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Libro de Ester



El Libro de Ester (hebreo מְגִילַת אֶסְתֵּר, Meguilat Ester—"Rollo de Ester") es un antiguo libro hebreo y forma parte de los Ketuvim (Escritos), la tercera sección del Tanaj. El texto original hebreo es universalmente considerado canónico. Para el judaísmo, constituye un libro externo e independiente de la Torá (Pentateuco). Para el cristianismo, forma parte de los libros del Antiguo Testamento. A su vez, las adiciones posteriores en griego fueron aceptadas como deuterocanónicas por la Iglesia católica, en tanto que Iglesias Protestantes, Anglicanas y Restauracionistas las excluyen de la Biblia,[2]​ basándose en la usanza judía.

El Libro de Ester se conserva hasta hoy en dos formas sustancialmente distintas: un texto en hebreo (la forma más breve, considerado por la mayoría de los investigadores como original), y un texto en griego koiné (también en dos formas bastante divergentes: la de la Septuaginta o Biblia de los Setenta, y la de Luciano de Antioquía, traducciones libres del hebreo que añaden a este seis largas secciones consideradas deuterocanónicas).[4]​ La versión hebrea del Libro de Ester era aún discutida por los rabinos en el siglo I d.C., pero finalmente tuvo gran aceptación entre los judíos y, más tarde, tampoco fue objetada por los protestantes.[4]

Las adiciones griegas a la versión hebrea del Libro de Ester fueron puestas en tela de juicio por Jerónimo de Estridón quien, al traducir este libro, recogió las secciones en griego al final de su obra: la Vulgata. Pero fueron finalmente admitidas como canónicas por el Concilio de Trento, junto con otros libros en idéntica situación (como los libros de Tobías y Judit), en respuesta a la Reforma Protestante.[4]

En resumen, el libro es considerado universalmente canónico en su original hebreo, única versión aceptada por los judíos y los protestantes. Las adiciones posteriores en griego fueron aceptadas como deuterocanónicas por los cristianos católicos y ortodoxos, pero se consideran apócrifas por los protestantes, anglicanos y restauracionistas.

Tradicionalmente, los rollos que contienen el Libro de Ester presentan un solo rodillo o cilindro del lado izquierdo, a diferencia de la mayoría de los rollos de la Biblia, tales como las copias manuscritas del Pentateuco (Torá) que tienen dos cilindros, uno de cada lado.[1]

El Libro de Ester muestra un considerable nacionalismo y emplea un lenguaje directo, poco dado a las metáforas. Al contrario que otros libros bíblicos, Ester no cita fuentes ni se ciñe estrictamente a la doctrina hebrea (incluyendo el concepto de Alianza), ni a Dios como fuente esencial de la espiritualidad y de la vida religiosa del pueblo judío (a pesar de ver su actuar de manera implícita). De tal manera que en el libro no aparece el nombre de Dios, caso extraordinario en un libro sagrado para el judaísmo y el cristianismo. Debido a ello, el judaísmo no lo incluye en el cuerpo principal de la Torá, sino que lo preserva como texto físicamente separado de la Ley mosaica. Existen sólo dos libros en la Biblia en donde este hecho se verifica: el Libro de Ester, y el Cantar de los Cantares.[5]

La historia de Ester es un drama, no en el sentido griego (lucha del hombre contra el destino), sino en el hebreo: una historia que muestra la providencia de Dios.

Se cree que los sucesos de Ester tuvieron lugar en los días en que el poderoso imperio persa estaba en su apogeo, y que abarcan unos 18 años del reinado de Asuero (Jerjes I). Ese período, que se extiende hasta alrededor del 475 a. C., está indicado por testimonio de fuentes griegas, persas y babilonias.

El Libro de Ester es tradicionalmente atribuido a Mardoqueo, testigo ocular y uno de los principales protagonistas del relato. Ya para los críticos modernos, el Libro de Ester fue escrito por un judío desconocido, en Susa (Persia) o en Israel, durante el período que va de finales del siglo V a finales del siglo II a. C.. Por su parte, la traducción y adiciones en griego posiblemente se hicieron poco antes del año 114 a. C.[6]

En este libro bíblico se menciona a:

En términos religiosos, el Libro de Ester es más neutral que los demás libros históricos. Sin embargo, así como Judit intentaba probar la intervención de Dios en la victoria judía sobre Asiria, aquí Ester pretende imbuir en los guerreros la confianza en la victoria final del judaísmo gracias a la ayuda de Dios.

Utiliza permanentemente los mecanismos lógicos hebreos: si Dios ama al justo, el justo deberá finalmente triunfar sobre el impío (amonestación de Mardoqueo a Ester: cs. 13-17; comprensión de los personajes de que Dios guía los sucesos: 1:14-16). Además, la acción de Dios siempre opera conforme a su propia Ley.

A excepción del rey Asuero, ninguno de los personajes principales que aparecen en el libro (las dos reinas Vasti y Ester, Mardoqueo, y el ministro Hamán) aparecen en ninguna fuente histórica conocida. Tampoco está documentado ninguno de los hechos que en él se narran, y sí se sabe por el contrario que el Imperio Persa era muy tolerante con las prácticas religiosas de sus pueblos sometidos (la propia Biblia alaba específicamente en varias ocasiones al rey Ciro) y le sería extraño el exterminio de los judíos que Hamán pretendía. Sin embargo, tampoco hay pruebas contundentes que refuten su veracidad, ya que el rey Asuero es reconocido en otras fuentes.

Sobre el tema del género líterario, las opiniones de los especialistas abarcan toda la escala, desde el puro mito a la historia estricta. Numerosos críticos (tal el caso de Johannes Schildenberger, Hermann Gunkel, Otto Eissfeldt , André Barucq, etc.) están a favor de una opinión intermedia, es decir, que el libro contiene elementos históricos mezclados con adornos literarios insertados con mayor o menor generosidad. Las adiciones griegas en particular tienen el aspecto de creaciones literarias. Las inexactitudes históricas y otros rasgos característicos del folklore muestran que el autor no tuvo por finalidad escribir historia en sentido estricto, pero tampoco hay razón para desechar la posibilidad de que exista en ese relato un núcleo histórico; la descripción por lo general precisa de la vida persa apoya esa posibilidad.[6]

En la Biblia católica, la ubicación del Libro de Ester varía según las versiones. Por ejemplo, en la Biblia de Jerusalén,[21]​ y en Torres-Amat se ubica entre el Libro de Judit y I Macabeos, mientras que en la Biblia Latinoamericana se sitúa entre el Libro de las Lamentaciones y el Libro de Tobías.[22]

Entre otras películas, en 1998, Antena 3 televisión de España junto con otras televisiones europeas como la Rai italiana produjeron una película titulada: Ester: la reina de Persia. Estaba dentro de una colección de películas sobre la Biblia que fueron emitiendo en ese año. Esta película fue dirigida por Raffaele Mertes. Guion: Sandy Niemand. Intérpretes: Louise Lombard, F. Murray Abraham, Jürgen Prochnow, Thomas Kretschmann, Ornella Muti, Frank Baker, John Hollis, Umberto Orsini. A continuación se muestra la lista con los filmes que relatan la historia de Ester:

Películas para TV:

Series de TV:





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