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Giovanni da Verrazano



Giovanni da Verrazzano (a menudo escrito Verrazano) (Val di Greve, 1485-Antillas, 1528) fue un navegante y explorador italiano que, al servicio de Francisco I de Francia, exploró la costa atlántica de Norteamérica en busca de un paso por el noreste hacia la India. Es conocido por ser el primer europeo, después de la colonización vikinga (1000 d. C.), que exploró, en 1524, la costa atlántica de América del Norte entre las Carolinas (sur y norte) y Terranova, incluyendo el actual puerto de Nueva York, la bahía de Narragansett y el río Hudson. En 1527 partió hacia Brasil en una nueva expedición, en la que murió al año siguiente.

El puente Verrazano Narrows —en la apertura del puerto de Nueva York— y un buque de guerra de la marina italiana —un destructor de la clase Navigatori— son algunos de las numerosos nombramientos que lo honran.

Giovanni da Verrazano nació en su hogar ancestral en Val di Greve, una pequeña localidad al sur de Florencia.[1]​ A pesar de que dejó una detallada descripción de sus viajes a América del Norte, poco se sabe sobre su vida. Después de 1506, se estableció en el puerto del Canal de la Mancha de Dieppe, en Francia, donde comenzó su carrera como navegante.

En 1508, probablemente en compañía del capitán Thomas Aubert, se embarcó para la costa americana en un barco llamado La Pensée, equipado por el armador Jean Ango (1480–1551). Exploró, posiblemente durante un viaje de pesca, la región de Terranova y la desembocadura del río San Lorenzo, en la actual Canadá, y también realizó numerosos viajes a la zona oriental del Mediterráneo. En 1523, fue invitado por el rey Francisco I de Francia para explorar un área entre la Florida y Terranova, a fin de encontrar una ruta marítima a través de las recién descubiertas Américas hasta el océano Pacífico.

Con una carraca de tres palos, La Dauphine, pilotada por Antoine de Conflans, se acercaron a la zona de Cape Fear («cabo del Miedo») hacia el 1 de marzo de 1524 y, tras una breve estancia, exploraron la costa más al norte aún, llegando hasta la moderna Carolina del Norte y al lagoon del Pamlico Sound. En una carta dirigida a Francisco I, escribió que estaba convencido de que este último era el comienzo del océano Pacífico, de lo que podría ser un acceso hacia China. Este informe causó uno de los muchos errores en la representación de América del Norte en los mapas de la época (el continente no sería plenamente cartografiado hasta casi el siglo XX).

También entró en contacto con nativos americanos que vivían en la costa. Durante el viaje hacia el norte, no se dio cuenta de las entradas de la bahía de Chesapeake ni del río Delaware. En la bahía de Nueva York, se encontró con los lenape y observó lo que él consideró un gran lago, que era de hecho la entrada del río Hudson. Luego pasó por Long Island y entró en la bahía de Narragansett, donde recibió una delegación de los wampanoag. Las palabras «Norman villa» se encuentran en el mapa Maggiolo. El historiador Samuel Eliot Morison escribió: «Esto ocurrió en Angouleme (Nueva York) más que en Refugio (Newport). Fue probablemente, con la intención de cumplimentar a uno de los amigos nobles de Verrazzano. Hay dos lugares llamados Normanville en Francia, uno cerca de Evreux, en Normandía que, naturalmente, sería la misma. Al oeste del misma, conjeturalmente en la costa de Delaware o de Nueva Jersey, está Longa Villa, que Verrazzano sin duda nombró por François d'Orleans, duque de Longueville».[2]​ Permaneció allí durante dos semanas, y luego se trasladó hacia el norte, siguiendo la costa hasta el moderno Maine, sureste de Nueva Escocia y Terranova, tras lo cual regresó a Francia el 8 de julio de 1524.

Verrazzano nombró la región que exploró como Francesca en honor del rey de Francia, pero su hermano rotuló el mapa como Nova Gallia.[3]

Verrazzano organizó un segundo viaje con el apoyo financiero de Jean Ango y Philippe de Chabot (c. 1492-1543), que partió con cuatro barcos de Dieppe en la primavera de 1527. Una nave quedó separada de las otras en una tormenta cerca de las islas de Cabo Verde, pero Verrazzano logró llegar a la costa de Brasil con dos barcos y consiguió un cargamento de palo brasil antes de regresar a Dieppe, en septiembre. El tercer barco, con un cargamento también de palo de brasil, regresó más tarde.[4]

Este éxito parcial, aunque no encontró el pasaje deseado hasta el océano Pacífico, inspiró el último viaje de Verrazzano que salió nuevamente de Dieppe en la primavera de 1528.

En 1528, durante su tercer viaje a América del Norte, después de explorar la Florida, las Bahamas y las Antillas Menores, Verrazzano ancló lejos de la orilla y remó a tierra, probablemente en la isla de Guadalupe. Fue asesinado por los nativos caribes que la habitaban.[5]​ La flota de dos o tres barcos estaba anclada fuera del alcance de los disparos y nadie pudo responder a tiempo.[6]

A pesar de sus descubrimientos, su reputación no perduró y proliferó tanto como la de otros exploradores de la época. Como ejemplo, de conformidad con las prácticas de la época, Verrazzano dio un nombre europeo a la nueva tierra que había visto, Francesca, en honor del rey francés que le había encargado la misión. Ni este ni ninguno de los otros nombres que otorgó a los distintos accidentes que descubrió han sobrevivido. Tuvo la mala suerte de hacer su viaje en una época de grandes descubrimientos, en los pocos años tanto de la espectacular Conquista de México como de la circunnavegación del mundo de Fernando de Magallanes —que irónicamente Magallanes no completó, pero que sin embargo le granjeó una fama imperecedera. (Estos dos hechos ocurrieron en el mismo período de tres años, desde 1519 hasta 1521.)

En los siglos XIX y principios del XX hubo un gran debate en los Estados Unidos sobre la autenticidad de las cartas que escribió a Francisco I describiendo la geografía, la flora, la fauna y la población nativa de la costa este de América del Norte.[8]​ Otros pensaron que era cierta, y hoy es casi universalmente aceptada como auténtica,[9]​ especialmente después del descubrimiento de una carta firmada por Francisco I en la que se refiere a la carta de Verrazzano.[10]

Verrazzano era particularmente desconocido en la ciudad de Nueva York, en la que el viaje de 1609 de Henry Hudson llegó a ser considerado de facto como el inicio de la exploración europea de Nueva York, ya que embarcó para los neerlandeses, no para los franceses. El nombre de Verrazzano, y su reputación como descubridor europeo del puerto, se restableció con un gran esfuerzo realizado en los años 1950 y 1960 en un movimiento para que el recién construido puente de Narrows llevara su nombre. También un ferry de Staten Island que sirvió en Nueva York desde 1950 a la década de 1990 también fue nombrado en su honor (curiosamente, el transbordador fue nombrado como «Verrazzano», mientras el puente era nombrado «Verrazano», lo que indica la confusión sobre la ortografía de su nombre). Existen numerosas conmemoraciones en Staten Island del explorador (incluso una Little League lleva su nombre), lo que refleja no sólo su relación con Staten Island, sino también el gran número de descendientes de italianos que viven allí. En la bahía de Narragansett, el puente Jamestown Verrazano también se nombra en su honor, así como el puente Verrazano de Maryland.



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