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La Vega (República Dominicana)



La Vega es una ciudad y municipio de la República Dominicana, que está situada en la provincia de La Vega,[1]​de la que es capital.

Está situada en el centro norte del país, en el valle de la Vega Real, en el alto valle del río Camú. La aldea primitiva fue creada en 1494 por Cristóbal Colón pero se trasladó después de un gran terremoto en los años 1560.

Municipios limítrofes:[3]

Está formado por los distritos municipales de:[1]

El clima en la ciudad es cálido y húmedo.

Las estimaciones de población han pasado de 189.000 habitantes en 1995, a 241.000 en 2000, 385.500 (2004), 415.500 en (2007) notándose una gran actividad inmigratoria.

La gran mayoría de los inmigrantes vienen de zonas rurales y de pueblos aledaños como Bonao, Moca, Cotuí, Jarabacoa, Constanza, Jima, Tenares, Villa Tapia, Fantino, Angelina.

La aldea inicial, denominada de La Concepción de La Vega, se inició con la fundación de la fortaleza La Concepción (donde surge parte de su nombre) mandada a construir por el almirante Don Cristóbal Colón en 1494. Bartolomé de Las Casas expresa que Colón, maravillado por la belleza del lugar le puso por nombre "La Vega Real". Su desarrollo económico inicial se había de cimentar en la fundición de oro y en el cultivo y procesamiento de la caña de azúcar. Con el tiempo, los recursos auríferos de Concepción de la Vega se agotaron. El crecimiento económico de la ciudad en los tiempos del oro posibilitó un alto nivel adquisitivo en sus habitantes y esto hizo que se asimilara a una ciudad europea.[4]

En la sección de Concepción de la Vega hoy se encuentran los restos arqueológicos de la Factoría Española del Oro, donde los trabajadores indios taínos traían el oro que sacaban de los ríos para lavarlo mejor, fundirlo y convertirlo en lingotes que almacenaban en la fortaleza hasta que llegaba el momento de embarcarlos hacia España.[4]

Allí se acuñó la primera moneda y se establecieron los primeros comerciantes. En 1508 se le dio título de ciudad y en 1512 se erigió como sede del primer obispado establecido en la isla, siendo su único titular el Doctor Pedro de Deza. Por ella transitaron Fray Bartolomé de Las Casas y Fray Pedro de Córdoba, defensores de los indígenas.

En la ciudad de Concepción de La Vega fue donde se produjo el primer reparto de indios, a cargo de Rodrigo de Alburquerque, y donde se estableció el convento de la Orden de las Mercedes, el cual se asoció legendariamente con la cruz plantada por Colón en el Santo Cerro, dando lugar al nacimiento del culto de dicha advocación mariana en nuestro país. Esta cruz llegaría a alcanzar una notable fama con el nombre de la Vera Cruz.

Cuenta la tradición que en una de las batallas entre españoles e indígenas, en este lugar se apareció la Virgen de Las Mercedes, en medio de los dos bandos en lucha, y obró el milagro de devolver las flechas que los indígenas lanzaban a los españoles, haciendo posible así la victoria de estos. Un cuadro artístico detalla esta leyenda, de tradición hispanófila, y se conserva en la Iglesia de Las Mercedes, en el Santo Cerro.

El 2 de diciembre de 1562 la ciudad fue destruida por un terremoto, siendo trasladada a la orilla meridional del río Camú. Para 1598 sólo existían dieciséis casas de paja y no había plaza ni calles. En los tiempos de Antonio Osorio se registraron cuarenta vecinos, entre ellos un zapatero, un sastre y un tratante, y se contaron quince estancias de yuca y maíz.

Se ignora la fecha en que se fundó la nueva localidad: los historiadores refieren que, después del terremoto, los vecinos, despavoridos, resolvieron fundar la nueva población a una distancia de dos leguas, en la margen meridional del río Camú, donde había una ermita dedicada a San Sebastián. La tradición dice que los terrenos fueron donados por una viuda rica.

En las primeras décadas del siglo XVIII La Vega tenía una población que rozaba las 3,000 personas, las cuales vivían en forma muy pobre. De ellas, 450 eran hombres de armas.

Con el establecimiento del libre comercio la localidad cobró nueva vida, lo que trajo como consecuencia favorable la creación de Monte Cristi como puerto neutral y la repoblación de Puerto Plata. El presbítero Francisco Amézquita y Lara fue el primer historiador que tuvo La Vega.

