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Homosexualidad en Cuba



La diversidad sexual y de género en Cuba ha tenido distintas formas de consideración a lo largo de su historia. Cuba, desde 2019, es uno de los pocos países a nivel mundial que proscriben constitucionalmente la discriminación por razones de orientación sexual e identidad de género. Sin embargo, no existe reconocimiento legal para las uniones entre personas del mismo sexo y la adopción homoparental.

En la actualidad continúan actitudes sociales de antipatía y aversión hacia las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI) en la sociedad cubana, donde la homofobia y el machismo aún son norma en la región.[1][2]

Desde la década de 1990 se han llevado a cabo reformas en materia de derechos y visibilidad pública respecto a la diversidad de orientaciones sexuales e identidades de género,[3]​ y le otorgan este cambio al Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) dirigido por Mariela Castro.[4][5]

Las relaciones sexuales privadas, no comerciales y consentidas entre personas adultas del mismo sexo de más de 16 años han sido legales en Cuba desde 1979.[6]

No existe reconocimiento legal explícito para las uniones entre personas del mismo sexo, como tampoco para la familia homoparental (adopción y acceso igualitario a técnicas de reproducción asistida). La Constitución de la República de Cuba, promulgada en 2019, contiene un lenguaje inclusivo en sus definiciones de familia y matrimonio. Los artículos 81 y 82 del Título V Capítulo III sobre "Las Familias", establecen:

El artículo 36 de la Constitución de 1976 establecía que "el matrimonio es la unión voluntariamente concertada de un hombre y una mujer con aptitud legal para ello, a fin de hacer vida en común", dejando excluidas a las parejas del mismo sexo.[8]

La Asamblea Nacional y la activista Mariela Castro han declarado que el matrimonio entre personas del mismo sexo se legalizará mediante una enmienda al Código de Familia. En marzo de 2019, el gobierno inició consultas populares para investigar la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en el Código de la Familia.[9]​ En 2015 se llevaron a cabo bodas simbólicas con el fin de fomentar el debate sobre las uniones en la isla y promover una mayor visibilidad del colectivo LGBTI.[10][11]

La Constitución de 2019, prohíbe la discriminación por razones de orientación sexual y la identidad de género, convirtiendo al país en uno de los pocos que eleva tal protección a rango constitucional. El artículo 42 establece lo siguiente:

Desde 2013, la discriminación laboral por razón de orientación sexual está prohibida por ley, aunque la ley de igualdad de oportunidades no cubre la identidad de género ni tampoco la discriminación en otros sectores como la educación, la vivienda y las instalaciones públicas.[12][13][14][15]​ El mismo año, el Partido Comunista de Cuba recogió en sus estatutos la obligación de sus militantes de enfrentarse a los prejuicios y conductas discriminatorias por motivo de orientación sexual.[16][17]

En 2018, la Gaceta Oficial publicó un decreto en el que uno de los puntos que establecen es que cualquier negocio privado que discrimine por género u orientación sexual será cerrado y multado con dos mil pesos cubanos. El Código Penal cubano contempla una sanción de hasta dos años de prisión a quien discrimine a otra persona.[18]

En 2005 se creó la Estrategia Nacional de atención integral a personas transexuales que desarrollaba atención y tratamientos de salud específicos para este colectivo, coordinada desde el CENESEX. En 2008 se crearon la Comisión Nacional de atención integral a personas transexuales y el Centro de atención a la salud integral de las personas transexuales como continuadores de esta labor y así como de asesoramiento y formación en los temas y políticas relacionadas con la transexualidad.[19]​ También desde 2008 la cirugía de reasignación de sexo es gratuita para aquellos ciudadanos cualificados para ello,[20]​ aunque no existe una ley específica para el proceso legal de cambio de sexo en la documentación y acaban siendo los juzgados los encargados de dirimir en estos asuntos.[21]​ El colectivo trans está comenzando a organizarse especialmente en La Habana y a través de distintos blogs como TransCuba,[22][23]​ aunque existen diversos ejemplos de visibilidad política y social por todo el país en los últimos años, como el caso de Adela Hernández que en 2012 se convirtió en la primera mujer transexual en un puesto público al ser elegida concejala de la Asamblea Municipal del Poder Popular.[24]

