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Jehová



Jehová es (en forma hispanizada) una latinización de la combinación de las cuatro letras del tetragrámaton יהוה (YHWH), el principal de los nombres de Dios en el judaísmo, con las vocales de la palabra hebrea Adonai. Esta combinación (יְהֹוָה) aparece unas siete mil veces en el texto masorético (entre los siglos VI y X) de la Biblia hebrea, mientras que la combinación יֱהֹוִה, con las vocales de la palabra hebrea Elohim, ocurre trescientas cinco veces.[1][2]

El texto latino más antiguo que usa una vocalización similar a Jehová como nombre propio de Dios , es el Pugio fidei de Raimundo Martí, escrito cerca del 1270.[3][4]

Entre los eruditos bíblicos existe un fuerte acuerdo que la pronunciación original del Tetragrámaton fue "Yahweh" (hispanizado "Yahvé").[5]​ Así en la edición 1960 de la Reina-Valera, que todavía conserva la ortografía "Jehová" de sus orígenes, se dice:

Algunos pocos disienten. En 2003 George Wesley Buchanan escribió que Yehowah "es la pronunciación correcta del Tetragrámaton, como indican claramente la pronunciación de nombres propios en el Primer Testamento (PT), la poesía, documentos del siglo V en arameo, traducciones griegas del nombre en los Rollos del Mar Muerto y en los Padres de la Iglesia".[7]Nehemia Gordon propuso en su blog que los escribas del texto hebreo que a veces (como en Génesis 3:14) omitían la "o" de la vocalización masorética eran como él caraítas y querían así esconder a los lectores la pronunciación "Yehovah"[8]​ También individuos como Scott Jones[9]​ y Carl D. Franklin.[10]​ cuestionan las razones esgrimidas a favor del existente consenso.

De acuerdo a una tradición judía, el Tetragrámaton se escribía, pero no se pronunciaba. En la lectura se sustituía por otros términos el nombre divino יהוה en el texto. Esto es ampliamente aceptado, como también indicado por el erudito bíblico del siglo XIX Gesenius, que afirma que las vocales de los sustitutos del nombre—Adonai (Señor) y Elohim (Dios)—se insertaron en el texto masorético para indicar que se debían usar esos substitutos.[11]​ Cuando יהוה precede o sigue Adonai, los masoretas colocaron los puntos vocálicos de Elohim en el Tetragrámaton, produciendo una vocalización diferente del Tetragrámaton יֱהֹוִה, que se lee como Elohim.[12]​ Basándose en este razonamiento, la forma יְהֹוָה (Jehovah) ha sido caracterizada por algunos como una forma "forma híbrida ",[13][14]​ e incluso ha sido considerada por algunos como "una imposibilidad filológica".[15]

Algunos de los primeros traductores modernos, pero no todos (por ejemplo Martín Lutero usó "der HERR" (el SEÑOR) en correspondencia al Tetragrámaton en su traducción de la Biblia[16]​), no estaban de acuerdo con la práctica judía de leer el Tetragrámaton como Adonai y su traducción con las palabras equivalentes en griego (Κύριος) y en latín (Dominus): en lugar de ello combinaron las cuatro letras hebreas del Tetragrámaton con los puntos vocálicos que, excepto en los rollos de la sinagoga, los acompañaban en el texto masorético, resultando así la forma Jehováh.[17]​ Esta forma, que se registra primeramente en obras fechadas a 1278 y 1303, fue adoptada en la traducción inglesa de Tyndale de la Biblia y algunas otras protestantes.[18]​ En la King James Version de 1611, Jehováh apareció siete veces[19]​ pero en miles de otras veces se usó "the LORD" (el SEÑOR). En la English Revised Version (1885) (revisión de esta misma Biblia inglesa), la forma "Jehováh" apareció doce veces. En la American Standard Version de 1901 la forma "Je-ho’vah" se convirtió en la traducción regular del término hebreo יהוה, en toda ella, a diferencia del término previamente dominante SEÑOR", que generalmente se usaba en la King James Version.[20]​ Este también es utilizado en inglés en algunos himnos cristianos como el Guide me, O thou great Jehovah/Redeemer ("Guíame, oh Tú Gran Jehová/Redentor").[21]​ La traducción castellana Reina-Valera usa desde el inicio "Jehová", pero la edición 1960 informa del acuerdo general entre los académicos de que la pronunciación original debe de haber sido "Yahveh", la revisión 1990 ("Nueva Reina-Valera") usa "El Eterno"[22]​ y la revisión 2011 ("Reina Valera Contemporánea") usa "El Señor".[23]