A principios del siglo XIX, en 1805, la población de La Vega fue incendiada, al igual que otros poblados del Cibao, por las tropas de Jean-Jacques Dessalines que regresaban en desbandada de la ciudad de Santo Domingo tras fracasar en su asedio. Cuenta Guido Despradel en su Historia de La Vega que:

De dicha época a la de la ocupación haitiana en 1822, su progreso fue lento y parco en la obtención de beneficios materiales. La Vega contó con un gobernante muy progresista llamado Placide Le Brun, quien ordenó empedrar las primeras calles, a las que dio nombre. Se construyeron puentes y se estimuló la agricultura.

El 7 de mayo de 1842 la ciudad volvió a ser abatida por un terremoto que destruyó las principales construcciones con que contaba entonces, como el palacio de Gobierno y la iglesia.

En los días de la Independencia Nacional Dominicana la ciudad de La Vega se integró a la causa de la libertad, sirviendo de enlace el cura párroco presbítero José Eugenio Espinosa y Azcona. El 4 de marzo de 1844 La Vega formalizó su pronunciamiento en favor de la independencia, y ese mismo día se convirtió en el primer pueblo del país que izó el pabellón tricolor, confeccionado por las señoritas Villa.

El Comercio la agricultura y la industria, adquieren nuevo impulso con las inmigraciones provenientes de Santo Domingo, Santiago, Moca y otros lugares. El historiador Manuel Ubaldo Gómez señala que para esa época la instrucción pública sólo alcanzaba a las personas pudientes.

Un hecho que vino a fortalecer de manera decisiva el desarrollo económico de la zona fue la inauguración del ferrocarril entre el puerto de Las Cañitas (Sánchez Ramírez) y la ciudad de La Vega, producto del esfuerzo del benemérito Gregorio Rivas. En efecto, el transporte por ese medio de frutos y mercancías propició nuevas condiciones de vida a la sociedad vegana.

En 1915 la ciudad recibe el nombre de ciudad culta, por su dedicación al arte y la cultura. En el lugar de las ruinas de la primera ciudad, existe un parque arqueológico y un pequeño museo. Con el correr de los años ha surgido un poblado llamado Pueblo Viejo, en honor al primer lugar donde existió la ciudad.

Su actividad económica se basaba en la agricultura en sus tierras fértiles y en la ganadería y la explotación maderera en la sierra, pero su economía pasó a ser dependiente de la economía comercial e industrial. Aunque todavía se refleja mucho la agricultura cada día va desapareciendo ya que esas tierras son utilizadas para convertirlas en urbanizaciones y zonas comerciales. Las industrias locales se derivan de la elaboración de productos, incluyendo la producción de café, cacao, alimentos, textiles y bebidas alcohólicas.

La actividad del sector servicios está centrada en supermercados, grandes centros comerciales y una diversidad de establecimientos.

La ciudad crece rápidamente tanto en población, en economía, expansión urbana, el sector industrial, el sector inmobiliario y la expansión del territorio urbano.

Forman parte del patrimonio cultural de La Vega el Convento de la Orden de la Merced, las ruinas del Monasterio de San Francisco y del Fuerte de La Concepción, los restos de la antigua ciudad de La Vega y el Santo Cerro, especie de una iglesia fortaleza construida en lo alto de un cerro con piedras que fueron sacadas de la ciudad abatida por el terremoto.

También forman parte de su patrimonio edificaciones más recientes como el Hospital de la Caridad, la Logia Concordia, el Palacio de Don Zoilo, el Teatro La Progresista, el Hospital La Humanitaria, el Royal Palace y el Casino Central.

La ciudad de La Vega formaba parte, en la antigüedad, del cacicazgo de Maguá, el cual era muy rico en oro.

Se dice que en este lugar hubo una de las más grandes batallas entre taínos y españoles.

Según la tradición, en 1495 durante una batalla en este cerro entre taínos y españoles por el oro, apareció la Virgen de las Mercedes en una gran cruz de madera que había colocado Cristóbal Colón debajo de un níspero.

Colón antes de morir le dijo a su hijo Diego que erigiera en este cerro una iglesia en honor a esa Virgen, pero Diego no la construyó.