La tasa de infección de VIH en Cuba es la más baja de la región del Caribe gracias en gran parte a la cobertura gratuita de la salud pública y la solidaridad social, así como al reparto gratuito de preservativos y al bajo precio de los mismos.[25][26]​ Desde 1986 hasta 2013 se han diagnosticado en el país 19.781 casos de VIH.[27][28]

Cuba tiene la epidemia de VIH con mayor diversidad genética fuera de África. Existen 21 cepas diferentes del virus, siendo 11 exclusivas de la isla, producto de la recombinación de otras cepas.[29]​ La mayoría de los pacientes de VIH han sido trabajadores o soldados heterosexuales de ayuda internacionalistas de regreso de países en desarrollo, donde contrajeron las diferentes cepas de VIH que persisten en el país. [28]​ Desde mediados de la década de los 1990, los hombres que tienen sexo con hombres se convirtieron en el principal sector de nuevas infecciones. Hoy en día se requiere que todas las personas diagnosticadas por el VIH a asistan a un programa de dos semanas llamado "Viviendo con VIH".[30]

Se realizan pruebas rutinarias a determinados grupos de riesgo como los donantes de sangre, las mujeres embarazadas, los trabajadores de la salud, todos los ingresos hospitalarios o las personas que ya han sido diagnosticadas con alguna otra enfermedad de transmisión sexual. Todas las pruebas son voluntarias pero fuertemente alentadas. Todos los pacientes de VIH conservan sus derechos laborales y todo su salario incluso cuando tienen que ausentarse del trabajo con el objetivo de reintegrar a todos los pacientes en su vida normal y evitar el rechazo social.[30]

La homofobia está reconocida como un problema en Cuba y su lucha también se coordina a través del programa de VIH,[31]​ incluyendo clases de la escuela a partir del quinto grado,[32]​ así como distintas actividades organizadas a través del Centro Nacional de Educación Sexual. Este programa de educación incluyó una telenovela estrenada en 2006 que cuenta en su reparto con gais, lesbianas y personas VIH-positivas.[33][34]

Desde 1998 Cuba ha producido versiones genéricas de algunos de los medicamentos antirretrovirales comunes. Estos medicamentos eran escasos y las importaciones muy caras en la década de 1990. Sin embargo, desde el año 2001 todos los pacientes de VIH cubanos han tenido acceso universal a un cóctel relativamente completo de la Terapia Antirretroviral de Gran Actividad (TARGA) de forma gratuita. La tasa de mortalidad por la infección por VIH ha disminuido drásticamente desde entonces y la mayoría de los cubanos con VIH evitan las infecciones oportunistas.[35][30]

En 1994 se fundó la Asociación Cubana de Gays y Lesbianas que estuvo en funcionamiento hasta 1997, cuando el gobierno la cerró.[36][37]​ Desde 2008 el Centro Nacional de Educación Sexual ha patrocinado diversos eventos de promoción de los derechos de las personas LGBTI, como las Jornadas Cubanas contra la Homofobia y la Transfobia.[38][39]​ Aunque por el momento no existen otras asociaciones a nivel nacional que promuevan los derechos y la visibilidad de la diversidad sexual, existen grupos de personas LGBTI en cada provincia que organizan eventos y fiestas que fomentan la aceptación social.

En la Cuba prerrevolucionaria de los años 1950 ya existían en La Habana varios bares para público homosexual como la Cuevita, los Troncos, el Intermezzo, el Saint Michel, el Gato Negro o el Usero Bar, siendo clientes habituales algunos famosos estadounidenses como Tennessee Williams, Montgomery Clift o Errol Flynn.[40][41]​ Al igual que en muchos países de América Latina, el insulto habitual para los hombres homosexuales era «maricón»; aunque la homosexualidad y la bisexualidad eran más toleradas y estaban más integradas en la cultura cubana que en el resto de los países latinoamericanos contemporáneos. La prostitución masculina para un público homosexual era ejercida abiertamente. [42]​ Los clientes de la prostitución homosexual eran muchas veces visitantes extranjeros y militares de los Estados Unidos, muchos de ellos vinculados a los juegos de azar y al crimen.[43][44]

