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Historia local



La historia local es la especialidad de la ciencia histórica que toma como objeto el pasado de una localidad.

Es una de las más antiguas, pues desde el origen de la historia en la localidad griega, se privilegia por los historiadores la referencia a su polis propia. La historia de Roma, desde los primitivos anales, no deja de ser una historia urbana local que se expande con las conquistas territoriales hasta ser la historia de un Imperio. En la Edad Media, muchos cronistas eclesiásticos o civiles (sobre todo si no escribían desde una corte importante, que eran quienes compusieron los grandes corpus cronísticos protonacionales), solían tomar una perspectiva local, a veces incluso de pequeños núcleos rurales (muchas veces monásticos), en el reflejo de los acontecimientos, lo que no impedía que reflejaran también los hechos más trascendentes que llegaban a su conocimiento. La Edad Moderna no cambió esa situación, excepto en algo fundamental: la multiplicación de la producción de este tipo de historias locales, y que muchas de ellas llegasen a la imprenta, con mayor o menor difusión. Las prácticas archivísticas se fueron haciendo cada vez más sistemáticas, y eso produjo una mayor continuidad en las fuentes que se han conservado. También la historia tiene muchas fuentes como las artísticas y audiovisuales.

Desde la renovación de la metodología histórica de mediados del siglo XX, que privilegia la historia económica y social, se pretende rescatar la historia local del puro costumbrismo y elevarla a una categoría superior, no solo como suministradora de información para los enfoques más globales, sino como laboratorio de nuevas ideas.[1]​ Enfoques como la microhistoria ponen en el ámbito local un interés especial.

Dentro de las especialidades históricas que limitan espacialmente su objeto, estaría por debajo de la más común Historia nacional, aunque tiene una justificación equivalente en la muy abundante disposición de fuentes documentales.

Son particularmente abundantes (aunque dispersas y muchas veces mal cuidadas), ello es debido a que las instituciones productoras de documentación para la historia local fueron en España especialmente potentes desde la Edad Media. Son en primer lugar los ayuntamientos (o concejos en la denominación tradicional en España), herederos de la vital institución romana del Municipio, con sus archivos municipales, y a la par que ellos el Clero, a través de los archivos parroquiales y monásticos. La recopilación de información de instituciones superiores suele también tener como criterio de obtención e incluso de clasificación el municipio, con lo que es normalmente fácil encontrar documentación en archivos provinciales y estatales, en series administrativas, judiciales, eclesiásticas, etc. Esfuerzos protoestadísticos como las Relaciones Topográficas de Felipe II y el Catastro de Ensenada para la Edad Moderna, e incluso iniciativas particulares (pero apoyadas por el Estado), como las Memorias político económicas de Eugenio Larruga y Boneta o el Diccionario Geográfico Estadístico de Pascual Madoz, hacen que el comienzo de la Edad Contemporánea disponga de bastante información particularizada y accesible por municipios.

La existencia en muchos lugares de eruditos locales que desde muy antiguo realizan crónicas o recopilaciones de glorias pasadas (muchas veces fantasiosas) hacen que ese tipo de fuentes sea también abundante.

Para la Edad Contemporánea, hay que recurrir a la estadística oficial y la multiplicación de fuentes públicas y privadas (en particular las empresariales para las actividades industrial y comercial), las abundantes fuentes hemerográficas (periódicos, revistas, anuarios) e incluso las fuentes propias de la historia oral para el periodo más próximo.

La British Association for Local History del Reino Unido anima y ayuda al estudio de la historia local como disciplina académica y actividad de ocio individual y en grupo. La American Local History Network (ALHN) en los Estados Unidos de América proporciona acceso independiente a recursos históricos y genealógicos. En este país, la historia local se suele concentrar en la de la gente de una ciudad o pueblo. Suelen agruparse varios de ellos en historia de condado (county history). Los registros de las bibliotecas se suelen dividir en historia local, del condado y del estado.

Los sitios históricos son por su propia naturaleza locales, aunque algunos tengan importancia nacional o mundial. Hay 79,000 historic sites identificados y registrados en el National Register of Historic Places. Las autoridades municipales y estatales suelen señalizar adicionalmente lugares de interés más puramente local.

La historia local suele documentarse por sociedades históricas locales o grupos que se forman para preservar un edificio histórico o cualquier otro lugar, monumento u objeto más o menos importante. Se conservan en museos históricos, habitualmente situados en un edificio histórico. Por ejemplo, el Shushan Bridge es un puente cubierto del estado de Nueva York que se ha cerrado al tráfico y sirve de museo local de temporada.




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