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Holodomor



El Holodomor (en ucraniano: Голодомор; pronunciación: ɦɔlodɔmɔr; literalmente: «matar de hambre»), también conocido como Genocidio ucraniano u Holocausto ucraniano, es el nombre atribuido a la hambruna que devastó el territorio de la República Socialista Soviética de Ucrania, Kubán, Ucrania Amarilla y otras regiones de la URSS, en el contexto de la colectivización de la tierra emprendida por la URSS, durante los años de 1932-1933, en la cual habrían muerto de hambre entre 1,5 y 12 millones de personas.[2][3][4]​ Los archivos secretos desclasificados tras la disolución de la Unión Soviética reflejan un aumento de la mortalidad en 1932 estimado en una tasa adicional a la media de años anteriores de unas 150 000 personas, mientras que 1933 refleja algo más de 1,3 millones de personas –lo que hace un total de unas 1,5 millones de personas fallecidas a consecuencia directa de la hambruna según estos documentos–, si bien desde 1934 tanto la mortalidad como la natalidad descendieron entre un 20 y un 40 % en comparación con la media de los años previos a la hambruna.

Existen dos puntos de vista fundamentales y opuestos sobre los responsables políticos de la tragedia, y muchos puntos de vista intermedios entre estos. Según el primer punto de vista,​ el Holodomor habría sido un acto intencional de exterminio desatado por el poder central soviético encabezado por Iósif Stalin, y en particular, contra la nacionalidad ucraniana. Según el otro punto de vista, la tragedia habría sido consecuencia de las históricamente malas condiciones del campo ucraniano y a los sabotajes emprendidos por los campesinos ricos, llamados kuláks, que habrían acaparado y destruido las cosechas y ganados, como método de oponerse al proceso de colectivización. El gobierno soviético patrocinó al Partido Comunista de Canadá para lograr que Douglas Tottle creara una propaganda negacionista que condena al Holodomor como una «mentira nazi»[5][6][7]​ que todavía hoy está muy valorada por algunos historiadores como Grover Furr.[8]

Según los críticos del régimen soviético si se tiene como referencia la definición jurídica de genocidio[9][10]​ y numerosas evidencias,[11][12][13][14]​ se verificaría la naturaleza genocida del Holodomor al haber fuertes indicios de haber sido una hambruna artificial creada por el régimen soviético,[15]​ comandado por Iósif Stalin. Así, de acuerdo con Anne Applebaum, «la hambruna no fue causada por el caos ni por fallos, sino por culpa de las requisas, así que eso solo pudo ser intencional».[16]​ Los partidarios de la visión del genocidio consideran que la hambruna está relacionada con la política de rusificación de Ucrania y supresión del idioma ucraniano, las élites culturales y los representantes implementados después de la hambruna.[17][18][19]​ El general de la NKVD, Vsévolod Bálitski, creía que se produciría un levantamiento armado en la primavera de 1933 para derrocar al gobierno soviético y crear una nueva nación capitalista de Ucrania.[20]​ El secretario del óblast de Járkov Pável Póstyshev se refirió a los «nacionalistas burgueses» como «enemigos de clase» que deben ser eliminados.[21]

La primera oleada de purgas, que tuvo lugar entre 1929 y 1934, tuvo como objetivo la generación revolucionaria del Partido, que en Ucrania incluía muchos partidarios de la ucranianización. El 23 de febrero de 1933, Andrii Khvylia fue nombrado para el comisario de educación en Ucrania, quien abogó por destruir los sentimientos nacionalistas en Ucrania en el campo de batalla del idioma.[22]​ Las autoridades soviéticas apuntaron específicamente al comisario de Educación en Ucrania, Mykola Skrýpnyk, por promover unas reformas del idioma ucraniano que eran vistas como peligrosas y contrarrevolucionarias; Skrýpnyk se suicidó en 1933.

