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Historia de la fotografía



La historia de la fotografía estudia todos los aspectos relacionados con las imágenes fotográficas, en su desarrollo a través del tiempo: procedimientos, inventores, fabricantes, autores de las fotografías, visión artística y documental, progreso técnico y evolución estética, aplicaciones, ideologías, comercialización y consumo de imágenes fotográficas, difusión en otros medios de comunicación, conservación en museos y colecciones,análisis, clasificación e interpretación.[cita requerida]

La historia de la fotografía empieza oficialmente en 1839, con la divulgación mundial del primer procedimiento fotográfico: el daguerrotipo.[1]

Dos de los antecedentes de la fotografía son: la cámara oscura, que ya mencionaba Aristóteles para la observación los eclipses solares,[2]​ y las investigaciones sobre las sustancias fotosensibles, especialmente el ennegrecimiento de las sales de plata, que actuaban con la acción de la luz. Ibn al-Haytham (Alhazen) llevó varios experimentos sobre la cámara oscura y la cámara estenopeica.[3]​ También hizo experimentos Cesare Cesanino, alumno de Leonardo da Vinci y el primero que realizó una publicación sobre la cámara oscura en 1521.[2]

El científico y epigrafista alemán Georg Fabricius experimentaba ya con las sales de plata, percibiendo algunas de sus propiedades fotosensibles.[cita requerida]

En este siglo, los científicos continuaban experimentando con sales de plata, percibiendo cómo se oscurecían con la acción del aire y del Sol, sin saber que era la luz la que les hacía reaccionar, hasta que científicos como el sueco Carl Wilhelm Scheele y el suizo Jean Senebier revelaron que las sales reaccionaban con la acción de la luz.[cita requerida]

Artistas que comercializaban con éxito retratos, como el de Maximilien Robespierre, hacían uso de todo tipo de instrumentos para lograr trabajos casi perfectos. La silueta, un invento derivado del teatro de sombras chinas, se empezó a usar en Francia a mediados del siglo XVIII, como método rápido, económico y automático para hacer retratos de la creciente clientela burguesa que no podía pagar los retratos tradicionales pintados, ni las miniaturas, que por esa época estaban de moda entre la nobleza. La silueta era un retrato de perfil; se hacía copiando el perímetro de la sombra de una persona sobre un papel negro, que luego se recortaba con muchísimo cuidado, para montarse finalmente en otro papel blanco.[cita requerida]

En esa misma línea evolutiva, sobre fines del siglo XVIII aparece el fisionotrazo para hacer perfiles, inventado por Gilles Louis Chretien. A estos inventos Gisèle Freund los considera "precursores ideológicos" de la fotografía,[4]​ en tanto representan los esfuerzos de muchos investigadores y artistas de Europa, sobre fines del siglo XVIII y principios del XIX, de dar respuesta a una necesidad social en la burguesía ascendente: tener una forma de representación objetiva, mecánica, económica y rápida. El retrato de personas fue, desde entonces, el principal motor de las innovaciones técnicas que la fotografía incorporó durante todo el siglo XIX.

En el año 1824, el científico francés Nicéphore Niepce obtuvo las primeras imágenes fotográficas, inéditas. La fotografía más antigua que se conserva es una reproducción de la imagen conocida como Vista desde la ventana en Le Gras, obtenida en 1826 con la utilización de una cámara oscura y una placa de peltre recubierta en betún.[cita requerida]

Cuando Niepce comenzó sus investigaciones, necesitaba un poco más de ocho horas de exposición, a plena luz del día, para obtener sus imágenes. En 1827, Niepce entró en contacto con Daguerre, que se interesó por su invento e insistió en un acuerdo de trabajo para que le revelara su procedimiento. Logró firmar el acuerdo con Niepce poco antes de su muerte en 1833. Desde entonces, Daguerre continuó sus experimentos, regresando al uso de las sales de plata que habían sido desestimadas por Niépce, y en 1839 hizo público, con apoyo del Estado francés y gran despliegue mediático, su proceso para la obtención de fotografías sobre una superficie de plata pulida, a la que denominó daguerrotipo. Resolvía algunos problemas técnicos del procedimiento inicial de Niepce y reducía los tiempos de exposición necesarios, para hacerlo más adecuado a los fines del retrato de personas.[5]

Casi al mismo tiempo, Hércules Florence, Hippolythe Bayard y William Fox Talbot desarrollaron otros métodos, de manera independiente. El procedimiento creado por Fox Talbot obtenía negativos sobre un soporte de papel, y a partir de esos negativos reproducía copias positivas, también en papel. El procedimiento negativo-positivo de Talbot se llamó calotipo o talbotipo.[cita requerida]