Después de la revolución y el cambio político de 1959, la tolerancia hacia las personas LGBT dentro de la sociedad cubana disminuyó y la situación de homosexuales y lesbianas empeoró considerablemente en comparación con periodos históricos anteriores. La emigración a Miami comenzó de inmediato, incluyendo a homosexuales y lesbianas, que abandonaron Cuba en el primer exilio. Las personas LGBT que ya habían vivido en el extranjero se alejaron de forma permanente.[44]

Muchas de las personas progresistas LGBT que permanecieron en Cuba se involucraron en actividades contrarrevolucionarias, de forma independiente o mediante el fomento de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), aunque fueron posteriormente encarceladas. La invasión de la Bahía de Cochinos en 1961 por tropas de exiliados cubanos desde bases de Florida fueron usados como excusa por el nuevo gobierno cubano para perseguir a cualquier persona de colaborar con «contrarrevolucionarios», o incluso de serlo ellos mismos. Los bares homosexuales y las zonas de cruising se percibieron como centros de actividades contrarrevolucionarias y comenzaron a ser tratados sistemáticamente como tales. Hubo un gran aumento de la homofobia en comparación con años anteriores y la comunidad gay fue vista como una amenaza para el nuevo orden militar revolucionario.[42]

El nuevo aliado de Cuba, la Unión Soviética, tenía políticas hostiles hacia homosexuales y lesbianas, viendo la homosexualidad como un producto decadente de la sociedad capitalista que prevalecía en la Cuba de los años 1950. Fidel Castro hizo comentarios insultantes acerca de la homosexualidad. La descripción de Castro de la vida rural en Cuba reflejaba la idea de que la homosexualidad era una «decadencia burguesa» y denunció a los «maricones» como «agentes del imperialismo».[46]​ En una entrevista de 1965 Castro explicó su parecer:

El machismo tradicional y la Iglesia católica han despreciado a los hombres afeminados y sexualmente pasivos durante siglos. La homofobia mostrada durante la Revolución continuó una cultura machista bien establecida y de los rígidos roles de género de la Cuba prerrevolucionaria.[48][49]​ Los homosexuales fueron definidos como desviados y decadentes, pero no como débiles o enfermos. La forma con la que la Revolución cubana llegó al poder le dio un sentido más fuerte de la masculinidad que otras revoluciones. La experiencia de la guerrilla dominaba la estructura política y la guerrilla en sí se convirtió en el núcleo de una nueva sociedad. Muchas personas LGBT fueron detenidas, especialmente hombres afeminados, sin cargos ni juicio y enviados a campos de trabajo.[50]

En 1965, se crearon las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), inicialmente como una alternativa al servicio militar obligatorio para objetores de conciencia, grupos religiosos pacifistas, hippies y homosexuales, luego otros grupos se añadirían, como por ejemplo, las mujeres lesbianas y las prostitutas. Se creía que el trabajo, junto con los regímenes estrictos que operan dentro de los campos de la UMAP, serviría para rehabilitar a los participantes y convertirlos en hombres (o mujeres) heterosexuales. En la entrada de muchos campos de trabajo forzoso fue colocada la frase «el trabajo os hará hombres».[51][52][53]​ Los campos fueron cerrados en 1968 ante su evidente fracaso.[54]

Muchos artistas e intelectuales homosexuales, como Reinaldo Arenas, se sintieron atraídos por la promesa socialista de una sociedad igualitaria, lo que allanaría el camino para la libertad cultural y sexual, además de la justicia social.[cita requerida] Varios escritores homosexuales escribieron gran parte de la popular revista Lunes de Revolución, incluyendo textos de temática abiertamente homoerótica. Aunque en sus comienzos las ideas radicales plasmadas parecían disfrutar del favor del gobierno cubano, pronto estas producciones comenzaron a ser censuradas por ser consideradas «expresiones burguesas» contrarias a los intereses revolucionarios, cerrando finalmente la revista y marginando a parte de sus escritores.[49]​ Al ser nacionalizadas todas las revistas y periódicos (además de todo medio de comunicación) por el gobierno revolucionario y prohibir cualquier medio de difusión no vinculado al Estado, las temáticas LGBT no tuvieron oportunidad de ser publicadas y muchos escritores pasaron a tener un perfil nulo.[56]​ Esta situación de ninguneo pasaría a convertirse en un problema permanente dentro de la sociedad cubana posrevolucionaria.[57]

