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Hormonas hipofisarias



La hipófisis [2]​ o glándula pituitaria es una glándula endocrina presente en los vertebrados, que segrega las hormonas encargadas de regular la homeostasis y el crecimiento, mediante la función de otras glándulas endocrinas subordinadas. Es una glándula compleja que se aloja en un espacio óseo llamado silla turca, situado en la base del cráneo.

Las alteraciones en la función de la hipófisis, pueden ser tanto en menos (hipofunción), como en más (hiperfunción), ambas determinan niveles sanguíneos alterados de las hormonas principales, afectando así la endocrinología de todo el organismo.
Los tumores de hipófisis suelen ser benignos y se llaman adenoma hipofisario, trastornan la secreción de hormonas y además pueden comprimir estructuras neurológicas adyacentes como el quiasma óptico.

Desde el punto de vista de la embriología, la hipófisis es un órgano doble de origen ectodérmico y neural.[3]​ La glándula hipófisis se desarrolla a partir de dos estructuras completamente distintas: a partir de una evaginación de la boca primitiva (estomodeo) a la altura de la bolsa de Rathke y a partir del infundíbulo, una extensión del diencéfalo.

En Peces el grupo de los teleósteos, es el único en el que la neurohipófisis tiene una estrecha relación de estructura con las células adenohipofisarias, con neuronas que inervan directamente las células de la adenohipófisis. Presentan una adenohipófisis dividida en tres regiones: pars distalis rostral, pars distalis caudal y pars intermedia.

En Anfibios la hipófisis presenta mayor similitud con la del resto de los vertebrados. Adenohipófisis y neurohipófisis son dos zonas independientes pero interrelacionadas, con un sistema porta bien establecido. La adenohipófisis está compuesta de un lóbulo distal diferenciado en dos regiones, una rostral y otra caudal.

En Mamíferos, la hipófisis se divide en neurohipófisis con un lóbulo neural o lóbulo posterior desarrollado y una eminencia media que comunica por medio de un plexo capilar con la zona más rostral del lóbulo anterior. La adenohipófisis presenta un lóbulo anterior que no presenta división marcada en regiones, un lóbulo intermedio y un lóbulo tuberal que forma junto con la eminencia media el "tallo hipofisario" y cuyos vasos sanguíneos se comunican con la zona más rostral del lóbulo anterior. Los tipos celulares secretores, se encuentran distribuidos por todo el lóbulo anterior.[3]

En el embrión humano de 3 semanas, la bolsa de Rathke se invagina en el estomodeo y crece en dirección dorsal hacia el infundíbulo neural. Al final del segundo mes la conexión con la cavidad oral se pierde y se ubica en asociación estrecha con el infundíbulo. Posteriormente, las células del remanente de la bolsa de Rathke aumentan en cantidad y constituyen el lóbulo anterior (frontal) de la hipófisis llamado adenohipófisis. Está conformada por cordones e islas de células epiteliales secretoras.

El infundíbulo del mesencéfalo da origen al "tallo de la hipófisis" y al lóbulo posterior de la hipófisis llamado neurohipófisis. Está compuesta por células de la neuroglia, además contiene fibras nerviosas procedentes de la región hipotalámica.[4]

La glándula hipófisis de los vertebrados se ubica en la zona ventral del diencéfalo, alojada en una depresión ósea del hueso esfenoides denominada silla turca, situada en la base del cráneo.[3]


Ubicada en el piso de la fosa cerebral media, la hipófisis está conectada con el hipotálamo a través del tallo hipofisario o infundíbulo. La glándula está separada del hueso por las meninges y rodeada por una cápsula de tejido conjuntivo, que permite la entrada de los vasos sanguíneos para su irrigación.[7]

La duramadre se refleja en dos láminas: una ventral que recubre la fosa hipofisaria y otra lámina dorsal que recubre la base del cerebro y forma una "tienda hipofisaria" o "diafragma sellar", perforado alrededor del infundíbulo de la hipófisis.[8]

El tamaño de la hipófisis varía con el tamaño corporal del vertebrado considerado. En la rata la hipófisis mide 3,5 x 5,5 x 1,5 mm y tiene un peso de alrededor de 8 mg para la rata macho y 14 mg para la rata hembra.[9]

En el perro la hipófisis es aplanada en el sentido dorso-ventral con 11 mm de largo, 7 mm de ancho y 3 mm de profundidad; si el animal es menor de 2 años de edad puede pesar 65 mg en promedio (con variación entre 33-90 mg).[8]

La hipófisis en el humano, tiene forma elipsoide con un diámetro anteroposterior de 8 mm, trasversal de 12 mm y 6 mm en sentido vertical; en promedio pesa en el hombre adulto 500 miligramos, en la mujer 600 mg y en las que han tenido varios partos, hasta 700 mg.[10]

El principal riego sanguíneo de la glándula pituitaria humana, proviene de dos ramas de la arteria carótida interna: las arterias hipofisarias superior e inferior.