Inicialmente, el daguerrotipo era mucho más popular, ya que era muy útil para obtener retratos, y su calidad de imagen era muy superior al calotipo. Estos "retratos al daguerrotipo" empezaron a divulgarse entre la clase burguesa de la Revolución industrial, por ser mucho más baratos que los pintados, lo que dio un gran impulso a esta nueva técnica.[cita requerida]

Fue Joseph-Nicephore Niepce quien consiguió las primeras imágenes negativas en 1816, utilizando papel tratado con cloruro de plata, y las primeras imágenes positivas las logró utilizando placas de peltre (aleación de zinc, estaño y plomo) recubiertas de betún de Judea y fijadas con aceite de lavanda.[6]​ Para captar las imágenes, se empleó la cámara oscura, que experimentó constantes mejoras en su diseño y tamaño, así como en las lentes ópticas u objetivos utilizados, debido a las aportaciones de diferentes investigadores.[cita requerida]

Los procedimientos fotográficos utilizados durante el siglo XIX fueron muy diversos, empezando por el daguerrotipo y el calotipo. A partir de 1855, triunfó el sistema de los negativos de colodión húmedo, que permitían positivar muchas copias en papel a la albúmina, con gran nitidez y una amplia gama de tonos. Estas copias a la albúmina fueron el tipo de papel fotográfico más empleado en la segunda mitad del siglo XIX. Todos estos sistemas se basaban en procesos artesanales, y requerían destrezas manuales significativas por parte de los fotógrafos, así como conocimientos prácticos de química y física.

Después de 1880, se desarrollaron las nuevas placas secas al gelatino-bromuro, que podían producirse de modo industrial y comercializarse sin limitaciones. Los fotógrafos compraban cajas de placas vírgenes, ya sensibilizadas, listas para cargar en chasis y ser expuestas en la cámara. También eran placas de vidrio, pero pronto empezó a usarse el soporte flexible de película de nitrato.[cita requerida]

Tampoco deben olvidarse las aportaciones de George Eastman y la casa Kodak, que permitieron concluir el camino hacia la instantánea fotográfica. A partir de 1888, Kodak sacó al mercado una cámara que utilizaba carretes de película enrollable, en lugar de placas planas.[cita requerida]

El sistema inventado por Kodak se complementaba además con el revelado de las tomas luego de expuestas, y la carga de la cámara con nueva película. Con el concepto "Ud. aprieta el botón, nosotros hacemos el resto", Kodak inauguraba la fotografía de aficionados.[7]

Para obtener una fotografía, se utiliza una película fotográfica plástica cubierta con una gelatina que contiene nitrato de plata ([[AgNO3]]) y bromuro de potasio (KBr), que al mezclarse forman bromuro de plata (AgBr) insoluble en forma de cristales, que es fotosensible. La sensibilidad de la película a la luz depende del tamaño del grano: mientras sea mayor el grano, la película será más sensible a la luz.[8][9]

Procedimientos fotográficos utilizados durante el siglo XIX:

En el campo de las investigaciones científicas efectuadas con la utilización de la fotografía, pueden resaltarse los estudios sobre locomoción humana y animal de Étienne Jules Marey y Edward Muybridge. Así, muy interesante fue poder averiguar la secuencia de movimientos de las patas de un caballo al galope, que era un tema de amplio debate entre los pintores de la época.[cita requerida]

La fotografía en color fue experimentada durante el siglo XIX, pero no tuvo aplicaciones comerciales, por su dificultad e imperfección. Los experimentos iniciales no fueron capaces de conseguir que los colores quedaran fijados en la fotografía. La primera fotografía en color fue obtenida por el físico y matemático escocés James Clerk Maxwell el cual formuló la teoría clásica del electromagnetismo. Sus ecuaciones permitieron demostrar que la electricidad, el magnetismo y la luz son manifestaciones de un mismo fenómeno: el campo electromagnético.[10]​ En 1861, realizó tres fotografías sucesivas, con una lente con filtros diferentes: rojo, verde y azul, ya que para Maxwell a partir de estos colores el cerebro crea todos los demás.[10]​ Cada una de las tres imágenes se proyectaba sobre la misma pantalla con la luz del color del filtro que se había empleado para tomarla.

