El Imperio azteca o Triple Alianza (en náhuatl: Exkan Tlahtoloyan ‘Los tres lugares donde se dan órdenes’), llamado también Imperio mexica o —con más precisión— Imperio tenochca, fue una unidad política compleja y multiétnica que existió en el área central de Mesoamérica durante el Posclásico Tardío hasta la Conquista española.
Formalmente, estaba integrada por los dominios de la Triple Alianza (conformada por Texcoco, Tlacopan y México-Tenochtitlan), la cual se estableció a partir de las facciones victoriosas de una guerra civil que se libró entre la ciudad de Azcapotzalco y las antiguas provincias tributarias de la misma. A pesar de la concepción inicial del imperio como una alianza de tres ciudades-estado autónomas, Tenochtitlan rápidamente se convirtió en dominante militarmente.
Cuando los conquistadores españoles llegaron en 1519, las tierras de la Alianza eran gobernadas efectivamente desde Tenochtitlan, mientras que los otros miembros de esta habían asumido roles subsidiarios, ya que, en los hechos, los mexicas ostentaban el poder central. El culto imperial, específicamente, fue el de Huitzilopochtli, el dios patrono guerrero distintivo de los mexicas.
La fundación y posterior expansión de la Triple Alianza tuvo lugar en 1430, una vez fue derrotado Azcapotzalco, capital del Imperio Tepaneca, hasta entonces dominante en el valle de México (Santamarina 2006). Azcapotzalco fue vencido por la alianza de mexicas, acolhuas y tlacopanecas, hasta entonces todos ellos vasallos suyos. A partir de entonces, los territorios del Imperio azteca se fueron ampliando hasta llegar a ocupar el centro de México, la zona central de Oaxaca, la costa del golfo de México, Guerrero y el Soconusco. El fin del Imperio azteca ocurrió el 13 de agosto de 1521, cuando los españoles —en alianza con los tlaxcaltecas y totonacas, entre otros pueblos indígenas— derrotaron la resistencia mexica en Tenochtitlan y Tlatelolco.
La palabra "azteca" en el uso moderno no habría sido utilizada por la gente misma. Se ha utilizado de diversas maneras para referirse al imperio de la Triple Alianza, a las personas de habla náhuatl del centro de México antes de la conquista española, o específicamente a la etnia mexica de las personas de habla náhuatl. El nombre proviene de una palabra náhuatl que significa "gente de Aztlán", que refleja el lugar mítico de origen de los pueblos nahuas. Pero es más correcta y precisa la palabra mexica.
En las crónicas de Chimalpahin el término Excan Tlahtoloyan se utiliza para referirse a otras alianzas entre tres estados que han existido a lo largo de Mesoamérica. Su primer uso se aplica en la crónica para referirse a la alianza entre los estados de Colhuacan, Tollan y Otompan, la cual, según él, fue formada en el año 1 cuchillo del calendario mexica, equivalente al año 856 gregoriano, y duraría 191 años. Otros nombres también son usados para referirse a esta alianza, siendo éstos Excan Tlahtoloc y Excanpa ye teuctlahtoloc. El nombre Excan Tlahtoloyan se puede traducir como «Triple Sede» (tlahto- del verbo tlatoa, que significa «hablar» o «gobernar». Palabras como tlahtoloc y tlahtoloyan se traducen entonces como «lugar donde se gobierna»). El Códice Osuna, por otra parte, usa un término distinto para referirse a la alianza entre México-Tenochtitlan, Tetzcoco y Tlacopan. En su lugar, dicho códice se refiere a la esta alianza como Étetl Tzontecómatl, que se traduce de manera similar. Chimalpahin, para referirse específicamente a esta alianza, usa una combinación de ambos términos: Excan tzontecómatl tlahtoloyan. En general, aunque actualmente se usa típicamente el término en español «Triple Alianza», no existía una forma única de referirse a ésta en la lengua náhuatl ni era un término exclusivo de esta alianza en particular. Aun así, se prefiere la utilización de Excan Tlahtoloyan, que es vista como la descripción más breve y precisa de la naturaleza del gobierno del imperio. Este término se comenzó a aplicar en tiempos modernos para esta alianza específicamente a partir de la década de 1960, aplicándolo desde los textos de Chimalpahin, y en los años 90 se empezaba a volver familiar entre historiadores.
