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Incendio de la Flakturm Friedrichshain



El Incendio de la Flakturm Friedrichshain es el incendio de una torre de defensa de Berlín en mayo de 1945, ya acabada la Segunda Guerra Mundial en Alemania, que ocasionó la destrucción de una gran cantidad de obras de arte que habían sido almacenadas en su interior como medida de protección. Se considera "el mayor desastre artístico en la historia moderna después de la destrucción del Real Alcázar de Madrid en 1734."[1]​ Miles de obras de arte (incluyendo pinturas de Caravaggio, Rubens y Goya, por nombrar algunos) fueron destruidas por las llamas.

Las Torres Flak (literalmente «Torre antiaérea», en alemán Flaktürme)[2]​ fueron 8 complejos de grandes torres de hormigón armado equipadas con radar y cañones antiaéreos construidos en diversas ciudades alemanas. La Flakturm Friedrichshain o Torre antiaérea de Friedrichshain era la construida en el distrito berlinés de Friedrichshain, al este de la ciudad. Se habían construido otras dos en Berlín: una en el jardín del parque zoológico y otra en Humboldthain. Dada su extraordinaria solidez y seguridad, además de ser refugios antiaéreos, la torre flak (Flakturm) del zoológico y la de Friedrichshain se utilizaron para asegurar objetos, esculturas y pinturas de los museos de Berlín. Pero para sorpresa y consternación de todos, en mayo de 1945 la Flakturm Friedrichshain sufrió un incendio devastador[3]​ durante días que destruyó casi por completo las valiosísimas obras que contenía.

El incendio estalló en mayo de 1945, cuando la Flakturm Friedrichshain estaba bajo la custodia del ejército ruso. Las noticias provienen de Christopher Norris, un historiador de arte inglés que formó parte de la Comisión Aliada para los Monumentos y las Artes y que estuvo en Berlín inmediatamente después de la liberación, en un artículo publicado en la edición de diciembre de la gran revista de arte inglesa The Burlington Magazine,[4]​ más tarde citada por la revista italiana Sele Arte.[5]​ Las pérdidas, que se refieren principalmente a las colecciones del Museo Kaiser Friedrich, el Museo Schloss, el Museo Deutsches y el Museo für Völkerkunde, consisten en obras de pintura, escultura, bronce, telas antiguas, cerámica, obras de arte decorativo y artesanía.

El mayor daño correspondió al sector de la pintura: se perdieron unas 417 obras, incluyendo 158 de arte italiano, 89 de arte holandés, 54 de arte flamenco, 67 de arte alemán, así como muchas otras obras maestras de arte español, francés e inglés.

Ya en 1938 muchas obras de arte de los museos de Berlín habían sido trasladas como protección a la Casa de la Moneda y a los sótanos de los bancos. Pero en 1941, bajo la presión de los acontecimientos de la guerra, y también para tener mayores garantías de conservación y seguridad, una parte de las colecciones artísticas fue transferida a la Flakturm del jardín del parque zoológico y a la de Friedriehshain. Dejando aparte algunas reubicaciones de materiales particularmente delicados, 735 metros cúbicos de cajas que contenían obras de arte permanecieron en Friedriechshain. Durante las incursiones aéreas del invierno de 1943-44, algunos museos sufrieron mucho, y teniendo en cuenta que los daños a las obras de arte se derivan también de entornos inadecuados, a principios de 1944 se comenzaron a transportar obras de arte a las minas de sal de Grasleben y en las minas de potasio de Schönebeck. Al mismo tiempo, en marzo de 1944, se advirtió a los directores de museos que las nuevas bombas aliadas estaban haciendo que las Flakturm fueran vulnerables. La situación de guerra, debido a los desastres militares en el este y a la reconquista aliada de Francia, se estaba volviendo cada vez más crítica y confusa, y como consecuencia muchos intentos de evacuar las Flakturm no tuvieron éxito.