En 1527 se establece en el cerro el primer convento de la Orden de la Merced.

El santuario que existe hoy fue construido en 1880 por Onofre de Lora, el cual es cuidado por las Hermanas Mercedarias de la Caridad.

En este lugar se venera a la Virgen de las Mercedes, cuya festividad se celebra el 24 de septiembre. Miles de feligreses visitan anualmente este lugar sagrado.

El Santo Cerro, además del santuario, cuenta con un museo y un mirador con una majestuosa vista del valle de La Vega Real.

Cualquier visita a La Vega debe incluir una visita a este cerro, que se encuentra a 8 kilómetros del centro de la ciudad.

Dentro del Santo Cerro se encuentra el monumento a La Luz del Mundo, una pieza de arte escultórico en forma de cruz de unos 13 metros de altura.

La villa de La Vega Vieja fue fundada entre los siglos XV y XVI en la Isla Española y en ella se estableció el Fuerte de la Concepción, que defendía el sitio de cualquier ataque terrestre. Este es un gran histórico lugar, por ser aquí donde se erigió una de las dos primeras diócesis de América.

Tras las violentas y poco agradables experiencias vividas por los hombres de Cristóbal Colón en La Navidad y La Isabela, territorios que como toda la isla eran el hogar de los taínos, los que quedaron de ellos se refugiaron tierra adentro, con la intención también de explotar el oro recién descubierto por esos lares.

La Vega Vieja fue el lugar escogido por Cristóbal Colón para construir uno de los primeros asentamientos para afianzar la presencia de los españoles de la Isla Española.

El Almirante se interesó en el lugar tras comprobar que en estos predios, en el río Verde, encontraron oro. Además, en el lugar abundaba la madera preciosa y había muchos indios jóvenes.

El 2 de diciembre de 1562 un fuerte terremoto destruyó casi por completo la ciudad, por lo que los colonizadores decidieron levantar otra villa en el lugar donde hoy se encuentra la ciudad de La Vega, a siete kilómetros de aquí.

Tras el mismo, lo único que quedó en pie fue una parte de la fortaleza, que aún hoy se puede observar. De la catedral apenas quedó en pie una columna y parte de los cimientos. De hecho, los españoles usaron parte de los ladrillos de la vieja iglesia y del fortín para levantar la nueva ciudad de La Vega. En los últimos 20 años del siglo XVI la ciudad ya estaba totalmente despoblada.

La Catedral Inmaculada Concepción es un monumento donde se conjugan el arte bizantino con una arquitectura moderna.

El diseño de la Catedral, ubicada frente al parque Central de esta ciudad, correspondió al arquitecto dominicano Pedro Mena Lajara y la inauguró el 23 de febrero de 1992, el fallecido presidente Joaquín Balaguer, quien entregó las llaves al obispo monseñor Juan Antonio Flores. Desde sus inicios, este monumento religioso se convirtió en un lugar de preferencia tanto de feligreses y devotos de la Virgen María, como de turistas nacionales y extranjeros.

La primera piedra de la nueva catedral fue colocada el 15 de mayo de 1987.

La Catedral de La Vega constituye uno de los lugares más visitados por los católicos y turistas.[cita requerida]

Contiene piezas valiosas desde los principios de evangelización en la isla desde el siglo XV hasta piezas del siglo XX.

Es uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad, enclavado en las lomas de la Cordillera Central. Desde su carretera que ofrece vistas hacia la ciudad de La Vega, bañada por el río Camú.

Para algunos investigadores, las primeras manifestaciones de Carnaval de la isla que hoy compartimos con Haití, y de América, se realizaron en lo que es hoy las Ruinas de La Vega Vieja, en febrero de 1520, en ocasión de una visita de fray Bartolomé de Las Casas.

Se tenía noticia que los habitantes de La Vega Vieja se disfrazaban de moros y cristianos y realizaban festejos que evolucionaron en las celebraciones actuales.

Durante años el Carnaval Vegano mantuvo una expresión predominantemente españolizada, simbolizada en una expresiva teatralización, el baile de las cintas y sus Diablos Cojuelos, con trajes simples de color rojo, amarillo, verde y con sus máscaras representativas del diablo medieval, andromorfo, mefistofélico, con sus dos cachitos frontales clásicos, orejas grandes, boca abierta y dientes al aire, la cual fue posteriormente criollizada con barbas de cuero de chivo.

