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Ha-Joon Chang



Ha-Joon Chang (en hangul, 장하준; en hanja, 張夏准), nacido en Corea del Sur en 1963 es uno de los economistas heterodoxos más destacados del mundo, especializado en la economía del desarrollo.

Chang es uno de los economistas más citados en la literatura de la economía del desarrollo, especialmente en artículos y libros que son críticos del neoliberalismo.[1][2]

Instruido en la Universidad de Cambridge, donde actualmente trabaja como profesor, Chang es el autor de varios influyentes libros (entre ellos Retirar la escalera).[3][4]​ También ha sido consultor del Banco Mundial y del Banco Europeo de Inversiones, así como de Oxfam y varias agencias de Naciones Unidas. Es miembro del Center for Economic and Policy Research de Washington D.C. De igual forma es conocido como inspirador de las ideas económicas del expresidente de Ecuador, Rafael Correa.[5]

Mientras estudiaba con Robert Rowthorn, un distinguido economista marxista Británico,[6]​ Chang elaboró una teoría sobre la política industrial, una "vía media" entre la planificación central y el libre mercado sin controles. Este trabajo llevó a la elaboración de una aproximación más amplia a la economía, la que Chang llama una "política económica institucionalista". Esta perspectiva ubica a la historia económica y los factores socio-políticos como el eje de la evolución de las prácticas económicas. (ver Planificación indicativa)

Su línea de pensamiento se acerca a la corriente institucionalista. Esta corriente considera que los mercados son construcciones políticas y no un orden natural que emerge espontáneamente. Por lo tanto no tiene sentido ni es posible una despolitización de la economía, alejándose de enfoques como el neokeynesiano, que defiende la intervención del Estado en la economía, en calidad de regulador, con el fin de corregir las distorsiones del mercado.[7]​ En una entrevista afirmó que el Estado "debe regular, sobre todo en países en desarrollo, porque hay sectores estratégicos en los cuales el sector privado no quiere intervenir por el riesgo. Como regla general, diría que el Gobierno y la empresa privada pueden trabajar conjuntamente, pero la regulación es básica, porque los mercados no pueden autorregularse" y agregó, respecto a la relación entre el Estado y los empresarios, que "lo óptimo es que sean aliados, que se comprendan mutuamente y que tengan la capacidad de trabajar en conjunto".[7]

Cuando se lo consultó sobre el recelo que causa la intervención activa del Estado en la economía, teniendo en cuenta que se ha encontrado evidencias de corrupción en varios gobiernos de América Latina, declaró que "ningún Gobierno es totalmente puro, pero marginar al Estado por corrupción es como decir que si una persona se lesiona al jugar al fútbol, entonces nunca más debe jugar".[7]​ En su opinión, los subsidios, si son bien utilizados, pueden ser favorables: "Si los subsidios son buenos o malos, depende. En ciertos casos, por ejemplo, los subsidios ayudan a erradicar el trabajo infantil. Además, la pobreza es un serio problema en América Latina, por eso, no veo nada de malo en que se destinen subsidios (también llamados "subvenciones") a servicios básicos de educación y salud. Pero tener demasiados subsidios vuelve difícil el manejo del presupuesto, sobre todo si el Estado no genera ingresos para cubrir esos egresos adicionales". Para Chang lo ideal sería que los más necesitados mejoren su calidad de vida a través de los subsidios y no requieran de ellos en el futuro.

En Retirar la Escalera(ganadora del Premio Gunnar Myrdal de 2003), Chang plantea que la gran mayoría de los países desarrollados usaron políticas económicas intervencionistas para enriquecerse, pero después intentaron prohibir que otros países hicieran lo mismo. La OMC, el BM y el FMI son fuertemente criticados a causa de dichas acciones que son, según Chang, el obstáculo fundamental en la búsqueda para la reducción de pobreza mundial. Esta obra, entre otras, llevaron a Chang a ganar el Premio Wassily Leontief de 2005 (entre los ganadores del premio de años anteriores constan Amartya Sen y J.K. Galbraith).[8][9]

Chang opina que la crisis económica de los países desarrollados que empezó el año 2008 todavía no se ha resuelto y que las medidas adoptadas por los Bancos Centrales enmascaran la situación real de las economías. Dice al respecto:

"Después de 2008, tras rechazar una reestructuración profunda de sus economías, la única forma en la que podían lograr una mejora era creando otra serie de burbujas financieras. En su discurso, los gobiernos y los sectores financieros transformaron una recuperación agónica en una recuperación espectacular. Propagaron así el mito de que las grandes burbujas son signo de economías saludables."

"Independientemente de que las actuales turbulencias del mercado lleven o no a una caída continuada o a un derrumbe, son una señal de que hemos desperdiciado los últimos siete años apuntalando un modelo económico en bancarrota. Antes de que todo empeore, debemos reemplazarlo por otro en el que el sector financiero sea menos complejo y tenga mayor paciencia, en el que se estimule la inversión en la economía real con incentivos fiscales y tecnológicos, y en el que se implementen las medidas para reducir la desigualdad para, de este modo, mantener la demanda sin crear más deuda."

"Ninguna de estas ideas será fácil de implementar pero sabemos cuál es la alternativa: poco crecimiento, inestabilidad y caída del nivel de vida para la gran mayoría."[10]



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