Así llegó febrero de 1945, con los grandes bombardeos diurnos:[6]​ todavía quedaban en Berlín demasiadas obras en edificios vulnerables, por lo que se prefirió recurrir a la Flakturm Friedrichshain, adonde se llevaron, del 21 al 24 de febrero, muchas pinturas de gran formato y primera calidad difíciles de transportar. Después de la decisión de defender Berlín hasta el final, los funcionarios de los museos plantearon nuevamente el problema de salvaguardar las obras al ministro nacionalsocialista Rust. A pesar de los bombardeos y el cierre de carreteras por convoyes militares, la evacuación de las obras se pudo iniciar a partir del 8 de marzo, con escasos medios logísticos. El primer convoy salió de Berlín el 11 de marzo, y el décimo y último el 7 de abril. Las obras corrieron continuos peligros (por ejemplo, el convoy que transportaba el Tesoro de los Güelfos fue bombardeado) y sufrieron daños considerables. Pero los acontecimientos se precipitaron.

El 21 de abril comenzó el bombardeo ruso de una ciudad de Berlín totalmente rodeada. La artillería hizo un daño enorme. Mientras los guardias de la Flakturm del zoológico permanecían en su lugar, los guardias de la Flakturm Friedrichshain fueron retirados o huyeron. El 2 de mayo la ciudad capituló, las torres Flakturm fueron rendidas al ejército soviético e inmediatamente los administradores de los museos intentaron salvaguardar los depósitos. El 3 de mayo se pusieron en contacto con las autoridades rusas para organizar la protección de las Flakturm. El profesor Otto Kümmel, director de los Museos de Berlín, habló con el general Bersarin al respecto, en la sede rusa en Karlshorst. Aún no se habían tomado medidas de protección; los depósitos, sin embargo, fueron verificados y se encontraron intactos. Sin embargo, existía el peligro inmediato de saqueadores y civiles en busca de comida, así como de grupos de soldados en desbandada.

La evacuación de la Flakturm del zoológico tuvo lugar entre el 7 de mayo y el 8 de junio. El director del Museo de Prehistoria e Historia Antigua (Museum für Vor- und Frühgeschichte), Wilhelm Unverzagt, que había permanecido con las colecciones en el interior de la Flakturm del zoo, fue obligado a entregar las posesiones del museo,[7]​ incluyendo el llamado Tesoro de Príamo (procedente de Troya), que se encuentra hoy en el Museo Pushkin de Moscú. Los cuadros de la Nationalgalerie fueron trasladados a un castillo a las afueras de Berlín, donde los más valiosos fueron seleccionados para ser llevados a la URSS y los demás abandonados.[7]​ Algunos de estos cuadros pronto comenzaron a ser vistos a la venta en Berlín.[7]​ La razón del comportamiento soviético fue la brutal campaña nazi de destrucción del patrimonio cultural ruso que había tenido lugar previamente, durante la invasión alemana de Rusia entre 1941 y 1944.

En cuanto a la Flakturm Friedrichshain, al hacer una nueva inspección el 5 de mayo se descubrió que habían entrado en algunas de las habitaciones de almacenamiento.[7]​ Al día siguiente, 6 de mayo, se descubrió que una planta del edificio había sido incendiada y todavía continuaba ardiendo.[7]​ El humo y el calor impidió el acceso a otras zonas.[7]​ El 7 de mayo la instalación fue visitada por Otto Kümmel y oficiales rusos, comprobando que la torre no tenía guardias y estaba abierta a los saqueadores, que habían estado actuando.[7]​ La oscuridad interior hacía imposible evaluar los daños. A pesar de la petición de Otto Kümmel de que se apostara una guardia efectiva parece ser que no se hizo.[7]​ El edificio fue abandonado: varias veces se vieron civiles y saqueadores alrededor y dentro de él, pero no se pudo hacer nada. El saqueo continuó 10 días más y se produjo un segundo incendio que redujo todo lo que había quedado dentro a cenizas.[7]

Cuando Christopher Norris pudo visitar las ruinas en agosto de 1945 todavía encontró personas acampadas, y fragmentos de terracota, mármol calcinado, bronces semielaborados y, sobre todo, enormes piezas de hormigón armado caídas de los pisos superiores, que atestiguaban la violencia del fuego. Los oficiales aliados pidieron al mando ruso que fueran examinados y recogidos esos fragmentos, y que se organizaran excavaciones entre los escombros del edificio, pero no se pudo lograr. Tras el acuerdo a principios de 1946 sobre la partición de las áreas de Berlín, las tropas rusas recogieron y seleccionaron los restos, y destruyeron lo que quedaba de la Flakturm Friedrichshain.

A causa de los saqueos y de las circunstancias de aquellos días resulta imposible tener la certeza de que todas las piezas de arte desaparecidas quedaran realmente destruidas.



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