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Gremios



Gremio es un conjunto de personas que tienen el mismo oficio o profesión. En la historia humana, los gremios han existido casi desde sus inicios y más especialmente desde los primeros orígenes de la civilización, cuando las personas comenzaron a especializarse en determinadas tareas sociales: pastores, tejedores, alfareros, agricultores, sacerdotes, médicos, etc.[2]

Desde la Antigüedad, en civilizaciones de todas partes del mundo, ha existido la práctica de que las personas de un mismo gremio se asociaran o formaran corporaciones para reglamentar y ordenar el ejercicio del oficio. Existen registros de ellas entre los constructores de pirámides y obras en el Antiguo Egipto, Asiria, China, India, Persia y otras partes de Asia, así como en la Antigua Roma en Europa, y los imperios Azteca e Inca en América, las cuales solían reglamentar la práctica de tales oficios.[3][4][5]​ Dichas corporaciones fueron denominadas "gremios" en la Europa medieval, y se organizaron en maestros y aprendices.[6][7][8]​ El trato de «compañeros», característico del sindicalismo contemporáneo, se origina en los gremios medievales.[9]​ En Europa y luego también durante la Edad Moderna en América, las corporaciones gremiales jugaron un papel importante durante la etapa precapitalista, pero estuvieron prohibidas en las primeras décadas desde que se conformó la sociedad capitalista, debido a que se consideraban contrarios a la libertad de mercado.[10]

Actualmente están organizados como corporaciones gremiales los colegios profesionales y los sindicatos de afiliación obligatoria, como en el caso de sindicatos bajo la modalidad closed shop, como sucede en los Estados Unidos.[11]

En ocasiones la palabra "gremio" se utiliza como sinónimo de "sindicato", pero estrictamente "gremio" es un término más amplio que "sindicato", debido a que abarca a la totalidad de las personas que trabajan en ese ramo profesional, mientras que el sindicato es una asociación que abarca solo a las personas que voluntariamente deciden afiliarse al mismo, aun cuando generalmente representa al gremio en su totalidad.[12]​ La expresión "actividad gremial" se refiere a las acciones y servicios en beneficio del gremio, que realizan sindicatos, cámaras patronales, colegios profesionales, organizaciones mutuales y demás asociaciones de base gremial.[13][14]

Desde la Antigüedad han existido asociaciones y corporaciones gremiales en civilizaciones de todas partes del mundo, existiendo registros de ellas entre los constructores de pirámides y obras en el Antiguo Egipto, Asiria, China, India, Persia y otras partes de Asia, así como en la Antigua Roma en Europa, y los imperios Azteca e Inca en América, las cuales solían reglamentar la práctica de tales oficios.[3][4][5]

En la Edad Media de Europa y luego durante la Edad Moderna en América,[16]​ los gremios fueron corporaciones que agrupaban a los artesanos y comerciantes de un mismo oficio, y que surgieron en las ciudades medievales hasta finales de la Edad Media cuando fueron transformados y en algunos casos abolidos. Tuvieron como objetivo conseguir un equilibrio entre la demanda de obras y el número de talleres activos, garantizando el trabajo a sus asociados, su bienestar económico y los sistemas de aprendizaje.[17][10]​ pues agrupan a personas de la misma profesión.[18]

Los gremios medievales de Europa, poseían un ámbito local, tenían carácter obligatorio y estaban regidos por un estatuto especial. Fueron importantes los gremios de alfareros, caldereros, herreros y los comprendidos en los llamados Cinco Gremios Mayores (Joyeros, Merceros, Sederos, Pañeros y Drogueros).

La escala laboral de aquellos gremios medievales se estructuraba en tres niveles: aprendices, oficiales, maestros.[19]

Los aprendices eran aquellos que se iniciaban en la profesión u oficio. La formación se verificaba a través de la firma de un “contrato de aprendizaje”, documento de naturaleza jurídica donde intervenían un maestro que se comprometía a enseñar y un joven que quería aprender. Los contratos tenían las siguientes cláusulas:

Los oficiales constituían el peldaño intermedio del escalafón. Se trataba de una categoría no muy bien definida en la que se maduraba y adquiría perfección en el oficio. No tenía tiempo fijo de duración, generalmente la mitad del período de aprendizaje, pero era mejor su posición jurídica, con todos los derechos y deberes.

Los maestros eran la categoría superior de la estructura gremial a la que se accedía tras la superación de examen, una prueba práctica, lo que daba la posibilidad de abrir taller propio, contratar obras o de establecer formas de comercialización.[20]

El gremio se ocupaba de:

También era potestad del gremio:

En una fase tardía de la Edad Media tiene lugar un cierto ascenso en la valoración social e intelectual del artista.[20]

Los gremios consiguieron equilibrar la oferta y la demanda a través de la anulación de la competencia.[21]​ En un mercado libre, los oferentes compiten por satisfacer la demanda básicamente a través de dos armas: el precio y la calidad. El precio depende por un lado, del volumen de la oferta (que vendrá dado a su vez por la mano de obra y la materia prima empleada) y por los costes de producción (que son función de la tecnología usada) y por otro, de la demanda. La calidad depende de la pericia del artesano, del material usado y de los procedimientos de fabricación.

Los gremios desarticularon la competencia actuando tanto sobre el precio como sobre la calidad. El precio se consiguió fijar controlando el volumen de la producción (número fijo de talleres y de artesanos) y controlando los costes de producción a través de regulaciones que afectaban al proceso de fabricación y a los salarios. La calidad se controlaba gracias al sistema de formación de la mano de obra, selección del material y a los vendedores que a modo de auditores medievales velaban por la bondad del producto.[20][20]

El gremio más antiguo documentado en España, fue el de canteros y albañiles, establecido en Barcelona en el año 1211. La expansión de los gremios sería favorecida en el siglo xv en Aragón, mientras que en el de Castilla fueron prohibidos.[22]​ Algunos estudios sobre la España Medieval, además de las figuras jerárquicas de aprendices, oficiales y maestros, diferencian a los “veedores” o “los maestros y veedores”, encargados de redactar las ordenanzas (estatutos), que serían sometidas a la autoridad real y al Cabildo de su ciudad o villa.[23]

Un caso con nomenclatura variable fue el de los maestros de obras, encargados de la ejecución material de la fábrica arquitectónica y la calidad del trabajo, y que a su vez tenías a su cargo personal de otros gremios de maestros de oficios.[20]​ Similares tareas correspondían a los alarifes de origen musulmán, desarrollados en el contexto del arte mozárabe y el mudéjar y expresamente citados en Ordenanzas de albañilería como las de Sevilla, que eran «designados por el Cabildo a propuesta del gremio».[22]​ Por su parte, los alarifes de las Ordenanzas de Granada y Málaga eran a su vez veedores, como “maestros examinados de los primo”, o sea de todo el alarifazgo o arte de la albañilería, como experto en geometría, peritaje, tasación y juez de pleitos de la profesión. Un tercer gremio relacionado y a veces diferenciado era el de los aparejadores, cuyas primer antecedente de ‘oposiciones’ se documenta en abril de 1620, cuando un tribunal seleccionó y eligió al alarife Francisco de Potes como aparejador de las obras reales de la Alhambra de Granada.[22]



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