A lo largo del siglo XIX, y principios del XX, algunas fotografías se coloreaban a mano, con acuarelas, óleo, anilinas, u otros pigmentos. Pero este coloreado manual era artístico y no técnicamente fotográfico. Ya en la época del daguerrotipo se habían empezado a colorear los retratos, por los que se pagaba un suplemento. En algunos países, como Japón, se coloreaban la mayoría de las copias a la albúmina para su venta a extranjeros, especialmente los retratos de tipos populares y las vistas de paisajes y ciudades. Kusakabe Kimbei destacó en el coloreado de fotografías, realizando verdaderas obras maestras, hasta el año 1912.

La auténtica primera placa fotográfica en color, conocida comercialmente como Autochrome, fue patentada en diciembre de 1903 por los hermanos Lumière,[11]​ pero no llegó a los mercados hasta 1907. Esas placas autocromas se fabricaban en Francia, y eran transparencias o diapositivas en soporte de vidrio. El sistema se basaba en una rejilla con puntos, cada uno de los tres colores elementales, como las pantallas de TV en color, que se ponía sobre una placa fotográfica en blanco y negro, al revelarla, la intensidad de luz correspondía a la del color de cada punto, formándose una imagen en colores. El procedimiento: 'Cibachrome', puesto a la venta en el último cuarto del siglo XX, se basaba en la misma idea. Fueron utilizadas especialmente por fotógrafos aficionados de todo el mundo. La mayor colección de placas autocromas se conserva en el Museo Albert-Kahn.[12]

La primera película fotográfica en color moderna, Kodachrome, fue utilizada por primera vez en 1935, y dejó de fabricarse en 2009. Eran diapositivas en color, producidas y reveladas por la compañía Eastman Kodak. Las demás películas modernas se han basado en la tecnología desarrollada por Agfacolor en 1936.

La discusión acerca del estatus artístico de las fotografías se inaugura desde su invención. Sin embargo, durante el siglo XIX serán sólo intentos aislados los que se animen a desafiar el lugar que la institución artística ha destinado para la fotografía: el de auxiliar científico a la observación de la realidad, sin ninguna posibilidad de aspirar a la categoría de obra de arte en cuanto se consideraba que era la máquina la que hacía todo el trabajo.

La primera iniciativa organizada de fotografía artística surge en 1890 en Europa. Un grupo de fotógrafos crea técnicas de manipulación en la toma y en el positivado, y propone que el resultante de su uso es una obra de arte fotográfico, en cuanto requieren de manipulación por parte del autor y generan obras únicas: dos de los puntos discutidos por parte de los pintores para negar el sentido artístico de la fotografía. Algunos autores pictorialistas son: Peter Henry Emerson, Robert Demachy, Henry Peach Robinson, Comandante Puyo. Los pictorialistas reconocen influencias y antecedentes en la fotografía academicista de Oscar Gustav Rejlander y en la obra de Julia Margaret Cameron, ambas de la década del 60 del siglo XIX. La fotografía pictorialista también se conoce como fotografía impresionista por la similitud formal y temática con esta corriente de la pintura moderna.

La aproximación a este período histórico de la fotografía nos lleva ineludiblemente al análisis del periodismo fotográfico, la relación de las vanguardias históricas y la fotografía[13]​ y a una exposición de los diferentes realismos fotográficos que se desarrollan en estos años.

El periodismo fotográfico es el que nos da a conocer por medio de una foto lo que pasa en un lugar. Estas visualizaciones contienen mucha información, y permiten representarnos de un modo detallado ―aunque siempre con limitaciones, como toda representación― lo que ha pasado en ese lugar y momento específico.

La posibilidad de imprimir fotografías junto al texto en periódicos y revistas fue investigada durante el siglo XIX mediante diferentes posibilidades, como la litografía o la xilografía. En 1880 se inventó la técnica de impresión en medios tonos, que es la antecesora de los actuales procedimientos de ófset y fotocromía.

Sin embargo, el fotoperiodismo también se enfrentaba a problemas técnicos en la toma fotográfica, ya que las emulsiones aún tenían sensibilidades muy bajas, por lo que tomar fotos en interiores o de noche se limitaba al uso irreemplazable del flash (de magnesio, en aquel entonces), cuyo funcionamiento tornaba indisimulable la presencia del fotógrafo. Sumado a esta dificultad, las cámaras de gran formato y la frecuente necesidad de usar trípode hacían que los fotoperiodistas estuvieran muy limitados en sus posibilidades de trabajar una suerte de "discurso fotográfico documental".

El primer fotógrafo que logró superar estas limitaciones fue Erich Salomon en Alemania, a partir de 1925. Salomon creó un estilo fotográfico documental conocido como "foto live" o fotografía cándida. Sus fotos se caracterizan por mostrar a los sujetos espontáneamente, sin pose ni arreglo, muchas veces sorprendidos por el fotógrafo, al estilo de los paparazzi.

