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Lev Karaján



Lev Mijáilovich Karaján ('en armenio, Կարախանյան Լեւոն Միքայելի, Levon Karajanián, Tiflis, Imperio ruso, 20 de enerojul./ 1 de febrero de 1889greg.-20 de septiembre de 1937) fue un revolucionario ruso de origen armenio y diplomático soviético, viceministro de Asuntos Exteriores de 1925 a 1934 y embajador en varios países.[1]​ Falleció en la Gran Purga en 1937.[1]

Hijo de un abogado armenio[2]​ bondadoso pero de poco éxito, Karaján —nacido en Tiflis[3]​ el 20 de enerojul./ 1 de febrero de 1889greg.— comenzó sus actividades revolucionarias en 1904, cuando aún asistía a la escuela.[4]​ En 1905, tras la derrota rusa frente a los japoneses, la familia se trasladó a Harbin, principal ciudad en la línea del ferrocarril transmanchuriano.[5]​ Tres años después, se trasladó de nuevo, esta vez a San Petersburgo, aunque siguió visitando el Oriente, sobre todo Vladivostok, en misiones subversivas.[5]

En 1910, tras no conseguir ingresar en la facultad de leyes, comenzó a trabajar de periodista mientras continuaba con su labor revolucionaria, que en 1915 le llevó a ser detenido y deportado a Siberia.[6]​ Pasó su exilio interior en Tomsk y tras la caída de la monarquía en la Revolución de Febrero, participó activamente en la organización de sóviets en Irkutsk.[3]

Partidario de una línea intermedia entre mencheviques y bolcheviques —pertenecía al Comité Interdistrito—, se le nombró —dos semanas después de la Revolución de octubre y para gran sorpresa suya— ayudante del nuevo comisario (ministro) para Asuntos Exteriores, León Trotski.[5]​ Antes había colaborado con este en el Comité Militar Revolucionario de Petrogrado.[3]​ Se había unido a los bolcheviques justo antes del golpe de Estado de noviembre, que ayudó a organizar como miembro del Comité Militar Revolucionario.[6]

Poco después participó como secretario[2]​ de la delegación bolchevique en las negociaciones de Brest-Litovsk, junto a León Trotski (ministro de Asuntos Exteriores) y Adolf Iofe, a pesar de no hablar alemán.[5][3]​ Fue el único de la delegación original en acabar firmando el tratado.[7]

Entre marzo[3]​ de 1918 y 1920 y, de nuevo, entre 1927[3]​ y 1934 fue vicecomisario[8]​ de Asuntos Exteriores.[1]​ Participó en las negociaciones entre el Gobierno moscovita e Irán, Afganistán, Jiva y Bujará.[3]​ Tomó parte asimismo en la fundación de la Comintern e ingresó en su comité ejecutivo en 1919.[3]

Entre 1921 y 1923 fue embajador en Polonia.[9][1][3]​ Trató en vano de mejorar las relaciones con Francia, que no fructificaron por la exigencia de París de que Moscú reconociese las deudas contraídas por el anterior Gobierno zarista y por la ausencia de propiedad privada en el territorio soviético.[10]​ El 25 de mayo de 1919, ya bajo el nuevo ministro Gueorgui Chicherin, tomó la responsabilidad de los asuntos relativos al Extremo Oriente.[5]​ Karaján estableció las primeras relaciones con la república china de Sun Yat-sen y firmó el tratado que, en 1924, concedió cierta participación a los chinos en la gestión del ferrocarril transmanchuriano.[5]​ Este tratado convirtió también a Mongolia en protectorado soviético.[3]​ Para entonces Karaján había pasado a desempeñar el puesto de polpred (embajador) en China (desde 1923), cargo que ocuparía hasta 1927.[11][1][3]​ Llegó a Pekín, capital del país, en septiembre de 1923, con plenos poderes para establecer relaciones diplomáticas entre los dos países, entorpecidas por la disputa entre ambos por el control de Mongolia.[12]

Defendió, al igual que Stalin, la cooperación entre los comunistas chinos y los nacionalistas del Kuomintang.[1]​ En 1927 regresó a Moscú y retomó el cargo de vicecomisario de Asuntos Exteriores.[3]

A comienzos de los años treinta, mientras el futuro comisario de Asuntos Exteriores Maksim Litvínov era el encargado del ministerio para asuntos europeos, Karaján lo era para el Extremo Oriente.[13]​ Partidario cada uno de mantener una postura de resistencia en su zona de influencia y de apaciguamiento en la del otro, Karaján defendió, a comienzos de la década sin éxito, una política de oposición a las exigencias japonesas.[4]​ La debilidad económica y militar en la frontera con China llevó a regañadientes a Stalin a ofrecer un pacto de no agresión a Japón a finales de 1931, que lo rechazó casi un año después. A finales del mismo año la preocupación soviética por esta zona creció con la ocupación japonesa de Manchuria.

Los soviéticos, con el apoyo firme de Karaján, comenzaron un refuerzo económico y militar de la zona fronteriza que les permitió, a partir de 1933, desarrollar una política mucho más firme frente a los japoneses.[14]​ Karaján dejó clara en todo momento su postura a favor de China y contraria a la expansión japonesa.[15]​ Entre 1931 y 1933, sin embargo, se vieron obligados a ceder ante la presión japonesa y vender a este país el ferrocarril transmanchuriano, necesidad que Karaján hubo de transmitir a los embajadores de la zona, a pesar de ser opuesto a toda concesión, que temía Japón interpretase como gestos de debilidad.[16]

Relevado del vicecomisariado en 1934 —había perdido el control efectivo de los asuntos asiáticos en mayo del año anterior—,[17]​ se le nombró embajador en Turquía el mismo año.[18][3]

Fue arrestado y ejecutado en 1937 durante las purgas estalinistas, acusado de ser un fascista partidario de Trotski.[19][3]​ Su esposa, Marina Semiónova lo sobrevivió y falleció en 2010.[2]

Su superior Chicherin lo admiraba por su agilidad mental, buen juicio y habilidad política, el embajador británico lo calificó de «extremadamente afable» y alguno de sus colegas lo definió como optimista nato, trabajador concienzudo y de trato sencillo, aunque mantuvo una relación tensa con su colega el vicecomisario y posterior comisario de Asuntos Exteriores Maksim Litvínov.[11]



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