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Jaime Michelsen Uribe



Jaime Michelsen Uribe (Bogotá, 1930 - 4 de julio de 1998) fue un banquero y empresario colombiano.

Fue uno de los empresario más exitosos de Colombia, como propietario del mayor conglomerado económico del país, el Grupo Grancolombiano, al que pertenecían importantes empresas del país.[1][2][3][4]​ Como cabeza del conglomerado, Michelsen protagonizó uno de los escándalos de corrupción más grandes de la historia del sector bursátil en Colombia.[5][6][7][8]


Era hijo del banquero Ernesto Michelsen Mantilla, director del Banco Central Hipotecario y de su esposa María Uribe Portocarrero. Estudió derecho, y en 1945 ingresó a la Compañía Nacional de Seguros de Colombia, donde trabajó y adquirió experiencia y capital.

Michelsen logró hacerse de una pequeña fortuna, y en 1959, creó la Aseguradora Grancolombiana de Crédito, S.A.[9]​ que fue la primera empresa de su futuro conglomerado[10]​ También adquirió de sus dueños el Banco de Colombia, empresa clave de su éxito empresarial.

Uno de sus socios fue el empresario Héctor Mario Barrero, a quien ayudó financieramiente y apoyó en dos de sus crisis empresariales. Michelsen también tomó el control de algunas empresas de Barrero, que le permitió hacer crecer su número de empresas.[11]

Fundó el sistema empresarial más importante en Colombia, el Grupo Grancolombiano, creado el 14 de septiembre de 1972, debido a la aparición de las Corporaciones de Ahorro de Vivienda, durante el gobierno del presidente Misael Pastrana. El logo del conglomerado era un águila con las alas extendidas.[12]

En 1974, Michelsen fundó la ANIF (Asociación Nacional de Instituciones Financieras), que presidió el político liberal Ernesto Samper.[13]

Gracias al capital que fue adquiriendo, Michelsen se hizo dueño de varias empresas importantes del país, y para 1983, era el dueño del 20% del mercado bursátil colombiano, y de alrededor de 64 empresas, entre ellas Cinecolombia, la Compañía Nacional de Chocolates, el Banco de Colombia, la institución de educación superior Politécnico Grancolombiano,[14]​ entre otras inversiones.

En 1982 se desató un escándalo mediático, liderado por el periódico El Espectador[15][16]​, en el que denunciaba que los miembros de la junta directiva del grupo (entre ellos varios miembros de la familias López y Michelsen) se hacía autopréstamos[17][18][19]​, cuando en la ley colombiana estaba prohibía esta práctica. Además, se hacían operaciones especulativas, usando como garantías propiedades falsas, por lo que sus clientes estaban sin respaldo para sus ahorros, y los accionistas corrían el peligro de perder sus aportes.[20]​ Los Michelsen habría aprovechado un estado de excepción por emergencia económica decreta por el gobierno para lograr su ilícto.[18]

En respuesta a las acusaciones, el grupo le retiró la pauta publicitaria al periódico e hizo campaña para que todos sus socios no contrataran avisos con en el diario, lo cual perjudicó enormemente las finanzas de El Espectador.[21]​ A pesar del duro golpe, Guillermo Cano, director del periódico, apoyó las investigaciones de sus periodistas en el caso Grancolombiano. En 1983, el gobierno de Betancur intervino en el escándalo, liquidando al Banco de Colombia.[22][23][24]​ Así mismo, creó la Comisión Nacional de Valores para enfrentar la crisis.[17]

Ante esta situación, Michelsen Uribe huyó a Miami, el 31 de diciembre de ese año, luego de que se hiciera pública la intención de enjuiciarlo.[25][26][27][28]​ La cifra a la que habría ascendido el descalabro financiero sería de 500 millones de pesos de la época.[29]

El grupo fue desmantelado durante 1983 y 1984. El gobierno liquidó otras empresas del conglomerado, para asegurar las obligaciones que había contraído durante años.[30]​ Sin embargo, la empresa más fuerte resultante de la caída del grupo fue el Banco de Colombia, que pasó a llamarse Bancolombia, hoy uno de los entes empresariales más importantes del país.[31]​ El 9 de enero de 1984, se expidió la orden de captura en su contra.[18]​ En Miami vivió durante un tiempo y luego se trasladó a Panamá, en donde continuó sus negocios. Luego regresó a Colombia en 1988.[32]​ A su llegada fue capturado, y tras recuperar su libertad condicional, escapó de nuevo a Panamá. Sólo estuvo dos años en prisión, ya que sus abogados lograron demostrar que por su estado de salud y su edad le era imposible purgar una pena mayor.[33][34][35]

De su regreso a Panamá, Michelsen llegó enfermo y fue internado varias veces en la clínica del Country, de Bogotá, lo que empeoró su salud, hasta su muerte. Falleció el 4 de julio de 1998, a los 68 años, en su residencia del barrio Quinta Camacho al norte de Bogotá.[10]​Su muerte llegó después de cuatro años de enfermedad.

Sus exequias se realizaron en la Capilla del Gimnasio Moderno, el 5 de julio y fue enterrado en el Cementerio Central de Bogotá, en la cripta familiar.[36]

Jaime pertenecía a la familia Michelsen, que por conexiones familiares, políticas y empresariales fue una de las más importantes de Colombia en el siglo pasado.

Sin embargo, su familia también gozaba de prestigio por mérito propio.[37]​ Su padre fue el importante banquero Ernesto Michelsen Mantilla, quien era descendiente del empresario alemán Karl Michelsen Koppel, de ascendencia judía.

Sus nietas son la abogada y política Cristina Plazas Michelsen, Alta Consejera para la Equidad de la Mujer en el gobierno Santos, concejal de Bogotá, secretaria presidencial de Santos y ex directora del ICBF[38][39]​; y

Su sobrina fue la científica María Michelsen Lombana, quien se casó con Alfonso López Pumarejo, a la postre presidente de Colombia. El hijo de ambos fue el también expresidente Alfonso López Michelsen. María era hija del hermano de Jaime, el científico Carlos Michelsen Uribe.

El hijo de López, Felipe López Caballero intentó que Michelsen Uribe inviertiera en su proyecto periodístico de la revista Semana, recién adquirida por éste de mano de Alberto Lleras Camargo. Sin embargo Michelsen declinó la oferta.[40]

Su hija Camila Michelsen Niño, una joven en la época de los hechos[41]​ fue secuestrada por el M-19 el 24 de septiembre de 1985[42]​. Fue plagiada en el Politécnico Grancolombiano[43]​ a donde ingresaron su captores, quienes amenazaron a la maestra de la muchacha.[44]​ Entre los móviles del secuestro, la guerrilla se adjudicó la responsabilidad de Michelsen en la crisis financiera que estaba golpeando al país por esos años. De hecho, el M-19 le exigió a Michelsen que rindiera cuentas públicamente en los diarios del país sobre el destino de los dineros de los afectados en sus empresas.

Después de una larga negociación, y el pago de su rescate de 500 mil dólares[45]​, Camila fue liberada 31 de julio de 1987.[46]​ Sin embargo, su padre, que se encontraba prófugo en Panamá, denunció a la prensa colombiana que a pesar del pago del rescate, la joven fue retenida en dos ocasiones más.[44]



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