Cada domingo del mes de febrero en horas de la tarde, los Diablos Cojuelos salen a la calle armados de sus vejigas de toro, golpeando a todo el que ose bajar a la calle, pero respetando a los que se mantienen en la acera o calzada.

El centro de la actividad es la Calle Padre Adolfo Nouel, pasando por el Parque de las Flores, donde los diablos azotan a los transeúntes que los provocan o abandonan la calzada y donde se culmina con un desfile de más de 80 grupos de comparsas.

Esta dimensión pintoresca, herencia colonial, se transformará con la presencia afro, donde jugaron importante papel migraciones cubanas y los pobladores de los barrios populares de La Vega.

Actualmente el Carnaval Vegano es el evento cultural más importante de esta ciudad que lleva el nombre del fértil valle que la sustenta y de todo el país, ha sido declarado Patrimonio Folklórico Nacional por la Cámara de Diputados.

En la ciudad se encuentra una universidad privada fundada en 1983, la Universidad Católica del Cibao (UCATECI).

También se encuentra una extensión de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), la Universidad Agroforestal Fernando Arturo de Meriño y una extensión de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), conocido como el (CURVE-UASD).

Escuelas públicas:

Escuelas privadas:

El 25 de febrero de 1983 el Poder Ejecutivo emite el Decreto número 820 mediante el cual se crea el Instituto Tecnológico del Cibao (INTECI).

Posteriormente, con el Decreto número 764 del 14 de agosto de 1986, cambia al nombre de Universidad Tecnológica del Cibao (UTECI). Su fundador y primer Rector lo fue el entonces Obispo de la Diócesis de La Vega, Mons. Juan Antonio Flores Santana, apoyado por un grupo de hombres y mujeres del municipio.

El 31 de enero de 2002 fue declarada Universidad Católica, bajo la aprobación del Obispo Mons. Antonio Camilo González, asumiendo el nombre de Universidad Católica Tecnológica del Cibao (UCATECI) y más recientemente fue designada Universidad Católica del Cibao (UCATECI)

El Recinto fue fundado el 5 de marzo de 1973, correspondiendo a una solicitud hecha por un segmento de intelectuales veganos, encabezados por el profesor Francisco Javier Abreu Almánzar, respaldado por la Fundación para el Desarrollo de la Provincia de La Vega. Está ubicado en la Avenida Federico García Godoy #71 del Sector Villa Fresca, en un área de 12,040 metros cuadrados, que con su mejora consisten en un edificio de dos niveles, declarado Patrimonio Cultural Dominicano, fue donado por el Estado Dominicano a la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña. En el recinto tienen vigencia cuatro de las siete facultades existentes de la Sede Central de la universidad, es decir: Ciencias Jurídicas y Políticas, con la Escuela de Derecho, Ciencias Económicas y Sociales con las Escuelas de: Administración Hotelera, Contabilidad y Auditoría, Administración de Mercados y Administración de Empresas, Humanidades y Educación con la Escuela de Educación, al igual que la de Ciencias de la Ingeniería y Tecnología con las Escuelas de: Agrimensura e Informática.

En lo que respecta a las vías de acceso, la ciudad está muy bien posicionada, ya que cuenta con los servicios de la principal carretera del país la (autopista Duarte) que comunica la región sur en especial la capital de la república y el norte del país.

La calidad de las vía, por su parte, no es consistente, hay zonas asfaltadas, otras que nunca lo han estado y es muy común calles en mal estado, un ejemplo en la avenida principal de la ciudad, la Av. Imbert, la cual no está concluida.

En lo referente al transporte del centro de la ciudad de carros de conchos, fueron cambiadas las viejas chatarras del transporte públicos con modelos de carro desde 1995 hasta 2005 para tener un transporte de mayor calidad en esta productiva ciudad. Sin embargo, el servicio es deficiente, cuenta con pocas rutas y pocas unidades, por lo que el tiempo de espera suele ser amplio, y no se tiene acceso a todas las partes de la ciudad en los mismos.

En La Vega se celebra cada año entre los meses de octubre y diciembre el Torneo de Baloncesto Superior de La Vega, actualmente este torneo cuenta con cinco equipos:

El complejo de la llamada "Ciudad Olímpica" cuenta con varias instalaciones deportivas:



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