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Iván Baramdyka



Frankell Iván Baramdyka era un ex marine norteamericano, acusado de narcotráfico en su país,[1]​ y en Chile de giro doloso de cheques.

Baramdyka[nota 1]​ dice haber nacido en Bogotá en 1953. Es hijo ilegítimo de un judío estadounidense de paso por Colombia. Creció en la capital colombiana junto con la familia de su madre, también de origen judío.

A los 15 años viajó a California donde vivió un período con su padre. A los 18, terminada su educación escolar, entró al Cuerpo de Marines de los Estados Unidos (US Marine Corps). El 6 de septiembre de 1975, al cumplir su contrato de cinco años, fue dado de baja con honores de la Estación Naval de San Diego, California. Llegó al grado de sargento de la Policía Militar, número de baja DD 214. El año siguiente, recibió el título universitario de bachiller en Administración de Empresas en la National University de San Diego, título obtenido a través de cursos vespertinos y por correspondencia. Más tarde, en 1978, logró un máster en Comercio Internacional en la Woodbery University de Los Ángeles.

Baramdyka trabajó en diversas empresas de transportes, hasta que constituyó, el 7 de septiembre de 1982, dos compañías propias: la International World Cartage and Trucking Services Incorporated y la International World Warehouse and Processing Incorporated. Su pésima gestión hace que dichas empresas contraigan grandes deudas y quiebren.

Entre 1984 y 1985 había volado desde Colombia a Baja California llevando un total de 1.650 kilos de cocaína que después fueron introducidos a California. Trabajó con Michael Pitman, un ex piloto de una gran aerolínea norteamericana.

Un señor de apellido Alcalde (representante del coronel Gutiérrez de la DINA[2]​) fue la primera persona con la que contactó Baramdyka a inicios de 1984, en el Consulado de Los Ángeles, para entregarle, de parte de los colombianos, 2 millones de dólares en efectivo en pago por una partida de productos químicos producidos en Talagante. La primera entrega de dinero, Baramdyka la hizo a Federico Humberto Silva Pizarro, a petición de Alcalde. El trío, Alcalde, Pinochet y Silva, más “don Patricio” (Patricio Madariaga), coordinados con los servicios de inteligencia chilenos, estaban, según Baramdyka, involucrado en diversas actividades ilegales en los EE.UU., como compra y tráfico de armas a Chile; espionaje industrial de sistema de armamentos; copia de planos y fórmulas químicas; y lavado de dinero. Alcalde trabajaba estrechamente con Augusto Pinochet Hiriart. Aunque a Baramdyka no le consta que ambos fuesen socios, «actuaban como si así lo fueran».

Hacía viajes de Miami a Los Ángeles trayendo cocaína de su negocio de importación de flores y los camiones viajaban vacíos de la costa oeste al este. Entonces los del consulado de Chile lo contrataron para trasladar secretamente dinero y otras cosas de Los Ángeles a Houston y a Miami. Trasportó así al menos 100 millones de dólares en 6 meses. En Miami entregaba las valijas a azafatas de LAN Chile. En Houston tenían muchos amigos. Desde esa ciudad el dinero, las armas o los sistemas electrónicos, eran contrabandeadas por barco a Chile u a otras partes del mundo”. Compró para los chilenos armas de corto alcance M-10 y M-9[3]​ pistolas calibre 38 y 22 con silenciadores y aproximadamente 2 millones de dólares en equipos de aviación que fueron sacados de los EE.UU. por Houston, donde se contaba con la ayuda de un personaje de apellido Garret. En Los Ángeles los chilenos gozaban del apoyo de la compañía Jet Air Service.

Trabajó para la CIA, haciéndose cargo de los envíos de cocaína del Cartel de Cali manejados por Oliver North y Félix Rodríguez (además de Luis Posada Carriles) desde Ilopango, El Salvador, hacia Mena, Arkansas, para financiar a los terroristas de la Contra en Nicaragua, con apoyo directo del Presidente Ronald Reagan y del Vicepresidente George H. W. Bush.


Varios núcleos de fabricantes de cocaína colombianos estaban comprando éter y acetona producidos en el Complejo Químico Industrial del Ejército chileno en Talagante.[nota 2]

A pesar de que la compra se hacía a través de empresas de pantalla, los colombianos negociaban directamente con oficiales del Ejército de Chile o sus directos representantes. Para estos efectos, estaban permanentemente en contacto con el coronel Gutiérrez[5]​ ubicable en los teléfonos del Instituto Geográfico Militar de Santiago, o con su representante en Los Ángeles, un señor de apellido Alcalde.

El general Manuel Contreras, Director de la DINA, policía secreta de Pinochet, aseguró que otro de los que sabe de su denuncia por narcotráfico contra Augusto Pinochet es Augusto Pinochet Hiriart[6]​, quien a mediados e los ’80 estuvo como agregado consular en Los Ángeles[7]​, donde Baramdyka, el narco estadounidense, inició sus relaciones para entrar a Chile y comenzar su negocio ilícito

En Chile Baramdyka obtuvo su residencia a nombre de Trinidad Moreno bajo el Rol Único Tributario N° 12.063.790-8. Su esposa chilena era accionista de la empresa pesquera Redes del Pacífico. Otro accionista, Federico Silva, figuraba como funcionario del Consulado chileno en Los Ángeles, mientras su padre, Fernando Silva, era director del Departamento de fronteras del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile.[8]

Sus "contactos" colombianos se abastecían de los insumos para elaborar clorhidrato de cocaína por el Complejo Químico Industrial de Talagante del Ejército. Baramdyka entregó 2 millones de dólares a un directivo del consulado de parte de los colombianos como pago.[8]

A poco de llegar a Chile un oficial del Ejército llegó a su oficina de la calle Huelén 102. Le traía un recado: Álvaro Corbalán, el jefe operativo de la CNI, deseaba hablar con él. Se reunieron en el Restorán Rodizzio de Apoquindo. Corbalán le dijo que sabía perfectamente con quién estaba hablando y le pidió su asesoría para encontrar comprador a 75 kilos de cocaína que su organización tenía en las Bahamas. «De inmediato, Baramdyka lo puso en contacto con un cubano dueño de una compañía de seguros en Miami, quien compró la mercadería a $43 mil el kilo», agregó.