La siguiente oleada de purgas políticas, que tuvo lugar entre 1936 y 1938, eliminó a gran parte de la nueva generación de políticos que habían reemplazado a quienes perecieron en la primera oleada. Las purgas redujeron a la mitad el número de miembros del Partido Comunista Ucraniano, y los mandos políticos ucranianos purgados fueron reemplazados en su mayor parte por los cuadros enviados desde la RSFS de Rusia, que también sufrieron muchas «rotaciones» debido a las purgas de Stalin.[23]Zaporiyia, Dnipró y Járkov,[24]​ donde todos estaban muy despoblados en la hambruna donde también estaban sujetos a una estricta política de rusificación[25]​ y repoblado con colonos rusos.[26][27]​ Los colonos rusos habían sido enviados a 120 granjas ucranianas vacías en Holinka en el distrito de Bakhmatsk dentro del Óblast de Chernihiv; Sin embargo, la mitad de los aldeanos ucranianos habían sobrevivido y regresado para reclamar sus hogares a los rusos.[27]​ Entre 1934 y 1935 ocurrieron incidentes similares y la violencia entre los colonos rusos y los agricultores ucranianos hizo que un millón de los colonos fueran llevados de regreso a sus hogares.[27]​ Además, los niños ucranianos enviados a orfanatos debido a la muerte de sus padres en la hambruna se vieron obligados a aprender ruso, como es lo que sucedió en Holinka con 2900 niños enviados a su orfanato solo.[27]

De hecho, Járkov fue el más afectado por la hambruna, perdiendo alrededor de una quinta parte de su población. Desde entonces, más de 800 documentos [28]​ se han descubierto en el óblast que documenta a los administradores condenar las granjas estatales por fomentar «el comportamiento de los extranjeros de clase» [29]​ ordenándoles que confisquen el grano [30]​ denegar ayuda alimentaria [31]​ perseguir a aquellos que tomaron propiedad del estado como espiguillas, [32]​ y restringir la migración a través de pasaportes internos [33]​ para granjas estatales que no pudieron cumplir con las cuotas de los tributos de granos para «limpiarlos» de «extranjeros de clase». [31]

La política de rusificación fue más intensa en Ucrania que en otras partes de la Unión Soviética, por lo que este país contiene ahora el grupo más grande de rusófonos que no son rusos étnicos: en 2009 había en torno a 5,5 millones de ucranianos cuya lengua materna era el ruso. Los hablantes de ruso son más numerosos en la mitad sudoriental del país, mientras que tanto el ruso como el ucraniano son usados por igual en el centro, y el ucraniano es la lengua dominante en el oeste.[34]​ Además, cientos de escritores ucranianos fueron asesinados en el «Renacimiento ejecutado.»[35]​ Iósif Stalin firmó personalmente una orden de bloqueo de los ciudadanos de Ucrania y Kubán,[36]​ un territorio poblado ucraniano que huye de las aldeas hambrientas y solo estos territorios, que se argumenta para demostrar claramente una naturaleza genocida a la hambruna hacia los ucranianos en particular.[37]​ Debido a esto, los ucranianos de Kubán fueron los más afectados por la hambruna, las transferencias forzadas y las políticas de rusificación durante el período que llevó a la reducción de la población ucraniana de 915,000 en 1926 a 150,000 en 1939.[1]​ 219 460[38]​ ucranianos fueron encarcelados o deportados a su aldea debido a esta política que produjo 150,000[1]​muertes; en contraste con cómo 665 000 refugiados kazajos pudieron huir de su sección de hambruna, 70% de los refugiados sobrevivieron para ser repatriados después de la hambruna.[39][40]

Si bien se provocaron hambrunas también en otras regiones de la URSS, el término Holodomor se aplica específicamente a los sucesos ocurridos en Ucrania. Sin embargo, algunas instituciones han revocado la definición de genocidio, como la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, que revocó su denominación de «genocidio» en el 2010, alegando que si bien reconocía que la hambruna forzada de Holodomor llegó a serlo como consecuencia de la política del régimen totalitario de Stalin, consideró no se ajustaba a la definición de genocidio, al no ser dirigido contra un pueblo en concreto sino contra el pueblo soviético en su totalidad. La rectificación de la declaración anterior se hizo a petición del propio gobierno ucraniano prorruso de Víktor Yanukóvich, en contradicción con lo que había afirmado su antecesor en la presidencia y opositor Víktor Yúschenko.[41][42]

Hacia noviembre de 2011, la propia Ucrania y 22 gobiernos de otros países han denominado a las acciones del gobierno soviético como un acto de genocidio.[43]​ La declaración conjunta de las Naciones Unidas de 2003 ha definido la hambruna como el resultado de políticas y acciones «crueles» del régimen totalitario que causaron la muerte de millones de personas de etnias como la ucraniana, rusa, kazaja y otras. El 23 de octubre de 2008, el Parlamento Europeo adoptó una resolución[44]​ en la que se reconocía el Holodomor como un crimen contra la humanidad[45][46]​ Además de la condena de estos países, el Parlamento Europeo,[47]​ la Asamblea General de las Naciones Unidas,[48][49]​ la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa en su Resolución 1481,[50][51][52][53]​ la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa[54][55]​ y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura[56][57][58]​ han expresado su repulsa por los hechos, aunque sin utilizar la expresión genocidio en sus declaraciones.

