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Lenguas guanches



Afroasiático
  Afrosiático septentrional
    Bereber

Las lenguas guanches (llamadas también bereber canario o tamazight insular) son un conjunto de variedades de las lenguas bereberes que eran habladas por los aborígenes canarios (conocidos genéricamente como guanches).[1]​ El idioma se extinguió hacia el siglo XVIII, si bien puede que pequeñas comunidades lo siguieran empleando hasta el siglo XIX.[2]​ Actualmente, la lengua se considera muerta y tampoco existen acciones por parte de las administraciones públicas para recuperarla.[3]

La lengua de cada isla era muy similar, y se utilizaban nativos de unas islas como intérpretes en la conquista de las siguientes. Los habitantes de algunas islas vivían relativamente aislados unos de otros, sin contacto cotidiano. Por esa razón la lengua guanche debe ser considerada un complejo dialectal formado por diversas variantes parcialmente inteligibles entre sí. El idioma, aunque ha desaparecido, ha dejado una gran cantidad de guanchismos (palabras de origen guanche) en el español. Además, existe una obra que recopila las palabras y las oraciones en el idioma registradas por los españoles, el Monumenta Linguae Canariae.[4]

Si bien esta es la denominación más popular, el término guanche no es el más apropiado para hacer referencia a las lenguas habladas por los antiguos pobladores de las islas, como tampoco es correcto para designar a estos pobladores, debido a que, en principio, corresponde únicamente a la isla de Tenerife. El proceso de aculturación que tuvo lugar tras la conquista (siglo XV) llevó a la desaparición de las hablas bereberes del archipiélago en el siglo XVIII quedando algunas palabras relacionadas con la actividad ganadera, la flora, etnónimos y numerosos topónimos.

La denominación no es del todo exacta, por referirse originalmente solo a la isla de Tenerife en la época en que se hablaba, aunque hoy se entienda por este término al conjunto de los antiguos canarios prehispánicos. Otras denominaciones posibles son lenguas prehispánicas canarias, hablas de los antiguos canarios, bereber insular, amazigh insular, amazig insular, ínsuloamaziq.[5][6]​ Hay muy pocos testimonios escritos de estas lenguas recogidos durante el siglo XVI, pero no existe ninguna compilación gramática de ellas. Los términos que actualmente se conservan de dicha habla antigua, así como los recogidos por los cronistas permiten la identificación de dichas lenguas con el bereber.

El guanche no ha sido clasificado con certeza. Muchos lingüistas proponen que el guanche era probablemente un idioma bereber, o que al menos estaba relacionado con los idiomas bereberes. Sin embargo, las palabras bereberes reconocibles son principalmente vocabulario agrícola o ganadero, mientras que no se han identificado inflexiones gramaticales bereberes y hay una gran cantidad de vocabulario que no se parece en absoluto al bereber. Por ello, es posible que el guanche en realidad solo tuviera el bereber como sustrato y no perteneciera a su familia lingüística.[7]

Los testimonios conservados del guanche son escasos y se restringen a un conjunto de frases y palabras anotadas por los primeros colonizadores hispano-normandos, la toponimia de las islas y algunos préstamos léxicos que perduran en el español de las islas (el español canario).[4][8]​ Muchos de los topónimos canarios son reconocibles e interpretables en bereber, por ejemplo, la marca de femenino típica en t-...(-t) aparece en numerosos topónimos. Las frases pueden ser comparadas con las lenguas continentales para reconstruir la fonética y estructura original.[9]​ En ocasiones, las fuentes pueden ir acompañadas por una traducción contemporánea al castellano, lo que facilita el análisis.

El sistema de numeración muestra un claro parentesco de las lenguas bereberes y las diversas variantes de guanche. Por ejemplo, la siguiente lista reproduce los numerales registrados en Gran Canaria con su correspondencia fonética original (indicado por *-), así como su comparación en la raíz proto-bereber. Nótese que los números tienen género (m. y f.), formándose el femenino con la fórmula final -yat / -at. (*Las variaciones "nait" para el numeral 1 y "liin / lin-" para el 2, inconsistentes con la reconstrucción del protobereber y con las otras formas atestiguadas, son consideradas erratas o copias erróneas de "v" y "s" cursivas en el texto original).

nait

El explorador genovés Recco es conocido por haber proporcionado el primer relato fidedigno del idioma guanche en 1341, con una lista de los números 1-16, posiblemente de la variante de Fuerteventura. El poeta canario Cairasco escribió los números en guanche en una canción.[12]​ Las formas atestiguadas entre paréntesis triangulares "⟨ ⟩" son préstamos léxicos del árabe, y no está clara la razón de porqué aparecen en la lista de Antonio Cedeño (posible contaminación oral o textual, en especial del 4 y el 5, arbah y khamza respectivamente).[13]​ Con motivo de la inclusión de estos dos vocablos en la lista, los numerales siguientes ("sumus", "acot", etc.) no concuerdan con las otras ennumeraciones.