El Antiguo Testamento se escribía originalmente sin vocales, según el uso del idioma hebreo: también hoy las revistas y libros modernos hebreos son impresos normalmente sin vocales. A mediados del primer milenio después de Cristo, se inventó un sistema de puntos vocálicos como ayuda a los que estudian el idioma, sistema que a una persona bien entrenada le resulta ser tanto un estorbo como una ayuda.[24]

El texto de la Biblia hebrea reproducido en las ediciones impresas es el canónico del judaísmo, el texto masorético,[25]​ que emplea esos puntos vocálicos para indicar la pronunciación justa[26]​ y a veces advierte que se debe leer no la palabra indicada en el texto consonántico sino otra (ver Qeri y Ketiv). Generalmente una nota marginal señala esa modificación, pero en los casos llamados de q'ri perpetuum se la omite para no seguir repitiendo constantemente la misma nota marginal. Los ejemplos de q'ri perpetuum incluyen la sustitución de הוא (él) con היא (ella), que se indica conservando las consonantes de הוא pero acompañándolas con la vocal de היא. Por lo tanto lo que aparece es la forma híbrida הִוא, palabra que en hebreo no existe. Otro ejemplo es el de la sustitución de יהוה (el Tetragrámaton) con אדני (Señor, Mi Señor) o (se delante de יהוה se encuentra ya אדני) con אלהים (Dios), conservando las consonantes de יהוה pero indicando las vocales o de אדני o de אלהים.[27][28]

La forma híbrida יְהֹוָה combina las consonantes de יהוה con las vocales de אֲדֹנָי. La vocal hataf patah (ֲ ),[29]​ que normalmente acompaña la consonante inicial gutural de אֲדֹנָי, se convierte en "sheva" (ְ ),[30]​ vocal que no se usa con las letras guturales hebreas, bajo la yod inicial de יהוה.[27][31]

A partir del siglo XII algunos cristianos, al no entender la indicación del q'ri perpetuum masorético que se debía leer "Adonai" donde en el texto se encontraba יהוה, creían que las vocales indicadas fuesen parte del nombre יהוה y por eso lo transcribían en latino como Iehovah.[32]​ Se encuentra por ejemplo en el Pugio fidei de Raimundo Martí escrito en 1270.[31]​ El nombre híbrido entró en ciertas traducciones influyentes como la Reina-Valera castellana y la Biblia del rey Jacobo inglesa en los siglos XVI y XVII y en varios idiomas siguió dominando como transcripción de יהוה hasta el siglo XIX.[32]

En los siglos XVI–XVIII todavía existían escritores académicos ingleses que, contra Elias Levita y Louis Cappel, afirmaban la antigüedad de los puntos vocálicos encontrados en el texto masorético del Antiguo Testamento y que los definían parte esencial de la revelación divina.[33]

John Lightfoot (1602–1675) declaró: "La puntuación de la Biblia sabe a obra del Espíritu Santo, no a la de hombres perdidos, cegados, atontados", entendiendo por esta última expresión los masoretas.[34]

William Fulke (1538–1589) publicó en 1583 su Defensa de la traducción sincera y verdadera de las Sagradas Escrituras al idioma inglés, contra las múltiples cavilaciones, disputas frívolas y calumnias insolentes de Gregory Martin, uno de los lectores de la teología papista en el seminario traidor de Reims. (Se trató de un seminario en Bélgica semejante al Colegio Inglés de Sevilla y al Real Colegio de San Albano de Valladolid.) Sostuvo que en Mateo 5:18 ("ni una jota ni una tilde") Jesús se refirió no a una marca pequeña ("cuernecito") que distinguía dos letras (como ב de כ y ד de ר)[35][36][37]​ sino a los puntos vocálicos o los acentos.[38]

Eran de la misma opinión los protestantes Johannes Buxtorf II (1599–1664) y John Owen (1616-1683).[39]

En 1748 Peter Whitfield publicó una defensa de al antigüedad de los puntos vocálicos,[40]​ afirmando: Es imposible el aprendizaje del hebreo sin los puntos, sin los que no se puede distinguir en la escritura ni las diferentes conjugaciones ni el significado verdadero de combinaciones de consonantes con significados totalmente diversos. La minuciosa atención de los judíos a la conservación de sus escrituras no permite, según Whitfield, atribuirles la introducción, a una fecha desconocida, de una novedad tan radical como los puntos vocálicos. Declaró también que sin los puntos vocálicos al texto faltaría la claridad que postula la doctrina de sola scriptura para ser interpretado por ello mismo.

