La homosexualidad en el fútbol profesional, al igual que en otras disciplinas deportivas, es un tema que históricamente se ha tratado como tabú al interior de los clubes futbolísticos masculinos, tanto dentro de los equipos como a nivel dirigencial, en un ambiente que se percibe predominantemente machista. Han sido comunes las situaciones de homofobia en los estadios, con cánticos y vitoreos, ofensivos y discriminatorios, emitidos por la hinchada o entre los mismos jugadores adversarios y que hacen referencia a la homosexualidad, no obstante, la FIFA, el organismo que regula este deporte a nivel mundial, elaboró una «guía de buenas prácticas» donde prohíbe explícitamente conductas que atenten contra la orientación sexual de las personas, incluyéndose como parte del «juego limpio» en esta disciplina deportiva. Por otro lado, una situación contraria sucede en el fútbol femenino, donde existe una mayor tolerancia social hacia el lesbianismo y la bisexualidad de las jugadoras, con un importante número de futbolistas profesionales que se han declarado públicamente como parte del colectivo LGBT.
En 1990, el futbolista inglés, Justin Fashanu, fue el primero del mundo en salir del armario y asumirse públicamente como gay. Desde ese entonces, tanto solo un par de otros futbolistas profesionales hicieron lo mismo. En muchos casos de los pioneros, los deportistas solo hicieron pública su orientación sexual al corto tiempo antes retirarse de su carrera futbolística o una vez ya retirados.
En 1992, fue creada la International Gay and Lesbian Football Association, institución que reúne a equipos de fútbol con jugadores homosexuales y lesbianas alrededor del mundo. Otras organizaciones internacionales, como la Federación Europea del Deporte Gay y Lésbico, incluyen al fútbol dentro de sus competencias.
En América Latina, a comienzos de 2018 ya habían sido sancionadas las selecciones de Argentina, Brasil, Chile, México y Perú, por cánticos e insultos homofóbicos pronunciados durante las clasificatorias al Mundial de Rusia celebrado ese año, siendo calificados por las autoridades futbolísticas internacionales como «actos discriminatorios y antideportivos».
El futbolista inglés, Troy Deeney, aseveró a la prensa en junio de 2020 que «hay al menos un gay o bisexual en cada equipo de fútbol» y reveló la «preocupación» que tienen esos jugadores en revelar su orientación sexual o que sean descubiertos. En consecuencia, al mes siguiente, un futbolista activo que juega en la Premier League, hizo pública una carta de manera anónima a la prensa británica, en donde reveló su homosexualidad y lo «tormentoso» que resulta mantener su verdadera orientación sexual en secreto en su trabajo.
En febrero de 2021, más de 800 personajes de la Bundesliga alemana, que incluyó a jugadores y dirigentes, realizaron una campaña contra la homofobia en el fútbol llamada «Podeís contar con nosotros» (ihr könnt auf uns zählen en alemán), donde aparecieron públicamente en la revista futbolística 11 Freunde, sosteniendo un cartel de fondo con los colores de la bandera arcoíris, haciendo un llamado a todos sus colegas LGBT a no tener miedo por su orientación sexual.
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