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Instituto Confucio



El Instituto Confucio (en chino tradicional, 孔子學院; en chino simplificado, 孔子学院; pinyin, kǒngzǐ xuéyuàn) es un instituto no lucrativo cuyo objetivo es promover la lengua y la cultura chinas, y dar apoyo a la enseñanza del chino en todo el mundo a través de los Institutos Confucio asociados. Su sede se encuentra en Pekín y está regido por la Oficina del Consejo Internacional de la Lengua China o Hanban.

Los Institutos Confucio han generado controversias dado que a diferencia de otras organizaciones gubernamentales que promueven la lengua y la cultura, los Institutos Confucio operan dentro de universidades, institutos de secundaria y colegios de primaria que pertenecen a la jurisdicción de otros gobiernos, subvencionando la enseñanza y los materiales educativos.[1][2]​ Esto ha generado preocupaciones sobre su influencia en la libertad de cátedra, la posibilidad de espionaje industrial,[3]​ y preocupaciones de que los institutos propaguen una imagen politizada y sesgada de China como un medio para promover el poder blando del Partido Comunista Chino por todo el mundo.[1][4]

Cabe destacar al académico de la Universidad de Pekín Fan Yan, codirector durante dos años del Instituto Confucio adscrito a la Universidad de Granada, quien ha traducido al chino obras de grandes autores latinoamericanos como Gabriel García Márquez y Julio Cortázar.

En el corto periodo de su expansión, los Institutos han sido sujetos de mucha controversia. Las críticas a los Institutos han incluido preocupaciones básicas sobre la financiación, viabilidad académica, cuestiones legales, y relaciones con la universidad china asociada, al igual que preocupaciones ideológicas acerca de influencia inapropiada sobre la enseñanza e investigación, industria y espionaje militar,[2]​ vigilancia de chinos en el extranjero, y debilitamiento de la influencia taiwanesa.[5]​ Las políticas del Instituto Confucio incluyen "la prohibición a sus profesores (...) de practicar Falun Gong".[6]​ También ha habido oposición organizada hacia el establecimiento de un Instituto Confucio en la Universidad de Melbourne,[7]Universidad de Manitoba,[8]Universidad de Estocolmo,[9][10]Universidad de Chicago[11]​ y otras muchas. Lo que es más significativo, algunas universidades que albergaron Institutos Confucio decidieron rescindir sus contratos. Estas incluyen la Universidad McMaster de Canadá y la Université de Sherbrooke,[12][13]​ y la Universidad de Lyon de Francia en 2013;[14]​ y la Universidad de Chicago, Universidad Estatal de Pensilvania, y el Consejo Escolar del Distrito de Toronto en 2014.[15][16][17]

En diciembre de 2014, la Universidad de Estocolmo, la primera universidad en Europa en albergar un Instituto Confucio, anunció que estaba poniendo fin al programa. Se comentó que la cobertura mediática del incidente de Braga en la prensa sueca había influenciado tal decisión. «Generalmente es cuestionable tener, dentro de la infraestructura de la universidad, institutos que son financiados por otro país», dijo el rector de la universidad.[18]

Enfatizando tal oposición es preocupante para los profesores que un Instituto Confucio pueda interferir con la libertad de cátedra, y sea capaz de presionar a la universidad para censurar discursos en temas donde el Partido Comunista de China mantiene una postura contraria o de oposición.[19]​ Un artículo en The Chronicle of Higher Education escribe que aquí hay poca evidencia de interferencia desde China, aunque el mismo artículo siguió haciendo alusión a que los Institutos se diferenciaban en el grado en el que eran financiados y gestionados por un gobierno extranjero.[20]​ Después de entrevistar a los académicos chinos, periodistas y directores del IC (Instituto Confucio), una escritora del medio The Diplomat también encontró poco apoyo a la preocupación de que los IC puedan servir como vehículos propagandísticos, si bien algunas de sus fuentes hacían notar que enfrentarían limitaciones en sus currículos en temas como el Tíbet y los derechos humanos.[21]​ Un artículo del New York Times cita a Arthur Waldron, un catedrático de relaciones internacionales en la Universidad de Pennsilvania, argumentando que la cuestión clave es la independencia educativa. «Una vez que tengas un Instituto Confucio en el campus, tienes una segunda fuente de opiniones y autoridad que es básicamente responsable ante el Partido Comunista Chino y que no es sujeto de crítica académica.»[22]

