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Las suplicantes



Las suplicantes (Ἱκέτιδες / Hiketides) es una tragedia de Esquilo que se suele datar en torno a los años 467 y 458 a. C.

Trata de las cincuenta Danaides, hijas de Dánao, que residen en Egipto.

Las Danaides, conducidas por Dánao, su padre, han llegado a Argos huyendo de los hijos del rey Egipto, que pretendían obligarlas a casarse con ellos. Una vez en Argos, se hacen suplicantes de Zeus, ascendiente suyo, refugiándose en su altar. También invocan la protección de Helio, de Apolo y de Poseidón.

Las suplicantes temen ser forzadas por sus perseguidores y suplican por el derecho a no ser entregadas a quienes ellas no quieran y a disponer de su propio cuerpo frente a la violencia masculina.

Desde el altar, las Danaides refieren a Pelasgo, rey de Argos, su genealogía: Ío fue una argiva que, transformada en vaca, llegó errante a la región del delta del Nilo y allí engendró de Zeus a Épafo. Este a su vez fue padre de Libia y ésta fue madre de Belo. Dánao y Egipto fueron hijos de este último. Dánao tuvo 50 hijas, que son ellas, y Egipto, 50 hijos. También amenazan con suicidarse ahorcándose con sus ceñidores y cinturones en las estatuas de los dioses que había en el altar.

Pelasgo se interesa por su petición de asilo pero ha de sopesar la posibilidad de entrar en guerra con Egipto por proteger a las suplicantes.

El rey consulta con el pueblo, que decide protegerlas. En la escena se da la noticia de la entrada de un barco egipcio cuyo heraldo increpa a las Danaides y al rey, argumentando su derecho sobre las Danaides para llevárselas a su país. Amenaza con la guerra contra Pelasgo si este no se aviene a dárselas. Pelasgo se niega, acogiendo a las suplicantes, siendo este un deber para con los dioses y un deber para con sus ciudadanos que así lo han requerido.

Esta es la primera pieza de una tetralogía. No se conservan las otras obras que la componían, pero se cree que son las tragedias Los egipcios y Las Danaides y el drama satírico Amimone. Se supone que el número de personas que componían el coro era de doce.

La situación trágica que plantea Esquilo en esta obra consiste en la angustia que supone la responsabilidad humana de la decisión que debe tomar el rey Pelasgo, puesto que, tome la decisión que tome, conducirá a una desgracia: si decide acoger a las Danaides, ello supondrá la guerra con los egipcios; si decide entregarlas a sus perseguidores, supondrá la cólera de Zeus por romper las reglas de la hospitalidad a unas mujeres que defienden su derecho a disponer de su libertad frente a las convenciones y conveniencias políticas.

El derecho de asilo queda reflejado con estas palabras de Dánao:

Pelasgo, lejos de mostrarse como un tirano, consulta a su pueblo sobre la suerte de las suplicantes, poniendo de manifiesto los rasgos democráticos de la ciudad de Argos.

En las otras tragedias que componían la tetralogía se tratará el tema del derecho al amor: las Danaides se casarán con los egipcios, a los que matarán en la noche de bodas. Sin embargo, una de las Danaides, Hipermestra, perdonará a su esposo y será juzgado por ello.



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