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José de Yanguas Messía



José María Yanguas y Messía, Vizconde de Santa Clara de Avedillo (Linares, 25 de febrero de 1890 - Madrid, 30 de junio de 1974) fue un jurista, diplomático y político español, experto en Derecho Internacional. Ocupó la Cátedra de esta disciplina en la Universidad de Valladolid y en la Universidad Central de Madrid. Fue miembro de diversas organizaciones e institutos de Derecho Internacional, entre ellos el Institut de Droit International y la Academia de Derecho Internacional de La Haya.

Durante su carrera política fue diputado a Cortes por el distrito de Baeza, primero como independiente y en unas elecciones posteriores, como miembro del Partido Conservador. Más tarde, durante el Directorio civil de la dictadura de Primo de Rivera, desempeñaría los cargos de ministro de Estado (1925-1927) y de presidente de la Asamblea Nacional Consultiva (1927-1929). Como diplomático, fue embajador de España ante la Santa Sede durante la dictadura franquista (1938-1942). Defensor del regreso de la Monarquía y de la entrada de España en la Comunidad Europea, moriría antes de que ambas cosas sucedieran.

Nació el 25 de febrero de 1890 en la ciudad jiennense de Linares, estudió derecho en el Real Colegio de Estudios Superiores de El Escorial y en la Universidad Central de Madrid, donde se licenció en 1911.[1]​ Yanguas Messía, que también obtuvo el premio Montalbán, se graduó como Doctor en Derecho al año siguiente, con solo veintidós años. De 1913 a 1914, trabaja en la Biblioteca de la Facultad de Derecho de París, donde atiende los cursos de los profesores Renault, Weiss y Pillet en París, becado por la Junta de Ampliación de Estudios.

Con solo veintiocho años obtuvo la Cátedra de Derecho internacional en la Universidad de Valladolid (1918), para ocupar posteriormente la de la misma disciplina en la Universidad Central de Madrid.

El 22 de marzo de 1931, tras el advenimiento de la Segunda República, pidió la excedencia voluntaria de la cátedra "para verse libre de persecuciones y molestias que contra él habían de producirse en razón a sus conocidas opiniones y actuaciones políticas”. Durante su excedencia en París, de 1931 a 1934, estudió con La Pradelle, Niboyet y Le Fur.

Con la nueva Ley de Amnistía de mayo de 1934, Yanguas pudo regresar a España, y se inició el debate de su incorporación a la Cátedra de Derecho Internacional Privado (en 1932, la Cátedra se había dividido en las especialidades Público y Privado), cuyas oposiciones estaban en ese momento en curso. El profesor Augusto Barcia Trelles describe cómo "en los días posteriormente inmediatos al regreso de Yanguas, una manifestación de estudiantes universitarios se apostó frente al domicilio de Yanguas, instándole a que hiciera acto de presencia en el balcón, pronunciándose los estudiantes requerientes, con decidido y unánime entusiasmo, en apoyo de la reposición de Yanguas a su cátedra".

Pero el apoyo a dicha reposición no era solo de los estudiantes, sino también de los sectores políticos, independientemente de su ideología. Lo comenta nuevamente el Profesor Barcia Trelles: "Coetáneamente al regreso de Yanguas a España en 1934, se registró un hecho a la vez que trascendente y, según nuestro parecer, inédito en los anales universitarios españoles: en el Congreso de los Diputados se plantea un problema respecto del cual emiten su parecer representantes de todos los sectores políticos de la Cámara, desde los tradicionalistas hasta los socialistas; unos y otros abogan por la reposición de Pepe Yanguas a la Cátedra de Derecho internacional privado". Finalmente, Yanguas accedió a dicha cátedra ese mismo año, puesto que compaginó con un curso de diez lecciones en la Universidad de Lovaina, en la Cátedra de Bonnevie, y varias conferencias en el Institut de Droit Comparé de la Facultad de Derecho de París.

Dos años después, el 18 de agosto de 1936,[2][3]​ fue desposeído de su cátedra, tras el estallido de la guerra civil, al ser relacionado con el bando sublevado.[4][5]​ Durante su etapa como embajador ante la Santa Sede, Yanguas impartió también un curso en la Universidad de Bolonia.