La palabra holodomor proviene del ucraniano y significa hambruna. El término fue utilizado por primera vez por el escritor Oleksa Musienko en un reportaje presentado a la Unión de Escritores Ucranianos de Kiev en 1988. Este acontecimiento se conmemora el cuarto sábado del mes de noviembre, tanto en Ucrania y como en las comunidades ucranianas de todo el mundo.

En la década de los 30 del siglo XX, Stalin decidió implantar una nueva política para la URSS, a través de una radical trasformación de sus estructuras económicas y sociales, buscando los siguientes objetivos:

El proceso de colectivización de la agricultura fue una decisión del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética tomada en diciembre de 1929.

La colectivización fue una verdadera guerra declarada por el Estado contra el modelo rural tradicional. Los campesinos, el 82% de la población soviética, fueron obligados a entregar sus medios de producción a la colectivización, cuyas pautas de producción las fijaban las autoridades centrales. La mayoría de los campesinos aún se encontraban en régimen de servidumbre, trabajando para los kuláks, pequeños agricultores a los que el zar Alejandro I de Rusia había emancipado entregando tierras. Para su ejecución, los funcionarios miembros del partido comunista que estaban presentes en los campos fueron apoyados por brigadas de activistas provenientes de centros industriales.

La respuesta de los kuláks (campesinos ricos) fue muchas veces extremadamente violenta, habiendo numerosas revueltas, disturbios y sabotajes por todo el país. La OGPU registró más de 14.000 casos. Como respuesta a la colectivización, los kuláks sacrificaron a más de 18 millones de caballos, más de la mitad de los existentes en todo el país[cita requerida].

Tras estallar disturbios y revueltas, enviaron enseguida al Ejército Rojo para sofocar la rebelión de los kuláks. En 1929 se arrestó a miles de intelectuales ucranianos bajo falsos cargos, siendo fusilados o enviados a campos de trabajo en Siberia. La resistencia movilizó cerca de tres millones de personas, en particular de las regiones pobladas por los cosacos de los ríos Don, Volga, Kubán, del norte del Cáucaso y sobre todo en Ucrania.

No obstante, en muchos casos, las víctimas de la represión fueron simplemente abandonadas en esos territorios distantes e inhóspitos. En consecuencia, aproximadamente 530.000[59]​ deportados, entre ellos muchos niños, murieron por frío, hambre o los trabajos extenuantes[cita requerida].

A partir de 1931, comenzaron grandes problemas de falta de alimentos en varias regiones de la Unión Soviética que condujeron a la muerte por inanición de millones de personas, una situación conocida perfectamente por las autoridades:

La situación fue especialmente grave en Kazajistán, así como en las principales áreas cerealeras, Ucrania, el norte del Cáucaso y las riberas del río Volga, donde se había producido la mayor resistencia contra las políticas de colectivización agrícola. [60]

Exceptuando el caso particular de Kazajistán, las causas que provocaron la tragedia fueron globalmente idénticas, siendo atribuibles a la hambruna forzada.[61][62][63][64]

Para el año 1932, el gobierno de los soviets dejó de ofrecer datos censales, hasta 1937, año en que la población ucraniana había mostrado un drástico retroceso, de hasta el 25%. Los datos apuntan igualmente a que los años 1932 y 1933 tuvieron una cosecha en línea con la producción agrícola de los años previos, por lo que la hambruna no podría achacarse a una mala cosecha del bienio de 1932-1933.[65][66]

Otras fuentes dieron una visión diferente. Estas fueron las conclusiones de la revista soviética Kolhóspnytsia Ukrayiny («Mujer colectivista de Ucrania») de diciembre de 1932:

En 1931 como consecuencia de las mejores cosechas en Siberia Occidental y en Kazajistán, millares de kuláks de Ucrania y del Cáucaso Norte y de la región del río Don, fueron acrecentando las existencias de suministros. Por este motivo los órganos estatales, y a pesar de ser una cosecha bastante mediocre (de 69 un total millones de toneladas en toda Rusia, confiscaron 23 millones de toneladas), obligaron a Ucrania a contribuir con el 42% de su producción cerealera, lo que unido a la colectivización forzada y la deskulakización provocaron el empeoramiento y la desorganización del ciclo productivo[68]​ En Ucrania y en otras regiones, a partir de la primavera de 1932, la situación provocada por las muertes por inanición y el éxodo masivo de campesinos a las ciudades, suscitó la preocupación de las autoridades de varias repúblicas de la Unión Soviética. Por su parte el gobierno central motivado por la necesidad, estableció la cuota para la colecta de 1932 en 29,5 millones de toneladas, de los cuales 7 millones se debieron obtener de Ucrania.[69]​ Se creó un conflicto entre dos bandos. Los campesinos que intentaron por todos los medios conservar una parte de la cosecha, y las autoridades locales, obligadas a cumplir con la cuota impuesta por el gobierno.

Las incautaciones de cereal fueron tan grandes, que los campesinos se vieron en la necesidad de esconder la mayor cantidad posible para garantizar las reservas alimentarías indispensables para su supervivencia.[70]​ La campaña de la recolección de 1932 se vio envuelta desde el inicio en innumerables problemas y dificultades: manifestaciones de los campesinos afectados por el hambre, abandono de los campos, robo de los bienes pertenecientes a los kuláks (ganado, herramientas y cosechas) junto con la renuncia de muchos funcionarios locales y regionales del Partido o de los soviets, por no querer aplicar las medidas necesarias, ni requisar las cantidades exigidas por el gobierno para cumplir con la cuota, que condenaría de hambre a decenas de millones de personas.[71]

Inicialmente, Stalin manifestó su creciente impaciencia respecto al lento ritmo que caracterizó la campaña de requisas de Ucrania, acusando a los dirigentes locales de la responsabilidad de la situación debido a su laxitud y la falta de firmeza contra los actos de sabotaje y de terrorismo,[72]​ y para superar esas dificultades, el 7 de agosto de 1932 entra en vigor la ley sobre el «robo y dilapidación de la propiedad social » (más conocida por «ley de las cinco espigas»), que incluía penas de hasta 10 años de condena en campos de trabajo forzados.[73]

Las brigadas encargadas de la colecta efectuaron auténticas expediciones de castigo, normalmente en las regiones cerealistas. Estas apropiaciones fueron acompañadas de innumerables abusos, violencia física y detenciones de kuláks.[74]

A pesar de una ligera reducción en los objetivos de la colecta[75]​ y de una represión extremadamente más dura, siendo condenadas más de 100.000 personas a muerte, en los primeros meses de la aplicación de ley,[76]​ para el día 25 de octubre Moscú solo recolectó el 39% de la cantidad exigida a Ucrania.[77]

El término kulak siguió utilizándose por los grupos deportados en Siberia o Kazajistán. Por otro lado las deportaciones también tuvieron como objetivo potenciar la colonización y explotación de los inmensos recursos de esas regiones. En total, en el contexto de la campaña de «deskulakización» (1930-1932), fueron deportadas de modo caótico y precipitado cerca de 2.800.000 personas, 300.000 de las cuales eran ucranianas. Los supervivientes trabajaron en las empresas dedicadas a la explotación de los recursos naturales, forestales, mineros, metalúrgicos, vías de comunicación, etc., siendo tratados como verdaderos esclavos sujetos a todo tipo de privaciones y abusos.

Entre julio y agosto de 1932, Stalin concibió un nuevo análisis de la situación de Ucrania y de sus causas, expresada en una carta enviada a Lázar Kaganóvich el 11 de agosto:

En el mismo sentido de lo anterior, otros autores confirman que Stalin tenía la idea de que el Partido Comunista y el Gobierno ucraniano tenían infiltrados agentes nacionalistas (Petliuristas) y espías polacos (“agentes de Pilsudski”), y las aldeas reticentes a la colectivización, estaban bajo influencia de agitadores contra-revolucionarios.[80]

La decisión de utilizar el hambre provocándola artificialmente con la intención de «dar una lección» a los campesinos[81]​ la tomaron en el otoño, en un contexto delicado para el Dictador, con la agudización de la crisis provocada por el primer plan quinquenal y el suicidio de su esposa Nadezhda Allilúieva.[82]