Diversos pueblos convivieron en la etapa final del desarrollo mesoamericano, conocido arqueológicamente como Posclásico tardío, que comprendió de los siglos XIII a XV. En este tiempo la entidad política de mayor complejidad llegó a ser México-Tenochtitlan (Carrasco 1996), cuyo ascenso al poder se remonta a una coalición militar establecida en 1428 y conocida como la Triple Alianza, que vinculó a tres estados emergentes: los mexicas, cuya ciudad capital fue México-Tenochtitlan, que sería el centro rector en lo político y en lo militar; los Acolhua con Texcoco como ciudad primordial, considerada centro cultural por excelencia; y Tlacopan, un centro secesionista tepaneca.
Los tres centros habían estado sometidos hasta la fecha mencionada al Imperio Tepaneca con centro en Azcapotzalco, que hasta entonces dominaba el valle de México. Los mexicas impusieron con astucia su jerarquía sobre sus aliados, y extendieron su dominio hasta las costas del océano Pacífico y del golfo de México. Adquirieron riqueza y poder a partir de la imposición de un estricto sistema de tributación, de tal manera que, a la llegada de los españoles en los inicios del siglo XVI, su capital era considerada la urbe más importante y magnificente de su época. La lengua dominante entre los aliados fue el náhuatl, que se convirtió en la “lingua franca” de gran parte de Mesoamérica, utilizada para nombrar la geografía del México antiguo, sustituyendo inclusive las voces de otros ancestrales idiomas. En cuanto al otro estado indígena, el Imperio Tarasco, conocido también como Purépecha, cuya ciudad principal fue Tzintzuntzan, que al final de su periodo histórico funcionó como su capital política, impuso su dominio militar en una amplia zona que comprendió el centro-norte y occidente de México. El idioma de este pueblo era el porhe o tarasco, fundamentalmente diferente al náhuatl y que no se vincula con ninguna otra lengua del México antiguo.
La expansión de los mexicas coincidió con el florecimiento de una tradición ideológica de carácter interétnico que vinculó a pueblos que hablaban lenguas e idiomas diferentes. Este lenguaje artístico comunicó historias, deidades y ritos en los que coincidieron ancestrales mitos y tradiciones.
Los aztecas se establecieron en México Tenochtitlan en el centro del valle de México, expandiendo su control hacia ciudades-estado ubicadas en los actuales estados de México, Morelos, Veracruz, Guerrero, Puebla, Oaxaca; la costa de Chiapas e Hidalgo.
Los mexicas fueron una tribu de nómadas que formaron uno de los imperios más grandes e importantes de la América precolombina en solo 200 años. Tenían la mejor tecnología que se podía obtener dadas las condiciones en que vivían como acueductos, palacios, pirámides y templos que se alzaron como tributo a sus dioses y como testimonio de poder para la humanidad. Hacia el siglo XIII los mexicas se asentaron en Chapultepec, desde donde fueron expulsados por una coalición de enemigos. Luego de ser expulsados constituyeron su asentamiento definitivo en Tenochtitlan hacia 1325. Tenochtitlan se transformó en la principal ciudad de la zona, formando alianza con otras dos ciudades de habla nahuatl: Texcoco (acolhuas) y Tlacopan (tepanecas). Esta alianza, conocida como Triple Alianza (Ēxcān Tlahtōlōyān) logró desarrollar un gran poderío militar. Con Moctezuma II (1502-1520), los mexicas se habían transformado en uno de los principales imperios que dominaba un vasto territorio y millones de súbditos.