Tiene mayor fama el teólogo John Gill (1697-1771), pero no por lo que escribió sobre los puntos vocálicos. En un simposio de 238 páginas realizado por once eruditos para celebrar el tricentenario de su nacimiento, la única mención que se encuentra de esas ideas está en una nota a pie de página, que dice: "La anticuada crítica bíblica e histórica de Gill se ilustra en su Disertación sobre la antigüedad del idioma hebreo, las letras, los puntos vocálicos y los acentos (Londres, 1767), razón por la cual limitamos esta investigación a su trabajo como exegeta".[41]​ En su libro sobre los puntos vocálicos,[42]​ Gill retomó argumentos de Johannes Buxtorf II (1599–1664) por una antigüedad extrema de los puntos vocálicos. Así Gill dijo que la antigüedad de los punto vocálicos fue demostrada por el libro Kuzari (1140 d.C.), que afirmó que Dios los enseñó a Adán (p. 257), y por Saadia Gaon (927 d.C.), Jerónimo (380 d.C.), Orígenes (250 d.C.), Zohar (120 d.C.), Jesucristo (31 d.C.), Hilel y Shammai (30 a.C.), los caraítas judíos (120 a.C.), y Demetrio de Falero, bibliotecario de Ptolomeo II rey de Egipto (277 a.C.).

Las ideas propuestas por los aludidos teólogos, hoy consideradas ingenuamente erróneas, quedan claramente contradichas por el uso cotidiano en el Estado de Israel del idioma hebreo sin puntos vocálicos sea en los decretos y otros documentos emitidos por el gobierno sea en los periódicos y los otros escritos que aparecen cada día, y por el descubrimiento en Qumrán, entre los Rollos del Mar Muerto, de manuscritos hebreos de hace dos mil años con ausencia total de puntos vocálicos.[43]​ Estos documentos, fechados desde el 400 a.C. al 70 d.C.,[44]​ que incluyen textos desde la Torá o Pentateuco y de otras partes de la Biblia hebrea,[45][46]​ han proveído evidencia documental que, los textos hebreos originales fueron escritos sin puntos vocálicos.[47][48]​ El The Dead Sea Scrolls: A College Textbook and a Study Guide de Menahem Mansoor afirma que los puntos vocálicos encontrados en Biblias hebreas fueron establecidos en los siglos IX y X.[49]

Después de la invención de la imprenta y la Reforma protestante, se difundieron nuevas traducciones latinas y vernáculas de la Biblia, de las que varias representaron a veces con el nombre "Jehová" el Tetragrámaton del Antiguo Testamento. Esto dio lugar a controversias.

En 1707, Adriaan Reland (1676–1718) publicó una colección de estudios de eruditos del siglo XVII, cinco contrarios al uso de "Jehová" e cinco a favor.[50]​ El texto integral de cada uno de estos diez escritos se encuentra reproducido en el libro de Reland. En algunas pocas páginas de introducción Reland resumió los argumentos propuestos por cada una de las partes y las respuestas de la otra.

Los estudios que denunciaron la nueva práctica:

Los estudios que defendieron la práctica:

En estos estudios se discutía principalmente la elección entre "Señor" y "Jehová", pero se mencionaba brevemente la cuestión de la pronunciación original del Tetragrámaton. Buxtorf observó que algunos argumentaban que era original la pronunciación samaritana "Yahve", otros la greca "Iao", otros la latina "Iova", y otros la muy reciente "Jehová". Por su parte sostuvo que, como reconocían los judíos y como indicaban las variaciones de la puntuación del Tetragrámaton en los textos bíblicos (algunas veces con las vocales ə, ō, ā, יְהוָה otras veces con ĕ, ō, i, יֱהֹוִה) la pronunciación original se quedaban irremediablemente perdida, y que el nombre tenía que leerse no como "Jehová" sino como "Adonai".[51]

