientes acuáticos se alimentan de invertebrados no-artrópodos, tales como moluscos y gusanos o lombrices. Ocasionalmente también capturan pequeñas ranas, lagartos, cangrejos y también ocasionalmente se alimentan de semillas, frutas y huevos de otras aves.

El perfil y el tamaño del pico de los furnáridos refleja los hábitos alimentares de cada especie. Las múltiples estrategias de busca de alimento incluyen: colgarse hacia abajo para alcanzar atrás de las hojas, hurgar dentro de epífitas, vadear en aguas rasas, hurgar por insectos detrás de la corteza y revolver los amontonados de hojas muertas, entre otros. Utilizan sus pies para sujetar sus presas mientras las devoran, comportamiento poco común entre los paseriformes.[7]

Aparte de las lechuzas y búhos (familia Strigidae), se conocen pocos depredadores de furnáridos adultos. Los depredadores conocidos de los nidos incluyen: víboras (del suborden Serpentes), pirinchos (Guira guira), el gavilán pollero (Buteo magnirostris), el águila mora (Geranoaetus melanoleucus) y las zarigüeyas (familia Didelphidae). La principal defensa contra los depredadores de los nidos es el diseño de los mismos, escondido en cavidades o túneles, o si expuesto, protegido por espinas o cactus.[7]

La destrucción y degradación de su hábitat por el hombre es la principal amenaza a los furnáridos. La deforestación, las quemadas, el pastoreo y el incremento de la agricultura reducen y fragmentan sus hábitats. Muchas especies tienen requisitos de hábitat muy específicos, estas especies son particularmente vulnerables a la destrucción y fragmentación de sus hábitats ya que son incapaces de trasladarse a un nuevo ambiente cuando el suyo es destruido.

De acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), la situación de conservación en el mes de marzo de 2020, de las 332 especies listadas por Birdlife International y Aves del Mundo, es la siguiente:[8]

Existe una controversia histórica centrada en el rango taxonómico de los trepatroncos (anteriormente Dendrocolaptidae) y los furnáridos propiamente dichos, con algunos autores tratándolos como subfamilias de la misma familia, mientras otros como familias separadas. Nunca fue seriamente cuestionado que los dos grupos son taxones hermanos, como en la Taxonomía de Sibley-Ahlquist.[14]​ Desde Feduccia (1973)[15]​ se propone que los trepatroncos se incluyan dentro de Furnariidae, lo que hace a la familia parafilética. Diversos datos genético-moleculares posteriores respaldan esta tesis, con los géneros Sclerurus y Geositta basales a todos los furnáridos más dendrocoláptidos.[16][17][18][19]​ Al reconocer es estatus de subfamilias para los dos grandes grupos, también se debe reconocer este estatus al tercer grupo formado por Sclerurus más Geositta.[20]

El Comité de Clasificación de Sudamérica (SACC) propuso y aprobó dividir a la familia Furnariidae en tres subfamilias: Sclerurinae, basal a todos los furnáridos, Dendrocolaptinae (los trepatroncos) y Furnariinae;[21]​ posteriormente se reorganizó la secuencia linear de géneros de acuerdo con los amplios estudios filogenéticos de Derryberry et al. (2011).[22][23]​ También se propone dividir a Dendrocolaptinae en dos tribus: Sittasomini y Dendrocolaptini y a Furnariinae en cinco o seis clados o tribus: Xenopini (a quien algunos autores tratan como subfamilia o hasta como familia separada), Berlepschiini, Pygarrhichadini, Furnariini, Philydorini y Synallaxini, como adoptado por Aves del Mundo (HBW).[24]

Otra alternativa, siguiendo los estudio de Moyle et al. (2009) y Ohlson et al. (2013), con base en diversos estudios genéticos anteriores,[19][1]​ sería dividir a la familia Furnariidae en tres familias: Scleruridae, Dendrocolaptidae, y la propia Furnariidae,[20]​ con lo cual las tribus mencionadas tendrían el estatus de subfamilias.

El Comité Brasileño de Registros Ornitológicos (CBRO) y la clasificación Avibase,[25]​ adoptan el concepto de división en tres familias; el CBRO también separa a Xenopidae como familia, a partir de la Lista comentada de las aves de Brasil 2015,[26]

De acuerdo a los estudios citados, así se ubica la presente familia:

Melanopareiidae

Conopophagidae

Thamnophilidae

Grallariidae

Rhinocryptidae

Formicariidae

Furnariidae

Parvorden Tyrannida 

De acuerdo con la Propuesta SACC 504[23]​ y con Aves del Mundo:[24]

 Sclerurinae: Sclerurus, Geositta 

 Sittasomini: Certhiasomus, Sittasomus, Deconychura, Dendrocincla 

 Dendrocolaptini: Glyphorynchus, Dendrexetastes, Nasica, Dendrocolaptes, Hylexetastes, Xiphocolaptes, Xiphorhynchus, Dendroplex, Campylorhamphus, Drymotoxeres, Drymornis, Lepidocolaptes 

 Xenopini: Xenops 

 Berlepschiini: Berlepschia 

 Pygarrhichadini: Microxenops, Pygarrhichas, Ochetorhynchus 

 Furnariini: Pseudocolaptes, Premnornis, Tarphonomus, Furnarius, Lochmias, Phleocryptes, Limnornis, Geocerthia, Upucerthia, Cinclodes 

 Philydorini: Anabazenops, Megaxenops, Cichlocolaptes, Heliobletus, Philydor, Dendroma, Anabacerthia, Syndactyla, Ancistrops, Clibanornis, Thripadectes, Automolus 

 Synallaxini: Premnoplex, Margarornis, Aphrastura, Sylviorthorhynchus, Leptasthenura, Phacellodomus, Hellmayrea, Anumbius, Coryphistera, Asthenes, Acrobatornis, Metopothrix, Xenerpestes, Siptornis, Roraimia, Thripophaga, Limnoctites, Cranioleuca, Pseudasthenes, Spartonoica, Pseudoseisura, Mazaria, Schoeniophylax, Certhiaxis, Synallaxis 

Según las clasificaciones del Congreso Ornitológico Internacional (IOC)[27]​ y Clements Checklist/eBird v.2019,[6]​ la familia agrupa a los siguientes géneros y especies, con las diferencias taxonómicas entre dichas clasificaciones comentadas en Notas taxonómicas, así como también de las clasificaciones Aves del Mundo (HBW) y Birdlife International (BLI). Los taxones para los cuales no hay completo acuerdo sobre su categoría de especie plena o de subespecie, exhiben el nombre de la nominal entre paréntesis. La secuencia filogénica es la adoptada por el Comité de Clasificación de Sudamérica (SACC) de la Sociedad Americana de Ornitología.[23]​ Los nombres en español son los adoptados por la Sociedad Española de Ornitología (SEO),[28]​ o los atribuidos por Aves del Mundo.[24]



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Furnariidae (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!