La Triple Alianza (mexicas, acolhuas y tepanecas), comúnmente llamada Imperio mexica, fue la formación política mexica derivada del proceso de expansión territorial del dominio económico de la ciudad-estado México-Tenochtitlan, que floreció en el siglo XIV en Mesoamérica. Fue encabezado por los mexicas —mal conocidos como aztecas—, un pueblo que, de acuerdo con algunos documentos históricos como la Tira de la Peregrinación, era originario de un sitio —tal vez mítico— conocido como Aztlán, al que se suele ubicar fuera de los confines de Mesoamérica. Sin embargo, parece plausible que los mexicas fueran un pueblo de tradición cultural netamente mesoamericana y no los descendientes de grupos chichimecas dedicados a la cacería y la recolección.
El Estado mexica fue una teocracia encabezada por el huey-tlatoani, gobernante máximo electo por un consejo integrado por representantes de los veinte grupos de personas emparentadas o clanes en que se dividía la sociedad. Cuando el tlatoani debía tomar decisiones fundamentales, por ejemplo la declaración de la guerra, deliberaba con algunos asesores. El más importante fue el Cihuacóatl, quien colaboraba con él en el gobierno y lo reemplazaba en caso de ausencias. En los niveles inferiores había muchos funcionarios; entre ellos, los jueces encargados de vigilar el cumplimiento de las normas y los guardianes de los depósitos de armas.
La figura política principal era el tlatoani (tlahtoāni, «orador»), una especie de monarquía hereditaria, de origen tolteca, que gobernaba con un consejo de nobles prominentes. El Huey Tlatoani (huēy tlahtoāni, «gran orador») o Tlacatecutli (tlācatēuctli, «señor de los hombres») era el máximo gobernante. Se le consideraba representante de los dioses. Otros altos mandatarios eran:
Los mexicas y sus aliados establecieron su dominio sobre numerosos pueblos, especialmente en el centro de México, la región de Guerrero y la costa del golfo de México, así como algunas zonas de Oaxaca. Poseían además enclaves en varias posiciones estratégicas en la región de (Tabasco)(Xicalanco) y dominaban la ruta entre el corazón de Mesoamérica y la rica región del Xoconochco —ubicadas en el sur del actual Estado mexicano de Chiapas— que era regida directamente por los mexicas.
Los mexicas expandieron su control económico, principalmente mediante tributación, a través de una amplia región del actual centro de México, con excepciones importantes de control político en altépetl disidentes o fronterizos. Formalmente, se trataba de un conjunto de dominios inicialmente regidos de los tres estados integrantes de la Triple Alianza —Texcoco, Tlacopan y México-Tenochtitlan—, aunque es verdad que los mexicas de Tenochtitlan encabezaron esta confederación y fueron el estado más expansionista de los tres mencionados. Por otra parte, los mexicas nunca establecieron un dominio directo sobre los pueblos conquistados.
Exactamente, la élite gobernante de la Triple Alianza se apropiaba de la producción de las otras naciones mesoamericanas mediante la imposición de un tributo, que era fijado de acuerdo con la especialización económica y geográfica de los dominados y recolectado por un calpixque, o recaudador. Los dominadores no impusieron su religión ni su lengua a los dominados. Aunque es cierto que los estados sometidos no tenían independencia política total, seguían gobernados por grupos locales. Solo en algunos casos, los mexicas establecieron un control militar en ciertos puntos estratégicos de sus dominios.
