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La Guaneña



La guaneña es una canción tradicional de las tierras de sur de los Andes colombianos, que en la actualidad corresponde a la región andina del departamento de Nariño. Es una tonada de guerra, por lo tanto alegre, pero a la vez nostálgica. Aunque ha llegado a ser interpretada en diversos ritmos, su versión más sitúa sus acordes entre las formas dramáticas del bambuco.

Su origen es desconocido, lo cierto es que constituye un himno guerrero del sur occidente colombiano. La teoría recogida de la tradición oral afirma que esta canción la compuso un habitante de la ciudad de Ipiales, enamorado de una mujer de Guano, ubicada en la actual provincia de Chimborazo, en la vecina república de Ecuador, de ahí el nombre; no sobra recordar que durante buena parte de la Colonia, el actual departamento de Nariño pertenecía a la Gobernación de Quito.[1]​ La tonada se popularizó, por la facilidad de los acordes y la sencilla letra, la cual ha ido aumentando con el correr de los años. Algunos investigadores tratan de darle una paternidad con algunos compositores y autores, pero la verdad es que se pierde en la noche de los tiempos, la tradición oral es el alma de los pueblos y así constituye una fortaleza cultural del Sur de Colombia.


Una de las teorías que explica el origen del término "guaneña", afirma que durante la Guerra de Independencia, este término designó a las ñapangas o mu­jeres del pueblo que acompañaban a las tropas realistas como compañeras, cantadoras, bailadoras, cocine­ras y que no vacilaban, en un momento dado, en empuñar el rifle para el combate. La evidencia disponible no es concluyente. Sin embargo, existe certeza del origen como bambuco de esta canción. Esta canción es considerada como un bambuco guerrero y, junto con el Miranchurito, los bambucos más antiguos de la región de los que se tenga conocimiento. Esta canción fue usada por las tropas pastusas en las múltiples batallas por ellos protagonizados.[2]

Siendo un himno guerrero, los habitantes de Pasto, la entonaban desde 1809, cuando los quiteños patriotas invaden Pasto, durante la primera batalla de la Independencia, en la tarabita de Funes, donde se toman prisioneros de parte y parte, de tal manera que algunos pastusos realistas la tomaron como suya y luego la interpretaban en las sucesivas batallas de la Independencia. En efecto los sones de esta canción resonaron entre las huestes de Don Basilio García en la batalla de Bomboná contra Bolívar.[3]​ Luego según la versión del coronel Manuel Antonio López, al ser interpretada por la banda del Batallón Voltígeros de la Guardia,[4]​ animaría la estruendosa victoria de los patriotas frente a los realistas en Ayacucho, con la cual se sellaría la independencia americana. Finalmente volvería a sonar entre las tropas colombianas en la Batalla de Cuaspud contra la invasión ecuatoriana de 1863, enardeciendo los espíritus de los bravos pastusos que con su sangre regaron esos campos.[5]

En el siglo XX, la obra nuevamente sería interpretada durante la guerra de los Mil Días de 1899-1903, entre los combatientes de las provincias de Pasto y Obando (no existía el departamento de Nariño) fieles al gobierno conservador. Su misión además de combatir a las fuerzas liberales colombianas, era evitar que tropas ecuatorianas del caudillo liberal Eloy Alfaro, entraran a Colombia para apoyar la causa de su amigo el general Rafael Uribe Uribe y Benjamín Herrera en el norte y centro del país.[6]

Durante la Guerra colombo-peruana de 1932, sus notas volvieron a llenar de coraje a las tropas nariñenses que conformaron la primera avanzada del Ejército Colombiano, mientras llegaban los refuerzos del interior del país. [7]

En el año 2007, la Orquesta Filarmónica de Bogotá incluyó esta pieza dentro del proyecto ganador del Grammy Latino 2008 al mejor álbum instrumental: "La Orquesta Filarmónica de Bogotá: es Colombia",[8]​ con arreglos instrumentales a cargo del maestro Fabio Londoño.

Actualmente y en épocas de paz, la Guaneña se interpreta en las fiestas religiosas, durante los partidos del Deportivo Pasto y en época del Carnaval de Negros y Blancos, en los municipios de Nariño.

Con el paso del tiempo, los compositores, han formado su propia imagen de La Guaneña y a la vez crean diversas letras al bambuco festivo, que en tiempos de paz se baila y se canta con gran emoción y sentido de pertenencia social.

Esta canción nace a partir del sentimiento de dolor de un hombre humilde llamado Nicanor Díaz, que, al sentirse traicionado por Rosario Torres, una mujer atractiva a quien su padre había comprometido en matrimonio con José Maldonado, debido a que él era de una clase social alta perteneciente a la ciudad de pasto. Nicanor en su situación de dolor llama a su amigo Lizandro Pabón y en una cantina del municipio de Guitarrilla (Nariño) en el año 1789 nace a lo que hoy en día se conoce como una de las canciones más importantes del folclor nariñense.

En esta danza se desea resaltar por medio del guagua cargado a la espalda y la simulación de la lavada de ropa. representar el valor de trabajo y la función de la mujer.

Son múltiples y variadas las letras de la canción, así como lo es la tradición oral, cada pueblo, cada vereda tiene su propia versión, recogemos aquí la más tradicional, que con seguridad difiere de otras versiones, pero la hemos tomado de los cancioneros populares que recogen, en hojas sueltas, la tradición popular del departamento de Nariño

Guay que sí, guay que no
La Guaneña me engañó!(Bis)
Por un peso y cuatro riales (sic),
Con tal que la quiera yo! (Bis)

Que a mi si, que a otro no,
La guaneña me lo juró (Bis)
Me recibió la platica
y con otro se la gastó (Bis)

Guay que sí, guay que no,
La Guaneña me engañó (Bis)
Ñapanga pa`mentirosa
en Pasto jamás se vio! (Bis)

Cascajal, cascajal,
La guaneña al frente va(Bis)
Con un fusil en el hombro
Alerta pa'disparar (Bis)

Otras estrofas que se han escuchado en otros rincones de la geografía nariñense, y que hablan de la dinamicidad que tiene la cultura, ya que no se queda estancada, sino que se apropia como suya la letra y la acopla a sus propias querencias:

Guay que si, guay que no
En Ipiales hizo mansión,! (Bis)
En el Charco comé su cuy,
al ritmo de mi canción. (Bis)

Guay que si, guay que no,
en Tumaco también se vio,(Bis)
Espiando por Bocagrande,
Marchando para el Playón. (Bis)

Guay que no, guay que sí,
La Guaneña jamás volvió,(Bis)
Las penas que tuvo mi alma
con cuyes los maté yo (Bis)

Esta tonada representa el himno popular (no oficial) y cultural del Departamento de Nariño por lo que se constituye en un símbolo de unidad e identidad. Gracias al papel que ha jugado por más de dos siglos en la historia de la región, el ritmo y el baile asociado, es de obligatoria enseñanza en los niveles de educación preescolar y básica primaria. Junto con otros bambucos y sones sureños como Sandoná, Miranchurito, Chambú y el propio Son Sureño, constituyen el patrimonio folclórico de la región.

El historiador pastuso Neftalí Benavides Rivera, señala que:[9]

Al respecto el investigador Sergio Elías Ortiz puntualiza:[10]



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