El científico Antonio Arnaiz Villena apoya el hecho de que existen evidencias de influencia íbera y vasca entre los guanches. «Durante la conquista muchos creían que los guanches hablaban vasco, y por eso se eligió al primer obispo».[14]​ Los guanches, de hecho, mencionaron a un grupo de extranjeros que había llegado a las islas antes que los españoles:

En junio de 1341, dos naves fletadas por el rey Alfonso IV de Portugal y con tripulación florentina, genovesa y castellana, alcanzaron las islas bajo su mando y con la ayuda de su segundo, el florentino Angiolino del Tegghia de Corbizzi. Permanecieron allí durante cinco meses. A su regreso a Lisboa, el literato Giovanni Boccaccio escribió un retrato sobre el pueblo guanche, basándose en los datos que le había dado Recco. Los guanches fueron el grupo más numeroso del archipiélago y fueron los más longevos capaces de resistir la conquista llevada a cabo por castellanos y normandos en el siglo XV. Por eso, en la literatura científica popular, el término "guanches" se utiliza para todos los pueblos y lenguas indígenas de las islas del archipiélago.

A mediados del siglo XIV, en la isla de Gran Canaria, se utilizaron como intérpretes los primeros, en ese momento todavía pacíficas empresas misioneras de sacerdotes y monjes mallorquines, indígenas que habían llegado a Mallorca como esclavos. Se les había enseñado la fe cristiana, se les había bautizado y se les había liberado para hacer obra misional con su pueblo. Continuaron siendo analfabetos y es por eso que no dejaron información escrita.

Mientras que para la conversión de la población árabehablante a principios del siglo XVI, el entonces arzobispo de Granada, Hernando de Talavera, promovió un libro de texto de lengua árabe, y en América, especialmente por parte de los jesuitas por motivos de proselitismo, gramáticas y diccionarios de las lenguas de la población indígena, este no parece haber sido el caso en las Islas Canarias. Debido a la rápida integración lingüística y cultural de los viejos canarios en la nueva sociedad creada por los conquistadores cristianos, los misioneros aparentemente no consideraron necesario ocuparse de la lengua o lenguas de los indígenas.

Los mismos "viejos canarios" no dejaron constancia escrita. La información sobre los idiomas se mantiene a través de informes desde el momento del descubrimiento y la conquista. Todo lo que se sabe sobre las lenguas se documentó inicialmente según la reproducción de sonidos del normando, y más tarde del castellano. Con una excepción, los informes no describieron explícitamente el idioma; en cambio, los nombres personales, los nombres de lugares o los términos se dieron en el idioma correspondiente.

Los sustantivos en guanche mantienen de manera transparente prefijos y sufijos típicos de la morfología bereber, así muchos nombres masculinos empiezan por a- o i- (en proto-bereber un nombre masculino empieza por una de las vocales *a-, *i-, *u) como en el nombre de los menceyatos Abona, Adeje, Anaga, Icode, mientras que los femeninos empiezan siempre por t(a)- y frecuentemente conservan el circunfijo t-...(-t) como en Teberbite < *tebărəwwit, Tegueste < *tegăsət.[15]

singular

plural

singular

plural

Los pronombres personales atestiguados en forma de prefijo son hi- y a- (1ª p. sing.), y- (3ª p. sing. m.), t- (3ª p. sing. f.) y n- (1ª p. pl.). La segunda persona del plural se escribe con prefijo y sufijo: t-...-m. Los morfemas pronominales posesivos son los sufijos -i y -e (1ª p. sing.), -hec, -c y -m (2ª p. sing.), -es, -ce, -ex y -nt (3ª p. sing.) y -vn (2ª p. pl.). Los sufijos pronominales son - (2ª p. sing.) y -n (3ª p. pl.). Los pronombres independientes atestiguados son nec (1ª p. sing.), ki (2ª p. sing.), ne (1ª p. pl.) y kenay (2ª p. pl.). Ejemplos de verbos conjugados registrados: vivin 'ellos portan' (vivi 'portar' + -n), neigà 'nosotros tenemos' (ne- + igà 'tener'). Ejemplos de sustantivos registrados con pronombres posesivos: guayohec 'tu súbdito' (guayo 'súbdito' + -hec), mayex 'madre de él' (may 'madre' + -ex).[16]