La homofobia persistió durante los años 70. En 1971 el Congreso Nacional de Cultura y Educación decidió que no se debía tolerar más a «homosexuales reconocidos» a pesar de su «mérito artístico» por la influencia que podían tener sobre la juventud cubana. Se declaró la homosexualidad como una desviación incompatible con la Revolución y se adoptaron medidas discriminatorias en contra de la comunidad LGBT, institucionalizando la homofobia. Artistas, maestros o actores gais y lesbianas perdieron sus trabajos. Se echaron a los homosexuales del Partido Comunista. Algunos estudiantes fueron expulsados de la universidad. Se prohibió que los gais tuviesen contacto con niños y jóvenes o que pudieran representar al país.[58][42]​ Pero en 1975 el Tribunal Supremo Popular anuló las leyes que ordenaban excluir a los homosexuales de los empleos vinculados con la educación y la cultura.[59]​ Al año siguiente se eligió a Armando Hart como ministro de cultura, resultando en unas políticas culturales más liberales. Incluso se creó una comisión para la investigación de la homosexualidad que culminó con la despenalización de las relaciones entre personas del mismo sexo en 1979.[60][61]

Muchas personas LGTB cubanas fueron expulsadas de la universidad y de sus centros de trabajo, y durante el éxodo del Mariel de 1980 muchos se exiliaron del país y otros fueron expulsados por el gobierno como una manera de «depurar la sociedad socialista cubana». A algunos homosexuales se les dio el ultimátum de salir del país o ser encarcelados, aunque públicamente Fidel Castro negó que se forzara la salida a nadie.[45][58]

En 1981 el Ministerio de Cultura permitió la publicación del libro En defensa del Amor del doctor Sigfried Schnabl, donde se declara que la homosexualidad no es una enfermedad sino una variante de la sexualidad humana.[62]​ El ministerio sostuvo que la intolerancia homofóbica fue una actitud inaceptable heredada por la Revolución y que había que oponerse a todas las sanciones contra los homosexuales.[42]

En 1986 la Comisión Nacional de Educación Sexual opinó públicamente que la homosexualidad era una orientación sexual y que la homofobia debe ser contrarrestada por la educación. Según algunos, desde ese momento la homosexualidad dejó de ser una cuestión política para el Estado. En 1988 el gobierno derogó la Ley de ostentación pública de 1938 y la policía recibió órdenes de no acosar a las personas LGBT.[48]

Hacia finales de la década, la literatura con temática homosexual mostró un resurgimiento, aunque escaso y sin alcanzar los niveles de antes de 1959.

En 1992, en una entrevista con el nicaragüense Tomás Borge, Fidel Castro admitió que nunca había apoyado políticas en contra de los homosexuales ya que consideraba la homosexualidad como una tendencia natural del ser humano que hay que respetar.[63]​ Además, desde 1993, las personas LGBTI pueden servir abiertamente en el ejército, aunque persisten ciertas actitudes discriminatorias dentro del mismo.