El 22 de octubre de 1932, son enviadas para Ucrania y para el Cáucaso del Norte dos comisiones extraordinarias dirigidas respectivamente por Viacheslav Mólotov y Lázar Kaganóvich con el objetivo de “acelerar las colectas” y teniendo el apoyo de los más altos responsables de la NKVD incluyendo a Guénrij Yagoda.[83][84]​ Simultáneamente, millares de agentes de la policía política y de paramilitares del partido fueron movilizados para paliar la ineficacia de las estructuras comunistas locales y reprimir cualquier acto de sabotaje. Entre noviembre y diciembre, más de 27.000 personas fueron detenidas. Entre noviembre y diciembre, el 30% fueron dirigentes de las colectivizaciones y pequeños funcionarios rurales, con base en la acusación de sabotaje en los planes de colecta.[85]

El recurso y el arma del hambre adquieren una magnitud y violencia particulares en los territorios ucranianos. Stalin en perfecta coherencia con su propio análisis acerca de los orígenes y dinámicas del fenómeno nacional, considerando a Ucrania un caso de especial gravedad, debido a la unión profunda entre nacionalismo y burguesía.[86]

El dirigente del NKVD ucraniano Vsévolod Bálitski define, el 5 de diciembre de 1932, como principal misión a desempeñar por la policía política de la república “El urgente desmantelamiento, identificación y eliminación de los individuos contra-revolucionarios y los kuláks-petliuristas que sabotean las medidas aplicadas por el Gobierno Soviético y por el Partido en las aldeas”.[87]

Con el fin de aplastar toda resistencia contra el régimen y ampliar el control sobre los campesinos, las autoridades soviéticas tomaron decisiones y medidas para generar una hambruna generalizada y artificial. Un estudio de 30 resoluciones del Comité Central Ejecutivo del Partido Comunista Bolchevique, y del Comité del Consejo Soviético de la República Socialista Soviética de Ucrania así como de la URSS, publicadas entre 1929 y 1933, describen y analizan las condiciones para el total aniquilamiento físico de la población rural de Ucrania, ya que, según antecedentes, existía suficiente comida en Ucrania para alimentar dos veces a su población.[88]

Stalin ordenó sistemáticamente aumentos en las cuotas de producción de alimentos, lo que se llevó a cabo hasta el agotamiento de los suministros en los graneros ucranianos. La cosecha de trigo de 1933 se vendió en el mercado mundial a precios por debajo del mercado para agotarla. Se calcula que la cosecha de 1933 podría haber alimentado durante dos años a la población de Ucrania, tradicionalmente llamada «el granero de Europa».[cita requerida]

Siendo crítica la situación, el Partido Comunista de Ucrania solicitó a Stalin la reducción de las cuotas de comida, nuevamente se envió al Ejército Rojo para reprender al PC ucraniano. La policía secreta siguió siempre aterrorizando a la población realizando inspecciones aleatorias y apropiándose de toda la comida encontrada, considerada propiedad del Estado. El castigo por robar variaba, desde la muerte al envío mínimo de 10 años a un Gulag [cita requerida]. Rápidamente se gestó una hambruna masiva y duradera. Durante los peores momentos se calcula que morían unas 25.000 personas cada día en Ucrania.[89]

Desde los países de Europa occidental y EE. UU. los emigrantes ucranianos respondieron enviando cargamentos de comida. La ayuda fue requisada por las autoridades soviéticas. Los gobiernos y la prensa occidental ignoraron durante mucho tiempo los informes sobre las hambrunas que periódicamente se escapaban al control soviético.

Muchos sectores de comunistas defensores de Stalin señalan que el «Holodomor» como concepto de exterminio perpetrado por Stalin es una creación ficticia de los servicios de inteligencia nazis, comprado como información por el magnate y propietario del Chicago's American de William Randolph Hearst y difundida por Occidente con fines de propaganda, tal y como recoge el libro de Douglas Tottle, «Fraud Famine and Fascism the Ukrainian Genocide Myth» (1987). En el mismo se señala a los kuláks como responsables de las hambrunas, al quemar cosechas y realizar sabotajes.

