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Laurent Jiménez-Balaguer



Laurent Jiménez-Balaguer, nació el 14 de enero de 1928 en Hospitalet de Llobregat, Barcelona (Cataluña, España). Vive y trabaja en París. En los años 50 se convirtió en uno de los más destacados pintores del Arte Catalán como iniciador de un lenguaje privado. Pertenece al Expresionismo Abstracto y al Informalismo europeo. Estas vanguardias posmodernas se han caracterizado por su reivindicación multicultural mediante sus texturas pictóricas, así como por la necesidad de inventar una nueva mente.

Jiménez-Balaguer construye un conocimiento del psiquismo humano basándose en el modelo del lenguaje de Saussure afín de mostrar que la pintura es un medio para el conocimiento del sujeto. Insiste sobre la idea de una construcción necesaria del Yo y en su visualización-proyección, ya que el interior humano no es ni un alma impalpable ni un ego inmaterial invisible.

Su concepción de la creación y de la sociedad lo inscriben en un proceso de revolución permanente, desde la cual el sujeto tiene que luchar para la construcción de su Yo. Su obra plantea que el Yo es un acto performativo. José María Moreno Galván le consideró en 1960 como uno de los veinte pintores más importantes del Arte Contemporáneo Catalán y del Informalismo.[1]
Dos arquetipos fundamentales estructuran su campo de investigación: el Cuerpo-Memoria y el Exterior-Interior.

Al principio, pinta figuras humanas que infunden sentimiento metafísico. Sus obras tratan de entrar en el interior del individuo, el cual no está determinado solamente por un género sexual o una identidad cultural peculiar. Como El Greco, busca el aspecto trascendental del ser. En 1955, abandona definitivamente la descripción del mundo para focalizarse en el problema de transformar lo invisible en visible. Según Jiménez-Balaguer, la pintura permite un acto de conocimiento exacto de uno mismo, con la proyección de una materia prima mediante una representación espontánea.
Al seguir los parámetros de la tradición filosófica occidental, piensa que toda expresión es expresión de algo, por lo tanto, el signo se refiere a una realidad que construye el objeto en el mismo tiempo que la significación.
Según la tradición occidental, todo está relacionado, teniendo sus redes de correspondencias: todo está conectado y la significación se construye por analogía. De aquí surge su concepto de Otra Realidad, y su trabajo sobre las fronteras y el concepto de límite.

Lo Real, entendido simbólicamente, está ubicado entre el Interior y el Exterior, entre la Corporeidad y la Memoria. Una de sus grandes aportaciones al arte contemporáneo y a la pintura del siglo XXI fue referirse a esta “ Otra Realidad ” con un signo lingüístico-pictórico.
Se ha dicho que, para impedir la destrucción de su identidad en estos años de formación, participó activamente al reconocimiento de una identidad catalana y aprendió a escribir su lengua materna, el catalán, entonces prohibido en España por el régimen franquista.
Estos son años de experimentación para el pintor, que trabaja sobre la materia escondida, es decir, lo que uno guarda dentro de su psique: aquello frágil y subjetivo que se sujeta y acalla para no ser exteriorizado.
Jiménez-Balaguer piensa que “ Lo sensible es el reflejo de lo inteligible ”, y no para de indagar el concepto fundamental de una individuación del alma.

Con veinte años pinta en las montañas del monasterio de Montserrat con su amigo Josep Guinovart, liberándose de toda convención. Conoce a Cesáreo Rodríguez-Aguilera y su mujer Mercedes de Prat, y se hacen amigos íntimos.
Publica un manifiesto titulado “ He escuchado ”, donde define su aspiración, “ to claim ”. Según el sentido que le da Stanley Cavell, “ Claim: es lo que hace una voz cuando se funda en sí misma para establecer un aserción universal. ”[2]

Sus intuiciones son muy cercanas a las de Merleau-Ponty con su defensa del cuerpo como sujeto, y de las de Wittgenstein : “ El cuerpo humano es la mejor imagen del alma humana. ”
Expone en el “ Ciclo experimental d’Art Nou ” que dirigen Josep Maria de Sucre i de Grau y Àngel Marsà, y sus pinturas enriquecen la pintura matérica. En la Galería Clan de Madrid, obtiene la inestimable ayuda de Manolo Millares del grupo El Paso y de César Manrique. Este último acaba siendo un gran amigo y lo invita a mantener mayor contacto. El objetivo es impedir la obstrucción de la expresión y obtener la total libertad del ser. En 1956, el crítico de arte Juan Eduardo Cirlot lo incluye en el movimiento de la pintura abstracta.

La cultura catalana está en la búsqueda de sus señas de identidad, envergadura y especificidad, y se opone al arte oficial. Los pintores del siglo XX, principalmente Joan Miró, insisten en la necesidad de un arte nuevo.
En 1957, en los Salones de Mayo europeos, la juventud intelectual, Antoni Tàpies, Laurent Jiménez-Balaguer, presentan sus obras. Todos estos pintores informalistas muestran una visión crítica hacia un mundo de biopoder, de opresión y de exclusión, dominado por los diversos imperialismos.