El modo en que los mexicas impusieron su dominio sobre otros pueblos mesoamericanos fue diverso, no ajustándose a una estructura imperial tradicional como en las monarquías europeas. Aunque se suele señalar el carácter militar de varias conquistas mexicas, también establecieron una complicada red de alianzas matrimoniales con las élites locales para asegurar la lealtad hacia el poder de México-Tenochtitlan. Tal fue el caso, por ejemplo, de los zapotecos del istmo de Tehuantepec. El dominio del Estado mexica en Mesoamérica no fue total. Varios estados mesoamericanos fueron capaces de resistir el empuje de los tenochcas y sus aliados, entre ellos los popolocas de Teotitlán del Camino, los tlapanecos de Yopitzinco, el señorío de Metztitlán (norte de Hidalgo), los mixtecos de Tututepec, la confederación Tlaxcalteca y el estado tarasco de Michoacán. De sobra es conocido que los tlaxcaltecas eran enemigos acérrimos de los mexicas, que les habían impuesto la obligación de participar de la Xochiyáoyotl a cambio de su independencia. Tampoco debe dejar de mencionarse que los mexicas nunca pudieron derrotar a los tarascos, y que la presencia de este pueblo impidió la expansión de sus dominios hacia el occidente.
El fin del régimen de dominio internacional de los mexicas y sus aliados en Mesoamérica concluyó con la Conquista española de México-Tenochtitlan. En este suceso, que se suele tomar como punto final del desarrollo independiente de la civilización indígena mesoamericana, participaron no solo los expedicionarios europeos, sino, decisivamente, sus aliados indígenas provenientes de numerosas naciones tributarias de la Triple Alianza que vieron en los recién llegados una oportunidad de poner fin al dominio tenochca.
El nombre Huey tlatoani es una expresión náhuatl usada para denominar a los gobernantes (tlahtoāni significa literalmente «el que habla») de México-Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan, que ejercían su poder sobre el valle de México. Narra la tradición que a la muerte del caudillo Tenoch los mexicas consideraron necesario emular en su organización política y social a los pueblos vecinos de linaje Tolteca y rogaron al señor de Culhuacán que les diera como huey tlatoani «Acamapichtli», que quiere decir «el que empuña la caña», quien hacia el año 1375 se convirtió en el primer huey-tlatoani de México-Tenochtitlan.
Lista de tlatoanis mexicas antes de reorganizar su gobierno:
Originalmente, el imperio azteca era una alianza suelta entre tres ciudades: Tenochtitlan, Texcoco y el socio menor, Tlacopan. Como tales, eran conocidos como la 'Triple Alianza'. Esta forma política era muy común en Mesoamérica, donde las alianzas de ciudades-estado fluctuaban siempre. Sin embargo, las horas extraordinarias fue Tenochtitlan, que asumió una autoridad primordial en la alianza, y aunque cada ciudad socia compartió los despojos de guerra y los derechos a los tributos regulares de las provincias y fue gobernada por su propio Huetlatoani, fue Tenochtitlan el que se convirtió en el más grande, el más poderoso, Y el más influyente de las tres ciudades. Fue el centro de imperio de facto y reconocido.
Aunque no fueron descritos por los mexicas de esta manera, según algunos autores (Smith y Berdan 1992) había dos tipos de provincias: Tributaria y Estratégica. Las provincias estratégicas eran esencialmente estados clientes subordinados que proporcionaban tributo o ayuda al estado azteca bajo "consentimiento mutuo". Las provincias tributarias, por otro lado, proporcionaban un tributo regular al imperio; Las obligaciones de las provincias tributarias eran obligatorias en lugar de consensuales.
Los cargos públicos fueron designados por la nobleza de Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan. Por lo regular elegían de una línea de sangre dominante.
Los principales tribunales judiciales se establecieron en México-Tenochtitlan y en Texcoco, en donde debían dirimirse los pleitos territoriales y criminales que no tenían solución con la justicia local y administrativa cada uno de los altépetl. Una estructura similar se conservó en las poblaciones indígenas después de la Conquista de México.