La cantidad total de víctimas es desconocida; los historiadores tienen grandes dificultades para esclarecer el número por los siguientes factores:[90][91][92][93][94]

A pesar de la existencia estimada que van de 1,5[97][98][99]​ a 10 millones de víctimas ucranianas, los cálculos más recientes de historiadores, sobre la base de fuentes de los archivos soviéticos, indican un número de entre 3 a 3,5 millones de muertes.[100][101]

Por otra parte, se calcula que de 1,3 a 1,5 millones murieron en Kazajistán (exterminando entre un 33% a 38% de los cosacos), así como centenas de millares en el Cáucaso del Norte y en las regiones de los ríos Don y Volga, donde el área más duramente afectada correspondió al territorio de la República Autónoma Socialista Soviética de los Alemanes del Volga, en total aproximadamente de 5 a 6 millones de víctimas, entre los años 1931 y 1933.[102][103]

La web de Holodomor Survivors[104]​ contiene abundante material sobre los supervivientes de Holodomor, incluyendo unos sesenta vídeos con testimonios de supervivientes exiliados de la URSS.

Vídeo de Maria Martyniuk, superviviente de la villa de Khyzhychi, 17 Julio de 2008, Toronto.

Vídeo de Luba Kachmarska, superviviente de la villa de Male Starosilya, 1 de Agosto de 2008, Hamilton.

Ucrania aprobó la ley «Sobre el Holodomor en Ucrania de los años 1932-1933», propuesta por el presidente del país, Víktor Yúschenko. Según esta ley, el Holodomor en Ucrania de los años 1932-1933 es declarado genocidio contra el pueblo ucraniano. En su preámbulo se incluye la definición del genocidio, de acuerdo con la jurisprudencia internacional aceptada. Asimismo, la propia ley establece que, «la negación pública de la existencia del Holodomor de los años 1932-33 en Ucrania se considera una burla a la memoria de los millones de víctimas de la tragedia, una humillación a la dignidad del pueblo ucraniano y es ilegal». Con motivo del 75 aniversario del inicio del Holodomor, Ucrania presentó ante las Asamblea General de las Naciones Unidas, una nueva propuesta dirigida a declarar el Holodomor de los años 1932-1933 un genocidio contra el pueblo ucraniano. En la 58 sesión de la ONU se introdujo por primera vez en el diccionario internacional político como término para denominar al Holodomor hambruna artificial. La declaración común fue apoyada por 63 estados y aprobada.

El 23 de noviembre del 2008 el Papa Benedicto XVI, tras el rezo del Ángelus con los fieles congregados en la Plaza de San Pedro, recordó la gran hambruna de los años 30 en Ucrania, coincidiendo con el 75 aniversario del Holodomor: «En estos días celebramos el 75 aniversario del Holodomor -la gran hambruna- que en los años 1932 y 1933 causó millones de muertos en Ucrania y en otras regiones de la Unión Soviética durante el régimen comunista».[107]

Actualmente, numerosos países denominan la hambruna de 1932-1933 como genocidio contra el pueblo ucraniano, expresando de este modo su valoración político-jurídica sobre este hecho. Entre ellos:

Países que han condenado el Holodomor como un acto de exterminación:

La mayor parte de las controversias acerca del Holodomor surge alrededor de la cuestión de si la hambruna fue un objetivo intencional del poder y si tuvo motivos étnicos para llamarse genocidio. También se han denunciado casos de exageración, invención y falsificación de los hechos históricos en el tema. Los críticos que rechazan la catalogación de genocidio se basan en los siguientes argumentos:

Existen, sin embargo, posiciones enfrentadas sobre la cuestión. Raphael Lemkin, historiador polaco de orígenes judíos, acuñó el término genocidio. En su monumental obra «Historia del Genocidio» se incluye un último capítulo titulado «Soviet Genocide in the Ukraine» (El genocidio soviético en Ucrania) en el que define una política de destrucción nacional -y no clasista- basada en los siguientes puntos:

Se ha señalado que además de estos procesos, 8 millones de personas de etnia ucraniana murieron en la URSS antes del inicio de la crisis alimentaria.[168]

El historiador Robert Conquest señaló que la hambruna de 1932-33 fue un acto deliberado de asesinato en masa, si no un genocidio cometido como parte del programa de colectivización estalinista. En 2006, el Servicio de Seguridad Ucraniano desclasificó más de 5.000 páginas relativas a los archivos Holodomor.[169]​ Estos documentos sugieren que el régimen soviético «ignoró» a Ucrania permitiendo en cambio que otras regiones exteriores recibiesen ayuda humanitaria.[170]​ Por otra parte, algunos investigadores afirman que el libro de Conquest sobre la hambruna está lleno de errores e inconsistencias y que debe considerarse una expresión del clima de la Guerra Fría.[171]

R.W. Davies y Stepehn G. Wheatcroft contactaron posteriormente con Conquest y señalaron que en la actualidad no considera que esta hambruna fuese «deliberada».[172]​ Conquest -y, por extensión, Davies y Wheatcroft- sostienen que de haberse abandonado la industrialización intensiva, el hambre podría haberse «prevenido» (Conquest), o al menos haberse abreviado significativamente.

