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Hipo



El hipo es una contracción espasmódica, involuntaria y repetitiva del diafragma y los músculos intercostales que provoca una inspiración súbita de aire.

El diafragma es un músculo fundamental para la respiración de los mamíferos. Cuando se contrae, el tórax se expande y el aire entra en los pulmones a través de la tráquea (inspiración). En cambio, cuando el diafragma se relaja, el tórax se contrae y el aire sale de los pulmones a través de la boca y la nariz (espiración).

El nervio frénico controla la contracción y relajación del diafragma. Si el nervio frénico envía impulsos anómalos, el diafragma se contrae de forma repentina provocando una inspiración súbita anormal y el cierre brusco de la glotis, produciendo el hipo. Algunas de las situaciones que pueden provocar el hipo son: comer demasiado rápido, distensión gástrica por aerofagia o consumo de bebidas carbónicas, abuso de alcohol y ansiedad. La mayor parte de las veces, el hipo dura solo unos minutos. Sin embargo, en ocasiones persiste durante días o semanas.

El hipo persistente —singultus, en su denominación científica correcta— es el que se presenta en forma de un ataque prolongado o ataques recurrentes durante un tiempo superior a 48 horas. En general, se resuelve sin ningún tipo de tratamiento pero, en ciertas ocasiones, conviene realizar un estudio médico para averiguar su origen.[1]​ Puede producir una gran incomodidad a quien lo padece, provocándole insomnio, pérdida de peso, dehiscencia de suturas e incluso arritmias, pudiendo ser signo de enfermedad severa, por lo que estos pacientes deben someterse a una valoración médica que determine las posibles enfermedades que originan el problema.[2][3][4][5][6][7]

Según su duración se puede dividir en cuatro tipos:

En circunstancias normales, durante la inspiración, el diafragma se contrae, y los pulmones se llenan de aire. Por el contrario durante la espiración, el diafragma se relaja y los pulmones se vacían de aire. La glotis, que se encuentra debajo de la epiglotis y encima de la tráquea, se abre durante la inspiración para dirigir el aire hacia los pulmones y se cierra durante la deglución para evitar que la comida entre en los pulmones.

El hipo se debe a una contracción inesperada del diafragma durante la inspiración. Es un reflejo, pero no cumple con una función protectora conocida, a diferencia del estornudo y el reflejo de la tos. No debe considerarse como un simple espasmo del diafragma, pues constituye un movimiento complejo en el cual intervienen también los músculos respiratorios intercostales y del cuello. Existe un centro neuronal situado en el sistema nervioso central en el que un conjunto de neuronas interconectadas emiten los impulsos necesarios para la generación del fenómeno, al igual que existe otro centro que controla la respiración y otros muchos procesos fisiológicos. El centro del hipo funciona mediante un mecanismo de intermitencia, es decir emite señales periódicas que producen el fenómeno a una frecuencia determinada que oscila entre 4 y 60 por minuto. Nunca tenemos un hipo continuo, este es siempre intermitente e interrumpe ciclicamente el funcionamiento respiratorio normal.[12]

El hipo agudo, es decir aquel que tiene una duración menor a 48 horas, corresponde a la inmensa mayoría de los casos, suele deberse a causas benignas, como distensión gástrica, por ingerir alimentos sólidos o líquidos demasiado deprisa, cambios de humor, estrés, emociones fuertes, ansiedad, consumo excesivo de bebidas con gas carbónico, exceso de gases, tabaquismo, abuso de alcohol, cambios bruscos de temperatura o comidas demasiado calientes o excesivamente frías, embarazo, etc. En los niños puede ocurrir durante o después de un ataque de llanto. En muchas ocasiones se desconoce la causa que lo origina. La mayor parte de las veces solo dura unos minutos, o incluso pocos segundos. Es una circunstancia inofensiva a la que no hay que darle importancia. Sin embargo, lo mejor es consultar a un médico si es demasiado frecuente.[2]

Existen gran número de remedios tradicionales. A modo de ejemplo se citan algunos métodos que se utilizan popularmente como tratamiento:

Los hipos persistentes y refractarios son poco comunes, afectan únicamente a un individuo de cada 100 000. Suelen ser una manifestación de otra enfermedad que puede ser grave, por lo cual es recomendable consultar a un médico. Afecta principalmente a mayores de 50 años.

Se habla de hipo persistente cuando su duración es mayor de 48 horas y menor de un mes, y de hipo refractario cuando dura más de un mes, en ocasiones se prolonga durante varios años.

Este tipo de hipo es muy incapacitante pues dificulta actividades habituales como dormir, respirar, comer y beber. A largo plazo puede provocar insomnio, trastornos respiratorios, trastornos de la alimentación y deshidratación. Además, puede afectar a la comunicación y la vida social y provocar trastornos psicológicos y depresión.

En el 90% de los casos está provocado por enfermedades que causan irritación del nervio frénico o del nervio vago. El hipo puede ser un signo. Cuando una persona sufre de hipo crónico, es necesario realizar un examen médico para identificar el factor que lo causa. Hay una larga lista de posibles causas, en la literatura médica se han descrito casos de hipo originados por más de 150 enfermedades diferentes, debido entre otras razones a que el nervio vago y el nervio frénico, los responsables del hipo, tienen un largo recorrido a través del cuerpo.[2]

Estas son las causas más comunes de hipo persistente o refractario:

La mayoría de los hipos persistentes o intratables son consecuencia de enfermedades crónicas. La mejor manera de detener el hipo es realizar un tratamiento para curar la enfermedad responsable. Como tratamiento sintomático se pueden emplear varios métodos:

Mediante ultrasonidos se ha demostrado que el feto puede tener hipo a partir de las 8 semanas del comienzo de la gestación, antes de que aparezcan los movimientos respiratorios. Según algunas hipótesis, los movimientos de hipo en el feto preparan los músculos respiratorios para realizar su función inmediatamente después del nacimiento. El hipo de los adultos podría ser la reminiscencia de estos reflejos primitivos.

El hipo es muy común en los recién nacidos y niños de menos de un año, puede durar hasta media hora. Al igual que ocurre en los adultos, el hipo pasajero no es peligroso ni doloroso. No es por lo tanto síntoma de ninguna enfermedad.

El hipo sucede más a menudo en el bebé, debido a que por lo general come o bebe demasiado rápido, lo cual provoca la dilatación del estómago y la estimulación del nervio frénico. Por lo tanto, para evitar el hipo en el bebé, es recomendable procurar que el pequeño no se alimente demasiado rápido, se deben hacer pequeñas interrupciones y buscar un ambiente relajado y tranquilo.

Diagrama que muestra la posición del diafragma en relación con el estómago.

Illustración de la (Anatomía de Gray) del aparato respiratorio.

Illustración de la (Anatomía de Gray) del camino del nervio vago en el cuerpo humano.

Illustración de la (Anatomía de Gray) que representa una sección transversal del mediastino



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