Los mexicas tenían una organización judicial jerarquizada, que variaba del tecutli, especie de juez de elección popular, para un lapso de un año, competente para conocer de negocios menores, hasta un tribunal de tres jueces vitalicios, diríamos hoy profesionales, designados por el cihuacóatl. Las resoluciones podían ser reclamadas, apeladas con mejor técnica jurídica, ante el tribunal del rey. En Texcoco la justicia era administrada en el palacio real, que contenían tres salas con un total de doce jueces designados por el monarca, quienes podían apelar; asistido de dos o tres nobles. Además funcionaban jueces de menor grado, distribuidos por todo el territorio. También hubo tribunales de comercio encargados de resolver litigios surgidos en los mercados (llamados tianguis). El procedimiento era oral y a veces se documentaba mediante jeroglíficos.
La sociedad se dividió en veinte clanes llamados calpullis, donde la religión influía de un modo preponderante, constituidos por grupos de personas vinculadas por parentesco, divisiones territoriales, la advocación a un dios en particular y continuación de antiguas familias unidas por un lazo de parentesco biológico y religioso que derivaba del culto al dios titular. Cada clan contaba con tierras, un templo y un jefe o calpullec. Se dividían en tres clases; nobles, gente común y esclavos.
Los pīpiltin ([pī]pil-tin, «nobles», es una forma de plural formada por reduplicación a partir del singular: pil-li, «noble») eran la élite dirigente que controlaba tanto el gobierno, como la religión. Pagaban tributos y tenían tierras propias que eran trabajadas por los campesinos.
A este grupo de la gente común (mācēhualtin) pertenecían los artesanos, los comerciantes y los campesinos o el simple pueblo. Estos eran la base de todos los mexicas porque sin ellos se derrumbaría el sistema.
Los tlātlācohtin (forma plural de tlācohtli, «esclavo»)
eran prisioneros de guerra, personas que habían cometido un delito o bien personas con grandes deudas a las que no les era posible pagar a corto plazo y se autoempleaban como sirvientes de aquellos a quienes les debían.La economía era próspera. En primer lugar, su control sobre los otros pueblos les permitía contar con abundante mano de obra. La organización económica azteca estaba regida por el calpulli, un grupo de familias a las cuales se les asignaba una cantidad de tierras para trabajarla, de forma que la producción se repartía entre las familias, el Estado, los sacerdotes y el jefe del calpulli. Por otra parte, el cobro de tributo hizo que los mexicas tuviesen abundancia de materias primas y productos. Otro factor que posibilitó la prosperidad fue la utilización de avanzadas técnicas agrícolas. Tenochtitlan, capital de los mexicas, estaba construida en una isla en el centro del lago Texcoco. Los mexicas usaron el sistema de cultivo conocido como chinampas, y con este sistema llevaban la tierra al agua. Lo hacían de la siguiente manera: clavaban cuatro estacas de ahuehuete en las tierras pantanosas y formaban un rectángulo. Lo llenaban con varas y tiras de pasto y lo cubrían con lodo; las estacas arraigaban y retenían la tierra en los bordes. La chinampa absorbía el agua del lago y el lodo servía de abono; de este modo sembraban varias veces al año. También construyeron terrazas de cultivo en las zonas montañosas. Usaban abonos vegetales y animales.
El comercio de los mexicas se basaba principalmente en el trueque. Además que posiblemente habrían existido ferias en el imperio al igual que en el imperio incaico. Normalmente los comerciantes mexicas (pochtecas) intercambiaban productos de Tenochtitlan y alrededores para conseguir productos de lujo de las otras ciudades y naciones. Por la cantidad de población y los datos indirectos se cree que Tenochtitlan en su época de esplendor era el mercado más grande del mundo, y se ubicaba en la plaza central de Tlatelolco comercializaban con esclavos, prisioneros de guerra, cacao, frutas exóticas, etc.
La generación de excedentes, producto del cultivo de chinampas, permitió el desarrollo del comercio de artículos artesanales. Intercambiaban objetos labrados en oro y plata, cerámica, adornos de plumas y tejidos de algodón.
Rituales: Los sacerdotes arrancaban el corazón del prisionero para que su sangre bañara el suelo, pues se suponía que aumentaba la fertilidad de la tierra y la probabilidad de lluvia.
