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Lengua tarasca



Lengua aislada

El idioma purépecha, tarasco o michoacano[2]​ (autoglotónimo: P'urhepecha, pronunciación: [pʰuˈɽepet͜ʃa]), es un idioma hablado por los miembros del pueblo purépecha del occidente de México.

El purépecha presenta muchas características lingüísticas que lo hacen parecer un idioma singular,[3]​ muy diferente de otras lenguas de Mesoamérica. De hecho, la lengua p'urhépecha ha sido clasificada como un idioma o lengua aislada, ya que hasta ahora no se ha podido establecer ninguna relación de origen común con alguna de las lenguas que se hablaron, o hablan, en México u otro país, aunque Morris Swadesh, sugirió alguna similitud remota de tipo léxico con otros idiomas de América.[4]​ Esta propuesta no ha tenido demasiada aceptación entre los especialistas en estas otros idiomas.

El purépecha es una de las lenguas indígenas de México con mayor vitalidad. Se divide en tres variantes dialectales: la de la región lacustre, la central y la serrana (algunos incluyen una cuarta, la de la Ciénaga). De acuerdo con cifras del XII Censo General de Población y Vivienda de 2000, existen unos 121 409 hablantes asentados en 22 municipios y siendo un 25 % de los mismos monolingüe en purépecha y el resto bilingües en español. En la actualidad se hablan 56 idiomas a lo largo y ancho del territorio mexicano.[5]​ Las estadísticas oficiales (INEGI 1996) indican que en el estado de Michoacán se hablan 38 lenguas indígenas con el siguiente número de hablantes:

Su auge repuntó partir de 1895, año desde el cual se dio inicio a un movimiento de apoyo a través de la Academia de la Lengua Purépecha (P'urhe Uandakueri Juramukua) por el cual se ha conseguido el fortalecimiento y difusión de esta lengua. El purépecha es, actualmente, una lengua literaria debido a la gran difusión que han tenido los Concursos Regionales de Cuento en Lenguas Indígenas coordinados por la Dirección General de Culturas Populares e Indígenas y los estados de Hidalgo, Querétaro, Michoacán y México, los cuales han fortalecido también el carácter literario de las lenguas náhuatl, otomí y mazahua.

La clave ISO 639-2 para el idioma es nai.

El purépecha se considera habitualmente una lengua aislada de Mesoamérica.[6]​ Conserva algunos rasgos tipológicos poco frecuentes en el área lingüística mesoamericana como la presencia de dos fonemas vibrantes: la vibrante simple /r/ y la retrofleja /ɽ/. De los cinco rasgos típicos del área lingüística mesoamericana, el purépecha sólo posee de manera inobjetable uno, el sistema vigesimal de numeración.[cita requerida]

Sin embargo, Greenberg considera que esta lengua tiene cierto parentesco con el chibcha, aunque esta idea es rechazada por la mayoría de lingüistas especialistas en lenguas americanas, como Campbell, quien la considera una lengua aislada.

El purépecha se habla principalmente en la parte occidental y central del estado, principalmente en el área comprendida entre el lago de Pátzcuaro y la sierra al occidente de este conocida como la Meseta Tarasca.[7]​ El territorio abarca a 22 municipios del estado de Michoacán, que en conjunto ocupan una área de 8.370 km², lo cual representa el 14 % de la superficie del estado, de los cuales, 14 tienen una proporción significativa de hablantes de la lengua. Estos son: Chilchota, Charapan, Nahuatzen, Paracho, Tangamandapio, Cherán, Quiroga, Erongarícuaro, Coeneo, Los Reyes, Tzintzuntzan, Tingambato, Pátzcuaro y Uruapan.

En Morelia se habla únicamente por los migrantes de estas regiones, pues no es una lengua madre de dicha ciudad. De estos migrantes la mayoría son estudiantes de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, la cual cuenta con esta lengua dentro de su departamento de idiomas.

El centro del antiguo reino tarasco se encontraba alrededor del lago de Pátzcuaro, que aún es un centro importante de la comunidad purépecha. Este reino abarcaba casi todo el estado de Michoacán y partes considerables de Guanajuato y Guerrero, así como porciones de los estados de México, Querétaro y Jalisco.

Tradicionalmente se reconocen cuatro variedades geográficas o dialectos: la de la Meseta o Sierra, la de la zona lacustre, la de la Cañada y la de la Ciénaga.[8][9]​ La región de la Meseta concentra aproximadamente el 62 % de los hablantes, y de hecho fue hasta los años 1980 la zona menos comunicada del territorio. La zona lacustre concentra el 17.8 % de los hablantes, la Cañada o Región de los Once Pueblos el 14.7 %, y la Ciénaga sólo el 5.2 %.[10]

Ethnologue distingue dos variedades: el dialecto central hablado aproximadamente por 120 000 personas (1990) alrededor de Pátzcuaro y el dialecto occidental de las tierras altas hablado en las cercanías de Zamora, Los Reyes de Salgado, Paracho, y Pamatácuaro, todos ellos en las vecindad del volcán Paricutín.

