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Legión del Caribe



La Legión del Caribe es la denominación de la coordinación entre líderes políticos que buscaban el establecimiento de la democracia en esa región, durante la década de 1940. Antes que una auténtica organización político militar, se trataba de una convergencia de destacados políticos que encontraron apoyo en las nacientes democracias de Guatemala, presidida por el presidente Juan José Arévalo, y de Cuba, presidida por el presidente Ramón Grau San Martín.

Entre 1945 a 1947, en Costa Rica, José Figueres Ferrer integró un frente donde participaban tanto estudiantes como campesinos. Después de visitar Guatemala, Figueres Ferrer obtuvo apoyo para organizar una fuerza armada irregular de 700 hombres que a pesar de controlar algunas áreas rurales, no conseguía mayor éxito. No obstante, después de las elecciones de 1948, que pretendía anular el Presidente Teodoro Picado Michalski, para favorecer la reelección de su antecesor, el expresidente Rafael Ángel Calderón Guardia, se generaron protestas demandando el respeto del voto así como denuncias de fraude. Figueres Ferrer aprovechó el descontento, acompañando la protesta popular con acciones militares decisivas que le llevaron al poder.[1]

No obstante, su éxito coincidió con el viraje a la derecha del gobierno de EUA de Harry S. Truman, además la prensa norteamericana refirió a estos acontecimientos como resultado de una estrategia militar de la “Legión del Caribe”.

En la Ciudad de Guatemala, se reunieron el 17 de diciembre de 1947, varios líderes luchadores por la democracia y suscribieron un documento conocido como el Pacto del Caribe. Allí señalaron que integraban una red “de grupos representativos de la República Dominicana, Nicaragua y Costa Rica (…) Una vez derrocados los dictadores, los recursos de las naciones liberadas servirán para reforzar nuestro común esfuerzo.”

“Todos los grupos representativos de los pueblos oprimidos del Caribe serán invitados para unirse a este pacto, para que así también –con nuestra ayuda– puedan liberar sus propios países”.[2]

En el verano de 1947, el presidente de Cuba, Grau San Martín, apoyó la organización de una fuerza irregular de 1,200 hombres principalmente de República Dominicana aunque había algunos hondureños. Cuando se concentraron en Cayo Confites, fue claro que el siguiente paso era la invasión, por lo que el dictador Rafael Leónidas Trujillo que había sobrevivido a la ola democratizadora del gobierno de Franklin D. Roosevelt, supo despertar el apoyo de la nueva administración de EUA, señalando que la Legión del Caribe era una trama comunista dirigida por su rival Juan Bosch. Las presiones norteamericanas hicieron que Grau desistiera, ordenando al ejército cubano, la detención y desarme de la fuerza expedicionaria en septiembre de ese año.[2]

No obstante, quedaba otra fuerza armada en Guatemala con el mismo propósito, que había escapado a la atención pública. Arévalo solicitó las armas confiscadas en Cayo Confites para fortalecer a los restantes miembros de la Legión, sin éxito.

La legión Caribe Jugó un papel fundamental en la victoria del Ejército de Liberación Nacional en la guerra civil de 1948. Una de las primeras acciones realizadas por las fuerzas comandadas por José Figueres Ferrer fue la toma del aeropuerto de Pérez Zeledon, con el fin de establecer un puente aéreo con Guatemala, puente mediante el cual hombres y armas de la legión Caribe, además de armas del ejército guatemalteco apoyaron la causa de los rebeldes liderados por José Figueres. Miguel Ángel Ramírez Alcántara, dominicano y miembro prominente de la legión Caribe, fue el líder del Estado Mayor del Ejército de Liberación Nacional. La presencia de los hombres de la legión Caribe fue determinante en la victoria del Figueres.

Mientras tanto, después de hacerse con el gobierno, José Figueres Ferrer decidió apoyar el derrocamiento de Anastasio Somoza García. No obstante, los reclutas tuvieron una conducta indisciplinada muy ruidosa. Entonces, en diciembre de 1948 Somoza organizó una invasión a Costa Rica, que tuvo que recurrir ante la Organización de Estados Americanos para buscar una salida pacífica. Como parte de los compromisos, Figueres devolvió las armas al gobierno de Guatemala, además algunos exiliados nicaragüenses salieron hacia ese país.

Desde inicios de 1949, en Guatemala, hubo una concentración de combatientes decididos a provocar la caída de Trujillo, el dictador de la República Dominicana. El gobierno de Arévalo, de nuevo ofreció apoyo. Para el efecto, coordinó esfuerzos diplomáticos y militares, para conseguir el éxito. En principio, consiguió que el gobierno mexicano presidido por Miguel Alemán Valdés permitiera el reabastecimiento de las seis naves aéreas que componían la expedición en el aeropuerto de Cozumel en Quintana Roo. De Figueres Ferrer, en la presidencia de Costa Rica, obtuvo apoyó para el financiamiento logístico. No obstante, del nuevo presidente de Cuba, Carlos Prío Socarrás, interesado en no molestar a la nueva política de la administración de EUA, únicamente logró una declaración consistente en que, en caso de éxito, apoyaría al nuevo gobierno. Los preparativos continuaron y se fijó fecha para la invasión.

El 19 de junio de 1949, solamente uno de los seis aviones, que componían la fuerza expedicionaria, con quince hombres, pudo aterrizar cerca del pueblo de Luperón. Trujillo había incrementado la represión con arrestos y asesinatos contra la oposición, y alertado de la invasión, tendió rápidamente la operación de cerco que aisló a la columna invasora. Después de combatir durante varios días, fueron muertos diez expedicionarios y el resto aprisionado.[3]

Los sucesivos gobiernos de EUA, se presentaron a la población latinoamericana, como aliados de los dictadores Trujillo y Somoza. La prédica democrática de Roosevelt, se perdió ante el endurecimiento de la política de favorecimiento de los regímenes “fuertes” anticomunistas. Muchos líderes en Latinoamérica, enfrentaron la hostilidad norteamericana cuando impulsaban proyectos democráticos, lo que provocó la entronización de nuevas dictaduras.

Quizás el juicio sobre el Presidente Juan José Arévalo Bermejo resume de mejor manera, la imposibilidad de la democracia para Latinoamérica, durante el siglo XX. James Edwin Webb, subsecretario de Estado de los EUA señala en un memorándum al Presidente Truman, en septiembre de 1950: “La así llamada ‘Legión del Caribe’ ha sido apoyada por el gobierno (de Guatemala)’ por influencia” de los comunistas.[4]​ Mientras que el Partido Guatemalteco del Trabajo (comunista) en 1950, señala que gracias a la Legión del Caribe, Arévalo pudo “apoyar al régimen reaccionario de Figueres en Costa Rica”.[5]




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