Los Aztecas eran politeístas. Los dioses Aztecas se consideraban polifacéticos ya que no tenían un lugar definido, ellos los ubicaban en el cielo y creían que tenían un carácter bondadoso o maléfico
La expansión del dominio azteca fue resultado de su organización militar, del valor de sus soldados en las batallas y de la habilidad de sus gobernantes, quienes inicialmente se apoyaron en la Triple Alianza. Aprovecharon las divisiones que existían entre sus adversarios y convencieron de forma coercitiva a muchos altépetl (señoríos) que les convenía más ser vasallos de Tenochtitlan que enfrentarse a los riesgos terribles de una guerra. Por lo general, la mayoría de altépetl circundantes a México-Tenochtitlan aceptaron pagar tributo a los mexicas y conservaron la administración a cargo de la nobleza local, que debía rendir cuentas ante los gobernantes de la capital. En ciertos lugares ventajosamente situados, los mexicas establecieron fortalezas y guarniciones que vigilaban los territorios dominados y la seguridad de las rutas comerciales, como en Oztoman cerca de los purépechas, Zozolan con los mixtecas, Xoconochco y en los límites con los señoríos totonacas. Solo algunas regiones conflictivas fueron gobernadas directamente por funcionarios nombrados en Tenochtitlan con atribuciones políticas y militares.
Los comerciantes fueron una especie de fuerza de espionaje pues analizaban al enemigo en sus ciudades así tiempo después llegaban los ejércitos mexicas de invasión. Cuando había resistencia no se detenían hasta conquistar la zona salvo algunas excepciones, o también se anexaban al imperio por medio de matrimonio arreglados entre las dos noblezas la cual era sumamente raro que ocurriese.
Los tributos llegaban a Tenochtitlan de todas las regiones del imperio: alimentos, tejidos, artículos preciosos, y también seres humanos cautivos destinados al sacrificio. Esa riqueza convirtió a México-Tenochtitlan en una ciudad deslumbrante.
Después de 20 años de haber llegado a la Cuenca del Valle del Anáhuac hoy Valle de México, a partir de la derrota de Azcapotzalco, los mexicas iniciaron una serie de conquistas sin precedentes en América. Como se consigna en la Matrícula de Tributos, los pueblos sometidos tenían que pagar diversos tributos: maíz, frijol, amaranto, chía, mantas y telas, copal, liquidámbar, sal, trajes militares, productos que se elaboraban en la región, y contribuir con hombres para la guerra.
De esta región lo que se extraía no eran solo productos del campo y del mar, sino también muy posiblemente ámbar, pues es el único estado de la República donde se le encuentra. También se capturaban quetzales y guacamayas rojas y verdes para extraerles sus plumas y elaborar vistosos trajes y penachos de la realeza y otros objetos suntuarios.
Para 1486 conquistan a los zoques, cobrándoles tributo, pero al no poder conquistar a los chiapanecos se ven en la necesidad de regresar a la costa y continuar su marcha a las tierras altas de sierra de los Cuchumatanes en Guatemala.
En 1524 regresan junto con ejércitos tlaxcaltecas comandados por españoles conquistando este territorio. Como premio a la conquista de este territorio les permiten fundar un barrio en Ciudad Real, el actual San Cristóbal de las Casas, que hasta la fecha existe.
Hacia 1458 los mexicas inician campañas expansionistas bajo los reinados de Tizoc, Ahuizotl y Moctezuma y con ello la decadencia de los mixtecos, que ocupaban hasta Tuxtepec.
De aquí también se llevaba al imperio el cacao, junto con el maíz y otros productos de esta provincia. Además de que se extraían de aquí también productos del mar como conchas marinas, pescados, mariscos y trozos de coral. Pero por lo que mayormente fue conocido fue por la gran habilidad que tenían de trabajar los metales como el oro, plata y platino. Habilidades que los mexicas, con el tiempo pudieron replicar y mejorar, aunque en sus inicios les enseñaron los mejores maestros de Mesoamérica. Aunque las herramientas que usaban para trabajar los metales no parecían muy modernos podían hacer grandes obras de arte con los metales preciosos.