Unos días después le presenta en el restaurante Oliver a un personaje vital en la organización: Edgardo Bathich Villarroel. Poseía el único Rolls Royce de la plaza, tenía casas en San Vicente de Tagua Tagua, propiedades alhajadas fastuosamente en balnearios de moda y en centros invernales de esquí, donde desplegaba su colección de automóviles, lanchas y vehículos deportivos


Baramdyka integra los negocios de la CNI en Madrid, relocalizando el Centro europeo de distribución de cocaína chilena, antes situado en Estocolmo. En todo momento tuvo la "asesoría" de oficiales chilenos. En 1986 (marzo/junio/octubre) y 1987 (marzo/junio), planificó «numerosos vuelos desde Chile con embarques de cocaína por un peso total de 12 toneladas disimuladas en envíos de bombas de racimo para Irán e Irak».

Los cargamentos de cocaína partían desde la Fábrica de Material de Guerra del Ejército (FAMAE) en Santiago.[10]​ y eran llevados en vehículos militares al Aeropuerto Pudahuel. La droga se destinaba a Europa y puntos intermedios, a menudo el Aeropuerto de Port au Prince (Haití) o en Islas Canarias. Uno de los aviones utilizados para los embarques había sido "charteado" por una compañía británica registrada como Quinn Freight, y fue el mismo que usaron Robert Mc Farlane y el coronel Oliver North para viajar a Irán a negociar el plan Irán-Contras.

El 19 de marzo de 1987, la Corte Federal del Distrito de California del Sur, San Diego, solicitó a la Corte Suprema de Chile, a través de la embajada de los EE.UU. en Santiago y la Cancillería chilena, la detención preventiva de Frankell Iván Baramdyka para pedir su extradición por el delito de tráfico de estupefacientes.

Es apresado en junio de 1987 siendo trasladado n una camioneta de la Embajada de Estados Unidos a la Comisaría de Carabineros más cercana. Inmediatamente se hizo presente el coronel de la OS-7 de Carabineros, Fernando Manuel Arancibia, quien lo trasladó al undécimo piso de Bulnes 80, sede de la OS-7, el destacamento especial antidrogas de Carabineros de Chile. A poco de su arresto, el Sexto Juzgado del Crimen inició un proceso en su contra por giro doloso de cheques.

Durante los primeros ocho meses de detención, mientras duró el proceso de extradición, Baramdyka permaneció por “razones de seguridad” recluido en las oficinas de Bulnes 80. Baramdyka escribió un extenso manuscrito autobiográfico, Las confesiones de un narco, una versión semi novelada de sus aventuras como narcotraficante en Centroamérica y los EE.UU.[11]

Según consta en declaraciones de altos oficiales de la OS-7 presentes en el expediente de extradición, Baramdyka fue visitado varias veces por agentes de la DEA y de la oficina de Aduanas de los EE.UU. Estos, a cambio de su colaboración, le habrían ofrecido un trato.

El 5 de noviembre de 1987, Baramdyka declara por última vez ante Corte Suprema de Chile.

Patricio Madariaga Gutiérrez, el cónsul de Chile en Los Ángeles, California es hermano de la entonces ministra de Justicia y Educación de Pinochet, Mónica Madariaga , y primo de los hijos de Augusto Pinochet Ugarte. Madariaga, que no era un diplomático de carrera, fue nombrado encargado de negocios y posteriormente cónsul general en Los Angeles para que, entre otras cosas, se ocupara de los asuntos de Augusto Pinochet Hiriart, radicado en esa ciudad desde 1983. Baramdyka afirma que sus amigos narcotraficantes colombianos fueron quienes lo pusieron en contacto con el consulado chileno en Los Angeles.[12]​ Esto, según Baramdyka, ocurrió en 1983 o 1984.

En junio de 1989, el Sexto Juzgado del Crimen de Santiago lo condenó a 5 años y un día por giro doloso de cheques, pena que cumplió en su totalidad. Gran parte de los cheques fueron pagados con la venta de su casa y de otras propiedades. Cuando fue condenado, le quedaban sólo seis cheques por un monto total de 1,8 millones de pesos, unos 10 mil dólares de la época. Durante el período de las entrevistas en la Penitenciaría, entre abril y mayo de 1993, Baramdyka manejaba fuertes sumas de dinero, tanto dentro como fuera de la cárcel.[13]

En 1993, Baramdyka da una entrevista a Francisco Martorell de El Periodista llamada «Al hijo de Pinochet le conocí en mis negocios como narcotraficante».[14]​ Por entonces Augusto Pinochet Ugarte mantenía una buena cuota de poder en Chile. En ella afirma y describe como las autoridades chilenas le solicitaron usar sus contactos para lavar más de 1500 millones de dólares provenientes del narcotráfico.

Salazar, Manuel. Traficantes & Lavadores. 1996. Editorial Grijalbo



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