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Guy de Lusignan



Guido I de Jerusalén, Guido I de Chipre o Guido I de Lusignan (en francés: Guy de Lusignan; Lusignan, Poitou, aprox. 1150 - Nicosia, Chipre, 18 de julio de 1194), rey de Jerusalén, que perdió ese reino cruzado en una lucha con su rival Conrado de Montferrato, y rey de Chipre.[nota 1]

En 1180 se casó con Sibila, la hermana de Balduino IV, rey de Jerusalén. Al morir Balduino en 1185,[1]​ el hijo de Sibila de un matrimonio anterior, Balduino V, heredó la corona, pero falleció en 1186.[2]​ Sibila se convirtió en reina y, al anunciar su intención de optar por el noble más digno de ser su esposo y rey, se divorció de Guido, solo para elegirlo nuevamente como rey y esposo.

La guerra estalló con Saladino (1187-1193), sultán de Egipto y Siria, y, cuando la ciudad de Tiberíades cayó en 1187, Guido decidió enfrentarlo. Sus tropas fueron derrotadas en Hattin (cerca de Tiberíades) por las superiores fuerzas de Saladino. Guido fue capturado, junto con muchos otros nobles, pero fue liberado cuando cedió la ciudad de Ascalón, un puerto en Palestina. Jerusalén se rindió a Saladino el 2 de octubre de 1187.

La caída de Jerusalén provocó una nueva cruzada de Europa (la Tercera Cruzada, 1189-1192). A la espera de esta ayuda, Guido, aunque había hecho un voto de no guerrear contra Saladino, sitió San Juan de Acre (ahora Acre, Israel), aunque sin éxito. Después de que Sibila muriera en 1190, Guido y Conrado de Montferrato, esposo de la hermana de Sibila, Isabel, lucharon por el trono vacante. En 1192 Guido cedió el título al rey inglés Ricardo I Corazón de León a cambio de la soberanía sobre la isla de Chipre.

Guido era hermano de Hugo IX, conde de Lusignan. Junto con otro hermano, Amalarico, Guido viajó a Jerusalén en 1170, donde se convirtió en vasallo de Inés de Courtenay, madre del rey Balduino IV, enfermo de lepra. Inés tenía la preocupación de que sus rivales políticos, liderados por el regente Raimundo III de Trípoli, quisieran ejercer un control más férreo forzando a su hija, y hermana del rey, la princesa Sibila, a que desposara a alguien de su gusto. Inés frustró estos planes aconsejando a su hijo que casara a Sibila con Guido. El rey accedió, y Guido se unió a la familia real en 1180. Por su matrimonio se convirtió en conde de Jaffa y Ascalón y alguacil de Jerusalén.

Guido logró que Balduino IV lo nombrara regente a comienzos de 1182, a pesar de la disconformidad de la Haute Cour. El comportamiento de Guido como regente pronto ofendió a la Haute Cour. Muchos colonos francos (descendientes de los primeros cruzados) pretendían hacer la paz con Saladino, sultán de Egipto. Pero Guido y Reinaldo de Châtillon, junto a otros cruzados recién llegados, estaban allí para luchar. Las continuas provocaciones de Guido a Saladino hicieron imposible cualquier tipo de paz entre Jerusalén y Egipto.

La misma Inés se encontraba descontenta con el proceder de Guido y rehusó defenderle. A fines de 1182 y principios de 1183, Balduino IV intentó anular el matrimonio de su hermana con Guido. Sibila se quedó en Ascalón, aunque tal vez no contra su voluntad. Al fracasar en el intento de separar a su hermana y heredera de Guido, el rey y la Haute Cour cambiaron el orden de sucesión, poniendo a Balduino V, hijo de Sibila, en su primer matrimonio con Guillermo de Monferrato, por delante de Sibila, aunque ella no fue excluida de la sucesión. Guido se comportó discretamente desde 1183 hasta que su esposa fue reina en 1186.

Cuando Balduino IV finalmente sucumbió a la lepra en 1185, Balduino V se convirtió en rey, pero era un niño enfermizo y murió al cabo de un año. Guido fue con Sibila a Jerusalén para el funeral de su hijastro en 1186, acompañados por una escolta armada, que puso como guarnición de la ciudad. Raimundo III, celoso de mantener su influencia, y su nueva aliada política, la reina viuda María Comneno de Constantinopla, estaban intentando convocar a la Haute Cour cuando Sibila fue coronada reina por el Patriarca Heraclio. Reinaldo de Châtillon ganó apoyo popular para Sibila afirmando que ella era li plus apareissanz et plus dreis heis dou rouame. Con el claro apoyo de la iglesia, Sibila fue soberana indiscutida.