En 1994 se estrenó el largometraje Fresa y chocolate dirigido por Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío y protagonizado por un personaje gay. La película critica las estrechas y doctrinarias vías de pensamiento en la Cuba de finales de los años 1970, discutiendo sobre los prejuicios contra la comunidad gay y el trato injusto que reciben. La película provocó una gran cantidad de comentarios y un acalorado debate público.[64]

Sin embargo, a pesar de una mayor apertura, las hostilidades hacia la comunidad LGBTI por parte de la policía continuaron durante esta época.[65][66]

En 2004 la telenovela cubana El balcón de los helechos incluyó una pareja de lesbianas en su trama, aunque no de manera explícita.[67]

Carlos Sánchez, representante de la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas para la Región de América Latina y el Caribe, visitó Cuba en el año 2004. Una vez allí, preguntó acerca de la situación de las lesbianas y los gais en el país y pidió explicaciones al gobierno cubano por su abstención en la votación sobre la «Resolución de Brasil» (E/CN.4/2003/L.92), una propuesta de 2003 de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que reconocía simbólicamente las «violaciones de los derechos humanos en el mundo contra las personas por razón de su orientación sexual». El gobierno argumentó que la resolución podría haber sido utilizada para atacar y aislar más aún a los países árabes, en consonancia con la «agresión norteamericana contra Afganistán e Irak». Sánchez también preguntó sobre la posibilidad de crear una organización LGBTI en Cuba. El gobierno dijo que la formación de la organización sería distraer la atención de la seguridad nacional a la luz de las amenazas constantes de los Estados Unidos. Después de reunirse con algunas personas LGBT de Cuba, Sánchez informó las siguientes observaciones:[68]

En 2006 la televisión pública lanzó la telenovela La otra cara de la luna donde un hombre casado se descubre en una relación sexual con otro amigo. Además abordan otros temas como el VIH-SIDA que impactaron a la opinión pública cubana.[69][70]

Durante los últimos años se han dado grandes avances en el reconocimiento y visibilidad de la comunidad LGBTI, promovidos especialmente por la activista Mariela Castro.[71]

Desde 2013 el Partido Comunista de Cuba establece que es un deber de sus militantes oponerse a cualquier o conducta que sea discriminatoria por motivo de orientación sexual.[16][17]

En una entrevista de 2010 en el periódico La Jornada Fidel Castro valoró la persecución a los homosexuales durante las décadas anteriores como «una gran injusticia, ¡una gran injusticia!», tomando responsabilidad en el asunto: «si alguien es responsable, soy yo. […] teníamos tantos problemas de vida o muerte que no le prestamos atención [...] piensa cómo eran nuestros días en aquellos primeros meses de la Revolución: la guerra con los yanquis, el asunto de las armas, los planes de atentados contra mi persona […] en esos momentos no me podía ocupar de ese asunto».[72]

Entre otras actividades, el CENESEX organiza cada año jornadas contra la lesbofobia, la homofobia y la transfobia.[73]​ Asimismo, Cuba acogió en 2014 la conferencia regional de la ILGA para Latinoamérica y el Caribe .[74]​ Además, existe un floreciente ambiente LGBTI con locales dirigidos específicamente para este colectivo, especialmente en ciudades como La Habana o Santa Clara.[75][76]

Desde mediados de la década 2000-2010 se ha debatido el reconocimiento de las uniones homosexuales por la Asamblea Nacional, pero el gobierno argumenta que las posiciones de la Iglesia Católica y las iglesias evangélicas especialmente combativas en este tema seguían siendo el mayor obstáculo para su aprobación.[77][78]

En 2013 fue aprobado por la Asamblea Nacional, el nuevo Código del Trabajo, en el que se incluye la penalización de la discriminación por orientación sexual en los centros de trabajo, sin embargo quedó fuera del cuerpo legal la condena a la discriminación por identidad de género.[12][79]

Por otro lado a pesar del progreso legal y la apertura de la sociedad cubana, siguen quedando asuntos pendientes, como el tratamiento de estos temas por los medios de comunicación, el reconocimiento completo de los derechos LGBTI o la prostitución masculina dirigida al turismo homosexual.[3][80]

Por otra parte, algunas voces críticas señalan que este ejercicio por parte de la CENESEX ha sido un proceso de «máscaras desplegadas»[81]​. La escritora e investigadora Frances Negrón-Mutaner lo llamó «transformismo político» en Mariconerías de Estado: Mariela Castro, los homosexuales y la política cubana[82]​ y el historiador Abel Sierra Madero lo analizó como «travestismo de estado» en Del Hombre Nuevo al Travestismo de Estado.[83]