Del mismo modo, juzgan que el liderazgo de Stalin fue responsable de errores significativos en el planteamiento de la industrialización de la agricultura.

Davies y Wheatcroft también citan una carta no publicada de Robert Conquest:

Esta retracción de Conquest también ha sido apuntada por Kulchytsky.[175]

Algunos historiadores mantienen que la hambruna fue una consecuencia involuntaria de la colectivización soviética, y que la resistencia presentada por el campesinado ucraniano sólo exageró los efectos de una cosecha que ya era mala de por sí.[176][177]​ Otros investigadores afirman que mientras la definición «Genocidio ucraniano» suele aplicarse a este fenómeno, en un sentido estricto esta terminología es inaceptable.[14]

La distribución estadística de víctimas de la hambruna entre las diferentes etnias ucranianas refleja equitativamente la distribución de la población rural ucraniana.[178]​ La población moldava, polaca, alemana y búlgara que residía en las comunidades rurales ucranianas sufrieron el hambre en la misma proporción que la población nativa.[178]​ Aunque los grupos étnicamente rusos vivían principalmente en áreas urbanas, que fueron poco afectadas por la hambruna, la población rural rusa quedó tan afectada como la población rural de cualquier otra etnia.[179]

El dr. Mark Tauger, profesor de la Universidad de West Virginia, afirmó que cualquier análisis que establezca que las cosechas de 1931 y 1932 no fueron extraordinariamente bajas, y que el hambre fue una medida política intencionalmente aplicada a través de racionamientos excesivos, está basado en una base documental insuficiente y una aproximación poco crítica a las fuentes oficiales.[176]​ Sin embargo, el historiador James Mace escribió que el punto de vista de Tauger «no era tomado en serio ni por rusos ni por ucranianos que hayan estudiado el tema».[180]

El profesor Michael Ellman de la Universidad de Ámsterdam sostiene que, de acuerdo con una definición laxa del término, la hambruna de 1932-1933 pudo ser un genocidio. Basa su afirmación en:

El autor por ello pregunta:

A lo largo de su carrera como líder soviético, desde el Tsaritsyn (1918) al “Complot de los médicos” (1953) él (Stalin) hizo uso de violencia (mediante arrestos, ejecuciones y deportaciones) para lograr sus fines políticos. ¿Es realmente plausible suponer que con sus percepciones, convicciones, palabras, acciones, planes y declaraciones, Stalin se hubiese abstenido de utilizar un método eficiente, y económico (como matar de hambre) para reprimir a los elementos “contrarrevolucionarios” y liquidar “vagos”?[181]

El negacionismo del Holodomor significa afirmar que la “hambruna artificial” ucraniana de 1932-1933 no existió o no fue causada por el Gobierno Soviético. Entre las causas alternativas se señala a las regulares hambrunas causadas por el clima y las atrasadas técnicas agrarias en Rusia y Ucrania durante el Zarismo[182]​, la resistencia a la expropiación por parte de los pequeños propietarios campesinos de la época, o directamente a una campaña propagandística del nacionalismo ucraniano. [183][184][185][186]​ Esta negación fue la postura típica de la propaganda soviética, respaldada por periodistas, círculos occidentales de izquierda y académicos cercanos al marxismo como Grover Furr o ajenos al mismo como Mark Tauger.[184][185][187][188][189][190][191][192]

Las autoridades soviéticas -entre ellos, el presidente Mijaíl Kalinin o el ministro de asuntos exteriores Maksim Litvínov- negaron desde el primer momento el Holodomor, y mantuvieron esa actitud hasta bien entrada la década de 1980. En esta misma línea se pronunciaron numerosos periodistas de países occidentales, como Walter Duranty o Louis Fischer. La negación del Holodomor se convirtió en una exitosa campaña de desinformación, orquestada desde el gobierno soviético.[183][184][185]​ Stalin «había logrado lo imposible: silenciar cualquier conversación sobre el hambre... Mientras morían millones, la nación entonaba las loas a la colectivización», tal como expresó el historiador y escritor Edvard Radzinsky.[185]​ Otro experto sobre el tema -Robert Conquest- afirmó que fue el primer ensayo soviético de las técnicas de propaganda nazi, y que luego aplicarían durante los procesos de Moscú y el ocultamiento del Gulag.[193]