Sibila fue coronada sola, como reina exclusiva. Sin embargo, para ser coronada hubo de acceder a la anulación de su matrimonio con Guido, para satisfacer a los miembros opositores de la corte, siempre y cuando ella tuviera libre albedrío para elegir su próximo esposo. Los líderes de la Haute Cour accedieron y Sibila fue coronada. Pero, para asombro de la facción rival de la corte, cuando tuvo que elegir nuevo esposo, eligió a Guido. La reina renunció a la corona y se la otorgó a Guido, permitiéndole coronarse a sí mismo. Hunfredo IV de Torón, esposo de la media hermana de Sibila Isabel, era la baza de Raimundo III y los Ibelín para el trono,[nota 2]​ pero era débil de palabra y ambición, por lo que se alejó de ellos y apoyó a Guido, jurando lealtad a Sibila. Hunfredo se convertiría en uno de los aliados más próximos a Guido durante su reinado [cita requerida].

La primera preocupación del rey fue comprobar los avances de Saladino. En 1187 Guido, contra el consejo de Raimundo III, intentó aliviar el sitio que Saladino había puesto a Tiberíades. El ejército de Guido fue rodeado; cortado su suministro de agua, el 4 de julio el ejército de Jerusalén fue derrotado completamente en la Batalla de Hattin. Guido fue uno de los muy pocos cautivos perdonados por los Sarracenos tras la batalla, junto con su hermano Godofredo y Hunifrido. Los exhaustos cautivos fueron llevados a la tienda de Saladino, donde Guido recibió un cáliz de agua como muestra de la generosidad de Saladino. Cuando Guido ofreció el cáliz a su compañero Reinaldo, Saladino arrojó el cáliz. Luego ordenó la ejecución de Reinaldo[3]​ semidecapitándolo (Saladino estaba furioso con Reinaldo, porque este había atacado tiempo atrás una caravana en la que viajaba la hermana de Saladino) [cita requerida].

Guido fue encarcelado en Damasco mientras Sibila permaneció defendiendo Jerusalén, pero tuvo que cedérsela a Saladino el 2 de octubre. Sibila escribió a Saladino rogándole la liberación de su esposo, y Guido fue liberado finalmente en 1188 permitiéndole retornar con su mujer. Guido y Sibila buscaron refugio en Tiro, la única ciudad aún en manos cristianas, gracias a la defensa de Conrado de Monferrato. Conrado negó refugio a Sibila y a Guido, y estos acamparon fuera de los muros de la ciudad durante meses. Y pronto Guido se unió a una vanguardia de la recientemente llegada tercera cruzada. La reina lo siguió, pero murió de una epidemia junto con sus hijas. Según acuerdo de los miembros sobrevivientes de la Haute Cour, con la muerte de Sibila, Guido perdió su autoridad como rey consorte y la corona pasó a Isabel.

En 1191 Guido dejó Acre con una pequeña flota y llegó al puerto de Limassol, en Chipre. La Orden del Temple decidió no conservar la isla y se la vendió a Guido,[4][5][6]​ aunque los templarios siguieron manteniendo sus posesiones junto con otras órdenes religiosas como la Orden de San Juan de Jerusalén.[7]

Guido buscaba apoyo de Ricardo I de Inglaterra, del cual había sido vasallo previamente en Francia. Juró lealtad al rey Ricardo y asistió al casamiento y ceremonia de Ricardo con Berenguela de Navarra. Participó en la campaña contra Isaac Comneno de Chipre e impresionó a Ricardo de tal manera que Guido se convirtió en el favorito de Ricardo para ser rey de Jerusalén.

El rey Felipe II de Francia apoyaba en cambio a Conrado de Monferrato, que fue elegido rey en 1192 por derecho de su esposa Isabel; Conrado había anulado el matrimonio de Isabel con Hunifrido y se había casado con Isabel. Conrado fue asesinado e Isabel se casó con Enrique II de Champaña. Cuando este murió, en 1197, Isabel contrajo matrimonio con el hermano de Guido, Amalarico. Mientras tanto, Guido fue compensado por la pérdida de su reino comprándole Chipre a Ricardo, que había conquistado la isla camino de Palestina. Guido falleció en 1194, pero los descendientes de los Lusignan continuaron gobernando el Reino de Chipre hasta 1474. Guido fue sepultado en la iglesia de la Orden del Temple en Nicosia.




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