Adicionalmente a sus labores docentes, Yanguas ocupó los siguientes cargos:

Adicionalmente, como experto en Derecho Internacional, participó en la resolución de los siguientes conflictos:

Obtuvo acta de diputado por la circunscripción de Jaén en las elecciones de 1921 a las que se presentó como independiente, y en las elecciones de 1923 a las que concurrió en el seno del Partido Conservador. A pesar de no tener adscripción partidista, fue ministro de Estado entre el 3 de diciembre de 1925 y el 20 de febrero de 1927,[6]​ dimitiendo del cargo por considerar que Primo de Rivera se inmiscuyó en los asuntos de Marruecos, que eran responsabilidad de su ministerio. Más tarde ocuparía el puesto de presidente de la mesa de la Asamblea Nacional entre el 10 de octubre de 1927 y el 6 de julio de 1929, y como tal coordinó la creación de un anteproyecto de constitución (17 de mayo de 1929), cuya entrada en vigor se aplazó a pesar de la insistencia de Yanguas.

Durante estos años Yanguas Messía llegó a ser propietario de varios periódicos editados en su localidad natal. En 1922 fundó La Información, diario de escasa audiencia que actuó como órgano de expresión personal y que acabaría teniendo una corta existencia, desapareciendo en 1924.[7]​ Al año siguiente puso en marcha un nuevo proyecto, el Diario Regional, periódico de ámbito local que al igual que el anterior funcionó como un órgano personal.[7][8]​ Continuaría publicándose durante todo el periodo de la Dictadura de Primo de Rivera. Tras la desaparición en 1931 del Diario Regional, Yanguas pasó a controlar un nuevo periódico linarense, El Día,[9]​ aunque por poco tiempo.

Con la llegada de la Segunda República, fue condenado por el recién constituido Tribunal de Responsabilidades Políticas del Congreso de los Diputados por su colaboración con la dictadura primoriverista, viéndose forzado a refugiarse en Lisboa y más tarde en Francia, regresando a España finalmente en 1935 tras la aprobación de la Ley de Amnistía.

Tras los asesinatos de José del Castillo y Calvo Sotelo, un policía avisó a Yanguas de que la vida del conde de Vallellano corría peligro por las acusaciones de complicidad sobre dichos asesinatos que había efectuado al Gobierno. Yanguas mandó preparar un coche y ayudó a Vallellano a salir de Madrid, alojándolo en la finca de Mozarvitos, propiedad de su cuñado, el marqués de Albayda, situada en Salamanca cerca de la frontera con Portugal. Volviendo a Madrid, se encontró en el Hotel Inglés de Ávila, donde había parado a comer, con José María Albiñana, que iba en la misma dirección, y Antonio Goicoechea que venía de allí y recomendó a ambos no ir. Albiñana no hizo caso y fue detenido en Puerta de Hierro y más tarde asesinado por los comunistas y anarquistas que asaltaron la Cárcel Modelo. Yanguas iba a haber hecho lo mismo, pero en ese momento apareció su mujer Rosario, que había alquilado un coche, y ambos pusieron rumbo nuevamente a Salamanca, salvando posiblemente su vida.

Durante el franquismo fue procurador en Cortes nato por su condición de consejero nacional durante la I Legislatura de las Cortes Españolas (1943-1946).[10]

Durante la Guerra Civil, después de que la Santa Sede reconociera al gobierno franquista,[11]​ fue nombrado embajador ante esta en 1938. Gestionó la recuperación del concordato de 1851, y tuvo que solucionar el malestar creado por la negativa de Serrano Súñer a ver al papa durante su parada en Roma en 1940. Ocupó el cargo hasta 1942.

Monárquico-constitucionalista convencido,[12]​ en 1943, junto con otras personalidades, dirigió un escrito al jefe del Estado en el que se pedía la restauración de la Monarquía, como instrumento de suprema conciliación entre los españoles. Dicho escrito provocó el cese de los firmantes que entonces eran consejeros nacionales.

Su prestigio como jurista internacional,[13]​ su manifiesta convicción monárquica[12]​ y sus buenas relaciones con la Santa Sede de su época de embajador le posesionaron como el mediador ideal ante las dificultades formales suscitadas en la boda de Juan Carlos de Borbón con doña Sofía, por la distinta confesionalidad de los contrayentes, asunto que resolvió de manera satisfactoria para todas las partes implicadas.[14]

Fue también un ferviente defensor de la entrada de España en la Comunidad Europea, manifestándose a favor de una Europa unida incluso mucho antes de que el proyecto de mercado común existiese.

En 1929 se convirtió en el XII vizconde de Santa Clara de Avedillo.

Fue autor de los siguientes libros de Derecho Internacional:




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