Para el siglo XIV en el estado, se encontraban ya asentados en el territorio de la entidad diversos pueblos con sus características culturales propias, conviviendo algunos de manera pacífica y otros en constantes conflictos bélicos. Entre los más importantes estaban los purépechas, cuitlaltecas, ocultecas y matlatzincos, en la Tierra Caliente; los chontales, mazatlecos y tlahuicas en la Sierra Norte; los coíxcas y tepuztecos en los Valles Centrales; los tlapanecos y los mixtecos en La Montaña; los jopis, mixtecos y amuzgos en la Costa Chica, y los tolimecas, chubias, pantecas y cuitlaltecas en la Costa Grande.
De estos lugares se extraían productos muy parecidos a los que se extraían de Veracruz. Pero en menor medida ya que esta zona no tenía la misma importancia, aunque de aquí se extraía el oro y la plata que tanto apreciaban los mexicas. Junto con los artesanos que la trabajaban, prácticamente todo el estado fue conquistado por los mexicas y aquellos lugares que se resistieron hicieron un pacto similar al de los mexicas con los tlaxcaltecas.
En el estado de Guerrero habitaron los yopes, una tribu que nunca fue sometida por los mexicas, y fue conquistada hacia 1553 por los españoles y exterminada casi totalmente; en fecha de 2004, solo quedan algunas pequeñas congregaciones de yopes.
Puebla fue una provincia de los mexicas de la cual salían productos que servían para alimentar a la población. Debido a esto, Puebla fue atacada en varias de sus ciudades no solo por ser quien proveía la mayoría de los alimentos y materias con que se comerciaban, sino también por ser todas sus ciudades fieles al imperio. Al ser lugares donde los mexicas podían obtener alimentos y hombres para la batalla, estas ciudades se convertían en un enemigo potencial. Debido a esto la ciudad de Cholula fue atacada con el pretexto de haber asesinado a un enviado de los tlaxcaltecas.[cita requerida]
En las Sierra Negra de Puebla se comerciaba principalmente con la capital las flores que están muy apreciadas y a la región que proveía de estas flores era conocida por sus colinas verdes y que tocaban las nubes.
A la llegada de los españoles a Tlaxcala, los mexicas llevaban imponiendo un bloqueo comercial sobre los tlaxcaltecas desde hacía 60 años. Pero eso no siempre fue así, ya que los tlaxcaltecas antes ya habían ayudado a los mexicas a derrotar a los tepanecas, que en ese entonces controlaban el centro de México. Después de haber derrotado al enemigo, los mexicas tomaron el control y los tlaxcaltecas se rebelaron. A esto los mexicas respondieron con un bloqueo comercial. Para lograr ser liberados del bloqueo, negociaron un acuerdo mediante el cual se les permitía conservar su independencia a cambio de que participaran en las guerras floridas.[cita requerida]
Con este trato, Tlaxcala no pagaba ni tributos, ni cedía su gobierno si participaba en estos eventos, que servían a los mexicas para entrenar a sus ejércitos. Además de que proveía de víctimas para los sacrificios humanos, manipulaba a los tlaxcaltecas, evitando el aumento de la población e infundiendo miedo para evitar que se rebelaran.
Los mexicas fueron los últimos en llegar a Mesoamérica. Pero a pesar de ello en 1325 se establecieron en la cuenca del valle de México y fundaron la Ciudad de México-Tenochtitlan. Progresaron rápidamente, se hicieron poderosos y conquistaron otros pueblos. Influyeron en la lengua y la cerámica ceremonial. Los mexicas tenían guarniciones para controlar sus dominios y almacenes para los tributos. Algunos de sus puestos de vigilancia en Veracruz estaban en Xalapa, Jalcomulco, Huatusco y Coscomatepec, una de las primeras poblaciones de los mexicas en Veracruz fue Ixtaczoquitlán, ya que en el año que se creó fue en el año 1300. De aquí se enviaron tributos como pescados que comía el emperador junto con conchas marinas. También servían estas de ofrenda a los dioses.