Es una de las lenguas más ampliamente usadas por el grupo étnico que la sustenta como parte de su identidad y es una de las pocas lenguas indígenas que ha llegado a tener su propia academia de la lengua. Sin embargo, es una lengua que está experimentando una contracción paulatina y en algunos poblados se ha reducido al mínimo y en una o dos generaciones se perderá por completo si continúa el actual proceso de abandono de la lengua.[11]

Esta lengua, junto con todas las lenguas indígenas de México y el español, fueron reconocidas como "lenguas nacionales" debido a la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas promulgada y publicada en el año 2003.[1]

El purépecha se empezó a escribir desde el siglo XVI, cuando los frailes lenguatarios adaptaron las grafías latinas para ello. Los intentos de normalización moderna se remontan al Proyecto Tarasco (1939), cuando se empezaron a discutir algunas propuestas ortográficas. Actualmente no existe todavía consenso en esa cuestión, aunque tiene cierto peso el estándar propuesto por la Academia de la Lengua Purépecha[12]​ y la propuesta de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Esta última es la usada por la Dirección General de Educación Indígena para los libros escolares.

En los siguientes cuadros se muestran los fonemas del purépecha con sus principales alófonos. El inventario vocálico está formado por las siguientes unidades:

Las dos vocales medias /e, o/ son poco frecuentes, de hecho /o/ es bastante inusual. Por su parte el inventario consonántico está formado por:

Morfológicamente el purépecha hace extenso uso de la flexión y tiene una compleja morfología.[14][15]​ Desde el punto de vista tipológico se trata de una lengua aglutinante en la que las palabras muestran un límite claro y son segmentables fácilmente en morfemas existiendo generalmente una correspondencia unívoca entre morfema y función que este desempeña[16]​ como en:

Uno de los subsistemas más productivos dentro de la lengua purépecha es el de los clasificadores o locativos corporales. Los locativos corporales son en algunos casos unidades léxicas y en otros casos partículas gramaticales. Su función es interesante, ya que delimitan y nombran objetos que no necesariamente tienen qué ver directamente con el cuerpo humano, sin embargo se los dota de brazos, piernas, boca, cabeza, etc. También hacen referencia a la parte del cuerpo que recibe o ejerce la acción de un verbo.

Algunos ejemplos de locativo corporal:

El verbo “cortarse la mano” existe como tal, donde se puede identificar la partícula k’u, que se refiere a la palma de la mano. Vemos también que en este caso sólo hay yuxtaposición y se prescinde del instrumental jimbo (“con”), que tendría que ir justo después de tsakapu (“piedra”).

Aquí observamos que el verbo uarhini está adicionado con la partícula me, referente no precisamente a una parte del cuerpo humano, sino a los líquidos, es decir; a cosas que se relacionan generalmente con el agua. Aún con ese locativo presente en el verbo, se reitera la idea del agua con la palabra itsï, adicionada con el locativo rhu, cuyo significado literal es ”en”.

El verbo “acariciar” es putini, de manera que putimukuni es algo así como acariciar con la boca. Es precisamente a la boca a los que se refiere la partícula mu, que está totalmente inserta en la morfología del verbo. El resto de la frase es algo de rutina, un sustantivo adicionado con caso aplicativo.

El purépecha es una lengua dotada de caso morfológico. Desde el siglo XVI, fecha en que se documentó por primera vez la lengua se detectan ciertos desarrollos históricos. Por ejemplo el marcaje de ciertos casos mediante clíticos o postposiciones está dando paso a genuinas marcas de caso, que se añaden a los casos ya presentes en el siglo XVI.[17]​ El purépecha es una lengua exclusivamente sufijante, Swadesh identificó hasta 150 sufijos.

El alineamiento morfosintáctico es de tipo nominativo-acusativo con el sujeto sin marca explícita (morfo cero) y el objeto (indirecto o directo) marcado con -ni:

El orden sintáctico es claramente uno, en el que el sujeto precede al verbo (hay cierta discusión adicional sobre si es más básico SOV o SVO), por ejemplo:

La flexión nominal en purépecha incluye número y caso (no existen diferencias de género gramatical). La categoría de número distingue entre plural y no-plural, el plural se marca con -echa o -cha (el primero en formas cuya forma singular acaba en /u/ o /a/ (esta se elide en el plural), mientras que la otra forma aparece tras formas acabadas en /i, ɨ, e/ en el singular), algunos ejemplos:

La flexión de caso distingue los siguientes casos:

temporal, agente, destinatario, causa

Los casos comitativo e instrumental de hecho no son casos propiamente dichos ya que son postposiciones escritas tras el nombre no afijos.




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