En octubre de 2013, el catedrático de la Universidad de Chicago Marshall Sahlins editó un extenso artículo de investigación criticando a los Institutos Confucio y a las universidades que los albergaban.[1]​ Posteriormente, más de 100 miembros de la facultad firmaron una protesta contra el Instituto Confucio en la Universidad de Chicago.[23]​ En septiembre de 2014, la Universidad de Chicago suspendió su negociación para renovar el contrato con Hanban.[24]

En diciembre de 2013, la Asociación canadiense de Profesores universitarios urgió a los institutos y universidades canadienses a finalizar los lazos con los Institutos Confucio.[25]

En junio de 2014, la Asociación Americana de Profesores universitarios (AAUP) emitió una declaración instando a las universidades americanas a cesar su colaboración con los Institutos Confucio a menos que las universidades pudieran tener control unilateral de los asuntos de la institución, que los profesores en los Institutos Confucio pudieran tener la misma libertad de cátedra que disfrutaban otros miembros de la facultad de la universidad, y que los acuerdos entre las universidades y los Institutos Confucio estuvieran disponibles a la ciudadanía.[26]​ La declaración de la AAUP fue recogida ampliamente por los medios estadounidenses y motivaron un debate más a fondo y extenso en los EE. UU.[27][28][29][30]

La Universidad de Chicago rompió los lazos con el Instituto Confucio después de la presión de los miembros de la facultad y de la aparición de un artículo poco favorecedor en el Jiefang Daily, decisión efectiva que se llevó a cabo el 29 de septiembre de 2014.[31]

El 1 de octubre de 2014, la Universidad Estatal de Pensilvania también cortó lazos con el Instituto Confucio después de llegar a la conclusión de que sus objetivos no estaban a la par con los de los Institutos.[32]

Xu Lin, directora-general de Hanban y jefe ejecutivo de los CI de todo el mundo, causó dos escándalos dañinos en 2014. En agosto, Xu ordenó a su personal romper unas páginas referentes a unas instituciones educativas taiwanesas del programa editado por la conferencia de la Asociación europea para los estudios chinos (EACS) en Portugal, aludiendo que los materiales eran "contrarios a las normas chinas".[33]​ El Wall Street Journal relató el intento de censura de Xu como la "tentativa de acoso a la libertad de cátedra".[34]​ En septiembre, la Universidad de Chicago cerró su IC, culpando a los comentarios de Xu en su carta y llamada telefónica amenazantes para que la universidad continuara albergando el instituto.[15]​ El Business Spectator concluye que el comportamiento férreo de Xu Lin pone en relieve uno de los problemas más grandes para la ofensiva carismática de Pekín. "Todavía recae en funcionarios como Xu, que todavía piensa y actúa como ideólogos de partido que gustan de afirmar su autoridad y acosar a la gente hacia la sumisión."[35]

El 4 de diciembre de 2014, el Comité de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos para los Asuntos exteriores (Subcomité para África, Salud mundial, Derechos Humanos Universales y Organizaciones Internacionales) acogió una vista titulada "¿Está la libertad de cátedra amenazada por la influencia de China en las universidades de Estados Unidos?".[36]​ El moderador Chris Smith dijo, "Los institutos de Estados Unidos y las universidades no deberían subcontratar control educativo, vigilancia de facultades y estudiantes o currículo a un gobierno extranjero", y pidió un estudio de la Auditoría gubernamental de cuentas sobre los acuerdos entre las universidades americanas y chinas.[37]​ El 5 de diciembre de 2014, la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular China Hua Chunying negó el testimonio de la Cámara y dijo "Hemos asistido supliendo profesores y libros de texto a petición de la posición de los Estados Unidos pero nunca hemos interferido con la libertad de cátedra."[38]



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