La hambruna sigue siendo un tema con connotaciones políticas, por lo tanto es probable que continúen los encendidos debates por mucho tiempo. El antecedente más cercano del Holodomor como genocidio" fue en 1980, en Washington, mediante la creación de una Comisión del Congreso de los Estados Unidos encabezada por el historiador James Mace, que presentó un informe donde llamó a la hambruna ucraniana de 1932-1933 genocidio. La comisión del Congreso de EEUU encabezada por J. Mace no tuvo acceso a los archivos soviéticos y trabajó principalmente con emigrantes que sobrevivieron a la colectivización y al hambre. Uno de los propagandistas del Holodomor-genocidio, el historiador ucraniano Stanislav Kulchitsky, reconoció que la decisión del Congreso de EEUU de definir la hambruna en Ucrania como genocidio "no se basó en documentos, sino en juicios subjetivos de testigos del Holodomor.

En 2007, el Presidente Víktor Yúschenko ha declarado que desea «una nueva ley penalizando la negación del Holodomor», mientras que el líder del partido comunista Petró Symonenko dijo que «él no cree que hubo una hambruna deliberada de ninguna manera», y acusó a Yúschenko de «usar la hambruna para provocar odio». Pocos en Ucrania comparten la interpretación de la historia de Symonenko y el número de ucranianos que niegan la hambruna o la consideran que sucedió por causas naturales, cae en forma permanente.

El 10 de noviembre de 2003 en las Naciones Unidas veinticinco países incluyendo a Rusia, Ucrania y Los Estados Unidos firmaron una declaración conjunta en el setenta aniversario del Holodomor con el siguiente preámbulo: - En la ex Unión Soviética millones de hombres, mujeres y niños fueron víctimas de acciones y políticas crueles del régimen totalitario. La gran hambruna de 1932-1933 en Ucrania (Holodomor) la cual costó entre 7 y 10 millones de víctimas inocentes y se convirtió en una tragedia nacional para el pueblo ucraniano. En este sentido nos adherimos a las actividades que se llevan a cabo en conmemoración del setenta aniversario de esta hambruna, en particular por el gobierno de Ucrania. Conmemorando este septuagésimo aniversario de la tragedia ucraniana, también honramos la memoria de millones de rusos, kazajos y miembros de otras nacionalidades que murieron de hambre en la región del río Volga, Cáucaso del Norte, Kazajistán y otras partes de la ex Unión Soviética, como resultado de la guerra civil y la colectivización forzada, dejando profundas cicatrices en la conciencia de futuras generaciones.

Uno de los más grandes argumentos al respecto, es que la hambruna habría sido precedida por un ataque contra la cultura nacional ucraniana, un detalle histórico común que precedió muchas acciones centralizadas dirigidas contra las naciones. A escala nacional, la represión política de 1937 (la gran purga) bajo la dirección de Nikolái Yezhov fue conocida por su ferocidad, no obstante Lev Kópelev escribió, «en Ucrania, 1937 empezó en 1933», refiriéndose al comparativamente temprano comienzo de las medidas enérgicas en Ucrania por parte de los soviéticos.

Aunque la hambruna fue bien documentada en su momento, su realidad ha sido cuestionada por razones ideológicas, por ejemplo por el gobierno soviético y sus voceros (como también por defensores del régimen soviético), por otros que fueron deliberadamente engañados por el gobierno soviético (como por ejemplo George Bernard Shaw), y, al menos en un caso, por Walter Duranty, para beneficio personal. Un ejemplo de una época tardía como opositor a la idea del Holodomor es el canadiense y periodista Douglas Tottle, autor de «Fraude, Hambruna y Fascismo: el mito del genocidio ucraniano desde Hitler a Harvard» (publicado por la editorial soviética con sede en Moscú, Editorial Progreso, en 1987). Tottle alega que aunque había severas privaciones económicas en Ucrania, la idea del Holodomor fue fabricada como propaganda por el régimen nazi y William Randolph Hearst para justificar la invasión nazi.

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