Una sola arteria hipofisaria superior nace de cada arteria carótida interna luego de un corto trayecto dentro de la cavidad craneal. Cada arteria hipofisaria superior, de 0,25 mm de diámetro promedio, se divide en dos ramas, una anterior y otra posterior, cada una de las cuales se anastomosa con su homóloga del lado opuesto para formar un anillo alrededor de la parte superior del tallo hipofisario.[11]

La hipófisis sintetiza, almacena y secreta las hormonas que son imprescindibles para la regulación (homeostasis) y el desarrollo del organismo como el crecimiento, el metabolismo y el desarrollo sexual.[12]

La síntesis y la secreción de las hormonas peptídicas principales de la hipófisis, está regulada por un sistema de control por retroalimentación, denominado eje hipotálamo-hipofisario, a través de un sistema vascular especializado entre el hipotálamo y la hipófisis.[13][14]

La glándula hipófisis es un órgano neuro-hemático, que contiene: por una parte la secreción de los terminales de axones de neuronas neurosecretoras del hipotálamo, y por otra parte una glándula endócrina de origen epitelial, que secreta hormonas que van a regular la actividad de otras glándulas endócrinas a distancia.[3]

En los vertebrados, la hipófisis es el componente clave del sistema neuroendócrino y de la regulación neurosecretora.

La secreción de la hipófisis está controlada por: el hipotálamo influenciado por los centros superiores del sistema nervioso central, y por la retroalimentación de los niveles de hormonas circulantes producidas por sus glándulas endócrinas dependientes.[15]

La adenohipófisis segrega muchas hormonas de las cuales seis son relevantes para la función fisiológica adecuada del organismo, las cuales son segregadas por cinco tipos de células diferentes. Estas células son de origen epitelial y como muchas glándulas endocrinas, están organizadas en acúmulos rodeados de capilares sanguíneos sinusoides a los cuales se vierte su secreción hormonal. Se han podido identificar cinco tipos celulares principales en la adenohipófisis:

Las demás hormonas son hormonas tróficas, que tienen su efecto en glándulas endócrinas periféricas:

La LH y la FSH se denominan gonadotropinas, ya que regulan la función de las gónadas.

La neurohipófisis tiene un origen embriológico diferente al del resto de la hipófisis, mediante un crecimiento hacia abajo del hipotálamo, por lo que tiene funciones diferentes. Se suele dividir la neurohipófisis en tres partes desde arriba: eminencia media, infundibulo y pars nervosa, de las cuales la última es la más funcional.

Las células de la neurohipófisis se conocían como pituicitos y no son más que células gliales de sostén. Por tanto, la neurohipófisis no es en realidad una glándula secretora ya que se limita a almacenar los productos de secreción del hipotálamo. En efecto, los axoplasmas de las neuronas de los núcleos hipotalámicos supraóptico y para ventricular, secretan la ADH y la oxitocina respectivamente, que se almacenan en las vesículas de los axones que llegan a la neurohipófisis; dichas vesículas se liberan cerca del plexo primario hipofisiario en respuesta a impulsos eléctricos por parte del hipotálamo.

La hipófisis y el hipotálamo están conectados por un sistema capilar denominado sistema portal, el cual proviene de la arteria carótida interna y del polígono de Willis e irriga primero al hipotálamo formando el plexo capilar primario, que drena en los vasos porta hipofisiarios que a su vez forman el plexo capilar hipofisiario.

La importancia de este sistema es que transporta las hormonas liberadoras o hipofisiotrópicas que secreta el hipotálamo con fines reguladores de la secreción adenohipofisiaria. Estas hormonas son:

La prolactina está regulada negativamente por la dopamina, un neurotransmisor.

Hay que tener en cuenta que la regulación de la secreción de las hormonas hipofisiarias se realiza mediante un mecanismo de retroalimentación negativa, el cual se establece entre el hipotálamo, la hipófisis y los receptores específicos para cada hormona, localizado en los órganos diana.

El proceso se realiza en el momento en que el sistema nervioso central recibe un estímulo, el hipotálamo recibe parte de ese estímulo y actúa sobre la hipófisis, a su vez, el hipotálamo secreta las respectivas hormonas en la adenohipófisis o libera las de la neurohipófisis; estas se incorporan a la circulación, viajan por medio de la sangre y son captados por receptores específicos ubicados en los órganos diana, un ejemplo es la captación de la TSH por parte de los lóbulos tiroideos de la glándula tiroides.

En ese momento el órgano diana,que en todo caso es cualquiera de las glándulas endocrinas comienzan a secretar sus propias hormonas, con lo que se envía un estímulo al sistema nervioso, específicamente al hipotálamo, o directamente a la hipófisis con lo cual se contrarresta el estímulo inicial.

Algunos trastornos asociados a la hipófisis incluyen:

Un tumor en los remanentes de la bolsa de Rathke puede ocasionar un craneofaringioma, el cual comprime a la glándula hipófisis.

El término «hipófisis» proviene del griego hipo (‘debajo’) y fisis (‘crecer’).[23][cita requerida] Aristóteles creía que el moco nasal (llamado pītuīta en latín)[24]​ se generaba en el cerebro, y salía por la nariz.[cita requerida]

En 1543, Vesalio escribió lo mismo: que el moco nasal procedía de esa glándula en el cerebro. De allí el nombre «pituitaria»: glándula generadora de moco. En el siglo siguiente (XVII) se deshizo el error (el moco no provenía del cerebro, sino del interior de la misma nariz), y la anatomía ha preferido renombrar a esa glándula «hipófisis». Desde 1723, en latín científico, se documenta el nombre «pituitaria» o «membrana pituitaria» (‘mucosa generadora de moco’) para la mucosa nasal o mucosa olfatoria.[25]

Localización de la glándula pituitaria en el cerebro humano.

glándulas Pituitaria y pineal.

Las arterias de la base del cerebro.

Aspecto mesal del cerebro seccionado en plano sagital medio.




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