La nueva Constitución cubana no prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo. Hasta 2019, el artículo 36 definía el matrimonio como una relación entre un hombre y una mujer.[84]​ Esta definición fue eliminada de la nueva constitución aprobada en referéndum en febrero de 2019 y vigente desde el 10 de abril de 2019. La Constitución actual establece que «el matrimonio es una institución social y legal (…) Se basa en el libre albedrío y la igualdad de derechos, obligaciones y capacidad legal de los cónyuges».[85]​ No obstante, las leyes legales aún contienen prohibiciones sobre y el país no reconoce las uniones civiles ni ningún otro tipo de asociación.[86]

En 2017 se realizó una gran campaña pública de grupos LGBT para modificar la Constitución para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo.[87]​ En julio de 2018, la Asamblea Nacional aprobó un nuevo proyecto de constitución que reconocía el matrimonio entre personas del mismo sexo, aunque la propuesta tendría que ir a un referéndum el 24 de febrero de 2019. En septiembre de 2018, el presidente Miguel Díaz-Canel expresó su apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo.[88]​ También en septiembre de 2018 las iglesias evangélicas organizaron una campaña de recogida de firmas en contra de una propuesta para reformar la Constitución que abriría la puerta al matrimonio entre personas del mismo sexo.[89]

Los medios de comunicación han hablado de una «revolución dentro de una revolución» o de una «revolución del arco iris», y han señalado la rapidez del cambio de panorama de los derechos LGBT, ya que solo unas pocas décadas atrás Cuba encerró a hombres gais en campos de trabajo.[90]

El 18 de diciembre de 2018, se anunció que la Asamblea Nacional había eliminado el reconocimiento del matrimonio entre personas del mismo sexo en el texto del borrador.[91]​ Esto significa que el matrimonio homosexual no estaría prohibido ni regulado por la nueva Constitución cubana.[92]

En mayo de 2019, Mariela Castro publicó un comunicado de prensa mediante el cual anunció que el CENESEX, institución estatal que ella dirige y única organización cubana reconocida por el gobierno como representante de los derechos de diversidad sexual en Cuba, anunció que no se iba a celebrar ese año la Conga contra la Homofobia y la Transfobia (un evento anual convocado por el CENESEX basado en la Marcha del Orgullo Gay celebrada en otros países):

La cancelación provocó un gran descontento entre la población LGBT cubana[94]​ y se organizó una marcha clandestina desvinculada al CENESEX y a Mariela Castro, que fue llevada a cabo aunque reprimida por agentes del gobierno vestidos de civiles, que detuvieron en grupo y forzosamente a varios manifestantes y luego los introdujeron en vehículos.[95][96][97][98]​ Entre los detenidos durante la marcha estuvo el biólogo y activista disidente Ariel Ruiz Urquiola.[99][100]​ La represión de la marcha clandestina por parte del gobierno cubano fue ampliamente criticada tanto dentro como fuera de Cuba.[101][102][103][104][105]​ Varias personalidades célebres de Cuba criticaron abiertamente el incidente de represión mediante las redes sociales.[106][107]​ El cantautor Vicente Feliú declaró mediante un post en su cuenta de Facebook: «La represión absurda, vergonzante, peligrosamente evocativa, de la marcha gay de esta tarde es definitivamente indefendible [...]».[108]

En febrero de 2020, durante la emisión de la película Love, Simon por la televisión nacional cubana, la escena final del beso homosexual entre el protagonista y otro personaje masculino fue censurada.[109]​ Al día siguiente de la emisión, varios activistas pro-derechos LGBT organizaron besos públicos como señal de protesta ante la sede del ICRT, emporio afiliado al Estado y única entidad autorizada legalmente a emitir contenido televisivo. Varios activistas fueron detenidos por las autoridades en su camino a la sede de protesta.[110]​ Horas más tardes, el ICRT publicó un comunicado de prensa en el cual la entidad se disculpó y se refirió al incidente como un «error» que no correspondía a actitudes homofóbicas de su personal, y anunció que la película se retransmitiría de manera íntegra cuando se avisara oportunamente. Algunos activistas pidieron cancelar la protesta.[111]



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