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Gastritis



La gastritis es una enfermedad del estómago que se define como la inflamación aguda o crónica de la mucosa gástrica.[1]​ El diagnóstico preciso se obtiene por exploración endoscópica. Dependiendo del aspecto de la mucosa se ha clasificado en gastritis erosivas y no erosivas. También se clasifican en agudas y crónicas, en esta última puede existir algún grado de atrofia (gastritis atrófica). Las causas son muy variadas, entre ellas, los malos hábitos alimentarios, el estrés, el abuso en el consumo de antiinflamatorios no esteroideos (aspirina, piroxicam, indometacina, ketoprofeno, etc.), infección por Helicobacter pylori y trastornos autoinmunes como en la gastritis atrófica con presencia de autoanticuerpos y la enfermedad celíaca.[2][3][4]

Las causas de gastritis son diversas dependiendo del tipo de afección. Entre los factores causales más frecuentes se encuentra el consumo de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos como la aspirina, la infección por Helicobacter pylori y la existencia de fenómenos de autoinmunidad, como en la enfermedad celíaca o en la gastitis atrófica con presencia de anticuerpos contra las células parietales, degeneración del revestimiento del estómago por la edad o por reflujo biliar crónico.[4]​ No se debe confundir el reflujo biliar con el reflujo gastroesofágico.

Los síntomas son muy variables dependiendo del tipo de gastritis, en muchas ocasiones no se presentan síntomas o son muy leves. Puede existir pirosis, dolor estomacal localizado en epigastrio, náuseas y vómitos. En determinadas gastritis que impiden la absorción de vitamina B12 se produce anemia perniciosa. Ciertas gastritis como la gastritis erosiva pueden provocar hemorragia digestiva. Algunas formas raras como la gastritis flemonosa tienen una elevada mortalidad.[2]​ La gastritis erosiva a pesar de ser menos grave, tiene síntomas son más intensos: diarrea importante, vómitos intensos, náuseas y un malestar estomacal muy intenso.

El diagnóstico se realiza por medio de la endoscopia del aparato digestivo superior.[5]​ En el examen histopatológico de los tejidos se observa infiltración de leucocitos polimorfonucleares.

La clasificación de la gastritis se basa en la evolución, histología y la patogenia. Existen diferentes tipos de clasificación, generalmente se dividen en gastritis aguda cuando son de corta duración y gastritis crónica cuando persiste durante un periodo de tiempo prolongado. Con arreglo al aspecto de la mucosa pueden dividirse en erosivas y no erosivas.

I. Gastritis aguda

II. Gastritis atrófica crónica

III. Formas poco frecuentes de gastritis Incluye la gastritis linfocítica, gastritis eosinófila, gastritis flemonosa, gastritis en la enfermedad de Crohn, sarcoidosis y gastritis granulomatosa aislada.

La mayor parte de las gastritis mejoran rápidamente con el tratamiento. El pronóstico depende de la causa subyacente. La mayor parte de las gastritis crónicas son asintomáticas y no provocan enfermedad significativa.

Las complicaciones potenciales son hemorragia digestiva en la gastritis erosiva, anemia perniciosa y un aumento del riesgo de cáncer gástrico en la gastritis atrófica.[8]

El tratamiento depende de la causa de la gastritis. Se debe buscar asistencia médica si los síntomas de gastritis son persistentes o cuando se presenta vómito con sangre o deposición sanguinolenta.



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