Los mexicas lograron controlar gran parte del actual estado de Veracruz. De aquí se proveía a la capital con productos tropicales además de pescados y trozos de arrecifes. Posiblemente hubo puertos prehispánicos para recibir producto de todo el golfo de México. Como llegó a decir Cristóbal Colón que había visto una canoa cargada con mercancía muy extravagante.
Aquí los mexicas se limitaron a construir un campamento comercial, el cual era el medio de contacto entre el Imperio azteca y los reinos fragmentados de los mayas. En este campamento los antiguos comerciantes mexicas viajaban para obtener algunas de las materias más valoradas, por la lejanía desde donde se traían y la dificultad.
El campamento tenía solo una pequeña guarnición de soldados que eran para proteger a los mexicas que ahí se encontraban. Este lugar también servía para un intercambio cultural.
Su nombre proviene del náhuatl Michhuahcān o (lugar de pescadores), una de las cuatro provincias del Reino Purépecha con capital en Tzintzuntzan, muy cerca del lago de Pátzcuaro.
Debido a esto los mexicas solo conquistaron una fracción de este estado, por aquí es donde se localiza la mayor cantidad de fortalezas y guarniciones mexicas. Aunque aquí hubo un intercambio cultural entra ambas naciones, tanto que se llegaron a considerar como pueblos hermanos.
Cerca de 1473 las tropas mexicas fueron a la frontera este del reino tarasco, precisamente en Taximaroa, encabezados por Axayacatl, mismo que recibió una herida mortal en la cabeza. Esta fue la única tentativa de imposición militar por parte de los mexicas en Michoacán. De esta región llegaba al imperio, maderas y artesanos de los metales.
El actual territorio del estado México fue el principal y mayor tributario de maderas, carnes y vegetales del Imperio azteca. Y de donde se obtuvo parte de lo que fue la cultura azteca. Que según se inspiraron de los teotihuacanos y toltecas.
Aunque con Chalco se tuvieron roces pues ellos se resistían a ser sometidos pero sin tener grandes consecuencias, pues siempre eran de nuevo sometidos.
Referente a la hidrografía, lo que hoy son el Estado de México y el Distrito Federal compartías el sistema de lagos de la cuenca del valle de México o de Anáhuac los cuales eran los lagos de Zumpango, Xaltocan, Texcoco y Chalco.
En el siglo XIV, después de una peregrinación de más de un siglo, los mexicas llegaron a la cuenca del valle de Anáhuac (o valle de México) para asentarse primero en sus orillas y después en un islote de donde salieron para crear su imperio. Cuando llegaron eran conocidos como «aztecas», que quiere decir «los que vienen de Aztlán», que significa «lugar de garzas». Cuando por fin se establecieron, recibieron el nombre de «mexicas», que, según algunos autores, quiere decir «Hijos de la Luna» —por extensión del significado de la palabra Mexihco; de MEtztli («luna»), XIctli («ombligo») y CO («lugar»), es decir: «El lugar del ombligo de la luna»—.
Los mexicas obtenían de esta región, en su mayoría, productos del campo. De otros lugares obtenían productos tropicales, aunque en esta zona el clima hacía posible además cultivar el árbol del cacao.
Cerca del siglo XII d. C. los mexicas, procedentes de Aztlán, se establecieron en Tula, antes de seguir por Atlitlalaquia y Apizaco. Posteriormente Tula fue reverenciada por los habitantes tenochcas.
De las zonas sometidas venían las fibras de maguey de la más alta calidad.
Los únicos lugares que se conoce hasta el momento que fueron conquistados por los mexicas en el estado de Querétaro fueron zonas fronterizas con otros estados de México conquistados por los Mexicas.
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