A partir de entonces se inicia la época de las revistas ilustradas, como la francesa Vu, desde 1928, dirigida por Lucien Vogel y la estadounidense Life, a cargo de Henry Luce, desde 1936. Hasta la década de 1970 serán los soportes principales de publicación para los fotodocumentalistas, y luego irán perdiendo protagonismo frente a la televisión después de algunos años el periodismo y la fotografía van de la mano ya que los dos complementan el llevar y crear información y captar momentos

Todos los géneros fotográficos surgidos en momentos históricos anteriores tienen su continuación tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Especial relevancia presenta la evolución en estos años del periodismo fotográfico, en el ámbito de la fotografía documental y los nuevos diálogos que se establecen entre la fotografía y las artes plásticas, que comienzan a fundirse en la denominación genérica de artes visuales.

Asistimos, igualmente a la aparición de otros usos de la fotografía en este período, así como al desarrollo de nuevas visiones de la fotografía de paisaje y del empleo masivo de la fotografía en color, gracias a la obra de William Eggleston, entre otros autores.

En estos años merecen especial mención las obras de Robert Doisneau, W. Eugene Smith, Robert Frank, Diane Arbus, entre muchos otros.

Henri Cartier-Bresson es una de los más importantes fotógrafos de este período. Nació en Chanteloup-en-Brie, Francia, el año 1908, y desde muy joven comienza su experiencia con la fotografía. En 1932 adquiere una máquina “Leica” de 35 mm que provoca un vuelco significativo en sus obras[14]​El maestro del fotorreportaje dice que tomar una fotografía “Es poner una cabeza, un ojo y un corazón en el mismo eje"[15]​ En 1947, junto a Robert Capa, funda la Agencia Magnum.

1947 Se funda la Agencia Magnum: una cooperativa de fotógrafos preocupados por la manipulación de la información fotográfica en los medios de prensa, que se autoorganiza para controlar los temas a cubrir, y la edición fotográfica a la hora de su publicación.

1950, nuevos procedimientos industriales permiten incrementar enormemente la velocidad y la sensibilidad a la luz de las películas en color y en blanco y negro. La velocidad de estas últimas se elevó desde un máximo de 100 ISO hasta otro teórico de 5000 ISO, mientras que en las de color se multiplicó por diez.

1960, que los primeros VTR (video tape recorder) que en 1951, ya eran capaces de capturar imágenes de televisión, convertirlas en una señal eléctrica y guardarlas en soportes magnéticos) son utilizados por la NASA, para captar las primeras fotografías electrónicas de Marte.

1969, es considerado el inicio de la carrera digital. Willard Boyle y George Smith diseñan la estructura básica del primer CCD (acrónimo de Charge Couple Device o Dispositivo de Carga Acoplada). Este dispositivo CCD planteado como un sistema para el almacenamiento de información es utilizado un año más tarde, por los laboratorios Bell como sistema para capturar imágenes al construir la primera videocámara.

Si bien la fotografía a color ya existía antes, hasta la década de 1970 aún seguían siendo las fotografías en blanco y negro el estándar en las tomas fotográficas.

A finales del siglo XX aparece un nuevo tipo de tecnología en los medios audiovisuales que supone un cambio de rumbo en la forma de utilizarlos. La aparición de la primera cámara digital en 1990 constituye la base de la creación inmediata de imágenes. A pesar de que en sus orígenes el precio de estas cámaras era elevado y las hacía inaccesibles para muchos, con el tiempo no sólo han bajado de precio sino que han aumentado su calidad técnica.

La digitalización ha liberado a la fotografía del carácter documental histórico ya que la manipulación de imágenes a través de la infografía ha permitido recuperar el imaginario pictórico y narrativo que se había perdido de la cultura visual como consecuencia de la aparición de la cámara. "La fotografía digital entronca con la ideología del collage entendido como fotomontaje de vanguardia dadaísta o constructivista, que mostraba el recorte y el carácter fragmentario de su construcción sin pretender engañar a nadie. No obstante, la fotografía digital consigue eliminar las marcas del proceso de construcción del "collage" y dotar al fotomontaje de carácter unitario".[16]

Desde su invención, la fotografía tenía total credibilidad como testimonio incuestionable de la realidad debido al funcionamiento del dispositivo de captura. Posteriormente, la manera de registrar la realidad se ha considerado un posicionamiento ideológico, que nada tiene que ver con el carácter neutral y objetivo de su funcionamiento.