En 1828, Wilhelm Gesenius dijo que entre los comentaristas existían tres opiniones sobre la interpretación del Tetragrámaton. La mayoría favorecía "Yahwoh" (יַהְוֹה‎) o "Yaho" (יָהוֹה‎), en armonía con las afirmaciones de varios escritores antiguos griegos[52]​ que los judíos llamaban a su Dios ΙΑΩ, Ya(h)o. Otros preferían "Yahweh" (יַהְוֶה‎), en armonía sea con lo que indicó Teodoreto acerca de la pronunciación Ιαβε en uso entre los samaritanos, sea con los sufijos יָה֫וּ /jahu/ y יָהּ /jah/ de los nombres teofóricos y la forma abreviada יָהּ /jah. Un tercer grupo defendía "Jehová" (יְהֹוָה‎), hipótesis que más fácilmente explicaría los prefijos יְהוֹ /jeho/ y יו /jo/ de ciertos nombres teofóricos.[53]​ En 1839, después de estudiar más profundamente, declaró en su vasto Thesaurus philologicus criticus linguae Hebraeae et Chaldaeae Veteris Testamenti, que el único argumento con incluso la más mínima apariencia de verdad a favor de la tercera hipótesis era el de los prefijos יְהוֹ y יו, y que estos podían explicarse de otras maneras; declaró también que existían dificultades gramaticales contra la hipótesis "Yahwoh"/"Yaho".[54]​ Por eso el juizo que Gesenius formuló fue: "Mi opinión personal coincide con la de aquellos que consideran que antiguamente este nombre se pronunciaba "יַהְוֶה/Yahveh" a la manera de los samaritanos."[55]

En el siglo XIX, "Jehová" siguió apareciendo por tradición en los estudios científicos, pero acompañado de la advertencia de que esa expresión no indicaba ni la pronunciación original ni la tradición más que milenaria de los judíos. En A Dictionary of the Bible de Smith y Fuller, que tuvo varias ediciones en ese siglo, se resume la situación: "Fuera la que fuese la verdadera pronunciación, el uso de los mismos masoretas indica que no fue Jehová.[56]​ En el siglo XXI se reconoce que, entre las hipótesis sobre la verdadera pronunciación, la de Jehová es la menos plausible y existe un fuerte consenso de que la original fue Yahveh.[57][58]

Desde el fin de la Edad Media, algunas iglesias y construcciones públicas a través de Europa occidental, tanto antes como después de la Reforma Protestante fueron decoradas con el nombre "Jehovah", según la idea entonces prevalente de la pronunciación del Tetragrámaton. Por ejemplo el escudo heráldico de la ciudad de Plymouth en Inglaterra tiene la inscripción en latín, Turris fortissima est nomen Jehova[59]​ (en español, "El nombre de Jehová es una torre muy fuerte"), derivado de Proverbios 18:10.[60]

Jehová ha sido una palabra popular para el nombre personal de Dios durante varios siglos. Himnos cristianos en inglés[61]​ usan esa forma del nombre. La forma "Jehovah" aparece también en libros y novelas, por ejemplo, aparece varias veces en la novela The Greatest Story Ever Told por el autor católico Fulton Oursler.[62]​ Algunos grupos religiosos, notablemente los Testigos de Jehová[63][64]​ hacen un uso prominente del nombre.

En la cristiandad oriental la correspondiente frase en griego es Ὁ ὮΝ ("El que es") como en la versión griega de Éxodo 3:14.[65][66]

En el mormonismo, "Jehová" es el nombre por el que Jesús era conocido en el Antiguo Testamento, opuesto a Dios el Padre que es referido en la fe mormona como "Elohim".

Sin ser tan común como los nombres Deus y Dominus, Jehovah, llegó a ser conocido como nombre de Dios hasta en contextos no bíblicos:

Así, por siglos la forma Jehová (Jehovah) ha sido una forma de pronunciar ampliamente aceptada,[70]​ a pesar de ser rechazada hoy por los eruditos, por motivo de "los avances exegéticos y lingüísticos" realizados en los últimos siglos.[71]​ Todavía en 1873 Gustav Oehler pudo decir en relación a su uso del nombre "Jehová": "Estoy usando la palabra "Jehová" de ahora en adelante, no porque crea que esa pronunciación sea correcta. sino porque este nombre ha llegado a estar naturalizado en nuestro vocabulario, del que no puede ser desplazado más que, por ejemplo, "Jordán" dará el paso a "Jardén", forma que sería más exacta.[72]​ Ya desde hace mucho tiempo esa reluctancia de abandonar una tradición equivocada ha sido superada.[73]

Quizás en reacción al consenso general entre los estudiosos ya entonces vigente, todas las nuevas versiones inglesas de la Biblia desde mediados del XIX siglo hasta las primeras décadas del siglo XX traducían el tetragrámaton bíblico con "Jehovah", pero a partir de 1939 en ellas predomina o la práctica anterior de usar (excepto en muy pocos pasajes) "Lord" (Señor) o la de usar "Yahweh" (Yahveh).[74]

Algunas Transcripciones de יְהֹוָה similares a Jehová ocurrieron tan antes como en el siglo XII.



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