En los años 70, debido a la fuerte conexión con la época postestructuralista, el pintor sigue explorando las posibilidades de un conocimiento del Yo. Desde entonces, su obra inaugura una nueva etapa basada en la comprensión del problema de la expresión y sus impotencias, inhibiciones, prohibiciones, inercias, y negaciones: los cuadros de Jiménez-Balaguer son la proyección de la visualización del interior desconocido.
Pese la abstracción de las imágenes, él piensa que estas no tienen porqué resultar misteriosas, mágicas y mudas: más bien tienen que conseguir comunicar significaciones.
Desde entonces, la belleza de un signo es poder dar una información universal sobre un fenómeno humano que permite otorgar al sujeto mayor poder.

Aunque por definición, lo Informe es lo que no tiene forma, Jiménez-Balaguer quiere indagar en la segunda acepción de la palabra. Como toda palabra “ Informe ” no es un concepto unívoco, sino polisémico. “ Informe ” es igualmente la exposición, ordenada y exhaustiva, sobre el estado de una cuestión.
Según Jiménez-Balaguer lo Informal es un informe que todavía no tiene forma, y el Informalismo es la ciencia de la nueva forma que se está creando.

El Informalismo deviene, desde este punto de vista, la corriente del arte que visualiza el espacio donde se construye la significación. En otras palabras: pensar “ Informe ” es pensar “Información”.

Su obra muestra un respeto infinito de la vulnerabilidad. Se construye como un acto crítico de la sociedad contemporánea que produce la destrucción de la subjetividad. Durante estos años, Jiménez-Balaguer averigua el poder de la pintura como fuerza.
Piensa que la imagen informalista es testimonio de una memoria semiótica presimbólica. Por lo tanto, su meta es revelar un lenguaje de lo pre-lingüístico, basado en la memoria de lo más entrañable, y que dota de estructura al ser. Es durante estos años cuando el pintor se libera de la destrucción estética de los años 50 y de las rascaduras del Informalismo de la posguerra para entrar en el siglo XXI.

De hecho, tras los arañazos, las rayas deícticas, las amputaciones, la fragmentación de la visión explotada, los detalles de la herida, de la interiorización de la negatividad y la violencia ejercitada contra la materia del ser, está la psique humana, que es capaz de reconstruirse.
Jiménez-Balaguer focaliza todo su arte en la transformación de la violencia en Forma.

A partir de los años 60, se instala en París con María Teresa Andreu (Mery). Tienen cuatro hijos: Christian, Virginie, Valérie, y Eric, y se pone en contacto con los intelectuales y los fílósofos de París. Se relaciona con el joyero parisino Jean Vendome. En 1961, es presentado a Antoni Clavé y a Stephen Spender en la Galería Saint-Germain. A partir de este momento y durante veinte años, desarrolla un lenguaje de signos mediante los cuales es capaz de comunicar un lenguaje universal de la interioridad.
Se trata de una deconstrucción de la idea según la cual un lenguaje privado no puede ser entendido por otro que uno mismo. Para Jiménez-Balaguer, la interioridad tiene por destino la comunicación universal. En 1986, se encuentra con Michel Tapié, promotor del concepto de “ Art Autre ” ; este le presenta a Rodolphe Stadler.
A partir de 1988, introduce una serie de objetos del mundo para expresar la interioridad. Sus cuadros se convierten en una pura enunciación mediante sus añadidos de arena, cuerdas, clavos, tejidos, ramas, rejas.

Jiménez-Balaguer obtiene el apoyo de Pierre Restany, que siente un especial entusiasmo por su obra. En la Galería Calart Actual en Ginebra, Luis Callejo le presenta a Joan Hernández Pijuan.

En 1990, Laurent Jiménez-Balaguer elabora el primer sistema de significantes de un lenguaje universal de la interioridad. Cada cuadro se convierte en el espacio de la visualización del lenguaje universal de la interioridad, desde el cual se comprueba la construcción del sujeto.
Su trabajo interroga los clásicos atributos del sujeto: el tiempo, la memoria adquirida y el sufrimiento. Sus obras indagan en dichos elementos.

En el año 2000, empieza sus diálogos filosóficos con Alexis Virginie Jiménez sobre la pintura catalana y el Informalismo de los años 50 ; juntos crean la corriente artística: el Nuevo Informalismo. El movimiento nace en el año 2000 en Chevry II (Gif sur Yvettes), donde está su taller.
La base teórica está relacionada con los New Cultural Studies. Los primeros vídeos de arte “Interventions”, de Alexis Virginie Jiménez, están rodados allí.

El trabajo de Jiménez-Balaguer, comparte ciertos valores con los Cultural Studies y las luchas teóricas de intelectuales como Julia Kristeva, Jacques Derrida, Gilles Deleuze, Jacques Lacan, Michel Foucault, Judith Butler.
El artista cuestiona qué hay que hacer con los puntos cardinales de la metafísica occidental y como se debería de interpretar una nueva concepción de la identidad humana.

Querer Olvidar, 1998.

Sol Negro, 2012.

El 8 da buena suerte 2010.



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