Las nuevas tecnologías digitales tienen la capacidad de convertir lo real e intervenir sobre el registro de la imagen, hasta el punto de manipular y distorsionar las imágenes sin perder el realismo fotográfico con el que fueron captadas.

La digitalización desposee a la fotografía de su carácter objetivo y rompe la conexión física entre el referente y la impresión fotosensible, es decir, entre la experiencia perceptiva de la realidad por observación directa y la imagen mediada a través de una tecnología. Con la pérdida de objetividad de la imagen fotográfica, a comienzos de la década de los noventa, se empieza a hablar de la era posfotográfica, en la que se supera el paradigma fotográfico como modelo de realismo. Lo real y lo virtual se mezclan dando lugar a un nuevo tipo de imagen híbrida para definir las nuevas creaciones pseudofotográficas. Los programas de manipulación de la imagen son protagonistas en esta etapa, así como el retoque fotográfico, la fusión de imágenes, la infografía o la generación de tridimensionalidad, holografía. Fotografía, interpretación y cultura Para leer una fotografía, hace falta examinarla en dos esferas: objetiva y subjetiva. La primera es la esfera de los elementos que se encuentran en la fotografía, que también se le conoce como lo denotativo en la imagen. La otra esfera, pertenece a los elementos subjetivos, tiene que ver con la interpretación de la imagen, los elementos que dependen de cada observador y no principalmente de la imagen. Si nos enfocamos en la cultura como una llave interpretativa de la imagen, es fundamental preguntarnos, ¿Cómo afecta la cultura a esta fotografía?, ¿Cómo impacta la cultura del fotógrafo a mi lectura?, ¿Cómo cambia mi cultura la lectura de las fotografías?.

En la lectura fotográfica los factores culturales cobran una importancia capital, pues debemos tener en cuenta que una obra de arte no es un discurso unilateral, sino un diálogo. Ansel Adams sostenía que en una fotografía siempre hay dos personas: el fotógrafo y el observador, constituyendo así una comunión. La comprensión de los factores culturales que atraviesan al creador y al observador de una imagen constituyen la llave para comprender de una manera más rica y profunda el sentido de una fotografía. Además el comprender mejor al observador puede brindar una mayor profundidad a la interpretación de la lectura de la imagen como una actividad que no es fija ni monolítica, sino móvil, dúctil.

Para comprender mejor estos factores e identificar algunos de ellos, lo primero es acercarnos a algún concepto o definición de cultura. Aunque la fotografía tiene, entre muchos otros factores de valor (sociológico, histórico, etc.) el indudable componente estético, no es el único, pero obra muchas veces como barrera afectando a la creación y lectura de la fotografía. Debemos recordar que la imagen fotográfica no es un idioma universal, discernible por cualquier individuo, en cualquier tiempo y en cualquier lugar. Pero existen ciertos elementos que dejan ver que hay una capa común en la fotografía. Por citar un ejemplo, una fotografía de una mujer será reconocida como tal por prácticamente cualquier persona, en cualquier lugar, y momento. Sin embargo, tras la capa icónica, en la capa de la lectura subjetiva, la interpretación, la misma mujer podría evocar amor o tristeza. Recordemos, en palabras de François Soulages que “La obra fotográfica no es ya entregada llave en mano, con sus instrucciones de uso y sus prohibiciones: es una obra abierta, necesariamente abierta, obra viva que adquiere una dimensión nueva y un destino nuevo en cada realización: y la historia de la obra también está viva, porque cada recepción puede ser una nueva recreación.” Algunos factores capaces de influir en la interpretación de la imagen fotográfica pueden ser: el género, edad, estado civil (matrimonio), privacidad, principios éticos, comportamiento sexual, conducta, arte, sentido de pertenencia, noción de identidad, relaciones de jerarquía (relación del individuo con el poder, en el caso de Alexander Rodchenko, su cercanía y lejanía con el poder soviético determinó una buena parte de su recorrido fotográfico). Los factores mencionados, son apenas la punta del iceberg. Existen muchos otros estratos de cultura donde importan el clima, situación geográfica, niveles de filiación donde afectan circunstancias relacionadas con lo étnico o lo religioso.

Hay que tener siempre presente que la fotografía es un producto cultural, proviene, siempre, de una cultura y alimenta otra. La lectura fotográfica es una oportunidad excelente para comprender quiénes somos (sin importar si somos fotógrafos u observadores) y quién es el otro. En este sentido, la fotografía tiene, en última instancia, el infinito valor de entendernos como seres humanos.



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