Desde el último tercio del siglo XIX se conoce la existencia de inscripciones y grabados en piedra cuyos signos son semejantes al alfabeto tifinagh usado por los bereberes del continente africano.[17]​ Estos textos guanches parecen ser inscripciones líbico-bereberes en las islas occidentales y neo-púnicas en las islas orientales y en algunas zonas de Tenerife y La Palma. Nótese que la dirección de la lectura de los signos pudo ser de arriba a abajo o de izquierda a derecha, además de que en tifinagh no se distinguen las vocales.[18]​ Algunas de estas inscripciones han podido ser descifradas usando vocabulario continental y el tifinag como referencia para reconstruir la lengua original, obteniendo textos con un significado verosímil y coherente como resultado.[19]

Texto en La Caleta, El Hierro:

Texto en Barranco de La Angostura, Gran Canaria:

El fundador de la literatura canaria, Bartolomé Cairasco de Figueroa, quien incorporó a sus obras elementos característicos de la cultura canaria tras la conquista de este archipiélago, escribió un buen número de obras literarias, entre ellas Templo Militante y la Comedia del Reçebimiento que se hizo al Reverendísimo Señor don Fernando de Rueda, obispo de Canarias, el día 8 de mayo de 1582 (una pieza teatral breve que pertenece al tipo de teatro "de entradas"),[24]​ que son muy importantes para la investigación de los monumentos de importancia en la lengua canaria.[4]

En la Comedia del Reçebimiento se menciona una “lengua extraña”, que Cairasco incluyó en partes de su obra. Esta es trabajada por los lingüistas junto con el resto del material presentado en la comedia, pues contiene diálogos en guanche.[25]​ Uno de los diálogos de Doramas:

Poco después, un personaje llamado "Sabiduría" explica el significado del diálogo anterior:

Existe una gran cantidad de palabras de origen guanche en español, aunque esto se puede notar más en la variante hablada en las Islas Canarias. El 55% de los guanchismos son nombres de lugares, el 23% nombres de personas y el 17% nombres de objetos. Palabras como gofio, tagoror, mencey, baifo, jaira, gambuesa, chajorra, tabaiba, tajinaste, mol, calcosa, cárisco, irama, perenquén, guirre, chuchanga, sarantontón, folelé, etc. provienen del guanche.[26]​ Además, en la actualidad se siguen conservando topónimos guanches, sobre todo en nombres de municipios (Gáldar, Tijarafe, Alajeró, Tacoronte, Telde, Tuineje o Teguise) o pueblos (Timijiraque, Tigalate, Chipude, Taganana, Tunte, Tetir o Güime) y de personas (Ossinissa, Acerina, Agoney, Adassa, Acoidan, Tibiabin, Mahey), etc.[27][28]

El silbo, una forma silbada del habla guanche utilizada para comunicarse a largas distancias, fue un lenguaje silbado que se usó en La Gomera, El Hierro, Tenerife y Gran Canaria. Se asume que el sistema fonético guanche debe haber sido lo suficientemente simple como para permitir que el silbo fuera eficiente. A medida que la lengua guanche se extinguía, los habitantes de las Islas Canarias lo adaptaron al español creando el silbo gomero, el cual es enseñado y utilizado en la actualidad por habitantes de La Gomera.[29]

Admenena comorante.

¡Válgame Dios!

Achit guañoth mencey, reste Bencom.

Viva el combatiente mencey, el protector Bencomo.

Hai, tu catanaja.

¡Ea, aumenta los honores!

Agoñec, Acorom yñat zahaña, guañac reste mencey.

Juro, Dios que está adherido a esto, como mencey protector del reino.

Ke guerte; yguan taro.

Ve y tíralo; se saciará pronto.

Menceyto Acoran yñat zahaña chaconameth.

Mencey bajo Dios que está adherido a este hueso que es levantado.[4]



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